[43001] El camino abandonado [43002] Cuando el curso de la civilización toma un giro insospechado, cuando, en lugar del progreso continuo que esperábamos, nos vemos amenazados por males que asociábamos con las pasadas edades de barbarie, culpamos, naturalmente, a cualquiera menos a nosotros mismos. [43003] ¿No hemos trabajado todos de acuerdo con nuestras mejores luces y no han trabajado incesantemente muchas de nuestras finas inteligencias para hacer de éste un mundo mejor? [43004] ¿No se han dirigido todos nuestros esfuerzos y esperanzas hacia una mayor libertad, justicia y prosperidad? [43005] Si el resultado es tan diferente de nuestros propósitos, si en lugar de disfrutar libertad y prosperidad nos enfrentamos con esclavitud y miseria, ¿no es evidente que unas fuerzas siniestras deben haber frustrado nuestras intenciones, que somos las víctimas de alguna potencia maligna, la cual ha de ser vencida antes de reanudar el camino hacia cosas mejores? [43006] Por mucho que podamos disentir cuando señalamos el culpable, séalo el inicuo capitalismo o el espíritu malvado de un particular país, la estupidez de nuestros antepasados o un sistema social no derrumbado por completo, aunque venimos luchando contra él durante medio siglo, todos estamos, o por lo menos lo estábamos hasta hace poco, ciertos de una cosa: que las ideas directoras que durante la ultima generación han ganado a la mayor parte de las gentes de buena voluntad y han determinado los mayores cambios en nuestra vida social no pueden ser falsas. [43007] Estamos dispuestos a aceptar cualquier explicación de la presente crisis de nuestra civilización, excepto una: que el actual estado del mundo pueda proceder de nuestro propio error y que el intento de alcanzar algunos de nuestros más caros ideales haya, al parecer producido resultados que difieren por completo de los esperados. [43008] Mientras todas nuestras energías se dirigen a conducir esta guerra a un final victorioso, resulta a veces difícil recordar que ya antes de la guerra se minaban aquí y se destruían allá los valores por los cuales ahora luchamos. [43009] Aunque de momento los diferentes ideales estén representados por naciones hostiles que luchan por su existencia, es preciso no olvidar que este conflicto ha surgido de una pugna de ideas dentro de lo que, no hace aún mucho, era una civilización europea común; y que las tendencias culminantes en la creación de los sistemas totalitarios no estaban confinadas en los países que a ellos sucumbieron. [43011] Es algo difícil imaginarse ahora a Alemania e Italia, o a Rusia, no como mundos diferentes, sino como productos de una evolución intelectual en la que hemos participado; es más sencillo y confortante pensar, por lo menos en lo que se refiere a nuestros enemigos, que son enteramente diferentes de nosotros y que les ha sucedido lo que aquí no puede acontecer. [43012] Y, sin embargo, la historia de estos países en los años que precedieron al orto del sistema totalitario muestra pocos rasgos que no nos sean familiares. [43013] La pugna externa es el resultado de una transformación del pensamiento europeo, en la que otros avanzaron tanto que la llevaron a un conflicto irreconciliable con nuestros ideales, pero la transformación no ha dejado de afectarnos. [43014] Que un cambio de ideas, y la fuerza de la voluntad humana, han hecho del mundo lo que ahora es, aunque los hombres no previesen los resultados, y que ningún cambio espontáneo en los hechos nos obligaba a amoldar así nuestro pensamiento, es quizá particularmente difícil de ver para un inglés, y ello porque el inglés, afortunadamente para él, marchó en esta evolución a la zaga de la mayor parte de los pueblos europeos. [43015] Todavía consideramos los ideales que nos guían y nos han guiado durante la pasada generación, como ideales que sólo en el futuro han de alcanzarse, y no vemos hasta qué punto han transformado ya en los últimos veinticinco años, no sólo el mundo, sino también Inglaterra. [43016] Todavía creemos que hasta hace muy poco estábamos gobernados por lo que se llamaba vagamente las ideas del siglo XIX o el principio del laissez-faire . [43017] En comparación con algunos otros países, y desde el punto de vista de los impacientes por apresurar el cambio, puede haber alguna justificación para esta creencia. [43018] Pero aunque hasta 1931 Inglaterra sólo había seguido lentamente el sendero por el que otros conducían, también nosotros habíamos avanzado tanto, que únicamente quienes alcanzan con su memoria los años anteriores a la primera guerra saben lo que era un mundo liberal . [43019] El punto decisivo, que las gentes apenas han reconocido todavía, no es ya la magnitud de los cambios ocurridos durante la última generación, sino el hecho de significar una alteración completa en el rumbo de nuestras ideas y nuestro orden social. [43021] Que este movimiento, en el que entramos con tan grandes esperanzas y ambiciones, nos haya abocado al horror totalitario, ha sido un choque tan profundo para nuestra generación, que todavía rehúsa relacionar los dos hechos. [43022] Sin embargo, esta evolución no hace más que confirmar los avisos de los padres de la filosofía liberal que todavía profesamos. [43023] Hemos abandonado progresivamente aquella libertad en materia económica sin la cual jamás existió en el pasado libertad personal ni política. [43024] Aunque algunos de los mayores pensadores políticos del siglo XIX, como De Tocqueville y Lord Acton, nos advirtieron que socialismo significa esclavitud, hemos marchado constantemente en la dirección del socialismo. [43025] Y ahora, cuando vemos surgir ante nuestros ojos una nueva forma de esclavitud, hemos olvidado tan completamente la advertencia, que rara vez se nos ocurre relacionar las dos cosas . [43026] Cuán fuerte es la ruptura, no sólo con el pasado reciente, sino con todo el desarrollo de la civilización occidental, que significa el rumbo moderno hacia el socialismo, se ve con claridad si la consideramos, no solo sobre el fondo del siglo XIX, sino en una perspectiva histórica más amplia. [43027] Estamos abandonando rápidamente, no sólo las ideas de Cobden y Bright, de Adam Smith y Hume e incluso de Locke y Milton, sino una de las características de la civilización occidental tal como se ha desarrollado a partir de sus fundamentos establecidos por el Cristianismo y por Grecia y Roma. [43028] No sólo el liberalismo de los siglos XIX y XVIII, sino el fundamental individualismo que heredamos de Erasmo y Montaigne, de Cicerón y Tácito, Pericles y Tucídides, se han abandonado progresivamente. [43029] El dirigente nazi que describió la revolución nacionalsocialista como un Contrarrenacimiento estaba más en lo cierto de lo que probablemente suponía. [43031] Individualismo es hoy una palabra mal vista, y ha llegado a asociarse con egotismo y egoísmo. [43032] Pero el individualismo del que hablamos, contrariamente al socialismo y las demás formas de colectivismo, no está en conexión necesaria con ellos. [43033] Sólo gradualmente podremos, a lo largo de este libro, aclarar el contraste entre los dos principios opuestos. [43034] Ahora bien, los rasgos esenciales de aquel individualismo que, con elementos aportados por el Cristianismo y la filosofía de la antigüedad clásica, se logró plenamente por vez primera durante el Renacimiento y ha crecido y se ha extendido después en lo que conocemos como civilización occidental europea, son: el respeto por el hombre individual qua hombre, es decir, el reconocimiento de sus propias opiniones y gustos como supremos en su propia esfera por mucho que se estreche ésta, y la creencia en que es deseable que los hombres puedan desarrollar sus propias dotes e inclinaciones individuales. [43035] «Independencia» y «libertad» son palabras tan gastadas por el uso y el abuso, que se duda en emplearlas para expresar los ideales que representaron durante este período. [43036] Tolerancia es quizá la sola palabra que todavía conserva plenamente e significado del principio que durante todo este período floreció, y que sólo en los tiempos recientes ha decaído de nuevo hasta desaparecer por completo con el nacimiento del Estado totalitario. [43037] La transformación gradual de un sistema organizado rígidamente en Jerarquías en otro donde los hombres pudieron, al menos, intentar la forja de su propia vida donde el hombre ganó la oportunidad de conocer y elegir entre diferentes formas de vida, está asociada estrechamente con el desarrollo del comercio. [43038] Desde las ciudades comerciales del norte de Italia, la nueva concepción de la vida se extendió con el comercio hacia el Occidente y el Norte, a través de Francia y el suroeste e Alemania, hasta los Países Bajos y las islas Británicas, enraizando firmemente allí donde un poder político despótico no la sofocó. [43039] En los Países Bajos y en Gran Bretaña disfrutó por largo tiempo su más completo desarrollo y por primera vez logró una oportunidad para crecer libremente y servir de fundamento a la vida política y social de estos países. [43041] Durante todo este moderno período de la historia europea, el desarrollo general de la sociedad se dirige a libertar al individuo de los lazos que le forzaban a seguir las vías de la costumbre o del precepto en la prosecución de sus actividades ordinarias. [43042] El reconocimiento consciente de que los esfuerzos espontáneos y no sometidos a control de los individuos fueran capaces de producir un orden complejo de actividades económicas, sólo pudo surgir cuando aquel desarrollo hubo logrado cierto progreso. [43043] La posterior elaboración de unos argumentos consecuentes en favor de la libertad económica ha sido el resultado de un libre desarrollo de la actividad económica que fue el subproducto espontáneo e imprevisto de la libertad política. [43044] Quizá el mayor resultado del desencadenamiento de las energías individuales fue el maravilloso desarrollo de la ciencia, que siguió los pasos de la libertad individual desde Italia a Inglaterra y más allá. [43045] Que la facultad inventiva del hombre no fue menor en los períodos anteriores, lo demuestra la multitud de ingeniosos juguetes automáticos v otros artificios mecánicos construidos cuando la técnica industrial estaba aún estacionada, y el desarrollo de algunas industrias que, como la minería o la relojería, no estaban sujetas a intervenciones restrictivas. [43046] Pero los escasos intentos para un uso industrial más extenso de las invenciones mecánicas, algunas extraordinariamente avanzadas, fueron pronto cortados, y el deseo de conocimiento quedaba ahogado cuando las opiniones dominantes obligaban a todos: se permitió que las creencias de la gran mayoría sobre lo justo y lo conveniente cerrasen el camino al innovador individual. [43047] Sólo cuando la libertad industrial abrió la vía al libre uso del nuevo conocimiento, sólo cuando todo pudo ser intentado -si se encontraba alguien capaz de sostenerlo a su propio riesgo- y, debe añadirse, no a través de las autoridades oficialmente encargadas del cultivo del saber, la ciencia hizo los progresos que en los últimos ciento cincuenta años han cambiado la faz del mundo. [43048] Como ocurre tantas veces, sus enemigos han percibido más claramente que la mayor parte de sus amigos la naturaleza de nuestra civilización. [43049] «La perenne enfermedad occidental, la rebelión del individuo contra la especie», como un totalitario del siglo XIX, Auguste Comte, caracterizó aquélla, fue precisamente la fuerza que construyó nuestra civilización. [43051] El resultado de este desenvolvimiento sobrepasó todas las previsiones. [43052] Allí donde se derrumbaron las barreras puestas al libre ejercicio del ingenio humano, el hombre se hizo rápidamente capaz de satisfacer nuevos órdenes de deseos. [43053] Y cuando el nivel de vida ascendente condujo al descubrimiento de trazos muy sombríos en la sociedad, trazos que los hombres no estaban ya dispuestos a tolerar más, no hubo probablemente clase que no lograra un beneficio sustancial del general progreso. [43054] No podemos hacer justicia a este asombroso desarrollo si lo medimos por nuestros niveles presentes, que son el resultado de este desarrollo y hacer patentes ahora muchos defectos. [43055] A fin de apreciar lo que significó para quienes en él tomaron parte, tenemos que medirlo por las esperanzas y deseos que los hombres alimentaron en su comienzo. [43056] Y no hay duda que el resultado sobrepasó los más impetuosos sueños del hombre, al comienzo del siglo XX el trabajador había alcanzado en el mundo occidental un grado de desahogo material, seguridad c independencia personal, que difícilmente se hubieran tenido por posibles cien años antes. [43057] Lo que en el futuro se considerará probablemente como el efecto más significativo y trascendental de este triunfo es el nuevo sentimiento de poder sobre el propio destino, la creencia en las ilimitadas posibilidades de mejorar la propia suerte, que los triunfos alcanzados crearon entre los hombres. [43058] Con el triunfo creció la ambición; y el hombre tiene todo el derecho a ser ambicioso. [43059] Lo que fue una promesa estimulante ya no pareció suficiente; el ritmo del progreso se consideró demasiado lento; y los principios que habían hecho posible este progreso en el pasado comenzaron a considerarse más como obstáculos, que urgía suprimir, para un progreso más rápido, que como condiciones para conservar y desarrollar lo ya conseguido. [43061] El principio fundamental, según el cual en la ordenación de nuestros asuntos debemos hacer todo el uso posible de las fuerzas espontáneas de la sociedad y recurrir lo menos que se pueda a la coerción, permite una infinita variedad de aplicaciones. [43062] En particular, hay una diferencia completa entre crear deliberadamente un sistema dentro del cual la competencia opere de la manera más beneficiosa posible y aceptar pasivamente las instituciones tal como son. [43063] Probablemente, nada ha hecho tanto daño a la causa liberal como la rígida insistencia de algunos liberales en ciertas toscas reglas rutinarias, sobre todo en el principio del laissez-faire . [43064] Y, sin embargo, en cierto sentido era necesario e inevitable. [43065] Contra los innumerables intereses que podían mostrar los inmediatos y evidentes beneficios que a algunos les producirían unas medidas particulares, mientras el daño que éstas causaban era mucho más indirecto y difícil de ver, nada, fuera de alguna rígida regla, habría sido eficaz. [43066] Y como se estableció, indudablemente, una fuerte presunción en favor de la libertad industrial, la tentación de presentar ésta como una regla sin excepciones fue siempre demasiado fuerte para resistir a ella. [43067] Pero con esta actitud de muchos divulgadores de la doctrina liberal era casi inevitable que, una vez rota por varios puntos su posición, pronto se derrumbase toda ella. [43068] La posición se debilitó, además, por el forzosamente lento progreso de una política que pretendía la mejora gradual en la estructura institucional de una sociedad libre. [43069] Este progreso dependía del avance de nuestro conocimiento de las fuerzas sociales y las condiciones más favorables para que éstas operasen en la forma deseable. [43071] La actitud del liberal hacia la sociedad es como la del jardinero que cultiva una planta, el cual para crear las condiciones más favorables a su desarrollo, tiene que conocer cuanto le sea posible acerca de su estructura y funciones Ninguna persona sensata debiera haber dudado que las toscas reglas en las que se expresaron los principios de la economía política del siglo XIX eran sólo un comienzo, que teníamos mucho que aprender aún y que todavía quedaban inmensas posibilidades de avance sobre las líneas en que nos movíamos. [43072] Pero este avance sólo podía lograrse en la medida en que ganásemos el dominio intelectual de las fuerzas que habíamos de utilizar. [43073] Existían muchas evidentes tareas, tales como el manejo del sistema monetario, la evitación o el control del monopolio y aun otras muchísimas más, no tan evidentes pero difícilmente menos importantes, que emprender en otros campos, las cuales proporcionaban, sin duda, a los Gobiernos enormes poderes para el bien y para el mal; y era muy razonable esperar que con un mejor conocimiento de los problemas hubiéramos sido capaces algún día de usar con buen éxito estos poderes. [43074] Pero como el progreso hacia lo que se llama comúnmente la acción «positiva» era por fuerza lento, y como, para la mejoría inmediata, el liberalismo tenía que confiar grandemente en el gradual. incremento de la riqueza que la libertad procuraba, hubo de luchar constantemente contra los proyectos que amenazaban este progreso. [43075] Llegó a ser considerado como un credo «negativo», porque apenas podía ofrecer a cada individuo más que una participación en el progreso común; un progreso que cada vez se tuvo más por otorgado y que dejó de reconocerse como el resultado de la política de libertad. [43076] Pudiera incluso decirse que el éxito real del liberalismo fue la causa de su decadencia. [43077] Por razón del éxito ya logrado, el hombre se hizo cada vez más reacio a tolerar los males subsistentes, que ahora se le aparecían, a la vez, como insoportables e innecesarios. [43078] A causa de la creciente impaciencia ante el lento avance de la política liberal, la justa irritación contra los que usaban la fraseología liberal en defensa de privilegios antisociales y la ambición sin límites aparentemente justificada por las mejoras materiales logradas hasta entonces, sucedió que, al caer el siglo, la creencia en los principios básicos del liberalismo se debilitó más y más. [43079] Lo logrado vino a considerarse como una posición segura e imperecedera, adquirida de una vez para siempre. [43081] Se aceptó cada vez más que no podía esperarse un nuevo avance sobre las viejas líneas dentro de la estructura general que hizo posible el anterior progreso, sino mediante una nueva y completa modelación de la sociedad. [43082] No era ya cuestión de ampliar o mejorar el mecanismo existente, sino de raerlo por completo. [43083] Y como la esperanza de la nueva generación vino a centrarse sobre algo completamente nuevo, declinó rápidamente el interés por el funcionamiento de la sociedad existente y la comprensión de su mecanismo; y al declinar el conocimiento sobre el modo de operar el sistema libre, decreció también nuestro saber acerca de qué es lo que de su existencia depende. [43084] Ya en aquel año, en el Dictamen de la Comisión Macmillan , pudo hablarse de "el cambio de perspectiva del Gobierno de este país en los últimos tiempos, su creciente preocupación, con independencia de partido político, acerca de la dirección de la vida del pueblo», y añadía que «el Parlamento se encuentra comprometido crecientemente en una legislación que tiene como finalidad consciente a regulación de los negocios diarios de la comunidad c interviene ahora en cuestiones que antes se habrían considerado completamente fuera de su alcance». [43085] Y esto pudo decirse antes de que aquel mismo año el país, finalmente, se zambullese de cabeza y, en el breve e inglorioso espacio que va de 1931 a 1938, transformarse su sistema económico hasta dejarlo desconocido. [43086] Incluso advertencias mucho más recientes, que han demostrado ser terriblemente ciertas, se olvidaron casi por entero. [43087] No hace treinta años que Mr. Hilaire Belloch, en un libro que explica más de lo que ha sucedido desde entonces en Alemania que la mayoría de las obras escritas después del acontecimiento, expuso que «el efecto de la doctrina socialista sobre la sociedad capitalista consiste en producir una tercera cosa diferente de cualquiera de sus dos progenitores: el Estado de siervos». [43088] El más fatal de estos acontecimientos, preñado de consecuencias todavía no extinguidas, fue la sumisión y destrucción parcial de la burguesía alemana por los príncipes territoriales en los siglos XV y XVI. [43089] La gran utopía [43091] Ha sucedido por su convencimiento de ser cierto lo contrario a lo que aquellos hombres predecían. [43092] Lo extraordinario es que el mismo socialismo que no sólo se consideró primeramente como el ataque más grave contra la libertad, sino que comenzó por ser abiertamente una reacción contra el liberalismo de la Revolución francesa, ganó la aceptación general bajo la bandera de la libertad. [43093] Rara vez se recuerda ahora que el socialismo fue, en sus comienzos, francamente autoritario. [43094] Los escritores franceses que construyeron los fundamentos del socialismo moderno sabían, sin lugar a dudas, que sus ideas sólo podían llevarse a la práctica mediante un fuerte Gobierno dictatorial. [43095] Para ellos el socialismo significaba un intento de «terminar la revolución» con una reorganización deliberada de la sociedad sobre líneas jerárquicas y la imposición de un «poder espiritual» coercitivo. [43096] En lo que a la libertad se refería, los fundadores del socialismo no ocultaban sus intenciones. [43097] Consideraban la libertad de pensamiento como el mal radical de la sociedad del siglo XIX, y el primero de los planificadores modernos, Saint-Simon, incluso anunció que quienes no obedeciesen a sus proyectadas juntas de planificación serían «tratados como un rebaño». [43098] Sólo bajo la influencia de las fuertes corrientes democráticas que precedieron a la revolución de 1848 inició el socialismo su alianza con las fuerzas de la libertad. [43099] Pero el nuevo «socialismo democrático» tuvo que vivir mucho tiempo bajo las sospechas levantadas por sus antecesores. [43101] La democracia extiende la esfera de la libertad individual [decía en 1848]; el socialismo la restringe. [43102] La democracia atribuye todo valor posible al individuo, el socialismo hace de cada hombre un simple agente un simple número. [43103] La democracia y el socialismo sólo tienen en común una palabra: igualdad. [43104] Pero adviértase la diferencia: mientras la democracia aspira a la igualdad en la libertad, el socialismo aspira a la igualdad en la coerción y la servidumbre. [43105] Para aquietar todas las sospechas y uncir a su carro al más fuerte de todos los impulsos políticos, el anhelo de libertad, el socialismo comenzó a hacer un uso creciente de la promesa de una nueva libertad». [43106] El advenimiento del socialismo iba a ser el salto desde el reino de la indigencia al reino de la libertad. [43107] Iba a traer la «libertad económica», sin la cual la ya ganada libertad política «no tenía valor». [43108] Sólo el socialismo era capaz de realizar la consumación de la vieja lucha por la libertad, en la cual el logro de la libertad política fue sólo el primer paso. [43109] El sutil cambio de significado a que fue sometida la palabra libertad para que esta argumentación se recibiese con aplauso es importante. [43111] La nueva libertad prometida era, en cambio, libertad frente a la indigencia, supresión del apremio de las circunstancias, que, inevitablemente, nos limitan a todos el campo de elección, aunque a algunos mucho más que a otros. [43112] Antes de que el hombre pudiera ser verdaderamente libre había que destruir «el despotismo de la indigencia física», había que abolir las «trabas del sistema económico». [43113] En este sentido, la libertad no es más que otro nombre para el poder [43114] o la riqueza. [43115] Y, sin embargo, aunque las promesas de esta nueva libertad se combinaron a menudo con irresponsables promesas de un gran incremento de la riqueza material en una sociedad socialista, no era de una victoria tan absoluta sobre la mezquindad de la naturaleza de donde se esperaba la libertad económica. [43116] A lo que se reducía realmente la promesa era a la desaparición de las grandes disparidades existentes en la capacidad de elección de las diferentes personas. [43117] La aspiración a la nueva libertad era, pues, tan sólo otro nombre para la vieja aspiración a una distribución igualitaria de la riqueza. [43118] Pero el nuevo nombre dio a los socialistas otra palabra en común con los liberales, y aquéllos la explotaron a fondo. [43119] Y aunque la palabra fue usada en diferente sentido por los dos grupos, pocas gentes lo advirtieron, v todavía menos se preguntaron a sí mismas si las dos clases de libertad prometidas podían en realidad combinarse. [43121] Pero esto no haría más que agrandar la tragedia si se probase que lo que se nos prometió como el Camino de la Libertad sería de hecho ~a Vía de la Esclavitud. [43122] Indiscutiblemente, la promesa de una mayor libertad es responsable de haber atraído más v más liberales al camino socialista de cegarlos para el conflicto de principios que existe entre el socialismo y el liberalismo, y de permitir que los socialistas usurpen a menudo el nombre propio del viejo -partido de la libertad. [43123] El socialismo fue abrazado por la mayor parte de los intelectuales como el heredero presunto de la tradición liberal. [43124] No es, pues, de extrañar que para ellos resultase inconcebible la idea de un socialismo conducente a lo opuesto de la libertad. [43125] En los años últimos, sin embargo, los viejos temores acerca de las imprevistas consecuencias del socialismo se han declarado enérgicamente, una vez más, desde los lugares más insospechados. [43126] Observador tras observador, a pesar de las opuestas intenciones con que se acercaban a su tema, se han visto impresionados por la extraordinaria semejanza, en muchos aspectos, entre las condiciones del «fascismo» y el «comunismo». [43127] Mientras los «progresistas», en Inglaterra y en los demás países, se forjaban todavía la ilusión de que comunismo y fascismo representaban los polos opuestos, eran más y máS las personas que comenzaban a preguntarse si estas nuevas tiranías no proceden de las mismas tendencias. [43128] Incluso comunistas han tenido que vacilar un poco ante testimonios tales como el de Mr. [43129] Max Eastman, viejo amigo de Lenin, quien se vio obligado a admitir que, «en vez de ser mejor, el stalinismo es peor que el fascismo, más cruel, bárbaro, injusto, inmoral y antidemocrático, incapaz de redención por una esperanza o un escrúpulo», y que es «mejor describirlo como superfascista»; y cuando vemos que el mismo autor reconoce que «el stalinismo es socialismo, en el sentido de ser el acompañamiento político inevitable, aunque imprevisto, de la nacionalización y la colectivización que ha adoptado como parte de su plan para erigir una sociedad sin clases, su conclusión alcanza claramente un mayor significado. [43131] Eastman es quizá el más notable; pero, sin embargo, no es en modo alguno el primero o el único observador simpatizante del experimento ruso que llega a conclusiones semejantes. [43132] Unos años antes, Mr. [43133] W. H. Chamberlin, que durante doce años como corresponsal norteamericano en Rusia ha visto frustrados todos sus ideales, resume las conclusiones de sus estudios sobre aquel país y sobre Alemania e Italia afirmando que «el socialismo ha demostrado ser ciertamente, por lo menos en sus comienzos, el camino NO de la libertad, sino de la dictadura y las contradictaduras, de la guerra civil de la más feroz especie. [43134] El socialismo logrado y mantenido por medios democráticos parece definitivamente pertenecer al mundo de las utopías». [43135] De modo análogo, un escritor inglés, Mr. [43136] F. A. Voigt, tras muchos años de íntima observación de los acontecimientos en Europa como corresponsal extranjero, concluye que «el marxismo ha llevado al fascismo y al nacionalsocialismo, porque, en todo lo esencial, es fascismo y nacionalsocialismo». [43137] Y el Dr. [43138] Walter Lippmann ha llegado al convencimiento de que la generación a que pertenecemos está aprendiendo por experiencia lo que sucede cuando los hombres retroceden de la libertad a una organización coercitiva de sus asuntos. [43139] Aunque se prometan a sí mismos una vida más abundante en la práctica tienen que renunciar a ello; a medida que aumenta la dirección organizada, la variedad de los fines tiene que dar paso a la uniformidad. [43141] Muchas afirmaciones semejantes de personas en situación de juzgar podrían seleccionarse de las publicaciones de los últimos años, particularmente de aquellos hombres que, como ciudadanos de los países ahora totalitarios, han vivido la transformación y se han visto forzados por su experiencia a revisar muchas de sus creencias más queridas. [43142] Citaremos como un ejemplo más a un escritor alemán, que llega a la misma conclusión, quizá con más exactitud que los anteriormente citados. [43143] El completo colapso de la creencia en que son asequibles la libertad y la igualdad a través del marxismo [escribe Mr. [43144] Peter Drucker], ha forzado a Rusia a recorrer el mismo camino hacia una sociedad no económica, puramente negaTiva, totalitaria, de esclavitud y desigualdad, que Alemana ha seguido. [43145] No es que comunismo y fascismo sean lo mismo en esencia. [43146] El fascismo es el estadio que se alcanza después que el comunismo ha demostrado ser una ilusión, y ha demostrado no ser más que una ilusión, tanto en la Rusia stalinista como en la Alemania anterior a Hitler. [43147] No menos significativa es la historia intelectual de muchos de los dirigentes nazis y fascistas. [43148] Todo el que ha observado el desarrollo de estos movimientos en Italia o Alemania se ha extrañado ante el número de dirigentes, de Mussolini para abajo (y sin excluir a Laval y a Quisling), que empezaron como socialistas y acabaron como fascistas o nazis. [43149] Y lo que es cierto de los dirigentes es todavía más verdad de las filas del movimiento. [43151] Muchos profesores de universidad británicos han visto en la década de 1930 retornar del continente a estudiantes ingleses y americanos que no sabían si eran comunistas o nazis, pero estaban seguros de odiar la civilización liberal occidental. [43152] Es verdad, naturalmente, que en Alemania antes de 1933, y en Italia antes de 1922, los comunistas y los nazis o fascistas chocaban más frecuentemente entre sí que con otros partidos. [43153] Competían los dos por el favor del mismo tipo de mentalidad y reservaban el uno para el otro el odio del herético. [43154] Pero su actuación demostró cuán estrechamente se emparentaban. [43155] Para ambos, el enemigo real, el hombre con quien nada tenían en común y a quien no había esperanza de convencer, era el liberal del viejo tipo. [43156] Mientras para el nazi el comunista, y para el comunista el nazi, y para ambos el socialista, eran reclutas en potencia, hechos de la buena madera aunque obedeciesen a falsos profetas, ambos sabían que no cabía compromiso entre ellos y quienes realmente creen en la libertad individual. [43157] Para que no puedan dudarlo las gentes engañadas por la propaganda oficial de ambos lados, permítaseme citar una opinión más, de una autoridad que no debe ser sospechosa. [43158] En un artículo bajo el significativo título de «El redescubrimiento del liberalismo», el profesor Eduard Heimann, uno de los dirigentes del socialismo religioso germano, escribe: El hitlerismo se proclama a si mismo como, a la vez, la verdadera democracia y el verdadero socialismo, y la terrible verdad es que hay un grano de certeza en estas pretensiones; un grano infinitesimal, ciertamente, pero suficiente de todos modos para dar base a tan fantásticas tergiversaciones. [43159] El hitlerismo llega hasta a reclamar el papel de protector de la Cristiandad, y la verdad terrible es que incluso este gran contrasentido puede hacer alguna impresión. [43161] Debe añadirse que si este odio tuvo pocas ocasiones de manifestarse en la práctica, la causa fue que cuando Hitler llegó al Poder, el liberalismo había muerto virtualmente en Alemania. [43162] Y fue el socialismo quien lo mató. [43163] Si para muchos que han observado de cerca el tránsito del socialismo al fascismo la conexión entre ambos sistemas se ha hecho cada vez más evidente, la mayoría del pueblo británico cree todavía que el socialismo y la libertad pueden combinarse. [43164] No puede dudarse que la mayoría de los socialistas creen aquí todavía profundamente en el ideal liberal de libertad, y retrocederían si llegaran a convencerse de que la realización de su programa significaría la destrucción de la libertad. [43165] Tan escasamente se ha visto el problema, tan fácilmente conviven todavía los ideales más irreconciliables, que aún podemos oír discutidas en serio tales contradicciones en los términos como «socialismo individualista». [43166] Si ésta es la mentalidad que nos arrastra hacia un nuevo mundo, nada puede ser más urgente que un serio examen del significado real de la evolución acontecida en otro lugar. [43167] Aunque nuestras conclusiones no harán más que confirmar los temores que otros han expresado ya, las razones por las que esta evolución no puede considerarse accidental no aparecerán sin un examen algo profundo de los principales aspectos de esta transformación de la vida social. [43168] En tanto la conexión no se haya revelado en todos sus aspectos, pocos serán los que crean que el socialismo democrático, la gran utopía de las últimas generaciones, no es sólo inasequible, sino que el empeño de alcanzarlo produce algo tan sumamente distinto, que pocos de sus partidarios estarían dispuestos a aceptar las consecuencias. [43169] La característica confusión de la libertad con el poder, con la que nos enfrentaremos una y otra vez en esta discusión, es un tema demasiado importante para poder examinarlo aquí por entero. [43171] El defensor más explícito de esta confusión es, cosa significativa, el influyente filósofo del izquierdismo americano, John Dewey, para quien la «libertad es el poder efectivo para hacer cosas determinadas», de manera que «la demanda de libertad es la demanda de poder». [43172] Individualismo y colectivismo [43173] Para poder progresar en nuestro principal problema es menester remontar antes un obstáculo. [43174] Una confusión ha de aclararse, muy responsable del camino por el que somos arrastrados hacia cosas que nadie desea. [43175] Esta confusión concierne nada menos que al propio concepto de socialismo. [43176] Puede éste tan sólo significa, y a menudo se usa para describir, los ideales de justicia social, mayor igualdad y seguridad, que son los fines últimos del socialismo. [43177] Pero significa también el método particular por el que la mayoría de los socialistas espera alcanzar estos fines, y que muchas personas idóneas consideran como el único método por el que pueden plena y prontamente lograrse. [43178] En este sentido, socialismo significa abolición de la empresa privada y de la propiedad privada de los medios de producción y creación de un sistema de «economía planificada», en el cual el empresario que actúa en busca de un beneficio es reemplazado por un organismo central de planificación. [43179] Hay muchas gentes que se llaman a sí mismas socialistas aunque sólo se preocupan de lo primero, que creen fervientemente en estos fines últimos del socialismo, pero que ni comprenden cómo pueden alcanzarse ni les preocupa, y sólo están ciertos de que tienen que alcanzarse cualquiera que sea el precio. [43181] Muchas personas, por otra parte, que valoran los fines últimos del socialismo no menos que los socialistas, se niegan a apoyar al socialismo a causa de los peligros que ven para otros valores en los métodos propugnados por los socialistas. [43182] La discusión sobre el socialismo se ha convertido así principalmente en una discusión sobre los medios y no sobre los fines; aunque vaya envuelta también la cuestión de saber si los diferentes fines del socialismo pueden alcanzarse simultáneamente. [43183] Esto bastaría para crear confusión. [43184] Mas la confusión ha aumentado todavía por la práctica común de negar que quienes rechazan los medios aprecien los fines. [43185] Pero no es esto todo. [43186] Se complica más la situación por el hecho de valer los mismos medios, la «planificación económica», que es el principal instrumento de la reforma socialista, para otras muchas finalidades. [43187] Tenemos que centralizar la dirección de la actividad económica si deseamos conformar la distribución de la renta a las ideas actuales sobre la justicia social. [43188] Propugnan la «planificación», por consiguiente, todos aquellos que demandan que la «producción para el uso» sustituya a la producción para el beneficio. [43189] Pero esta planificación no es menos indispensable si la distribución de la renta ha de regularse de una manera que tengamos por opuesta a la justa. [43191] Puede, quizá, parecer abusivo usar la palabra socialismo para describir SUS métodos y no sus fines, utilizar para un método particular un término que para muchas gentes representa un ideal último. [43192] Es preferible, probablemente, denominar colectivismo a los métodos que pueden usarse para una gran variedad de fines, y considerar al socialismo como una especie de este género. [43193] Con todo aunque para la mayor parte de los socialistas sólo una especie del colectivismo representará el verdadero socialismo, debe tenerse siempre presente que éste es una especie de aquél, y que, por consiguiente, todo lo que es cierto del colectivismo como tal, debe aplicarse también al socialismo. [43194] Casi todas las cuestiones que se discuten entre socialistas y liberales atañen a los métodos comunes a todas las formas del colectivismo y no a los fines particulares a los que desean aplicarlos los socialistas, y todos los resultados que nos ocuparán en este libro proceden de los métodos del colectivismo con independencia de los fines a los que se aplican. [43195] Tampoco debe olvidarse que el socialismo no es sólo la especie más importante, con mucho, del colectivismo o la «planificación, sino lo que ha convencido a las gentes de mentalidad liberal para someterse otra vez a aquella reglamentación de la vida económica que habían derribado porque, en palabras de Adam Smith, ponía a los Gobiernos en tal posición que, para sostenerse, se veían obligados a ser opresores y tiránicos". [43196] Las dificultades ocasionadas por las ambigüedades de los términos políticos corrientes no se eliminan sin embargo, si utilizamos el término colectivismo de modo que incluya todos. los tipos de «economía planificada», cualquiera que sea la finalidad de la planificación. [43197] El significado de este término gana cierta precisión si hacemos constar que para nosotros designa aquella clase de planificación.que es necesaria para realizar cualquier ideal distributivo determinado. [43198] Pero como la idea de la planificación económica centralizada debe en buena parte su atractivo a la gran vaguedad de su significado, es esencial que nos pongamos de acuerdo respecto a su sentido preciso antes de discutir sus consecuencias. [43199] La «planificación» debe en gran parte su popularidad al hecho de desear todo el mundo, por supuesto, que tratemos nuestros problemas comunes tan racionalmente como sea posible y que al hacerlo así obremos con toda la previsión que se nos alcance. [43201] El economista, cuya entera tarea consiste en estudiar cómo proyectan efectivamente sus asuntos los hombres y cómo podrían hacerlo, es la última persona que puede oponerse a la planificación en este sentido general. [43202] Pero no es éste el sentido en que nuestros entusiastas de una sociedad planificada emplean ahora el término, ni tampoco es éste el único sentido en que es preciso planificar si deseamos distribuir la renta o la riqueza con arreglo a algún criterio particular. [43203] De acuerdo con los modernos planificadores, y para sus fines, no basta llamar así a la más permanente y racional estructura, dentro de la cual las diferentes personas conducirían las diversas actividades de acuerdo con sus planes individuales. [43204] Este plan liberal no es, según ellos, un plan; y verdaderamente no es un plan designado para satisfacer puntos de vista particulares acerca de qué es lo que debe tener cada uno. [43205] Lo que nuestros planificadores demandan es la dirección centralizada de toda la actividad económica según un plan único, que determine la «dirección explícita de los recursos de la sociedad para servir a particulares fines por una vía determinada. [43206] La disputa entre los planificadores modernos y sus oponentes no es, por consiguiente, una disputa acerca de si debemos guiarnos por la inteligencia para escoger entre las diversas organizaciones posibles de la sociedad; no es una disputa sobre si debemos actuar con previsión y raciocinio al planear nuestros negocios comunes. [43207] Es una disputa acerca de cual sea la mejor manera de hacerlo La cuestión está en si es mejor para este propósito que el portador del poder coercitivo se limite en general a crear las condiciones bajo las cuales el conocimiento y la iniciativa de los individuos encuentren el mejor campo para que ellos puedan componer de la manera más afortunada sus planes, o si una utilización racional de nuestros recursos requiere la dirección y organización centralizada de todas nuestras actividades, de acuerdo con algún «modelo» construido expresamente. [43208] Los socialistas de todos los partidos se han apropiado el término planificación para la de este último tipo, y hoy se acepta, generalmente en este sentido. [43209] Pero aunque con esto se intenta sugerir que es el solo camino racional para tratar nuestros asuntos, lo cierto es que no se prueba. [43211] Es importante no confundir la oposición contra la planificación de esta clase con una dogmática actitud de laissez-faire . [43212] La argumentación liberal defiende el mejor uso posible de las fuerzas de la competencia como medio para coordinar los esfuerzos humanos, pero no es una argumentación en favor de dejar las cosas tal como están. [43213] Se basa en la convicción de que allí donde pueda crearse una competencia efectiva, ésta es la mejor guía para conducir los esfuerzos individuales. [43214] No niega, antes bien, afirma que, si la competencia ha de actuar con ventaja, requiere una estructura legal cuidadosamente pensada, y que ni las reglas jurídicas del pasado ni las actuales están libres de graves defectos. [43215] Tampoco niega que donde es imposible crear las condiciones necesarias para hacer eficaz la competencia tenemos que acudir a otros métodos en la guía de la actividad económica. [43216] El liberalismo económico se opone, pues, a que la competencia sea suplantada por métodos inferiores para coordinar los esfuerzos individuales. [43217] Y considera superior la competencia, no sólo porque en la mayor parte de las circunstancias es el método más eficiente conocido, sino, más aún, porque es el único método que permite a nuestras actividades ajustarse a las de cada uno de los demás sin intervención coercitiva o arbitraria de la autoridad. [43218] En realidad, uno de los principales argumentos en favor de la competencia estriba en que ésta evita la necesidad de un «control social explícito» y da a los individuos una oportunidad para decidir si las perspectivas de una ocupación particular son suficientes para compensar las desventajas y los riesgos que lleva consigo. [43219] El uso eficaz de la competencia como principio de organización social excluye ciertos tipos de interferencia coercitiva en la vida económica, pero admite otros que a veces pueden ayudar muy considerablemente a su operación e incluso requiere ciertas formas de intervención oficial. [43221] Es necesario, en primer lugar, que las partes presentes en el mercado tengan libertad para vender y comprar a cualquier precio a] cual puedan contratar con alguien, y que todos sean libres para producir, vender y comprar cualquier cosa que se pueda producir o vender. [43222] Y es esencial que el acceso a las diferentes actividades esté abierto a todos en los mismos términos y que la ley no tolere ningún intento de individuos o de grupos para restringir este acceso mediante poderes abiertos o disfrazados. [43223] Cualquier intento de intervenir los precios o las cantidades de unas mercancías en particular priva a la competencia de su facultad para realizar una efectiva coordinación de los esfuerzos individuales, porque las variaciones de los precios dejan de registrar todas las alteraciones importantes de las circunstancias y no suministran ya una guía eficaz para la acción del individuo. [43224] Esto no es necesariamente cierto, sin embargo, de las medidas simplemente restrictivas de los métodos de producción admitidos, en tanto que estas restricciones afecten igualmente a todos los productores potenciales y no se utilicen como una forma indirecta de intervenir los precios y las cantidades. [43225] Aunque todas estas intervenciones sobre los métodos o la producción imponen sobrecostes, es decir, obligan a emplear más recursos para obtener una determinada producción, pueden merecer la pena. [43226] Prohibir el uso de ciertas sustancias venenosas o exigir especiales precauciones para su uso, limitar las horas de trabajo o imponer ciertas disposiciones sanitarias es plenamente compatible con el mantenimiento de la competencia. [43227] La única cuestión está en saber si en cada ocasión particular las ventajas logradas son mayores que los costes sociales que imponen. [43228] Tampoco son incompatibles el mantenimiento de la competencia y un extenso sistema de servicios sociales, en tanto que la organización de estos servicios no se dirija a hacer inefectiva en campos extensos la competencia. [43229] Es lamentable, aunque no difícil de explicar, que se haya prestado en el pasado mucha menos atención a las exigencias positivas para una actuación eficaz del sistema de la competencia que a estos puntos negativos. [43231] No es en modo alguno suficiente que la ley reconozca el principio de la propiedad privada y de la libertad de contrato; mucho depende de la definición precisa del derecho de propiedad, según se aplique a diferentes cosas. [43232] Se ha desatendido, por desgracia, el estudio sistemático de las formas de las instituciones legales que permitirían actuar eficientemente al sistema de la competencia; y pueden aportarse fuertes argumentos para demostrar que las serias deficiencias en este campo, especialmente con respecto a las leyes sobre sociedades anónimas v patentes, no sólo han restado eficacia a la competencia sino que incluso han llevado a su destrucción en muchas esferas . [43233] Hay, por último, ámbitos donde, evidentemente, las disposiciones legales no pueden crear la principal condición en que descansa la utilidad del sistema de la competencia y de la propiedad privada que consiste en que el propietario se beneficie de todos los servicios útiles rendidos por su propiedad y sufra todos los perjuicios que de su uso resulten a otros. [43234] Allí donde, por ejemplo, es imposible hacer que el disfrute de ciertos servicios dependa del pago de un precio, la competencia no producirá estos servicios; y el sistema de los precios resulta igualmente ineficaz cuando el daño causado a otros por ciertos usos de la propiedad no puede efectivamente cargarse al poseedor de ésta. [43235] En todos estos casos hay una diferencia entre las partidas que entran en el cálculo privado y las que afectan al bienestar social, y siempre que esta diferencia se hace considerable hay que encontrar un método, que no es el de la competencia, para ofrecer los servicios en cuestión. [43236] Así, ni la provisión de señales indicadoras en las carreteras, ni, en la mayor parte de las circunstancias, la de las propias carreteras, puede ser pagada por cada usuario individual. [43237] Ni tampoco ciertos efectos perjudiciales de la desforestación, o de algunos métodos de cultivo, o del humo y los ruidos de las fábricas pueden confinarse al poseedor de los bienes en cuestión o a quienes estén dispuestos a someterse al daño a cambio de una compensación concertada. [43238] En estos casos es preciso encontrar algo que sustituya a la regulación por el mecanismo de los precios. [43239] Pero el hecho de tener que recurrir a la regulación directa por la autoridad cuando no pueden crearse las condiciones para la operación adecuada de la competencia, no prueba que deba suprimirse la competencia allí donde puede funcionar. [43241] En ningún sistema que pueda ser defendido racionalmente el Estado carecerá de todo quehacer. [43242] Un eficaz sistema de competencia necesita, tanto como cualquier otro, una estructura legal inteligentemente trazada y ajustada continuamente. [43243] Sólo el requisito más esencial para su buen funcionamiento, la prevención del fraude y el abuso (incluida en éste la explotación de la ignorancia), proporciona un gran objetivo -nunca, sin embargo, plenamente realizado- para actividad legisladora. [43244] La «inevitabilidad» de la planificación [43245] Es un hecho revelador lo escasos que son los planificadores que se contentan con decir que la planificación centralizada es deseable. [43246] La mayor parte afirma que ya no podemos elegir y que las circunstancias nos llevan fuera de nuestra voluntad, a sustituir la competencia por la planificación. [43247] Se cultiva deliberadamente el mito de que nos vemos embarcados en la nueva dirección, no por nuestra propia voluntad, sino porque los cambios tecnológicos, a los que no podemos dar vuelta ni querríamos evitar, han eliminado espontáneamente la competencia. [43248] Rara vez se desarrolla con alguna amplitud este argumento; es una de esas afirmaciones que un escritor toma de otro hasta que, por simple iteración, llega a aceptarse como un hecho establecido. [43249] Y, sin embargo, está desprovisto de fundamento. [43251] De los diversos argumentos empleados para demostrar la inevitabilidad de la planificación, el que con más frecuencia se oye es que los cambios tecnológicos han hecho imposible la competencia en un número constantemente creciente de sectores, y que la única elección que nos queda es: o que los monopolios privados dominen la producción, o que la dirija el Estado. [43252] Esta creencia deriva principalmente de la doctrina marxista sobre la «concentración de la industria», aunque, como tantas ideas marxistas, se la encuentra ahora en muchos círculos que la han recibido de tercera o cuarta mano y no saben de dónde procede. [43253] El hecho histórico del progresivo crecimiento del monopolio durante los últimos cincuenta años y la creciente restricción del campo en que juega la competencia no puede, evidentemente, discutirse; pero, a menudo, se exagera mucho la extensión de este fenómeno. [43254] Lo importante es saber si este proceso es una consecuencia necesaria del progreso de la tecnología, o si se trata simplemente del resultado de la política seguida en casi todos los países. [43255] Veremos ahora que la historia efectiva de esta evolución sugiere con fuerza lo último. [43256] Pero antes debemos considerar hasta qué punto el desarrollo tecnológico moderno es de tal naturaleza que haga inevitable en muchos campos el crecimiento de los monopolios. [43257] La causa tecnológica alegada para el crecimiento del monopolio es la superioridad de la gran empresa sobre la pequeña debido a la mayor eficiencia de los métodos modernos de producción en masa. [43258] Los métodos modernos, se asegura, han creado, en la mayoría de las industrias, condiciones por las cuales la producción de la gran empresa puede aumentarse con costes unitarios decrecientes, y el resultado es que las grandes empresas están superando y expulsando de todas partes a las pequeñas; este proceso seguirá hasta que en cada industria sólo quede una, o, a lo más, unas cuantas empresas gigantes. [43259] Este argumento destaca un efecto que a veces acompaña al progreso tecnológico, pero menosprecia otros que actúan en la dirección opuesta, y recibe poco apoyo de un estudio serio de los hechos. [43261] El más amplio estudio de estos hechos emprendido recientemente es el del « Tempotary National Economic Committee » americano sobre la Concentración del poder económico . [43262] El dictamen final de esta Comisión (que no puede, ciertamente, ser acusada de desmedidas preferencias liberales) concluye que la opinión según la cual la mayor eficiencia de la producción en gran escala es causa de la desaparición de la competencia, encuentra insuficiente apoyo en todos los testimonios disponibles en la actualidad y la detallada monografía que sobre este problema preparó la Comisión resume la respuesta de esta manera: La superior eficiencia de las grandes instalaciones no ha sido demostrada; en muchos campos, no han podido ponerse de manifiesto las ventajas que se supone han destruido la competencia. [43263] Ni tampoco exigen, inevitablemente, el monopolio las economías de escala donde éstas existen... [43264] La dimensión o las dimensiones de eficiencia óptima pueden alcanzarse mucho antes de quedar sometida a tal control la mayor parte de una oferta. [43265] La conclusión de que la ventaja de la producción en gran escala tiene, inevitablemente, que conducir a la abolición de la competencia no puede aceptarse. [43266] Téngase, además, presente que el monopolio es con frecuencia, el producto de factores que no son el menor coste de una mayor dimensión. [43267] Se llega a él mediante confabulaciones, y lo fomenta la política oficial. [43268] Si esas colusiones se invalidan y esta política se invierte, las condiciones de la competencia pueden ser restauradas. [43269] Una investigación de las condiciones en la Gran Bretaña conduciría a resultados muy semejantes. [43271] Confirma enérgicamente esta conclusión el orden histórico en que se ha manifestado en diferentes países el ocaso de la competencia y el crecimiento del monopolio. [43272] Si hubieran sido el resultado del desarrollo tecnológico o un necesario producto de la evolución del «capitalismo», podríamos esperar que apareciesen, primero, en los países de sistema económico más avanzado. [43273] De hecho, aparecieron en primer lugar durante el último tercio del siglo XIX en los que eran entonces países industriales comparativamente jóvenes: Estados Unidos y Alemania. [43274] En esta última, especialmente, que llegó a considerarse como el país modelo de la evolución necesaria del capitalismo, el crecimiento de los cárteles y sindicatos ha sido sistemáticamente muy alimentado desde 1878 por una deliberada política. [43275] No sólo el instrumento de la protección, sino incitaciones directas y, al final, la coacción, emplearon los Gobiernos para favorecer la creación de monopolios con miras a la regulación de los precios y las ventas. [43276] Fue allí donde, con la ayuda del Estado, el primer gran experimento de «planificación científica» y «organización explícita de la industria» condujo a la creación de monopolios gigantescos que se tuvieron por desarrollos inevitables cincuenta años antes de hacerse lo mismo en Gran Bretaña. [43277] Se debe, en gran parte, a la influencia de los teóricos alemanes del socialismo, especialmente Sombart, generalizando ]a experiencia de su país, la extensión con que se aceptó el inevitable desembocar del sistema de competencia en el «capitalismo monopolista». [43278] Que en los Estados Unidos una política altamente proteccionista haya permitido un proceso en cierto modo semejante, pareció confirmar esta generalización. [43279] Como quiera que sea, la evolución de Alemania, más que la de Estados Unidos, llegó a ser considerada como representativa de una tendencia universal; y se convirtió en un lugar común hablar de una «Alemania donde todas las fuerzas políticas y sociales de la civilización moderna habían alcanzado su forma más avanzada» -por citar un reciente ensayo político muy leído. [43281] Si se exceptúan unas cuantas industrias, que habían logrado antes la protección, hace no más que una docena de años la industria británica era, en su conjunto, tan competitiva, quizá, como en cualquier otro tiempo de su historia. [43282] Y aunque en la década de 1920 sufrió agudamente las consecuencias de las incompatibles medidas tomadas respecto a los salarios y el dinero, los años hasta 1929 no resultan desfavorables, comparados con los de la década de 1930, si se atiende a la ocupación y a la actividad general. [43283] Sólo a partir de la transición al proteccionismo y el cambio general en la política económica británica que le acompañó, ha avanzado con una velocidad sorprendente el crecimiento de los monopolios, que ha transformado la industria británica en una medida que, sin embargo, el público apenas ha advertido. [43284] Argumentar que este proceso tiene algo que ver con el progreso tecnológico durante este período, que las necesidades tecnológicas que operaron en Alemania en las décadas de 1880 y 1890 se hicieron sentir en Inglaterra en la de 1930, no es mucho menos absurdo que el pretender, como está implícito en la frase de Mussolini (citada a la cabeza de este capítulo), ¡que Italia tuvo que abolir la libertad individual antes que ningún otro pueblo europeo porque su civilización había largamente sobrepasado a la de los demás países! [43285] En lo que a Inglaterra se refiere, la tesis según la cual el cambio en la opinión y la política no hace sino seguir a un cambio inexorable en los hechos, puede lograr cierta apariencia de verdad precisamente por haber seguido a distancia Inglaterra la evolución intelectual de los demás. [43286] Pudo así argüirse que la organización monopolística de la industria creció, a pesar del hecho de mostrarse todavía la opinión pública en favor de la competencia, pero que los acontecimientos exteriores frustraron esta inclinación. [43287] La verdadera relación entre teoría y práctica se aclara, sin embargo, en cuanto contemplamos el prototipo de esta evolución: Alemania. [43288] No puede dudarse que allí la supresión de la competencia fue cuestión de una política preconcebida, que se emprendió en servicio del ideal que ahora llamamos planificación. [43289] En el progresivo avance hacia una sociedad completamente planificada, los alemanes, y todos los pueblos que están imitando su ejemplo, no hacen más que seguir la ruta que unos pensadores del siglo XIX, en su mayoría alemanes, prepararon con tal fin. [43291] Cuando se afirma que el progreso tecnológico moderno hace inevitable la planificación, puede esto interpretarse de otra manera diferente. [43292] Puede significar que la complejidad de nuestra moderna civilización industrial crea nuevos problemas que no podemos intentar resolver con eficacia si no es mediante la planificación centralizada. [43293] En cierto modo esto es verdad, pero no en el amplio sentido que se pretende. [43294] Es, por ejemplo, un lugar común que muchos de los problemas creados por la ciudad moderna, como muchos otros problemas ocasionados por la apretada contigüidad en el espacio, no pueden resolverse adecuadamente por la competencia. [43295] Pero no son estos problemas, ni tampoco los de los «servicios públicos» y otros semejantes, los que ocupan la mente de quienes invocan la complejidad de la civilización moderna como un argumento en pro de la planificación centralizada. [43296] Lo que, generalmente, sugieren es que la creciente dificultad para obtener una imagen coherente del proceso económico completo hace indispensable que un organismo central coordine las cosas si la vida social no ha de disolverse en el caos. [43297] Este argumento supone desconocer completamente como opera la competencia. [43298] Lejos de ser propia para condiciones relativamente sencillas tan sólo, es la gran complejidad de la división del trabajo en las condiciones modernas lo que hace de la competencia el único método que permite efectuar adecuadamente aquella coordinación. [43299] No habría dificultad para establecer una intervención o planificación eficiente si las condiciones fueran tan sencillas que una sola persona u oficina pudiera atender eficazmente a todos los hechos importantes. [43301] Pero cuando la descentralización es necesaria, surge el problema de la coordinación; una coordinación que deje en libertad a cada organismo por separado para ajustar sus actividades a los hechos que él sólo puede conocer, y, sin embargo, realice un mutuo ajuste de los respectivos planes. [43302] Como la descentralización se ha hecho necesaria porque nadie puede contrapesar conscientemente todas las consideraciones que entran en las decisiones de tantos individuos, la coordinación no puede, evidentemente, efectuarse a través de una intervención explícita , sino tan sólo con medidas que procuren a cada agente la información necesaria para que pueda ajustar con eficacia sus decisiones a las de los demás. [43303] Y como jamás pueden conocerse plenamente todos los detalles de los cambios que afectan de modo constante a las condiciones de la demanda y la oferta de las diferentes mercancías, ni hay centro alguno que pueda recogerlos y difundirlos con rapidez bastante, lo que se precisa es algún instrumento registrador que automáticamente recoja todos los efectos relevantes de las acciones individuales, y cuyas indicaciones sean la resultante de todas estas decisiones individuales y, a la vez, su guía. [43304] Esto es precisamente lo que el sistema de precios realiza en el régimen de competencia y lo que ningún otro sistema puede, ni siquiera como promesa, realizar. [43305] Permite a los empresarios, por la vigilancia del movimiento de un número relativamente pequeño de precios, como un mecánico vigila las manillas de unas cuantas esferas ajustar sus actividades a las de sus compañeros. [43306] Lo importante aquí es que el sistema de precios sólo llenará su función si prevalece la competencia, es decir, si el productor individual tiene que adaptarse él mismo a los cambios de los precios y no puede dominarlos. [43307] Cuanto más complicado es el conjunto, más dependientes nos hacemos de esta división del conocimiento entre individuos, cuyos esfuerzos separados se coordinan por este mecanismo impersonal de transmisión de las informaciones importantes que conocemos por el nombre de sistema de precios. [43308] No hay exageración en decir que si hubiéramos tenido que confiar en una planificación centralizada directa para el desarrollo de nuestro sistema industrial, jamás habría éste alcanzado el grado de diferenciación, complejidad y flexibilidad que logró. [43309] Comparado con esta solución del problema económico mediante la descentralización y la coordinación automática, el método más convincente de dirección centralizada es increíblemente tosco, primitivo y corto en su alcance. [43311] Por ende todo posterior crecimiento de su complejidad, lejos de exigir una dirección centralizada, hace más importante que nunca el uso de una técnica que no dependa de un control explícito. [43312] Existe, sin embargo, otra teoría que relaciona el crecimiento de los monopolios con el progreso tecnológico, y que emplea argumentos opuestos en su mayoría a los que acabamos de considerar; aunque a menudo no se formula con claridad, ha ejercido también considerable influencia. [43313] Afirma, no que la técnica moderna destruya la competencia, sino que, por el contrario, sería imposible utilizar muchas de las nuevas posibilidades tecnológicas, a menos de asegurarlas la protección contra la competencia, es decir, de conferirlas un monopolio. [43314] Este tipo de argumentación no es necesariamente falaz, como quizá sospechará el lector crítico; la respuesta obvia, a saber, que si una nueva técnica es realmente mejor para la satisfacción de nuestras necesidades debe ser capaz de mantenerse contra toda competencia, no abarca todos los casos a que se refiere esta argumentación. [43315] Sin duda, en muchas ocasiones se usa tan sólo como una forma especial de defensa de las partes interesadas. [43316] Pero más a menudo se basa, probablemente, sobre una confusión entre las excelencias técnicas desde un estrecho punto de vista de ingeniería y la conveniencia desde el punto de vista de la sociedad en su conjunto. [43317] Queda, sin embargo, un grupo de casos en que el argumento tiene alguna fuerza. [43318] Es, al menos, concebible, por ejemplo, que la industria automovilística británica podría ofrecer un automóvil más barato y mejor que los usados en los Estados Unidos si a todos en Inglaterra se les obligara a utilizar el mismo tipo de automóvil; o que el uso de la electricidad para todos los fines pudiera resultar más barato que el carbón o el gas si a todos se les obligara a emplear solamente electricidad. [43319] En casos como éstos es, por lo menos, posible que pudiéramos estar todos mejor y prefiriésemos la nueva situación si cupiera elegir; pero nadie individualmente tiene la elección a su alcance, porque la alternativa es que tendríamos que usar todos el mismo automóvil barato (o usar todos solamente electricidad) o podríamos escoger entre las diversas cosas, pero pagando precios mucho más altos por cualquiera de ellas. [43321] Cabe incluso concebir que un día pueda lograrse un nuevo invento, cuya adopción apareciese indiscutiblemente beneficiosa, pero que sólo podría utilizarse si se hiciese que muchos o todos estuvieran dispuestos a aprovecharlo a la vez. [43322] Planificación y democracia [43323] Los rasgos comunes a todos los sistemas colectivistas pueden describirse, con una frase siempre grata a los socialistas de todas las escuelas, como la organización deliberada de los esfuerzos de la sociedad en pro de un objetivo social determinado. [43324] Que nuestra presente sociedad carece de esta dirección «consciente hacia una sola finalidad, que sus actividades se ven guiadas por los caprichos y aficiones de individuos irresponsables,ha sido siempre una de las principales lamentaciones de sus críticos socialistas. [43325] En muchos aspectos esto plantea muy claramente la cuestión fundamental y nos dirige, a la vez, al punto en que surge el conflicto entre libertad individual y colectivismo. [43326] Las diversas clases de colectivismo: comunismo, fascismo, etc., difieren entre sí por la naturaleza del objetivo hacia el cual desean dirigir los esfuerzos de la sociedad. [43327] Pero todas ellas difieren del liberalismo y el individualismo en que aspiran a organizar la sociedad entera y todos sus recursos para esta finalidad unitaria, y porque se niegan a reconocer las esferas autónomas dentro de las cuales son supremos los fines del individuo. [43328] En resumen, son totalitarias en el verdadero sentido de esta nueva palabra que hemos adoptado para describir las inesperadas, pero, sin embargo, inseparables manifestaciones de lo que en teoría llamamos colectivismo. [43329] El «objetivo social» o el designio común», para el que ha de organizarse la sociedad, se describe frecuentemente de un modo vago, como el bien común», o el «bienestar general», o el «interés general». [43331] El bienestar y la felicidad de millones de gentes no pueden medirse con una sola escala de menos y más. [43332] El bienestar de un pueblo, como la felicidad de un hombre, depende de una multitud de cosas que pueden lograrse por una infinita variedad de combinaciones. [43333] No puede expresarse adecuadamente en una finalidad singular, sino tan sólo en una jerarquía de fines, en una amplia escala de valores en la que cada necesidad de cada persona tiene su sitio. [43334] Dirigir todas nuestras actividades de acuerdo con un solo plan, supone que a cada una de nuestras necesidades se le dé su lugar en una ordenación de valores que ha de ser lo bastante completa para permitir la decisión entre todas las diferentes vías que el planificador tiene para elegir. [43335] Supone, en resumen, la existencia de un completo código ético en el que todos los diferentes valores humanos han recibido el sitio debido. [43336] La concepción de un código ético completo no es familiar, y exige un cierto esfuerzo imaginativo para ver lo que envuelve. [43337] No tenemos el hábito de pensar en códigos morales como algo más o menos completo. [43338] El hecho de elegir nosotros constantemente entre diferentes valores sin un código social que nos prescriba cómo debemos elegir, no nos sorprende y no nos sugiere que nuestro código moral sea incompleto. [43339] En nuestra sociedad no hay ni ocasión ni razón para que la gente desarrolle opiniones comunes sobre lo que en cada situación deba hacerse. [43341] En un mundo semejante, pronto encontraríamos que nuestro código moral está lleno de huecos. [43342] No nos ocuparemos aquí de averiguar si convendría disponer de un código ético tan completo. [43343] Sólo indicaremos que, hasta el presente, al desarrollo de la civilización ha acompañado una constante reducción de la esfera en que las acciones individuales están sujetas a reglas fijas. [43344] Las reglas que componen nuestro código moral común han disminuido progresivamente y han tomado un carácter cada vez más general. [43345] Desde el hombre primitivo, que estaba atado a un complicado ritual en casi todas sus actividades diarias, que se veía limitado por innumerables tabús y que apenas podía concebir un hacer algo de manera diferente que sus compañeros, la moral ha tendido, cada vez más, a constituir solamente los límites que circunscriben la esfera dentro de la cual el individuo puede comportarse a su gusto. [43346] La adopción de un código ético común suficientemente extenso para determinar un plan económico unitario significaría una inversión completa de esa tendencia. [43347] Lo esencial para nosotros es que no existe un código ético tan completo. [43348] El intento de dirigir toda la actividad económica de acuerdo con un solo plan alzaría innumerables cuestiones, cuya respuesta sólo podría provenir de una regla moral, pero la ética existente no tiene respuesta para ellas, y cuando la tiene, no hay acuerdo respecto a lo que se deba hacer. [43349] La gente, o no tiene opiniones definidas, o tiene opiniones opuestas sobre estas cuestiones, porque en la sociedad libre en que hemos vivido no ha existido ocasión para pensar sobre ellas y todavía menos para formar una opinión común. [43351] Para nuestro problema es de menor importancia si los fines que son la aspiración de una persona abarcan sólo sus propias necesidades individuales o incluyen las necesidades de sus allegados más cercanos o incluso las de los más distantes es decir, si es egoísta o altruista, en el sentido ordinario de estas palabras. [43352] El hecho trascendental es que al hombre le es imposible abarcar un campo ilimitado, sentir la urgencia de un número ilimitado de necesidades. [43353] Se centre su atención sobre sus propias necesidades físicas o tome con cálido interés el bienestar de cualquier ser humano que conozca, los fines de que puede ocuparse serán tan sólo y siempre una fracción infinitésima de las necesidades de todos los hombres. [43354] Sobre este hecho fundamental descansa la filosofía entera del individualismo. [43355] Este no supone, como se afirma con frecuencia, que el hombre es interesado o egoísta o que deba serlo. [43356] Se limita a partir del hecho indiscutible de que la limitación de nuestras facultades imaginativas sólo permite incluir en nuestra escala de valores un sector de las necesidades de la sociedad entera, y que, hablando estrictamente, como sólo en las mentes individuales pueden existir escalas de valores no hay sino escalas parciales, escalas que son, inevitablemente, diferentes y a menudo contradictorias entre sí. [43357] De esto, el individualista concluye que debe dejarse a cada individuo, dentro de límites definidos, seguir sus propios valores y preferencias antes que los de otro cualquiera, que el sistema de fines del individuo debe ser supremo dentro de estas esferas y no estar sujeto al dictado de los demás. [43358] El reconocimiento del individuo como juez supremo de sus fines, la creencia en que, en lo posible, sus propios fines deben gobernar sus acciones, es lo que constituye la esencia de la posición individualista . [43359] Esta posición no excluye, por lo demás, el reconocimiento de unos fines sociales, o, mejor, de una coincidencia de fines individuales que aconseja a los hombres concertarse para su consecución. [43361] Lo que se llaman «fines sociales» son para ella simplemente fines idénticos de muchos individuos o fines a cuyo logro los individuos están dispuestos a contribuir, en pago de la asistencia que reciben para la satisfacción de sus propios deseos. [43362] La acción común se limita así a los campos en que las gentes concuerdan sobre fines comunes. [43363] Con mucha frecuencia, estos fines comunes no serán fines últimos de los individuos, sino medios que las diferentes personas pueden usar con diversos propósitos. [43364] De hecho, las gentes están más dispuestas a convenir en una acción común cuando el fin común no es un fin último para ellas, sino un medio capaz de servir a una gran variedad de propósitos. [43365] Cuando los individuos se combinan en un esfuerzo conjunto para realizar fines que les son comunes, las organizaciones, como el Estado, que forman con ese propósito reciben sistemas de fines propios y medios propios. [43366] Pero la organización así formada no deja de ser una «persona» entre otras; en el caso del Estado mucho más poderosa que cualquier otra, cierto es, pero también con su esfera separada y limitada, sólo dentro de la cual son supremos sus fines. [43367] Los límites de esta esfera están determinados por la extensión en que los individuos se conciertan sobre fines particulares; y la probabilidad del acuerdo sobre una particular vía de acción decrece necesariamente a medida que se extiende el alcance de esta acción. [43368] Hay ciertas funciones del Estado en cuyo ejercicio se logrará prácticamente la unanimidad entre sus ciudadanos; habrá otras sobre las cuales recaerá el acuerdo de una mayoría importante, y así, sucesivamente, hasta llegar a campos donde, aunque cada individuo desearía que el Estado actuase de alguna manera, habría casi tantas opiniones como personas acerca de lo que el Estado debiera hacer. [43369] Sólo podemos contar con un acuerdo voluntario para guiar la acción del Estado cuando ésta se limita a las esferas en que el acuerdo existe. [43371] Por desgracia, no podemos extender indefinidamente la esfera de la acción común X mantener, sin embargo, la libertad de cada individuo en su propia esfera. [43372] Cuando el sector comunal, en el que el Estado domina todos los medios, llega a sobrepasar una cierta proporción de la totalidad, los efectos de sus acciones dominan el sistema entero. [43373] Si el Estado domina directamente el uso de una gran parte de los recursos disponibles, los efectos de sus decisiones sobre el resto del sistema económico se hacen tan grandes, que indirectamente lo domina casi todo. [43374] Donde, como aconteció, por ejemplo, en Alemania ya desde 1928, las autoridades centrales y locales dominan directamente el uso de más de la mitad de la renta nacional (según una estimación oficial alemana de entonces, el 53 por 100), dominan indirectamente casi la vida económica entera de la nación. [43375] Apenas hay entonces un fin individual que para su logro no dependa de la acción del Estado, v la «escala social de valores» que guía la acción del Estado tiene que abarcar prácticamente todos los fines individuales. [43376] No es difícil ver cuáles serán las consecuencias si la democracia se lanza a una carrera de planificación que en su ejecución requiera más conformidad que la que de hecho existe. [43377] La gente puede ponerse de acuerdo para adoptar un sistema de economía dirigida porque esté convencida de que producirá una gran prosperidad. [43378] En las discusiones que a esta decisión llevasen, el objetivo de la planificación se habría descrito con una expresión tal como el «bienestar común», que no hace sino ocultar la falta de un acuerdo real sobre los fines de la planificación. [43379] El acuerdo sólo existirá de hecho sobre el mecanismo utilizable. [43381] Resultará entonces que el acuerdo sobre la deseabilidad de la planificación no encuentra apoyo en un acuerdo sobre los fines a los que ha de servir el plan. [43382] El efecto del acuerdo general respecto a la adopción de una planificación centralizada, sin un acuerdo sobre sus fines, sería como si un grupo de personas se comprometiesen a pasar un día juntas, sin lograr acuerdo sobre el lugar preferido, con el resultado de que todas se verían forzadas a una excursión que la mayor parte de ellas no desearían en modo alguno. [43383] Uno de los rasgos que más contribuyen a determinar el carácter de un sistema planificado es que la planificación crea un estado de cosas en el que nos es necesario el acuerda sobre un número de cuestiones mucho mayor de lo que es costumbre, y que en un sistema planificado no podemos limitar la acción colectiva a las tareas en que cabe llegar a un acuerdo, sino que nos vemos forzados a llegar a un acuerdo sobre todo, si es que ha de ser posible una acción cualquiera. [43384] Puede suceder que el pueblo haya expresado unánimemente el deseo de que el parlamento prepare un plan económico completo, sin que para ello ni el pueblo ni sus representantes necesiten estar de acuerdo sobre plan alguno en particular. [43385] La incapacidad de las asambleas democráticas para llevar a término lo que parece ser un claro mandato del pueblo causará, inevitablemente, insatisfacción en cuanto a las instituciones democráticas mismas. [43386] Los parlamentos comienzan a ser mirados como ineficaces tertulias, incapaces de realizar las tareas para las que fueron convocados. [43387] Crece el convencimiento de que, si ha de lograrse una planificación eficaz, la dirección tiene que quedar «fuera de la política» y colocarse en manos de expertos, funcionarios permanentes u organismos autónomos. [43388] Los socialistas conocen muy bien la dificultad. [43389] Pronto hará medio siglo que los Webb comenzaron a lamentarse de la creciente incapacidad de la Cámara de los Comunes para cumplir su cometido». [43391] El Gobierno nacional, por lo demás, lo ha admitido en realidad al dar vida a sus medidas económicas y aduaneras. no por un minucioso debate en los Comunes, sino gracias a un extenso sistema de legislación delegada. [43392] Un gobierno laborista creo yo, operaría sobre la base de este amplio precedente. [43393] Reduciría los Comunes a las dos funciones que puede en realidad llenar: el examen de las reclamaciones y la discusión de los principios generales de sus medidas. [43394] Sus leyes tendrían el carácter de fórmulas generales confiriendo amplios poderes a los departamentos ministeriales competentes, y estos poderes serían ejercidos por decretos, a los cuales podrían oponerse los Comunes con un voto de censura. [43395] La necesidad y el valor de la legislación delegada han sido reafirmados con gran fuerza en fecha reciente por la comisión Donoughmore, y su ampliación es inevitable si no ha de hundirse el proceso de socialización bajo los métodos de obstrucción normales sancionados por el actual procedimiento parlamentario. [43396] Y para que quede bien claro que un gobierno socialista no debe dejarse estorbar mucho por el procedimiento democrático, el profesor Laski, al final del mismo artículo, plantea la cuestión de si, en un período de tránsito hacia el socialismo, un gobierno laborista puede arriesgarse a que el resultado de las primeras elecciones generales arruine sus medidas»; y, significativamente, la deja sin respuesta. [43397] Es importante ver con claridad las causas de esta admitida ineficacia de los parlamentos cuando se enfrentan con una administración detallada de los asuntos económicos de la nación. [43398] La falta no está en las personas de los representantes ni en las instituciones parlamentarias en cuanto tales, sino en las contradicciones inherentes a la tarea que se les encomienda. [43399] No se les pide que actúen en lo que puedan estar de acuerdo, sino que lleguen a un acuerdo en todo, a un acuerdo sobre la completa dirección de los recursos nacionales. [43401] Las mayorías se lograrán cuando se trate de una elección entre pocas alternativas pero es una superstición el creer que tiene que existir una opinión mayoritaria sobre todas las cosas. [43402] No hay razón para que deba existir una mayoría dentro de cada una de las diferentes vías posibles de acción positiva si su número forma legión. [43403] Cada miembro de la asamblea legislativa puede preferir, para la dirección de la actividad económica, algún particular plan antes que la falta de plan; mas, para la mayoría, puede no resultar ningún plan preferible a la falta de todo plan. [43404] Tampoco puede lograrse un plan coherente rompiéndolo en partes y votando sobre las cuestiones particulares. [43405] Una asamblea democrática votando y enmendando un plan económico global, artículo por artículo, tal como se delibera sobre un proyecto de ley ordinario, carece de sentido. [43406] Un plan económico, si ha de merecer tal nombre, tiene que responder a una concepción unitaria. [43407] Incluso si el parlamento pudiera, avanzando paso a paso, aprobar un proyecto, éste, al final, no satisfaría a nadie. [43408] Un todo complejo, cuyas partes todas deben ajustarse cuidadosísimamente entre si, no puede lograrse a través de un compromiso entre opiniones contrapuestas. [43409] Redactar un plan económico de esta manera es todavía más imposible que, por ejemplo, planificar con éxito por el procedimiento democrático una campaña militar. [43411] En un libro donde el profesor Laski ha elaborado después estas ideas, expresa aún más claramente su determinación de no consentir a la democracia parlamentaria que forme un obstáculo para la realización del socialismo. [43412] ¡Un gobierno socialista no sólo «tomaría amplios poderes y legislaría bajo ellos por órdenes y decretos» y «suspendería las fórmulas clásicas de la oposición normal», pues, aún más la «continuación del régimen parlamentariO dependería de que [el gobierno laborista] recibiese del partido conservador garantías de no destrozar por derogación su labor transformadora en el caso de una derrota ante las urnas»! [43413] Como el profesor Laski invoca la autoridad de la comisión Donoughmore, puede ser interesante recordar que el profesor Laski fue miembro de aquella comisión y probablemente uno de los autores de su dictamen. [43414] La planificación y el Estado de Derecho [43415] Nada distingue con más claridad las condiciones de un país libre de las que rigen en un país bajo un gobierno arbitrario que la observancia, en aquél, de los grandes principios conocidos bajo la expresión Estado de Derecho. [43416] Despojada de todo su tecnicismo, significa que el Estado está sometido en todas sus acciones a normas fijas y conocidas de antemano; normas que permiten a cada uno prever con suficiente certidumbre cómo usará la autoridad en cada circunstancia sus poderes coercitivos y disponer los propios asuntos individuales sobre la base de este conocimiento . [43417] Aunque este ideal nunca puede alcanzarse plenamente, porque los legisladores, como aquellos a quienes se confía la administración de la ley, son hombres falibles, queda suficientemente clara la cuestión esencial: que debe reducirse todo lo posible la discreción concedida a los órganos ejecutivos dotados de un poder coercitivo. [43418] Aun cuando toda ley restringe hasta cierto punto la libertad individual alterando los medios que la gente puede utilizar en la consecución de sus fines, bajo la supremacía de la ley le está prohibido al Estado paralizar por una acción ad hoc los esfuerzos individuales. [43419] Dentro de las reglas del juego conocidas, el individuo es libre para procurarse sus fines y deseos personales, seguro de que los poderes del Estado no se usarán deliberadamente para frustrar sus esfuerzos. [43421] Bajo el primero, el Estado se limita a fijar normas determinantes de las condiciones bajo las cuales pueden utilizarse los recursos disponibles, dejando a los individuos la decisión sobre los fines para los que serán usados. [43422] Bajo el segundo, el Estado dirige hacia fines determinados el empleo de los medios de producción. [43423] Las normas del primer tipo pueden establecerse de antemano, con el carácter de normas formales que no se dirigen a los deseos y necesidades de ningún individuo en particular. [43424] Pretenden ser tan sólo instrumentos para la consecución de los diversos fines individuales de las gentes. [43425] Y se proyectan, o deben serlo, para tan largos períodos que sea imposible saber si favorecerán a alguien en particular más que a otros. [43426] Pueden casi describirse como un tipo de instrumento de la producción que permite a cualquiera prever la conducta de las gentes con quienes tiene que colaborar, más que como esfuerzos para la satisfacción de necesidades particulares. [43427] La planificación económica de tipo colectivista envuelve necesariamente todo lo opuesto. [43428] La autoridad planificadora no puede confinarse a suministrar oportunidades a personas desconocidas para que éstas hagan de ellas el uso que les parezca. [43429] No puede sujetarse de antemano a normas generales y formales que impidan la arbitrariedad. [43431] Tiene que decidir constantemente sobre cuestiones que no pueden contestarse por principios formales tan sólo, y al tomar estas decisiones tiene que establecer diferencias de mérito entre las necesidades de los diversos individuos. [43432] Cuando el Estado tiene que decidir respecto a cuántos cerdos cebar o cuántos autobuses poner en circulación, qué minas de carbón explotar o a qué precio vender el calzado, estas resoluciones no pueden deducirse de principios formales o establecerse de antemano para largos períodos. [43433] Dependen inevitablemente de las circunstancias del momento, y al tomar estas decisiones será siempre necesario contrapesar entre si los intereses de las diversas personas y grupos. [43434] Al final, las opiniones de alguien decidirán cuáles de estos intereses son más importantes, y estas opiniones pasan así a formar parte de la ley del país: una nueva distinción de jerarquías que el aparato coercitivo del Estado impone al pueblo. [43435] La distinción que hemos empleado entre ley o justicia formal y normas sustantivas es muy importante y a la vez sumamente difícil de expresar con precisión en la práctica. [43436] Y, sin embargo, el principio general que interviene es bastante simple. [43437] La diferencia entre los dos tipos de normas es la misma que existe entre promulgar un código de la circulación u obligar a la gente a circular por un sitio determinado, o mejor todavía, entre suministrar señales indicadoras o determinar la carretera que ha de tomar la gente. [43438] Las normas formales indican de antemano a la gente cuál será la conducta del Estado en cierta clase de situaciones, definidas en términos generales, sin referencia al tiempo, al lugar o a alguien en particular. [43439] Atañen a situaciones típicas en que todos pueden hallarse, y en las cuales la existencia de estas normas será útil para una gran variedad de propósitos individuales. [43441] Las normas formales son así simples instrumentos, en el sentido de proyectarse para que sean útiles a personas anónimas, a los fines para los que estas personas decidan usarlos y en circunstancias que no pueden preverse con detalle. [43442] De hecho, el que no conozcamos sus efectos concretos, que no conozcamos a qué fines particulares ayudarán estas normas o a qué individuos en particular asistirán, el que reciban simplemente la forma en que es más probable que beneficien a todas las personas afectadas por ellas, todo esto constituye la cualidad más importante de las normas formales, en el sentido que aquí hemos dado a esta expresión. [43443] No envuelven una elección entre fines particulares o individuos determinados, precisamente porque no podemos conocer de antemano por quién y de qué manera serán usadas. [43444] En nuestro tiempo, con su pasión por la intervención expresa sobre todas las cosas, puede resultar paradójico reclamar consideración de virtud para un sistema al hecho de conocerse menos en él que bajo la mayor parte de los demás sistemas los efectos particulares de las medidas que el Estado tome, y calificar como superior a un método de intervención social precisamente por nuestra ignorancia acerca de sus resultados concretos. [43445] Y sin embargo, esta consideración es, en realidad, la razón de ser del gran principio liberal del Estado de Derecho. [43446] Pero la aparente paradoja se deshace rápidamente cuando llevamos un poco más lejos la argumentación. [43447] Este argumento es doble, por un lado es económico, y aquí sólo puede formularse brevemente. [43448] El Estado tiene que limitarse a establecer reglas aplicables a tipos generales de situaciones y tiene que conceder libertad a los individuos en todo lo que dependa de las circunstancias de tiempo y lugar, porque sólo los individuos afectados en cada caso pueden conocer plenamente estas circunstancias y adaptar sus acciones a ellas. [43449] Si los individuos han de ser capaces de usar su conocimiento eficazmente para elaborar sus planes, tienen que estar en situación de prever los actos del Estado que pueden afectar a estos planes. [43451] Si, de otra parte, el Estado pretendiese dirigir las acciones individuales para lograr fines particulares, su actuación tendría que decidirse sobre la base de todas las circunstancias del momento, v sería imprevisible. [43452] De aquí el hecho familiar de que, cuanto más «planifica» el Estado, más difícil se le hace al individuo su planificación. [43453] El segundo argumento, moral o político, es aún más directamente importante para la cuestión que se discute. [43454] Si el Estado ha de prever la incidencia.de sus actos esto significa que no puede dejar elección a los afectados. [43455] Allí donde el Estado puede prever exactamente los efectos de las vías de acción alternativas sobre los individuos en particular, es el Estado quien elige entre los diferentes fines. [43456] Si deseamos crear nuevas oportunidades abiertas a todos, ofrecer opciones que la gente pueda usar como quiera, los resultados precisos no pueden ser previstos. [43457] Las normas generales, o leyes genuinas, a diferencia de las órdenes específicas, tienen que proyectarse, pues, para operar en circunstancias que no pueden preverse con detalle, y, por consiguiente, no pueden conocerse de antemano sus efectos sobre cada fin o cada individuo en particular. [43458] Sólo de este modo le es posible al legislador ser imparcial. [43459] Ser imparcial significa no tener respuesta para ciertas cuestiones: para aquella clase de cuestiones sobre las que, si hemos de decidir nosotros, decidimos tirando al aire una moneda. [43461] Allí donde se conocen los efectos precisos de la política del Estado sobre los individuos en particular, donde el Estado se propone directamente estos efectos particulares, no puede menos de conocer esos efectos y no puede, por ende, ser imparcial. [43462] Tiene necesariamente que tomar partido, imponer a la gente sus valoraciones y, en lugar de ayudar a ésta al logro de sus propios fines, elegir por ella los fines. [43463] Cuando al hacer una ley se han previsto sus efectos particulares, aquélla deja de ser un simple instrumento para uso de las gentes y se transforma en un instrumento del legislador sobre el pueblo y para sus propios fines. [43464] El Estado deja de ser una pieza del mecanismo utilitario proyectado para ayudar a los individuos al pleno desarrollo de su personalidad individual y se convierte en una institución «moral»; donde moral» no se usa en contraposición a inmoral, sino para caracterizar a una institución que impone a sus miembros sus propias opiniones sobre todas las cuestiones morales, sean morales o grandemente inmorales estas opiniones. [43465] En este sentido, el nazi u otro Estado colectivista cualquiera es «moral», mientras que el Estado liberal no lo es. [43466] Quizá pueda decirse que todo esto no plantea un problema serio, pues por la naturaleza de las cuestiones sobre las que el planificador económico ha de decidir, éste no necesita guiarse, ni debe hacerlo, por sus prejuicios individuales, sino que debe sujetarse a la general convicción acerca de lo que es justo y razonable. [43467] Esta objeción recibe usualmente apoyo de quienes tienen experiencia sobre la planificación en una industria particular y encuentran que no hay una dificultad insuperable para llegar a una decisión que aceptarían como justa todos los inmediatamente afectados. [43468] La razón por la que esta experiencia no demuestra nada es precisamente la selección de «intereses» afectados cuando la planificación se limita a una industria en particular. [43469] Los más de cerca interesados en una cuestión particular no son necesariamente los mejores jueces sobre los intereses de la sociedad en general. [43471] Por lo general, la pérdida que se reparte entre miles o millones se desprecia simplemente o se considera de manera por completo inadecuada. [43472] Si deseamos poner a prueba la utilidad del principio de lo «justo» para decidir en la clase de cuestiones que surgen en la planificación económica, tenemos que aplicarlo a alguna cuestión donde las ganancias y las pérdidas sean igualmente claras. [43473] En estos casos se reconoce sin dificultad que ningún principio general, tal como el de lo justo, puede proveer una respuesta. [43474] Cuando tenemos que elegir entre sueldos más altos para las enfermeras o los médicos o una mayor extensión de los servicios sanitarios, más leche para los niños o mayores jornales para los trabajadores agrícolas, o entre ocupación para los parados o mejores jornales para los ya ocupados, se necesita para procurar una respuesta nada menos que un sistema completo de valores en que cada necesidad de cada persona o grupo ocupe un lugar definido. [43475] De hecho, a medida que se extiende la planificación se hace normalmente necesario adaptar con referencia a lo que es «justo» o «razonable» un número creciente de disposiciones legales. [43476] Esto significa que se hace cada vez más necesario entregar la decisión del caso concreto a la discreción del juez o de la autoridad correspondiente. [43477] Se podría escribir una historia del ocaso de la supremacía de la ley, de la desaparición del Rechtsstaat siguiendo la introducción progresiva de aquellas vagas fórmulas en la legislación y la jurisprudencia y la creciente arbitrariedad e incertidumbre de las leyes y la judicatura, con su consiguiente degradación, que en estas circunstancias no pueden menos de ser un instrumento de la política. [43478] Es importante señalar una vez más a tal respecto que el ocaso del Estado de Derecho había avanzado constantemente en Alemania durante algún tiempo antes de que Hitler llegara al poder, y que una política muy avanzada hacia la planificación totalitaria había ya realizado gran parte de la obra que Hitler completó. [43479] No puede dudarse que la planificación envuelve necesariamente una discriminación deliberada entre las necesidades particulares de las diversas personas y permite a un hombre hacer lo que a otro se le prohíbe. [43481] Significa de hecho un retorno a la supremacía del status , una inversión del «movimiento de las sociedades progresivas» que, según la famosa frase de Sir Henry Maine, «hasta ahora ha sido un movimiento desde el status hacia el contrato». [43482] Sin duda, el Estado de Derecho debe considerarse probablemente, más que la primacía del contrato, como lo opuesto, en realidad, a la primacía del status . [43483] El Estado de Derecho, en el sentido de primacía de la ley formal, es la ausencia de privilegios legales para unas personas designadas autoritariamente, lo que salvaguarda aquella igualdad ante la ley que es lo opuesto al gobierno arbitrario. [43484] De acuerdo con la clásica exposición de A. V. Dicey, rule of law «significa, en primer lugar, la absoluta supremacía o predominio del derecho común, como oposición al ejercicio del poder arbitrario, y excluye la existencia de arbitrariedades, prerrogativas y hasta de una amplia autoridad discrecional por parte del Estado». [43485] En gran parte como resultado de la obra de Dicey, esta expresión ha adquirido, sin embargo, en Inglaterra, un significado técnico más estrecho, que aquí no nos concierne. [43486] El más amplio y antiguo significado de este concepto de la supremacía o imperio de la ley, que en Inglaterra alcanzó el carácter de una tradición, más tenida por demostrada que discutida, fue objeto de la más completa elaboración en Alemania, precisamente porque levantaba lo que allí eran nuevos problemas, en las discusiones de comienzos del siglo XIX acerca de la naturaleza del Rechtsstaat . [43487] La intervención económica y el totalitarismo [43488] La mayoría de los planificadores que han considerado en serio los aspectos prácticos de su tarea apenas dudan que una economía dirigida tiene que marchar por líneas más o menos dictatoriales. [43489] Una consecuencia de las ideas que fundamentan la planificación central, demasiado evidente para no contar con el asentimiento general, es que el complejo sistema de actividades entrecruzadas, si va a ser dirigido en verdad conscientemente, tiene que serlo por un solo estado mayor de técnicos, y que la responsabilidad y el poder últimos tienen que estar en manos de un general en jefe, cuyas acciones no puedan estorbarse por procedimientos democráticos. [43491] Uno de los más destacados planificadores americanos, Mr.Stuart Chase, nos asegura, por ejemplo, que en una sociedad planificada la «democracia política puede mantenerse si afecta a todo menos a las cuestiones económicas». [43492] A la vez que se nos ofrecen estas seguridades, se nos sugiere corrientemente que cediendo la libertad en los aspectos que son, o deben ser, menos importantes de nuestras vidas, obtendremos mayor libertad para la prosecución de los valores supremos. [43493] Por esta razón, las gentes que aborrecen la idea de una dictadura política claman a menudo por un dictador en el campo económico. [43494] Los argumentos usados apelan a nuestros mejores instintos y a menudo atraen a las mentes más finas. [43495] Si la planificación nos liberase realmente de los cuidados menos importantes y con ello facilitara nuestra vida material y elevara la espiritual, ¿quién querría empequeñecer este ideal? [43496] Si nuestras actividades económicas realmente concernieran sólo a los aspectos inferiores o incluso más sórdidos de la vida, sin duda tendríamos que empeñarnos a toda costa en la busca de un medio que nos relevara de la excesiva atención a los fines materiales y, entregados éstos al cuidado de alguna pieza de la máquina utilitaria, dejase libres nuestras mentes para las cosas más elevadas de la vida. [43497] Por desgracia, la seguridad con que la gente cree que el poder ejercido sobre la vida económica es tan sólo un poder sobre materias de secundaria importancia a lo cual se debe la ligereza con que se recibe la amenaza contra la libertad de nuestros actos económicos, carece completamente de fundamento. [43498] Es en gran parte una consecuencia de la errónea convicción de la existencia de fines estrictamente económicos separados de los restantes fines de la vida. [43499] Pero, aparte del caso patológico del avaro, no hay tal cosa. [43501] Estrictamente hablando, no hay «móvil económico», sino tan sólo factores económicos que condicionan nuestros afanes por otros fines. [43502] Lo que en el lenguaje ordinario se llama equívocamente el móvil económico», sólo significa el deseo de una oportunidad general, el deseo de adquirir poder para el logro de fines no especificados. [43503] Si nos afanamos por el dinero, es porque nos ofrece las más amplias posibilidades de elección en el goce de los frutos de nuestros esfuerzos. [43504] Como en la sociedad moderna sentimos a través de la limitación de nuestros ingresos en dinero las restricciones que nuestra relativa pobreza nos impone todavía, muchos han llegado a odiar al dinero, símbolo de estas restricciones. [43505] Pero esto es confundir la causa con el medio a través del cual se hace sentir una fuerza. [43506] Sería mucho más acertado decir que el dinero es uno de los mayores instrumentos de libertad que jamás haya inventado el hombre. [43507] Es el dinero lo que en la sociedad existente abre un asombroso campo de elección al pobre, un campo mayor que el que no hace muchas generaciones le estaba abierto al rico. [43508] Comprenderíamos mejor la significación de este servicio del dinero si considerásemos lo que realmente supondría que, como muchos socialistas característicamente proponen, el «móvil pecuniario» fuera largamente desplazado por «incentivos no económicos». [43509] Si todas las remuneraciones, en lugar de ser ofrecidas en dinero, se ofrecieran bajo la forma de privilegios o distinciones públicas, situaciones de poder sobre otros hombres, o mejor alojamiento o mejor alimentación, oportunidades para viajar o para educarse, ello no significaría sino que al perceptor no le estaba ya permitido elegir, y que quien fijase la remuneración determinaba no sólo su cuantía, sino también la forma particular en que había de disfrutarse. [43511] En cierto sentido, esto se justifica por entero en una economía de mercado, pero sólo en esa economía libre. [43512] En tanto podamos disponer libremente de nuestros ingresos y de todo lo que poseemos, la pérdida económica sólo nos podrá privar de los que consideremos como menos importantes entre los deseos que podíamos satisfacer. [43513] Una pérdida «simplemente» económica es de tal suerte que podemos hacer recaer sus efectos sobre nuestras necesidades menos importantes; pero cuando decimos que el valor de algo que hemos perdido es mucho mayor que su valor económico, o que no puede estimarse en términos económicos, significa que tenemos que soportar la pérdida allí donde ha recaído. [43514] Y lo mismo sucede con una ganancia económica. [43515] Los cambios económicos, en otras palabras, sólo afectan generalmente al borde, al «margen» de nuestras necesidades. [43516] Hay muchas cosas más importantes que ninguna de las que probablemente serán afectadas por las pérdidas o las ganancias económicas, cosas que para nosotros están muy por encima de los placeres e incluso por encima de muchas de las necesidades da la vida afectadas por las alzas y bajas económicas. [43517] Comparado con ellas, el «inmundo lucro», la cuestión de si estamos económicamente algo mejor o peor, parece de poca importancia. [43518] Esto hace creer a muchas gentes que una cosa que, como la planificación económica, afecta tan sólo a nuestros intereses económicos, no puede interferir seriamente con los valores más fundamentales de la vida. [43519] Esto, sin embargo, es una conclusión errónea. [43521] O, como también podemos decir, porque en la sociedad actual somos nosotros quienes tenemos que resolver los problemas económicos de nuestras propias vidas. [43522] Estar sometidos a control en nuestra actividad económica significa estar siempre controlados si no declaramos nuestro objetivo particular. [43523] Pero como, al declararlo, éste tiene que someterse también a aprobación, en realidad estamos intervenidos en todo. [43524] La cuestión que plantea la planificación económica no consiste, pues, solamente en si podremos satisfacer en la forma preferida por nosotros lo que consideramos nuestras más o menos importantes necesidades. [43525] Está en si seremos nosotros quienes decidamos acerca de lo que es más y lo que es menos importante para nosotros mismos, o si ello será decidido por el planificador. [43526] La planificación económica no afectaría sólo a aquellas de nuestras necesidades marginales que tenemos en la mente cuando hablamos con desprecio de lo simplemente económico. [43527] Significaría de hecho que, como individuos, no nos estaría ya permitido decidir qué es lo que consideramos como marginal. [43528] La autoridad directora de toda la actividad económica intervendría no sólo la parte de nuestras vidas que afecta a las cosas inferiores: intervendría en la asignación de los medios limitados con que contamos para todas nuestras finalidades. [43529] Y quien controla toda la vida económica, controla los medios para todos nuestros fines y, por consiguiente, decide cuáles de éstos han de ser satisfechos y cuáles no. [43531] El control económico no es sólo intervención de un sector de la vida humana que puede separarse del resto; es el control de los medios que sirven a todos nuestros fines, y quien tenga la intervención total de los medios determinará también a qué fines se destinarán, qué valores serán calificados como más altos y cuáles como más bajos: en resumen, qué deberán amar y procurarse los hombres. [43532] La planificación central significa que el problema económico ha de ser resuelto por la comunidad y no por el individuo; pero esto implica que tiene que ser también la comunidad, o, mejor dicho, sus representantes, quienes decidan acerca de la importancia relativa de las diferentes necesidades. [43533] La supuesta liberación económica que los planificadores nos prometen significa precisamente que seremos relevados de la necesidad de resolver nuestros propios problemas económicos, y que las penosas elecciones que éstos a menudo exigen serán hechas para nosotros. [43534] Como, bajo las condiciones modernas, para casi todas las cosas dependemos de los medios que nuestros semejantes nos suministran, la planificación económica exigiría la dirección de casi todo en nuestra vida. [43535] Difícilmente se encontrará un aspecto de ella, desde nuestras necesidades primarias hasta nuestras relaciones con la familia y los amigos, desde la naturaleza de nuestro trabajo hasta el empleo de nuestro ocio, en el que el planificador no ejercería su «intervención expresa» . [43536] El poder del planificador sobre nuestras vidas privadas no sería menos completo si decidiera no ejercerlo por un control directo de nuestro consumo. [43537] Aunque una sociedad planificada tendría probablemente que emplear con cierta extensión el racionamiento y otros expedientes análogos, el poder del planificador sobre nuestras vidas privadas no depende de esto, y difícilmente seria menos efectivo si el consumidor fuera nominalmente libre para gastar sus ingresos conforme a sus gustos. [43538] La fuente de su poder sobre todo el consumo, que en una sociedad planificada poseería la autoridad, radicaría en su control sobre la producción. [43539] Nuestra libertad de elección en una sociedad en régimen de competencia se funda en que, si una persona rehúsa la satisfacción de nuestros deseos, podemos volvernos a otra. [43541] Y una autoridad que dirigiese todo el sistema económico sería el más poderoso monopolista concebible. [43542] Si bien no tendríamos probablemente que temer de esta autoridad que explotase su poder como un monopolista privado lo haría, si bien su propósito no sería presumiblemente la consecución de la máxima ganancia financiera, gozaría, sin embargo, de completo poder para decidir sobre lo que se nos diera y en qué condiciones. [43543] No sólo decidiría las mercancías y servicios disponibles y sus cantidades; podría dirigir su distribución por distritos y grupos y podría, si lo quisiera, discriminar entre personas hasta el grado en que lo pretendiese Si recordamos por qué defiende mucha gente la planificación, ¿podría quedar mucha duda de que este poder sería utilizado para los fines que la autoridad aprobase y para impedir la consecución de los fines que desaprobase? [43544] El poder conferido por el control de la producción y los precios es casi ilimitado. [43545] En una sociedad en régimen de competencia, los precios que tenemos que pagar por una cosa -es decir, la relación en que podemos cambiar una cosa por otra- dependen de las cantidades de aquellas otras cosas de las cuales privamos a los demás miembros de la sociedad por tomar nosotros una. [43546] Este precio no está determinado por la voluntad consciente de nadie. [43547] Y si un camino para la consecución de nuestros fines nos resulta demasiado caro, tenemos libertad para intentar otros caminos. [43548] Los obstáculos en nuestra vía no son obra de alguien que desaprueba nuestros fines, sino la consecuencia de desearse en otra parte los mismos medios. [43549] En una economía dirigida, donde la autoridad vigila los fines pretendidos, es seguro que ésta usaría sus poderes para fomentar algunos fines v para evitar la realización de otros. [43551] Y como la autoridad tendría poder para frustrar todos los esfuerzos encaminados a eludir su guía, casi con tanta eficacia intervendría en lo que consumimos como si directamente nos ordenase la forma de gastar nuestros ingresos. [43552] La voluntad oficial conformaría y «guiaría» nuestras vidas diarias, no sólo en nuestra capacidad de consumidores y aun ni siquiera principalmente en cuanto tales. [43553] Lo haría mucho más en cuanto a nuestra situación como productores. [43554] Estos dos aspectos de nuestra vida no pueden separarse; y como para la mayoría de nosotros el tiempo que dedicamos a nuestro trabajo es una gran parte de nuestra vida entera, y nuestro empleo también determina comúnmente el lugar donde vivimos y la gente entre quien vivimos, cierta libertad en la elección de nuestro trabajo es, probablemente, de mucha mayor importancia para nuestra felicidad que la libertad para gastar durante las horas de ocio nuestros ingresos. [43555] Es cierto, sin duda, que hasta en el mejor de los mundos estaría muy limitada esta libertad. [43556] Pocas gentes han dispuesto jamás de abundantes opciones en cuanto a ocupación. [43557] Pero lo que importa es contar con alguna opción; es que no estemos absolutamente atados a un determinado empleo elegido para nosotros o que elegimos en el pasado, y que si una situación se nos hace verdaderamente intolerable, o ponemos nuestro amor en otra, haya casi siempre un camino para el capacitado, que al precio de algún sacrificio le permita lograr su objetivo. [43558] Nada hace una situación tan insoportable como el saber que ningún esfuerzo nuestro puede cambiarla; y aunque jamás tuviéramos la fuerza de ánimo para hacer el sacrificio necesario, bastaría saber que podríamos escapar si pusiéramos en ello el esfuerzo suficiente, para hacer soportables situaciones que de otro modo son intolerables. [43559] No es esto decir que a tal respecto todo marche a la perfección en nuestro mundo actual, o que marchó así en el pasado más liberal, y que no pueda hacerse mucho para mejorar las oportunidades de elección abiertas a la gente. [43561] Pero lo importante es que la especie de acción oficial que en verdad aumentaría las oportunidades es precisamente casi la opuesta a la «planificación» que ahora más se defiende y practica. [43562] La mayoría de los planificadores, es cierto, prometen que en el nuevo mundo planificado la libre elección de empleo será escrupulosamente mantenida y hasta aumentada. [43563] Pero en esto prometen mucho más que lo que pueden cumplir. [43564] Si quieren planificar tienen que controlar el ingreso en las diferentes actividades y ocupaciones, o las condiciones de remuneración, o ambas cosas. [43565] En casi todos los ejemplos de planificación conocidos, el establecimiento de estas intervenciones y restricciones se contó entre las primeras medidas tomadas. [43566] Y si este control se practicara universalmente v lo ejerciera una sola autoridad planificadora, no se necesita mucha imaginación para ver en qué vendría a parar la «libre elección de empleo» prometida. [43567] La «libertad de elección» sería puramente ficticia, una simple promesa de no practicar discriminación, cuando la naturaleza del caso exige la práctica de la discriminación y cuando todo lo que uno podría esperar sería que la selección se basase sobre lo que la autoridad considerara fundamentos objetivos. [43568] En ninguna parte se ilustra mejor que en el ámbito del cambio exterior la extensión de la intervención sobre la vida entera que confiere el control económico. [43569] A primera vista, nada parece afectar menos a la vida privada que la intervención oficial de las operaciones sobre el cambio exterior, y la mayoría de la gente consideraría su introducción con completa indiferencia. [43571] Es, en efecto, la entrega completa del individuo a la tiranía del Estado, la supresión final de todos los medios de escape; no sólo para el rico, sino para todos. [43572] Cuando el individuo ya no tiene libertad para viajar ya no tiene libertad para comprar libros o periódicos extranjeros; cuando todos los medios de contacto exterior pueden limitarse a los que aprueba la opinión oficial o son considerados por ella como necesarios, el dominio efectivo de la opinión es mucho mayor que el que jamás ejerció ninguno de los gobiernos absolutistas de los siglos XVII y XVIII. [43573] ¿Quién, a quién? [43574] Es significativo que una de las objeciones más comunes contra el sistema de la competencia consiste en decir que es «ciega». [43575] No es inoportuno recordar que para los antiguos la ceguera era un atributo de su diosa de la justicia. [43576] Aunque la competencia y la justicia tengan poco más en común, es un mérito, tanto de la competencia como de la justicia, que no hacen acepción de personas. [43577] El hecho de ser imposible pronosticar quién alcanzará la fortuna o a quién azotará la desgracia, el que los premios y castigos no se repartan conforme a las opiniones de alguien acerca de los méritos o deméritos de las diferentes personas, sino que dependan de la capacidad y la suerte de éstas, tiene tanta importancia como que, al establecer las leyes, no seamos capaces de predecir qué personas en particular ganarán y quiénes perderán con su aplicación. [43578] Y no pierde rigor este hecho porque en la competencia la ocasión y la suerte sean a menudo tan importantes como la destreza y la sagacidad en la determinación del destino de las personas. [43579] Los términos de la elección que nos está abierta no son un sistema en el que todos tendrán lo que merezcan, de acuerdo con algún patrón absoluto y universal de justicia y otro en el que las participaciones individuales están determinadas parcialmente por accidente o buena o mala suerte, sino un sistema en el que es la voluntad de unas cuantas personas la que decide lo que cada uno recibirá, y otro en el que ello depende, por lo menos en parte, de la capacidad y actividad de los interesados y, en parte, de circunstancias imprevisibles. [43581] Hay, pues, un fuerte motivo para reducir esta desigualdad de oportunidades hasta donde las diferencias congénitas lo permitan v en la medida en que sea posible hacerlo sin destruir el carácter impersonal del proceso por el cual cada uno corre su suerte, y los criterios de unas personas sobre lo justo y deseable no predominan sobre los de otras. [43582] El hecho de ser mucho más restringidas, en una sociedad en régimen de competencia, las oportunidades abiertas al pobre que las ofrecidas al rico, no impide que en esta sociedad el pobre tenga mucha más libertad que la persona dotada de un confort material mucho mayor en una sociedad diferente. [43583] Aunque, bajo la competencia, la probabilidad de que un hombre que empieza pobre alcance una gran riqueza es mucho menor que la que tiene el hombre que ha heredado propiedad, no sólo aquél tiene alguna probabilidad, sino que el sistema de competencia es el único donde aquél sólo depende de sí mismo y no de los favores del poderoso, y donde nadie puede impedir que un hombre intente alcanzar dicho resultado. [43584] Sólo porque hemos olvidado lo que significa la falta de libertad, despreciamos a menudo el hecho patente de que, en cualquier sentido real, un mal pagado trabajador no calificado tiene mucha más libertad en Inglaterra para disponer de su vida que muchos pequeños empresarios en Alemania o un mucho mejor pagado ingeniero o gerente en Rusia. [43585] En cuanto a cambiar de quehacer o de lugar de residencia, a profesar ciertas opiniones o gastar su ocio de una particular manera, aunque a veces pueda ser alto el precio que ha de pagar por seguir las propias inclinaciones y a muchos parezca demasiado elevado, no hay impedimentos absolutos, no hay peligros para la seguridad corporal y la libertad que le aten por la fuerza bruta a la tarea y al lugar asignados por un superior. [43586] Es cierto que el ideal de justicia de la mayor parte de los socialistas se satisfaría con abolir tan sólo las rentas privadas procedentes de la propiedad, aunque las diferencias entre las rentas ganadas por las diferentes personas siguieran como ahora . [43587] Lo que estas personas olvidan es que, al transferir al Estado toda la propiedad de los medios de producción, le colocan en una posición en que sus actos determinan, de hecho, todas las demás rentas. [43588] El poder dado así al Estado y la demanda de que el Estado lo utilice para «planificar no significa sino que éste lo use con pleno conocimiento de todos estos efectos. [43589] Creer que el poder así conferido al Estado supone simplemente transferírselo de alguien, es un error. [43591] En tanto que la propiedad esté dividida entre muchos poseedores, ninguno de ellos, actuando independientemente, tiene poder exclusivo para determinar la renta y la posición de alguien en particular; nadie está ligado a él si no es porque él puede ofrecer mejores condiciones que ninguna otra persona. [43592] Nuestra generación ha olvidado que el sistema de la propiedad privada es la más importante garantía de libertad, no sólo para quienes poseen propiedad, sino también, y apenas en menor grado, para quienes no la tienen. [43593] No hay quien tenga poder completo sobre nosotros, y, como individuos, podemos decidir, en lo que hace a nosotros mismos, gracias tan sólo a que el dominio de los medios de producción está dividido entre muchas personas que actúan independientemente. [43594] Si todos los medios de producción estuvieran en una sola mano, fuese nominalmente ]a de la «sociedad» o fuese la de un dictador, quien ejerciese este dominio tendría un poder completo sobre nosotros. [43595] Nadie pondrá seriamente en duda que un miembro de una pequeña minoría racial o religiosa sería más libre sin propiedad, si sus compañeros de comunidad disponían de ella v estaban, por tanto, en condiciones de darle empleo, qué lo sería si se hubiera abolido la propiedad privada y se le hiciese propietario de una participación nominal en la propiedad común. [43596] Y el poder que un multimillonario, que puede ser mi vecino y quizá mi patrono, tiene sobre mí,¿no es mucho menor que el que poseería el más pequeño funcionario que manejase el poder coercitivo del Estado, y a cuya discreción estaría sometida mi manera de vivir o trabajar? [43597] ¿Y quién negará que un mundo donde los ricos son poderosos es, sin embargo, mejor que aquel donde solamente puede adquirir riquezas el que ya es poderoso? [43598] Es patético, pero a la vez alentador, ver a un viejo comunista tan prominente como Mr.Max Eastman redescubrir esta verdad: Me parece evidente ahora [escribe en un reciente artículo] -aunque he tardado, debo decirlo, en llegar a esta conclusión- que la institución de la propiedad privada es una de las principales cosas que han dado al hombre aquella limitada cantidad de libertad e igualdad que Marx esperaba hacer infinita aboliendo esta institución. [43599] Lo extraño es que Marx fue el primero en verlo. [43601] Jamás se le ocurrió, mirando hacia adelante, que si fue así, estas otras libertades pudieran desaparecer con la abolición de la libertad de mercado. [43602] Se dice a veces, en respuesta a estos temores, que no habría motivo para que el planificador determinase las rentas de los individuos. [43603] Las dificultades políticas y sociales que lleva consigo decidir la participación de las diferentes personas en la renta nacional son tan evidentes, que incluso el planificador más inveterado dudaría mucho antes de cargar con esta tarea a cualquier autoridad. [43604] Probablemente, todo el que comprende lo que ello envuelve preferiría confinar la planificación a la producción, usarla sólo para asegurar una «organización racional de la industria», abandonando, en todo lo posible, la distribución de las rentas a las fuerzas impersonales. [43605] Aunque es imposible dirigir la industria sin ejercer alguna influencia sobre la distribución, y aunque ningún planificador desearía entregar enteramente la distribución a las fuerzas del mercado, todos ellos preferirían, probablemente, limitarse a vigilar para que esta distribución se conformase con ciertas reglas generales de equidad y justicia, para que se evitasen desigualdades extremas y para que la relación entre las remuneraciones de las principales clases de la población fuese justa, sin cargar con la responsabilidad de la posición de cada individuo en particular dentro de su clase o de las gradaciones o diferenciaciones entre pequeños grupos y entre individuos. [43606] Ya hemos visto que la estrecha interdependencia de todos los fenómenos económicos hace difícil detener la planificación justamente en el punto deseado, y que, una vez obstruido allende cierto límite el libre juego del mercado, el planificador se verá obligado a extender sus intervenciones hasta que lo abarquen todo. [43607] Estas consideraciones económicas, que explican por qué es imposible parar el control deliberado allí justamente donde se desearía, se ven grandemente reforzadas por ciertas tendencias políticas y sociales cuya influencia se hace sentir crecientemente conforme se extiende la planificación. [43608] A medida que se hace más cierto, y más se reconoce, que la posición del individuo no está determinada por fuerzas impersonales, ni como resultado de los esfuerzos de muchos en competencia, sino por la deliberada decisión de la autoridad, la actitud de las gentes respecto a su posición en el orden social cambia necesariamente. [43609] Siempre existirán desigualdades que parecerán injustas a quienes las padecen, contrariedades que se tendrán por inmerecidas y golpes de la desgracia que quienes los sufren no han merecido. [43611] La desigualdad se soporta, sin duda, mejor y afecta mucho menos a la dignidad de la persona si está determinada por fuerzas impersonales que cuando se debe al designio de alguien. [43612] En una sociedad en régimen de competencia no hay menosprecio para una persona, ni ofensa para su dignidad por ser despedida d una empresa particular que ya no necesita sus servicios o que no puede ofrecerle un mejor empleo. [43613] Cierto es que en los períodos de prolongado paro en masa el efecto sobre muchas personas puede ser muy diferente,pero hay otros y mejores métodos que la dirección centralizada para prevenir esta calamidad. [43614] Mas el paro o la pérdida de renta a que siempre se verá sometido alguien en cualquier sociedad es, sin duda, menos degradante si resulta de la mala suerte y no ha sido impuesto deliberadamente por la autoridad. [43615] Por amargo que sea el trance, lo sería mucho más en una sociedad planificada. [43616] En ella. alguien tendría que decidir no sólo si una persona es necesaria en una determinada ocupación, sino incluso si es útil para algo y hasta qué punto lo es. [43617] Su posición en la vida le sería asignada por alguien. [43618] Si bien la gente estará dispuesta a sufrir lo que a cualquiera le pueda suceder, no estará tan fácilmente dispuesta a sufrir lo que sea el resultado de la decisión de una autoridad. [43619] Será desagradable sentirse un simple diente en una máquina impersonal; pero es infinitamente peor que no podamos abandonarla, que estemos atados a nuestro sitio y a los superiores que han sido escogidos para nosotros. [43621] Una vez el Estado se ha embarcado en la planificación en obsequio a la justicia, no puede rehusar la responsabilidad por la suerte o la posición de cualquier persona. [43622] En una sociedad planificada todos sabríamos que estábamos mejor o peor que otros, no por circunstancias que nadie domina y que es imposible prever con exactitud, sino porque alguna autoridad lo quiso. [43623] Y todos nuestros esfuerzos dirigidos a mejorar nuestra posición tendrían como fin, no el de prever las circunstancias que no podemos dominar y prepararnos para ellas lo mejor que supiéramos, sino el de inclinar en nuestro favor a la autoridad que goza de todo el poder. [43624] La pesadilla de todos los pensadores políticos ingleses del siglo XIX: el Estado en que «ningún camino para la riqueza ni el honor existiría, salvo a través del Gobierno», se convertiría en realidad hasta un grado que ellos jamás hubieran imaginado; pero que hoy es un hecho bastante familiar en algunos países que después entraron en el totalitarismo. [43625] Tan pronto como el Estado toma sobre sí la tarea de planificar la vida económica entera, el problema de la situación que merece cada individuo y grupo se convierte, inevitablemente, en el problema político central. [43626] Como sólo el poder coercitivo del Estado decidirá lo que tendrá cada uno, el único poder que merece la pena será la participación en el ejercicio de este poder directivo. [43627] No habrá cuestiones económicas o sociales que no sean cuestiones políticas, en el sentido de depender exclusivamente su solución de quién sea quien disfruta el poder coercitivo, a quién pertenecen las opiniones que prevalecerán en cada ocasión. [43628] Creo que fue el propio Lenin quien introdujo en Rusia la famosa frase «¿Quién, a quién?», durante los primeros años del dominio soviético, frase en la que el pueblo resumió el problema universal de una sociedad socialista. [43629] ¿Quién planifica a quién? [43631] ¿Quién asigna a los demás su puesto en la vida y quién tendrá lo que es suyo porque otros se lo han adjudicado? [43632] Estas son, necesariamente, las cuestiones esenciales, que sólo podrá decidir el poder supremo. [43633] Más recientemente, un escritor político americano ha ampliado la frase de Lenin afirmando que el problema de todo Estado es: «¿Quién gana?, ¿Qué, cuándo y cómo lo gana?» [43634] En cierto sentido, esto no es falso. [43635] Que todo gobierno influye sobre la posición relativa de las diferentes personas y que apenas hay un aspecto de nuestra vida que, bajo cualquier sistema, no sea afectado por la acción del Estado, es, sin duda, cierto. [43636] En cuanto el Estado hace algo, su acción provoca siempre algún efecto sobre «quién gana» y sobre «qué, cuándo y cómo lo gana . [43637] Es preciso, sin embargo, sentar dos distinciones fundamentales: Primero, pueden disponerse medidas particulares sin saberse cómo afectarán a personas en particular y sin proponerse particulares efectos. [43638] Ya hemos discutido este punto. [43639] Segundo, la amplitud de las actividades del Estado es lo que decide si todo lo que cualquier persona obtiene en cualquier momento depende del Estado, o si la influencia de éste se confina a que algunas personas obtengan algo, de alguna manera, en algún momento. [43641] Ilustra de manera característica el contraste entre un sistema liberal y uno totalmente planificado la común lamentación de nazis y socialistas por las «artificiales separaciones de la economía y la política» y su demanda, igualmente común, del predominio de la política sobre la economía. [43642] Probablemente, estas frases no sólo expresan que ahora les está permitido a las fuerzas económicas trabajar para fines que no forman parte de la política del gobierno, sino también que el poder económico puede usarse con independencia de la dirección del gobierno v para fines que el gobierno puede no aprobar. [43643] Pero la alternativa no es simplemente que haya un solo poder, sino que este poder único, el grupo dirigente, domine todas las finalidades humanas v, en particular, que disponga de un completo poder sobre la posición de cada individuo en la sociedad. [43644] Es probable que sobreestimemos habitualmente la parte que en la desigualdad de las rentas se debe principalmente a los ingresos derivados de la propiedad y por consiguiente la proporción en que se reducirían las mayores desigualdades si las rentas de propiedad se aboliesen. [43645] La escasa información que poseemos acerca de la distribución de las relatas en la Rusia soviética no indican que las desigualdades sean sustancialmente menores que en una sociedad capitalista. [43646] Max Eastman da alguna información procedente de fuentes oficiales rusas que sugiere que la diferencia entre los salarios más altos y los más bajos pagados en Rusia es del mismo orden de magnitud (del orden de 50 a 1) que en los Estados Unidos; y Leon Trotsky según un artículo citado por Tames Burnham estimó no más allá de 1939 que «el 11 o 12 por 100 superior de la población soviética recibe ahora aproximadamente el 50 por 100 de la renta nacional. [43647] Esta diferencia es más aguda que en los Estados Unidos, donde el 10 por 100 más alto de la población recibe aproximadamente el 35 por 100 de la renta nacional». [43648] Seguridad y libertad [43649] Igual que la espuria «libertad económica», y con más justicia, la seguridad económica se presenta a menudo como una indispensable condición de la libertad efectiva. [43651] La independencia de criterio o la energía de carácter rara vez se encuentra entre quienes no confían en abrirse camino por su propio esfuerzo. [43652] Sin embargo, la idea de la seguridad económica no es menos vaga y ambigua que la mayoría de las expresiones sobre estas materias; y por ello la aprobación general que se concede a la demanda de seguridad puede ser un peligro para la libertad. [43653] Evidentemente, cuando la seguridad se entiende en un sentido demasiado absoluto, la general porfía por ella, lejos de acrecentar las oportunidades de libertad, se convierte en su más grave amenaza. [43654] Será bueno contraponer desde un principio las dos clases de seguridad: la limitada, que pueden alcanzar todos y que, por consiguiente, no es un privilegio, sino un legítimo objeto de deseo, y la seguridad absoluta, que en una sociedad libre no pueden lograr todos, y que no debe concederse como un privilegio - excepto en unos cuantos casos especiales, como el de la judicatura, donde una independencia completa es de extraordinaria importancia. [43655] Estas dos clases de seguridad son: la primera, la seguridad contra una privación material grave, la certidumbre de un determinado sustento mínimo para todos, y la segunda, la seguridad de un determinado nivel de vida o de la posición que una persona o grupo disfruta en comparación con otros. [43656] O, dicho brevemente, la seguridad de un ingreso mínimo y la seguridad de aquel ingreso concreto que se supone merecido por una persona. [43657] Veremos ahora que esa distinción coincide ampliamente con la diferencia entre la seguridad que puede procurarse a todos, fuera y como suplemento del sistema de mercado, y la seguridad que sólo puede darse a algunos y sólo mediante el control o la abolición del mercado. [43658] No hay motivo para que una sociedad que ha alcanzado un nivel general de riqueza como el de la nuestra, no pueda garantizar a todos esa primera clase de seguridad sin poner en peligro la libertad general. [43659] Se plantean difíciles cuestiones acerca del nivel preciso que de esa manera debe asegurarse; hay, en particular, la importante cuestión de saber si aquellos que así dependerán de la comunidad deberán gozar indefinidamente de las mismas libertades que los demás . [43661] Por lo demás, hace tiempo que una considerable parte de la población británica ha alcanzado ya esta clase de seguridad. [43662] No existe tampoco razón alguna para que el Estado no asista a los individuos cuando tratan de precaverse de aquellos azares comunes de la vida contra los cuales, por su incertidumbre, pocas personas están en condiciones de hacerlo por sí mismas. [43663] Cuando, como en el caso de la enfermedad y el accidente, ni el deseo de evitar estas calamidades, ni los esfuerzos para vencer sus consecuencias son, por regla general, debilitados por la provisión de una asistencia; cuando, en resumen, se trata de riesgos genuinamente asegurables, los argumentos para que el Estado ayude a organizar un amplio sistema de seguros sociales son muy fuertes. [43664] En estos programas hay muchos puntos de detalle sobre los que estarán en desacuerdo quienes desean preservar el sistema de la competencia y quienes desean sustituirlo por otro diferente, y es posible introducir bajo el nombre de seguros sociales medidas que tiendan a hacer más o menos ineficaz la competencia. [43665] Pero no hay incompatibilidad de principio entre una mayor seguridad, proporcionada de esta manera por el Estado, y el mantenimiento de la libertad individual. [43666] A la misma categoría pertenece también el incremento de seguridad a través de la asistencia concedida por el Estado a las víctimas de calamidades como los terremotos y las inundaciones. [43667] Siempre que una acción común pueda mitigar desastres contra los cuales el individuo ni puede intentar protegerse a sí mismo ni prepararse para sus consecuencias, esta acción común debe, sin duda, emprenderse. [43668] Queda, por último, el problema, de la máxima importancia, de combatir las fluctuaciones generales de la actividad económica y ]as olas recurrentes de paro en masa que las acompañan. [43669] Este es, evidentemente, uno de los más graves y acuciantes problemas de nuestro tiempo. [43671] Muchos economistas esperan que el remedio último se halle en el campo de la política monetaria, que no envolvería nada incompatible incluso con el liberalismo del siglo XIX. [43672] Otros, es cierto, creen que el verdadero éxito sólo puede lograrse con la realización de obras públicas en gran escala emprendidas con la más cuidadosa oportunidad. [43673] Esto llevaría a mucho más serias restricciones de la esfera de la competencia, y al hacer experiencias en esta dirección tendremos que vigilar cuidadosamente nuestros pasos si queremos evitar que toda la actividad económica se haga cada vez más dependiente de la orientación y el volumen del gasto público. [43674] Pero no es éste ni el único ni, en mi opinión, el más prometedor camino que permite afrontar el peligro más grave para la seguridad económica. [43675] En todo caso, los muy necesarios esfuerzos para asegurar protección contra estas fluctuaciones no conducen a aquella clase de planificación que constituye un riesgo tan grande para nuestra libertad. [43676] La planificación con fines de seguridad que tan dañinos efectos ejerce sobre la libertad es la que se dirige a una seguridad de clase muy diferente. [43677] Es la planificación destinada a proteger a individuos o grupos contra unas disminuciones de sus ingresos que, aunque de ninguna manera las merezcan, ocurren diariamente en una sociedad en régimen de competencia, contra unas pérdidas que imponen severos sufrimientos sin justificación moral, pero que son inseparables del sistema de la competencia. [43678] Esta demanda de seguridad es, pues, otra forma de la demanda de una remuneración justa, de una remuneración adecuada a los méritos subjetivos y no a los resultados objetivos de los esfuerzos de un hombre. [43679] Esta clase de seguridad o justicia parece irreconciliable con la libertad de elegir el propio empleo. [43681] Aunque los resultados logrados estarán a menudo en proporción con los esfuerzos e intenciones, no siempre será así, en cualquier forma de sociedad. [43682] En particular, no será cierto en los muchos casos en que la utilidad de alguna industria o especial cualificación se altera por circunstancias que no podían preverse. [43683] Todos conocemos la trágica situación de los hombres muy especializados, cuya destreza, de difícil aprendizaje, ha perdido repentinamente su valor por causa de algún invento que beneficia grandemente al resto de la sociedad. [43684] La historia de los últimos cien años está llena de hechos de esta clase, algunos de los cuales afectaron a la vez a cientos de miles de personas. [43685] Ofende indudablemente a nuestro sentido de justicia el que alguien tenga que sufrir una gran disminución de sus ingresos y el amargo fracaso de todas sus esperanzas sin cometer por su parte ninguna falta y a pesar de un trabajo difícil y de excepcional destreza. [43686] Las demandas de ayuda del Estado de quienes así sufren, a fin de salvaguardar sus legítimas aspiraciones, reciben, sin duda, la simpatía y el apoyo popular. [43687] La aprobación general de estas demandas ha tenido por efecto que el Estado interviniera en todas partes, no sólo para proteger a las personas así amenazadas de duros sufrimientos y privaciones, sino para asegurarlas la percepción continuada de sus antiguos ingresos y guarecerlas de las vicisitudes del mercado. [43688] No puede, sin embargo, darse a todos la certidumbre de unos determinados ingresos si ha de concederse alguna libertad a cada cual para que elija su ocupación. [43689] Y si se procura a algunos esta certidumbre, se convierte en un privilegio a costa de los demás, cuya seguridad disminuye con eso necesariamente. [43691] Y, sin embargo, aunque esta garantía general de las legítimas esperanzas se considera frecuentemente como el ideal pretendido, no es cosa que en serio se haya intentado. [43692] Lo que constantemente se hace es conceder esta clase de seguridad de manera fragmentaria, a este grupo o al otro, con el resultado de aumentar constantemente la inseguridad de quienes quedaron abandonados a su suerte. [43693] No es maravilla que, en consecuencia, el valor atribuido al privilegio de la seguridad aumente constantemente y que su demanda sea cada vez más apremiante, hasta llegarse a que ningún precio, ni siquiera el de la libertad, parezca demasiado alto. [43694] Si quienes ven reducida la utilidad de sus esfuerzos por circunstancias que no pueden ni prever ni dominar fueran protegidos contra las pérdidas inmerecidas, y si a quienes ven aumentada su utilidad social se les prohibiera, a su vez, conseguir una ganancia inmerecida, la remuneración dejaría en seguida de mantener una relación con la utilidad efectiva. [43695] Dependería de las opiniones sostenidas por alguna autoridad acerca de lo que una persona debía haber hecho, de lo que debía haber previsto y de la bondad o maldad de sus intenciones. [43696] Decisiones tales no podrían menos de ser arbitrarias en gran medida. [43697] La aplicación de este principio llevaría necesariamente a que gentes que hiciesen el mismo trabajo recibiesen remuneraciones distintas. [43698] Las diferencias de remuneración no serían ya un impulso adecuado para que las gentes realizasen los cambios socialmente deseables, y ni siquiera seria posible a los individuos afectados juzgar si un cambio particular merece las perturbaciones que causa. [43699] Pero si los cambios en la distribución de los empleos entre las personas, que son constantemente necesarios en toda sociedad, no pueden ya provocarse mediante «premios» y castigos» pecuniarios (que no están en necesaria conexión con los méritos subjetivos), tendrán que realizarse por órdenes directas. [43701] Como no es ella quien logra la ganancia o sufre la pérdida dependiente de que cambie o no cambie de puesto, la elección tiene que hacerla para ella quien gobierne la distribución de la renta disponible. [43702] El problema del incentivo adecuado, que aquí surge, se discute generalmente como si fuera sobre todo un problema de buena voluntad de la gente. [43703] Pero esto, aunque importante, no es todo el problema, y ni siquiera su más importante aspecto. [43704] No es sólo que si deseamos que las gentes pongan de su parte todo lo posible hemos de hacer que les merezca la pena a ellas. [43705] Lo más importante es que, si deseamos dejarles la elección a ellas, si han de poder juzgar sobre lo que deben hacer, es preciso darles algún metro fácilmente inteligible, con el que midan la importancia social de las diferentes ocupaciones. [43706] Ni con la mejor voluntad del mundo seria posible a cualquiera elegir inteligentemente entre las diversas alternativas si las ventajas que se le ofrecieran no presentasen ninguna relación con su utilidad social. [43707] Para saber si, como resultado de una alteración de las circunstancias, un hombre debe dejar un oficio y un ambiente que se le han hecho gratos y cambiarlos por otros, es necesario que la variación del valor relativo de estas ocupaciones para la sociedad encuentre expresión en las remuneraciones que se le ofrecen. [43708] El problema es, sin duda, todavía mucho más importante porque, tal como es el mundo, los hombres no están dispuestos de hecho a entregarse a algo durante largos períodos si no van en ello directamente envueltos sus propios intereses. [43709] Multitud de personas, al menos, necesitan alguna presión externa para entregar a algo todo su esfuerzo. [43711] La aplicación de la técnica de la ingeniería a una nación entera -y esto es lo que la planificación significa- «plantea problemas de disciplina difíciles de resolver», como ha expresado acertadamente un ingeniero americano con gran experiencia en la planificación oficial, que ha visto con claridad el problema. [43712] La ejecución de una tarea de ingeniería, [explica], exige la existencia de un área externa relativamente amplia de actividad económica no planificada. [43713] Tiene que haber un lugar donde buscar los trabajadores, y cuando se despida a un obrero, éste tiene que desaparecer del trabajo y de la nómina A falta de semejante depósito libre, sólo mediante el castigo corporal, como en el trabajo de los esclavos, puede mantenerse la disciplina. [43714] En la esfera del trabajo directivo, el problema de las sanciones por negligencia surge en una forma diferente, pero no menos seria. [43715] Con acierto se ha dicho que mientras el último resorte de una economía en régimen de competencia es el alguacil, la sanción última en una economía planificada es el verdugo. [43716] Los poderes otorgados al director de cada empresa tendrían que ser considerables en todo caso. [43717] Pero en un sistema planificado la posición y los ingresos del director no pueden solamente depender, como no dependen los del obrero, del éxito o el fracaso del trabajo que dirige. [43718] Como ni el riesgo ni la ganancia son suyos, no puede ser su juicio personal lo que decida, sino que tendrá que hacer lo que le corresponda de acuerdo con alguna norma establecida. [43719] Un error que él «debía» haber evitado no es ya cuenta suya, sino un crimen contra la comunidad, y como tal debe tratarse. [43721] Puede estar económicamente seguro en tanto satisfaga a sus superiores; pero compra esta seguridad al precio de la garantía de la libertad y la vida. [43722] Si la simple ciudadanía de un país otorga el derecho a un nivel de vida más elevado que en cualquier otro, surgen también serios problemas en las relaciones internacionales, que no deben descartarse con demasiada ligereza. [43723] Sugerencias muy interesantes para mitigar estos sufrimientos, dentro de una sociedad liberal, ha presentado recientemente el profesor W H Hutt en un libro que merece un estudio cuidadoso [43724] Por qué los peores se colocan a la cabeza [43725] Tenemos que examinar ahora una creencia de la que obtienen consuelo muchos que consideran inevitable el advenimiento del totalitarismo y que debilita seriamente la resistencia de otros muchos que se opondrían a él con toda su fuerza si aprehendieran plenamente su naturaleza. [43726] Es el creer que los rasgos más repulsivos de los regímenes totalitarios se deben al accidente histórico de haberlos establecido grupos de guardias negras y criminales. [43727] Seguramente se arguye, si la creación del régimen totalitario en Alemania elevó al poder a los Streichers y Killingers, los Leys y Heines, los Himmlers y Heidrichs, ello puede probar la depravación del carácter alemán, pero no que la subida de estas gentes sea la necesaria consecuencia de un sistema totalitario. [43728] ¿Es que el mismo tipo de sistema, si fuera necesario para lograr fines importantes, no podrían instaurarlo gentes decentes, para bien de la comunidad en general? [43729] No vamos a engañarnos a nosotros mismos creyendo que todas las personas honradas tienen que ser demócratas o es forzoso que aspiren a una partición en el gobierno. [43731] Aunque pueda ser una imprudencia, no hay nada malo ni deshonroso en aprobar una dictadura de los buenos. [43732] El totalitarismo, podemos ya oír, es un poderoso sistema lo mismo para el bien que para el mal, y el propósito que guíe su uso depende enteramente de los dictadores. [43733] Y quienes piensan que no es el sistema lo que debemos temer, sino el peligro de que caiga en manos de gente perversa, pueden incluso verse tentados a conjurar este peligro procurando que un hombre honrado se adelante a establecerlo. [43734] Sin duda, un sistema fascista inglés diferiría muchísimo de los modelos italiano o alemán; sin duda, si la transición se efectuara sin violencia, podríamos esperar que surgiese un tipo mejor de dirigente. [43735] Y si yo tuviera que vivir bajo un sistema fascista, sin ninguna duda preferiría vivir bajo uno instaurado por ingleses que bajo el establecido por otros hombres cualquiera. [43736] Sin embargo, todo esto no significa que, juzgado por nuestros criterios actuales, un sistema fascista británico resultase, en definitiva, ser muy diferente o mucho menos intolerable que sus prototipos. [43737] Hay fuertes razones para creer que los que nos parecen los rasgos peores de los sistemas totalitarios existentes no son subproductos accidentales , sino fenómenos que el totalitarismo tiene que producir por fuerza más temprano o más tarde. [43738] De la misma manera que el gobernante democrático que se dispone a planificar la vida económica tendrá pronto que enfrentarse con la alternativa de asumir poderes dictatoriales o abandonar sus planes, así el dictador totalitario pronto tendrá que elegir entre prescindir de la moral ordinaria i fracasar. [43739] Esta es la razón de que los faltos de escrúpulos y los aventureros tengan más probabilidades de éxito en una sociedad que tiende hacia el totalitarismo. [43741] Las «bases morales del colectivismo» se han discutido mucho en el pasado naturalmente; pero lo que nos importa aquí no son sus bases, sino sus resultados morales. [43742] Las discusiones corrientes sobre los aspectos éticos del colectivismo o bien se refieren a si el colectivismo es reclamado por las convicciones morales del presente o bien analizan qué convicciones morales se requerirían para que el colectivismo produjese los resultados esperados. [43743] Nuestra cuestión, empero, estriba en saber qué criterios morales producirá una organización colectivista de la sociedad, o qué criterios imperarán probablemente en ella. [43744] La interacción de moral social e instituciones puede muy bien tener por efecto que la ética producida por el colectivismo sea por completo diferente de los ideales morales que condujeron a reclamar un sistema colectivista. [43745] Aunque estemos dispuestos a pensar que, cuando la aspiración a un sistema colectivista surge de elevados motivos morales, este sistema tiene que ser la cuna de las más altas virtudes, la verdad es que no hay razón rara que un sistema realce necesariamente aquellas cualidades que sirven al propósito para el que fue creado los criterios morales dominantes dependerán, en parte, de las características que conducirán a los individuos al éxito en un sistema colectivista o totalitario, y en parte, de las exigencias de la máquina totalitaria. [43746] Tenemos que retornar por un momento a la etapa que precede a la supresión de las instituciones democráticas y a la creación de un régimen totalitario. [43747] En este punto la general demanda de acción resuelta y diligente por parte del Estado es el elemento dominante en la situación, y el disgusto por la lenta y embarazosa marcha del procedimiento democrático convierte la acción por la acción en objetivo. [43748] Entonces, el hombre o el partido que parece lo bastante fuerte y resuelto para «hacer marchar las cosas» es quien ejerce la mayor atracción. [43749] «Fuerte» en este sentido, no significa sólo una mayoría numérica es la ineficacia de las mayorías parlamentarias lo que tiene disgustada a la gente. [43751] Entonces surge el nuevo tipo de partido, organizado sobre líneas militares. [43752] En los países de Europa central, los partidos socialistas habían familiarizado a las masas con las organizaciones políticas de carácter paramilitar encaminadas a absorber lo más posible de la vida privada de sus miembros. [43753] Todo lo que se necesitaba para dar a un grupo un poder abrumador era llevar algo más lejos el mismo principio, buscar la fuerza, no en los votos seguros de masas ingentes en ocasionales elecciones, sino en el apoyo absoluto y sin reservas de un cuerpo menor, pero perfectamente organizado. [43754] La probabilidad de imponer un régimen totalitario a un pueblo entero recae en el líder que primero reúna en derredor suyo un grupo dispuesto voluntariamente a someterse a aquella disciplina totalitaria que luego impondrá por la fuerza al resto. [43755] Aunque los partidos socialistas tenían poder para lograrlo todo si hubieran querido hacer uso de la fuerza, se resistieron a hacerlo. [43756] Se habían impuesto a sí mismos, sin saberlo, una tarea que sólo el cruel, dispuesto a despreciar las barreras de la moral admitida, puede ejecutar. [43757] Por lo demás, muchos reformadores sociales del pasado sabían por experiencia que el socialismo sólo puede llevarse a la práctica por métodos que desaprueban la mayor parte de los socialistas. [43758] Los viejos partidos socialistas se vieron detenidos por sus ideales democráticos; no poseían la falta de escrúpulos necesaria para llevar a cabo ]a tarea elegida. [43759] Es característico que, tanto en Alemania como en Italia, al éxito del fascismo precedió la negativa de los partidos socialistas a asumir las responsabilidades de] gobierno. [43761] Confiaban todavía en el milagro de una mayoría concorde sobre un plan particular para la organización de la sociedad entera. [43762] Pero otros habían aprendido ya la lección, y sabían que en una sociedad planificada la cuestión no podía seguir consistiendo en determinar qué aprobaría una mayoría, sino en hallar el mayor grupo cuyos miembros concordasen suficientemente para permitir una dirección unificada de todos los asuntos; o, de no existir un grupo lo bastante amplio para imponer sus criterios, en cómo crearlo y quién lo lograría. [43763] Hay tres razones principales para que semejante grupo, numeroso y fuerte, con opiniones bastante homogéneas, no lo formen, probablemente, los mejores, sino los peores elementos de cualquier sociedad. [43764] Con relación a nuestros criterios, los principios sobre los que podrá seleccionarse un grupo tal serán casi enteramente negativos. [43765] En primer lugar, es probablemente cierto que, en general, cuanto más se eleva la educación y la inteligencia de los individuos, más se diferencian sus opiniones y sus gustos y menos probable es que lleguen a un acuerdo sobre una particular jerarquía de valores. [43766] Corolario de esto es que si deseamos un alto grado de uniformidad y semejanza de puntos de vista, tenemos que descender a las regiones de principios morales e intelectuales más bajos, donde prevalecen los más primitivos y «comunes» instintos y gustos. [43767] Esto no significa que la mayoría de la gente tenga un bajo nivel moral; significa simplemente que el grupo más amplio cuyos valores son muy semejantes es el que forman las gentes de nivel bajo. [43768] Es, como si dijéramos, el mínimo común denominador lo que reúne el mayor número de personas. [43769] Si se necesita un grupo numeroso lo bastante fuerte para imponer a todos los demás sus criterios sobre los valores de la vida, no lo formarán jamás los de gustos altamente diferenciados X desarrollados; sólo quienes constituyen la «masa», en el sentido peyorativo de este término, los menos originales e independientes, podrán arrojar el peso de su número en favor de sus ideales particulares. [43771] Tendrá que aumentar el número, convirtiendo más gentes al mismo credo sencillo. [43772] Entra aquí el segundo principio negativo de selección: será capaz de obtener el apoyo de todos los dóciles y crédulos, que no tienen firmes convicciones propias, sino que están dispuestos S aceptar un sistema de valores confeccionado si se machaca en sus orejas con suficiente fuerza y frecuencia. [43773] Serán los de ideas vagas e imperfectamente formadas, los fácilmente modelables, los de pasiones y emociones prontas a levantarse, quienes engrosarán las filas del partido totalitario. [43774] Con el esfuerzo deliberado del demagogo hábil, entra el tercero y quizá más importante elemento negativo de selección para la forja de un cuerpo de seguidores estrechamente coherente y homogéneo. [43775] Parece casi una ley de la naturaleza humana que le es más fácil a la gente ponerse de acuerdo sobre un programa negativo, sobre el odio a un enemigo, sobre la envidia a los que viven mejor, que sobre una tarea positiva. [43776] La contraposición del «nosotros» y el «ellos», la lucha contra los ajenos al grupo, parece ser un ingrediente esencial de todo credo que enlace sólidamente a un grupo para la acción común. [43777] Por consecuencia, lo han empleado siempre aquellos que buscan no sólo el apoyo para una política, sino la ciega confianza de ingentes masas. [43778] Desde su punto de vista, tiene la gran ventaja de concederles mayor libertad de acción que casi ningún programa positivo. [43779] El enemigo, sea interior, como el «judío» o el «kulak», o exterior, parece ser una pieza indispensable en el arsenal de un dirigente totalitario. [43781] En Alemania y Austria llegó a considerarse al judío como representativo del capitalismo, porque un tradicional despego de amplios sectores de la población hacia las ocupaciones comerciales hizo más accesibles éstas a un grupo que había sido prácticamente excluido de las ocupaciones tenidas en más estima. [43782] Es la vieja historia de la raza extranjera, sólo admitida para los oficios menos respetados y más odiada aún por el hecho de practicarlos. [43783] Que el antisemitismo y el anticapitalismo alemanes surgiesen de la misma raíz, es un hecho de gran importancia para comprender lo que sucedió allí; pero rara vez lo han comprendido los observadores extranjeros. [43784] Considerar la tendencia universal de la política colectivista a volverse nacionalista como debida por entero a la necesidad de asegurarse un resuelto apoyo, sería despreciar otro y no menos importante factor. [43785] Incluso cabe dudar que se pueda concebir con realismo un programa colectivista como no sea al servicio de un grupo limitado, que el colectivismo pueda existir en otra forma que como alguna especie de particularismo, sea nacionalismo, racismo o clasismo. [43786] La creencia en la comunidad de fines C intereses entre camaradas parece presuponer un mayor grado de semejanza de ideas y creencias que el que existe entre los hombres en cuanto simples seres humanos. [43787] Aunque sea imposible conocer personalmente a lodos los miembros de nuestro grupo, por lo menos han de ser del mismo tipo que los que nos rodean y han de hablar y pensar de la misma manera y sobre las mismas cosas, para que podamos identificarnos con ellos. [43788] El colectivismo a escala mundial parece ser inimaginable, si no es al servicio de una pequeña élite . [43789] Daría lugar, ciertamente, no sólo a problemas técnicos, sino, sobre todo, a problemas morales que ninguno de nuestros socialistas desea afrontar. [43791] Pero, ¿cuáles son los socialistas que se proponen seriamente una división igualitaria entre la población del mundo entero de los recursos en capital existentes? [43792] Todos consideran el capital como perteneciente no a la humanidad, sino a la nación; y, aun dentro de la nación, pocos se arriesgarían a defender que debe privarse de «su» equipo de capital a las regiones ricas para ayudar a las regiones más pobres. [43793] Lo que los socialistas proclaman que se les debe a los camaradas en cualquier país, no están dispuestos a concedérselo al extranjero. [43794] Desde un punto de vista colectivista, si se es consecuente, las pretensiones de las naciones «desheredadas», acerca de una nueva división del mundo, están enteramente justificadas; pero si se fuese también consecuente en su aplicación, las que la demandan con más estrépito perderían con ello casi tanto como las más ricas naciones. [43795] Por lo mismo, tienen buen cuidado en no basar sus pretensiones en principios igualitarios, sino en su pretendida superioridad para organizar a otros pueblos. [43796] Una de las contradicciones inherentes a la filosofía colectivista está en que, como descansa en la moral social humanitaria que el individualismo ha desarrollado, sólo puede practicarse dentro de un grupo relativamente pequeño. [43797] Que el socialismo sea internacionalista en tanto permanece dentro de la teoría, y que tan pronto como se lleva a la práctica, sea en Rusia o en Alemania, se torne violentamente nacionalista, es una de las razones por las que el «socialismo liberal», que es como la mayoría del mundo occidental se imagina el socialismo, tiene que mantenerse en el plano de la teoría pura, mientras que la práctica del socialismo es totalitaria en todas partes. [43798] El colectivismo no tiene sitio para el amplio humanitarismo liberal, sino tan sólo para el estrecho particularismo de los totalitarios. [43799] Si la «comunidad» o el Estado son antes que el individuo; si tienen fines propios, independientes y superiores a los individuales, sólo aquellos individuos que laboran para dichos fines pueden ser considerados como miembros de la comunidad. [43801] En realidad, los conceptos mismos de humanidad y, por consiguiente, de internacionalismo, en cualquiera de sus formas, son por entero productos de la concepción individualista del hombre, y no hay lugar para ellos en un sistema ideológico colectivista.