[46001] LAS FUENTES [46002] Aparici [46003] Mencionaré como mero recordatorio el Cuadro inédito de Josep Aparici, elaborado a partir de su encuesta de 1702, destinada a renovar la base tributaria de los fogatges . [46004] Ya hablé de sus cualidades y defectos. [46005] Dicha encuesta, anterior a la guerra de Sucesión, más que señalar el inicio del estudio del siglo XVIII, se limita a concretar los resultados de la antigua demografía. [46006] Aun teniendo en cuenta las pérdidas humanas provocadas por los sucesos de 1705-1714, compensadas con toda probabilidad por el movimiento natural de la población, resulta más prudente, tanto en el tema demográfico como en cualquier otro, situar «el siglo XVIII», no entre 1700 y 1800, sino entre 1714 y 1808. [46007] Así pues, nos basaremos en los censos de 1717-1718, anteriormente citados, ampliando algo más sus características. [46008] Los censos de 1717-1718 [46009] El 28 de julio de 1717 fue cursada, por el marqués de Campoflorido, la orden de realizar un censo general en toda España. [46011] Los referidos a Cataluña informan detalladamente hasta de la más remota aldea, y los firma José de Pedrajas, el 31 de agosto de 1717, lo que representa una encuesta peligrosamente corta. [46012] Pero esta objeción carece de peso, ya que los intendentes habían llevado a cabo, desde 1716, importantes trabajos para establecer el famoso «catastro». [46013] Aunque no disponemos de este catastro completo,obran en nuestro poder suficientes fragmentos locales como para saber que consigna fielmente, bajo juramento de las nuevas autoridades locales, en presencia del «rector» y ante notario, la lista de casas, habitantes, bienes y ganado de cada pueblo. [46014] José de Pedrajas no tuvo que partir de cero cuando le fue encomendada la evaluación de la población catalana. [46015] De lo dicho anteriormente se infiere que el Vezindario está configurado como un documento fiscal, con los defectos que esto implica. [46016] En primer lugar, lo único que nos presenta es una lista de contribuyentes cabezas de familia, complementada, eso sí, en cada localidad, por las listas de cavalleros exentos y por la de los pobres asistidos. [46017] Cualquier documento de este tipo supone un equilibrio entre el deseo, por parte de la administración, de gravar al máximo a la población, y los esfuerzos de ésta por librarse de los impuestos, cosa que puede dar lugar a una evaluación por defecto o por exceso. [46018] Para el Vezindario en su conjunto es aceptada casi siempre la primera hipótesis, a partir de la interpretación de Uztáriz que fue la primera divulgada. [46019] Para compensar las ocultaciones, no dudó en aumentar en un 20 por 100 las cifras oficiales, y como sus cálculos estaban justificados por medio de algunos sondeos, la mayoría de autores se han inclinado ante su espíritu crítico. [46021] Y en este punto volvemos a topar con la eterna discusión sobre la cifra de habitantes por «fuego», «casa» o «vecino». [46022] Todos los cálculos posibles en torno a la encuesta de 1717 recomiendan no fijarla por encima del coeficiente 4. [46023] Al escoger el 5, estaba valorando Uztáriz muy por exceso el número de habitantes, lo que hace más difícilmente aceptable el otro añadido suplementario del 20 por 100. [46024] Pero entonces ¿por qué Canga Argüelles, basándose en Uztáriz, rechaza este 20 por 100 sin cuestionar el coeficiente 5? [46025] ¿Por qué Girard, más próximo a nosotros, adopta la actitud opuesta al criticar el coeficiente 5 y aceptar la rectificación arbitraria? [46026] ¿Y por qué hacen suyo Altamira y Desdevises, para el conjunto de la población española, el total de Cangas -5.700.000- mientras Ballesteros recoge el de Uztáriz -7.500.000- y Girard el término medio de 0.100.000? [46027] Misterios insondables. [46028] Aun cuestionando cifras de conjunto muy dudosas, hubiera resultado evidentemente más provechoso encontrar en el Vezindario original, o mejor aún en los archivos locales, las relaciones pormenorizadas de las cifras que las distintas provincias presentaron al marqués de Campoflorido. [46029] Hubiéramos podido distinguir así con facilidad las que efectuaron en realidad los censos prescritos de aquellas que aprovecharon antiguas estadísticas. [46031] Siguiendo este procedimiento, Ruiz Almansa obtuvo interesantes resultados para Galicia. [46032] Pero la mayoría de historiadores se basaron en el común convencimiento de que, hasta 1768, no había existido otro método de recuento que no fuese el cálculo fiscal de los vecinos. [46033] Veremos cómo, respecto a Cataluña, a partir de 1717-1718, no es descabellado pensar en términos de habitantes . [46034] Por lo demás, en lo que al cálculo por «vecinos» se refiere, no podemos afirmar si Pedrajas hizo o no necesariamente una evaluación por defecto. [46035] Veamos el caso de un pueblo, Esplugues, del que tenemos una descripción catastral, casa por casa, de marzo de 1716. [46036] Situado cerca de Barcelona, cuenta con 22 casas y unas cuantas chozas. [46037] Pero de entre las casas de propiedad, mientras algunas albergan a 11 moradores (los dueños, 5 hijos y 4 criados), otras, pertenecientes a importantes personalidades, son ocupadas sólo por colonos prácticamente sin familia y otras por familias campesinas de tipo medio; por último, está la casa parroquial y 3 viviendas deshabitadas. [46038] Contando al cura, el pueblo tiene 110 habitantes. [46039] El Vezindario de 1717 menciona a 24 vecinos, sin pobre ni noble. [46041] Pedrajas cita más dueños de casas que casas hay consideradas dignas de figurar en el catastro, aunque ninguna de ellas alberga a varias «familias» en el sentido fiscal. [46042] En algunos casos, debió de contar a padre e hijo, a dueño y criado. [46043] Ya se ve que no estamos ante una evaluación por defecto del Vezindario . [46044] Más lejos ha ido Josep Iglésies, al examinar detenidamente los resultados de 1717. [46045] Ve un carácter «punitivo» en el «censo» de Pedrajas. [46046] Tras observar que las localidades «felipistas» (en especial Cervera) acusan un retroceso en el «censo» de Aparici, mientras que los pueblos rebeldes a Felipe V tienen más vecinos de los que cabría esperar, dadas las estimaciones más aproximadas y las calamidades de 1713-1714, J. Iglésies admite que las cifras del Vezindario miden el esfuerzo fiscal esperado de cada comunidad, siguiendo un criterio de venganza o de recompensa. [46047] Si fuese exacta esta tesis, le restaría todo valor demográfico al documento de 1717. [46048] Sólo queda por señalar que el hecho de que la «penalización» afectara a la mayoría de los pueblos, impidió que el Vezindario pecara por defecto. [46049] A decir verdad, posee cierto interés esta valoración, ya sea como punto de referencia para una comparación, como ayuda en las identificaciones de lugares, o bien por el hecho de basarse, incluso en sus tasaciones arbitrarias, en un riguroso conocimiento de la población y de sus riquezas. [46051] Si estas cifras siguen teniendo, en cierta medida, algún significado, se debe a que no son cifras sueltas . [46052] En efecto, en el mismo manuscrito que el Vezindario se halla un excelente resumen de la situación demográfica catalana, enviado por el intendente en 1718, resumen que, además de confirmar en conjunto el censo tal vez «penalizador» y seguramente apresurado de julio-agosto de 1717, lo corrige y completa en los pormenores. [46053] Esta Relación general da, veguería por veguería, el número de responsables de un hogar fiscal, pero haciendo distinción entre: cabezas de familia independientes, jornaleros, marineros, pescadores ancianos mayores de 70 años e inútiles. [46054] Hay otras columnas reservadas a la población sin obligaciones fiscales: niños y «manzebos» (menores de 14 años, mayores de 14 años, niños y niñas), mujeres casadas y viudas, «cavalleros», pobres de solemnidad, estudiantes y por último, el clero, dividido en clérigos, frailes y monjas. [46055] Consideramos que dicho cuadro presenta suficiente interés, desde el punto de vista demográfico y social -e incluso económico, debido a su anexo sobre la riqueza pecuaria-, para merecer ser reproducido íntegramente. [46056] Queda por ver su relación con el Vezindario de 1717. [46057] J. Iglésies ha admitido que ambos documentos tenían exactamente la misma base. [46058] Argumenta que el número de habitantes citados como «vecinos» es aproximadamente el mismo tanto en uno como en otro. [46059] Sin embargo, podemos observar que no son idénticas las dos cifras y que, de todas formas, difícilmente podían dar resultados excesivamente divergentes dos encuestas de la Intendencia, con sólo un año de diferencia. [46061] Pero recordemos la historia del catastro, que hemos esbozado en los aspectos económico y fiscal. [46062] Entre 1716 y 1718, los intendentes, José de Pedrajas primero y más tarde Rodrigo Caballero, tuvieron que hacer frente a la incapacidad de pago de la masa catalana, y no dejaron de revisar su tabla fiscal. [46063] Ahora bien, dicha tabla, basada en una contribución personal (y no real), tiene que incluir tanto a los jornaleros como a los labradores por cuenta propia. [46064] Así se explica el incremento aparente del «censo» de Pedrajas frente a la lista de Aparici, que es una lista de «casas». [46065] Y se rehabilita en parte el «censo» de Pedrajas; aunque tampoco esto nos permitiría establecer con mayor razón un coeficiente para pasar del Vezindario al número de habitantes. [46066] Por suerte, la encuesta catastral se había preocupado también por averiguar este número. [46067] Y la Relación general nos lo da, incluso con distinción de sexos y de determinadas categorías de edades y profesiones. [46068] De ahí su importancia demográfica. [46069] Por último, me parece que esta Relación rectifica algunos de los datos de Pedrajas. [46071] El número de pobres sufre una leve disminución. [46072] Esto corresponde perfectamente a la estabilización de los años 1716-1718, tras la dispersión de la nobleza catalana y a las calamidades del asedio. [46073] Podemos aceptar pues este compendio como una buena puesta al día, para 1718, de los últimos datos de la encuesta catastral . [46074] Por lo que a la demografía se refiere, poco importa la clasificación fiscal más o menos arbitraria de los intendentes, siempre que se lleve a cabo esta clasificación dentro de un total de población rigurosamente censado . [46075] El autor de la estadística de 1718 (se trataba de Rodrigo Caballero, cuya inteligencia administrativa es de sobras conocida) da muestras de un espíritu crítico muy tranquilizador. [46076] No se engaña sobre el valor absoluto de las cifras. [46077] Para la de las casas, propone un orden de magnitud : 100.000. [46078] En cuanto a las personas, no ignora que puede haber existido «alguna ocultación». [46079] Piensa que las 389.96O «almas» censadas pueden representar, con cierto margen de error, un total de 400.000. [46081] ¿Con qué derecho podemos permitirnos otras rectificaciones masivas, a ojo de buen cubero, como Uztáriz? [46082] El fallo más importante de la Relación general está en el hecho de no presentarnos más que los resultados globales de cada «veguería» y «subveguería». [46083] Marcos muy poco amplios para permitirnos una primera apreciación de la distribución geográfica de las densidades y que, al no mantenerse en censos posteriores, dificultan la comparación con el resto del siglo. [46084] Tal vez podamos hallar nuevos vestigios de ello en un censo de habitantes que se hizo hacia 1717-1718, localidad por localidad . [46085] En efecto, existe -en copias de reproducción diversa, que debieron de utilizarse durante mucho tiempo en las administraciones de Madrid y de Cataluña una Descripción del Principat, no por «veguerías» sino por «corregimientos»; descripción que se limita a indicaciones topográficas- por lo demás muy valiosas- de jurisdicciones administrativas y señoriales, y que va acompañada, no obstante, de una lista de municipios y lugares, indicando el número de casas y habitantes de cada uno de ellos. [46086] Serio inconveniente el de estos manuscritos: en ninguno de ellos se señala la fecha de la encuesta presentada. [46087] A simple vista, la clasificación por corregimientos no impulsaba a relacionar esta encuesta con las de 1716-1718, fechas en que aún no estaba en vigor esta división administrativa. [46088] Por ello, los primeros en utilizar este documento, al faltarles un conocimiento de conjunto del mismo, lo confundieron con los censos tardíos de los años 1780. [46089] Y por la misma razón, al tomarlo J. Iglésies como base de sus investigaciones demográfica, se creyó en la obligación de hacer una larga disquisición para dejar sentado que en realidad se trataba de un documento de la primera mitad del siglo, de 1735 como muy tarde, y con mayor probabilidad de 1725. [46091] Dado que la orden que establece definitivamente los límites de los 12 corregimientos era del 2 de enero de 1719, podemos decir que la Descripción manuscrita fue redactada entre 1719 y 1725. [46092] Por mi parte y antes de tener conocimiento de los trabajos de J. Iglésies, al copiar los manuscritos de Barcelona y Madrid, esperaba que me proporcionaran ante todo, si es que conseguía fijar la fecha de los mismos, un eslabón intermedio entre las cifras de población de principios de siglo y las cifras de Aranda y Floridablanca posteriores a 1765. [46093] De hecho, pronto me di cuenta de que había que remitir las Descripciones a 1725, y de que además se podían vincular sin vacilaciones al conjunto de documentos catastrales de 1716-1718 , de los que podían considerarse sin duda como una tercera versión, nuevamente revisada. [46094] EL MOVIMIENTO DEMOGRÁFICO [46095] UNA POBLACIÓN QUE SE DUPLICA EN MENOS DE SETENTA AÑOS [46096] Para empezar, adoptaremos criterios amplios. [46097] Ya vimos cómo la evaluación más alta de la población catalana, basada en fuentes contemporáneas comprobadas, era del orden de los 407.000 pobladores en 1718. [46098] Al atribuirle a Cataluña 814.000 habitantes, en números redondos, el censo publicado de Floridablanca está sugiriendo una fórmula simplificada -la población catalana se duplica en setenta años-, fórmula que, como hemos visto, tachó Madoz de inverosímil. [46099] Pero ahora sabemos, tras las pertinentes comprobaciones, que hay que aumentar, en un 10 por 100 como mínimo, los resultados publicados por Floridablanca. [46101] Si pensamos en lo incierto de las cifras durante todo el período preestadístico, llegamos a creer que quizás esta forma burda de verdad sea la más acertada. [46102] Queda por demostrar que ni es inverosímil en teoría, ni está en radical oposición con fenómenos cercanos o contemporáneos. [46103] Una vez tomada esta precaución, estaremos en mejores condiciones para considerar las cifras exactas de los censos y analizar sus concomitancias. [46104] Una población de 407.000 habitantes en 1718, que hubiese aumentado de forma natural en un 1 por 100 a partir de esta fecha, se habría duplicado precisamente en 1788; por lo tanto, bastaría con suponer una leve mejora en las condiciones demográficas o una inmigración apreciable -o ambas a la vez- para obtener las condiciones de crecimiento observado. [46105] Ahora bien, para que pudiera darse un aumento natural del 1 por 100, habría que admitir, de entrada, una diferencia del 10 por 1.000 entre mortalidad y natalidad. [46106] Los estudios realizados hasta la fecha no entran en modo alguno en contradicción con dicha hipótesis. [46107] Según las curvas parroquiales estudiadas por E. Giralt y J. Nadal, debía de ser característico de los años 1713-1717 una natalidad comprendida entre el 40 y el 50 y una mortalidad entre el 30 y el 35 por 1.000. [46108] Ya veremos como, en 1787, estos márgenes seguían existiendo en muchos puntos de Cataluña. [46109] Claro está que, incluso durante los primeros años del siglo XIX, las tremendas «mortandades» pudieron disminuir la diferencia entre las dos tasas; la propia natalidad se vería afectada por violentas variaciones. [46111] Bastaban pues unos cuantos años sin accidentes sanitarios para afianzar un increíble impulso de la población. [46112] En cuanto a las comparaciones, tampoco éstas ponen objeciones a la verosimilitud del ritmo demográfico observado entre 1718 y 1787. [46113] Está el caso del reino de Francia que, entre 1715 y 1791, de tan sólo 20 millones de habitantes, pasa a tener del orden de los 26 millones de los que, incluso dentro de unos límites más amplios (1700-1803), resulta difícil valorar el crecimiento relativo por encima del 50 o 55 por 100. [46114] Y esto convierte el país, a fines del siglo XVIII, en un «hervidero humano» cuya fuerza de expansión no nos es desconocida. [46115] Podemos imaginar entonces lo que va a ser de países cuya población superó la duplicación en menos de tres cuartos de siglo. [46116] Existen estos países; el primero de ellos es Inglaterra. [46117] Señalaremos asimismo que Francia fue un caso muy especial: incluso tras las crisis del reinado de Luis XIV, siguió manteniendo -y eso desde el siglo XVI- una densidad relativamente alta, sin duda la más alta compatible con las técnicas de la época. [46118] Pero se trata del conjunto de Francia. [46119] Nos resulta chocante -con todas las reservas sobre el valor de las cifras demográficas anteriores a 1770- ver cómo la Generalitat del Rosselló (incluyendo la región de Foix), pariente cercana de nuestra Cataluña española, pasa de los 80.369 habitantes en 1700, según las encuestas de los intendentes, a tener 188.900 en 1783, según las evaluaciones de Necker, o sea, un ritmo de crecimiento superior al que estamos estudiando. [46121] Esta observación se puede hacer extensiva, hasta cierto punto, a toda España, ya que ésta, que presentaba un bajo nivel de población desde por lo menos 1600, tendió también a recobrarse en el siglo XVIII, mediante un crecimiento demográfico ciertamente más rápido que el de Francia. [46122] Lo que ya hemos dicho acerca de los resultados globales de los dos censos efectuados (1717-1723 y 1787) nos hace manifestar serias reservas sobre la medición de este incremento. [46123] Está comprendido entre un mínimo del 40 y un máximo del 92 por 100, entre ambas fechas. [46124] De todas formas, vemos que es menor -o mucho más lento- que el crecimiento regional que hemos atribuido a Cataluña. [46125] No obstante, no es éste un caso aislado. [46126] No sólo lo iguala, sino que lo supera con creces el aumento demográfico de una región vecina: la de Valencia. [46127] Capmany, enemigo acérrimo de cualquier tipo de exageración, no dudaba en afirmar, en 1805, «al correr de la pluma», que «es notorio el aumento que ha recibido el reyno de Valencia de 50 años acá, pues debemos suponer triplicado ...». [46128] Lo concretaba luego de la forma siguiente: en 1510, contaba el reino con 54.555 familias; con 62.000, en 1718, y con 200.000, en 1805. [46129] Laborde ratificaba poco más o menos las mismas cifras a partir, según decía, de los recuentos oficiales: 318.000 habitantes en 1718 y 932.000 en 1795. [46131] Pero observamos cómo estas fuentes, tanto fuera como dentro de Cataluña, ponen de manifiesto unas continuidades y unas diferenciaciones con respecto a la distribución de las ganancias de población que no pueden deberse ni al azar ni a una deformación común de base. [46132] A lo largo de la costa española de Levante, cuanto más hacia el sur avanzamos se hace cada vez más patente la recuperación demográfica del siglo XVIII: de Barcelona a Tarragona, a Tortosa, a Castellón, a Valencia, está perfectamente marcada la progresión. [46133] Y, dicho sea de paso, esto no debe inducirnos a relacionar con demasiada facilidad la modesta «revolución demográfica» catalana con la no menos modesta «revolución industrial», de la que más adelante daremos cuenta. [46134] La prueba es que Valencia demuestra que un crecimiento aún mayor de la población regional es compatible con un desarrollo puramente agrícola. [46135] Pero Valencia tiene la huerta. [46136] Es uno de los rincones del Mediterráneo que, en condiciones favorables, alcanza en seguida récords de densidad de población. [46137] No tiene nada que ver con Cataluña, en la que predomina la montaña, escasear y son estrechas las tierras fértiles, el clima es duro, en donde la riqueza de las masías, en el norte y en el este, se debe a su extensión y no a su fecundidad, y por último, en donde, durante el Medioevo, la vida se vio intensificada sólo gracias al comercio, a la industria y a la expansión imperialista. [46138] Estos dos casos vecinos y distintos sugieren lo que nos viene ratificado por el ejemplo de Aragón y del Rosselló: que, en lo que se refiere a este conjunto de tierras antaño agrupadas bajo la Corona de Aragón, nos hallamos sobre todo frente a la rápida compensación de un retroceso demográfico de origen antiguo. [46139] No ignoramos que hay que remontarse muy atrás, hasta la decadencia económico-política del poderío catalano-aragonés en el siglo XV, para situar este retroceso. [46141] Así pues, el nordeste de España cuenta con espacio sobrado para absorber su potente recuperación demográfica. [46142] En especial en Cataluña son bajísimas las densidades de principios del siglo XVIII: S. Llobet había calculado 15 habitantes por kilómetro cuadrado, según Aparici. [46143] Un censo más preciso nos da sólo 12,6 para 1718. [46144] En zonas relativamente favorecidas, como el Vallès, la densidad media no supera los 18 (véase Apéndice, figs. 1 y 2). [46145] Ni siquiera al duplicar su población, consigue Cataluña llenar los huecos dejados por la historia. [46146] Aún en 1780, Caresmar, asombrado, se inspira para su meditación acerca de las capacidades demostradas por la Cataluña antigua y medieval en la contemplación de verdaderos desiertos. [46147] Al igual que Caresmar, Young observará, pese a la brevedad de su viaje, las huellas de antiguos cultivos abandonados que la repoblación rural, aunque ya adelantada en 1789, no logró reanudar. [46148] Cabarrús cita, como una afrenta que hay que lavar, centenares de «despoblados» presentes en Cataluña aún a fines de siglo a pesar de que tiene la fama de ser la provincia más avanzada del reino. [46149] Además, en los censos de 1787 y 1797, Cataluña dista mucho de ocupar el primer puesto entre las provincias españolas, en densidad de población. [46151] Y este triunfo reciente de las provincias periféricas, tan distinto al equilibrio del siglo XVI, supone un hito fundamental en la historia de la península. [46152] Otra observación esencial: hablar de densidad de población en Cataluña constituye una abstracción mientras sigan existiendo tantas zonas, no sólo deshabitadas sino inhabitables, o que requieran un poblamiento disperso. Hoy en día , de las cuatro divisiones administrativas del territorio catalán denominadas provincias, una, la provincia de Barcelona, tiene una densidad de 284 habitantes por kilómetro cuadrado, otras dos, una densidad de 56 y la cuarta, Lérida, sólo tiene 27. [46153] Nada podemos saber de la repoblación catalana si no reconstituimos su distribución interna. [46154] Eso es lo que nos ha llevado a estudiar, tanto geográfica como cronológicamente , las modificaciones demográficas que revelan nuestros documentos. [46155] Este análisis, a la vez que corrobora algunas verdades conocidas ya desde el siglO XVIII, aclara otras que han permanecido prácticamente ignoradas. [46156] INCREMENTO DE LA POBLACIÓN Y DISTRIBUCIÓN DE LAS GANANCIAS [46157] A fines del siglo XVIII, Capmany nos dice que: ... faltándole el Rosellón, contaba duplicada población, sin incluir su capital, que había subido a triple vecindario en menos de medio siglo. [46158] En los pueblos de la costa o próximos a ella, ha triplicado en muchos, y en otros cuadruplicado y quintuplicado en algunos, sin poderse sospechar que este incremento se haya fomentado con la decadencia de otras poblaciones, pues todas en general, y hasta las más interiores del Principado, han recibido aumentos considerables. [46159] Estas palabras demuestran que el riguroso espíritu crítico de Capmany captó perfectamente el fenómeno demográfico que se desarrollara ante sus ojos. [46161] La cartografía de los índices de crecimiento de cada municipio, según los censos de 1718 y 1787, atestigua que ninguno de los fenómenos señalados por Capmany es inexacto, a pesar de que uno de los cambios esenciales -una verdadera repoblación del oeste de Cataluña- escapara a su sagacidad. [46162] De todas formas sus palabras proponen una especie de esquema de análisis. [46163] En un principio, Capmany, igual que hemos hecho nosotros, acepta, para una primera aproximación global del movimiento de la población, la fórmula simplificada de la «duplicación» -muy amplia, ya que excluye el crecimiento de la capital, que considera fuera de lo común- y añade incluso «faltándole el Rosellón» referencia que demuestra que Capmany, historiador y medievalista, conserva la costumbre (corriente seguramente entre muchos de sus paisanos) de imaginar su país dentro de los límites de la Cataluña histórica. [46164] Esta última, en el punto álgido de su desarrollo demográfico, durante la Edad Media debió de aproximarse, o todo lo más sobrepasar en poco, la cifra de los 400.000 habitantes. [46165] Pese a la pérdida del Rosselló, se había convertido en una provincia de unos 800.000 pobladores, coronada por una capital de unos 100.000. [46166] Eso era lo que recordaba Capmany, de forma bastante correcta. [46167] Nuestras cifras, lo más ajustadas posible a partir de los censos pormenorizados, nos dan 406.285 habitantes para 1718 y 899.281 para 1787, o sea, un incremento del 121,3 por 100, que habría que reducir a 112,2 si se excluyera Barcelona de dicho cálculo. [46168] En cuanto a la pérdida del Rosselló, aunque la fecha correspondiera, poco más o menos, a la de las grandes pestes del siglo XVII, quedó demográficamente compensada desde los primeros años del siglo XVIII, tal como lo había señalado ya Aparici. [46169] Pero Capmany, que tuvo una visión de conjunto del fenómeno bastante acertada, comprendió asimismo perfectamente bien las desigualdades en el espacio y en el tiempo. [46171] Demografía barcelonesa [46172] Este desarrollo de Barcelona requeriría por sí solo un extenso análisis; deberemos aludir a él repetidas veces, ya que todas las facetas de la actividad económica se hallan vinculadas al problema del crecimiento demográfico, el único que nos interesa por ahora. [46173] En el caso de Barcelona, quizá más aún que para el conjunto del Principat, el punto de partida de 1718 resulta anormalmente bajo. [46174] Tras el terrible descalabro de 1714, la población barcelonesa recuperó su nivel de población medieval -entre los 30.000 y 35.000 habitantes- que tal vez había superado (no se sabe a ciencia cierta) hacia mediados del siglo anterior. [46175] Esta cifra de 35.000 pobladores les pareció baja a muchos comentadores. [46176] La confirma sin embargo la encuesta pormenorizada, especificada casa por casa, llevada a cabo para establecer el catastro de 1716, del que ahora se está haciendo un detenido análisis. [46177] Dividida en diez barrios, Barcelona tiene, en 1716, tan sólo 7.717 vecinos y 32.791 habitantes, ya que el número de habitantes por vecino varía, según los barrios, de 3 a 5. [46178] LA EXTENSIÓN DE LOS CULTIVOS [46179] Tras las devastaciones de los años 1705-1714, y ante la despoblación de las zonas occidentales del Principat, se abría en Cataluña un vasto campo a la extensión de los cultivos. [46181] ¿Fue realmente esto lo que ocurrió? A buen seguro podemos responder que sí; y, además, muy ampliamente. [46182] Otra cosa es cifrar, fechar y cartografiar esta extensión. [46183] Al igual que en la demografía, ninguna documentación centralizada nos permite, en lo que a superficies cultivadas se refiere, medir y seguir en cifras y de un modo continuado una evolución de conjunto. [46184] La encuesta local, efectuada entre los notarios de los más importantes centros comarcales agrícolas o entre los capbreus de los patrimonios señoriales, exigiría una labor de equipo cuyos resultados yuxtapuestos sólo conseguirían cubrir una parte de la región, y a título de simple sondeo. [46185] La diferencia entre lo que podemos decir aquí y lo que haría falta saber, en Cataluña y en España , sobre los problemas agrarios concretos del siglo XVIII, nos hace desear que muchos jóvenes historiadores se orienten hacia estas investigaciones agrícolas localizadas. [46186] Pero recordemos que lo único que nos interesa aquí, de momento, es abordar las complejas cuestiones de economía rural, sólo en la medida en que sirvan para aclarar un tema más amplio como es el de la originalidad social de una región; originalidad adquirida, observada, debilitada o, por el contrario, fortalecida durante las principales fluctuaciones del poderío español y de la economía internacional . [46187] Por todo ello, en el siglo XVIII catalán nos hubiera interesado más la extensión de los cultivos en conjunto que una relación pormenorizada. [46188] Bajo este punto de vista, había un tipo de fuentes que, por su mismo nombre, parecía prometer mucho. [46189] Cataluña, que hasta hace muy pocos años no ha contado con un catastro moderno, tuvo ya en el siglo XVIII su «catastro». [46191] Los papeles de la Intendencia, en la medida en que su clasificación actual permite una afirmación, no incluyen los documentos del famoso impuesto de 1716, tan polémico en sus orígenes. [46192] El «Archivo de Hacienda» provincial, que ha conservado (por casualidad) algunos fragmentos de documentación antigua, no contiene ningún indicio del viejo catastro ni de su base tributaria anual. [46193] Cierto es que la «nueva planta» administrativa de la provincia supone la centralización en Madrid de los documentos fiscales; sin embargo, tampoco encontré nada en Simancas. [46194] Es posible que el incendio de Alcalá, en 1940, sea el responsable de esta laguna archivística, al quedar definitivamente perdidos una gran cantidad de documentos administrativos. [46195] Algunos pueblos han conservado, entre sus documentos municipales, el catastro de 1716. [46196] Muchos han sido utilizados, a pesar de ser datos eminentemente locales y muy fragmentarios. [46197] Además, lo que realmente nos interesaría encontrar sería el catastro «en movimiento», ya que en teoría (e incluso en la práctica, en determinados puntos) los impuestos se modificaban según las rentas. [46198] No obstante, tal vez resultase una fuente decepcionante. [46199] Aunque cualquier petición hecha al rey en favor de una extensión o mejora agrícola ponga de manifiesto una plusvalía que el catastro no dejaría de consignar, lo cual nos permitiría buscar el movimiento de la renta agrícola por medio del catastro, sabemos no obstante que los ministros ilustrados consideraron el mantenimiento de éste en una tasa módica como el mejor estímulo para dichas extensiones y mejoras: Las tierras peores, que en algún tiempo se creyeron incapaces de cultura, retribuyen en muchas partes tanto como las de primera suerte, de las tres en que las divide el cathastro porque los labradores han puesto mayor empeño en lograr utilidades en aquellas en que se consiguen menos gravámenes del tributo; y la justa equidad de los intendentes y del ministerio de Hacienda se desentienden de estos aumentos para no desalentarlos con el recargo de contribuciones. [46201] Además, el texto citado quizá no sea más que una interpretación benevolente de la rutina fiscal. [46202] Ya que, según parece, el catastro permaneció invariable a lo largo de todo el siglo, resultando que el impuesto que en 1716 parecía tan gravoso, setenta y cinco años más tarde era bastante suave; cuando las circunstancias exigían unos ingresos de Estado superiores, se limitaban a añadir un porcentaje fijo a las tarifas tradicionales referentes a personas y tierras. [46203] Al menos esto es lo que nos indican las pocas variaciones del catastro que hemos hallado en las cuentas agrícolas de varias granjas. [46204] Una vez descartado el catastro, tal vez podríamos recurrir a algunas encuestas oficiales. [46205] Tanto en España como en Francia, el rey se preocupó, en ciertas ocasiones, de comprobar «el estado de las roturaciones» y los resultados de las medidas adoptadas para fomentarlas. [46206] Estas encuestas fueron efectuadas en Cataluña, ya que encontramos en los archivos de la Audiencia los documentos en los que está ordenado. [46207] Tampoco aquí pudimos descubrir sus resultados, probablemente centralizados en Madrid. [46208] Seguidamente valoraremos la importancia de dicha pérdida con respecto a la del catastro. [46209] La primera encuesta data de 1737; es una fecha temprana, por lo que no responde exactamente a lo que buscamos. [46211] Se trata de la inclusión en su «Patrimonio», por parte del rey, de tierras que, en principio, no tengan dueño y que hayan sido cultivadas, sin autorización especial, por particulares o comunidades. [46212] La encuesta no incluye todas las roturaciones. [46213] Y entre las que contempla pueden figurar operaciones que se remonten mucho más allá del siglo XVIII. [46214] Ahora bien, tenemos pocos detalles y sólo sabemos que el fisco se muestra minucioso, que las investigaciones duran diez años, que acarrean vivas protestas y que el asunto se zanjó definitivamente en 1747 con la confirmación de todos los particulares en las tierras vacantes que habían cultivado. [46215] En principio, deberíamos encontrar indicios de estos reconocimientos en los libros del Patrimonio Real, que sí se conservan. [46216] Pero mientras hemos observado en estos libros la insistencia del fisco real por ratificar sus derechos sobre aguas, molinos, posadas, sobre la construcción de puentes o la explotación de chalanas y barcas, no sucede lo mismo con los resultados referentes a la tierra, durante los años abarcados por la encuesta; la agrupación cronológica de las concesiones de tierras vírgenes parece ser independiente de la investigación de 1737. [46217] O bien ésta fue un episodio aparte, con registros especiales, o no tuvo ninguna eficacia. [46218] En 1749 aparece una medida más característica. [46219] El rey obtuvo del papa una cesión de la plusvalía de los diezmos sobre toda tierra roturada o mejorada. [46221] Además, para la rigurosa aplicación de este favor, una orden en catalán prevé la declaración pormenorizada de las tierras recién cultivadas y regadas, ya sea por particulares en sus propias tierras o bien por la concesión especial de tierras reales o comunales. [46222] Poseer las respuestas periódicas a este cuestionario sería fundamental para nuestros propósitos. [46223] Pero ¿hubo respuesta? ¿Y hasta qué fecha? Los registros del Patrimonio Real señalan, es cierto, un apreciable incremento de las roturaciones a partir de 1749, pero ya veremos que su testimonio es indiscutiblemente incompleto. [46224] En cuanto al aumento de las rentas de este Patrimonio entre 1750 y fines de siglo, depende de otras muchas cosas, además de la plusvalía del diezmo incluido en la concesión pontificia. [46225] Para calibrar, en esta subida, el alza de los precios y de los perfeccionamientos de la explotación, deberíamos disponer de todos los justificantes exigibles de los adjudicatarios de cada arrendamiento, y no sólo de la cifra global de cada adjudicación. [46226] Estos papeles son de difícil utilización y exigirían una severa crítica; a priori , su sinceridad es dudosa. [46227] Ante estas dificultades nos conformaremos con los testimonios de los textos a propósito de la extensión de los cultivos y del carácter general y espontáneo de dicho fenómeno. [46228] Como ejemplos concretos tenemos los pormenores de las roturaciones sistemáticas sancionadas por privilegios reales y las concesiones del Patrimonio Real para la explotación de tierras recién formadas (aunque habría que preguntarse si por concesión se ha de entender explotación efectiva). [46229] Algunos sondeos en archivos notariales y privados nos confirmarán determinadas características de la reconquista del suelo, ya destacadas por los observadores contemporáneos. [46231] Esto nos hace lamentar más aún si cabe el no haber podido medir y cartografiar la extensión agrícola. [46232] En este punto deseamos a los demás (o tal vez, un día, a nosotros mismos) más tiempo y mejor suerte. [46233] TESTIMONIOS GENERALES [46234] Resulta chocante la concordancia de los testimonios a propósito del fenómeno de la roturación y su alcance. [46235] En 1766, el rector de Sant Pere de Vilamajor, en el Vallès, con motivo de solicitar al rey, sin duda en nombre de un grupo de ganaderos, medidas proteccionistas para la ganadería catalana, señalaba el incesante aumento del cultivo de los cereales en detrimento de los pastos. [46236] Fue éste el momento de tres informes oficiales, cuyas observaciones son recogidas por la Audiencia en 1770. [46237] Aun sin ponerse de acuerdo sobre las preocupaciones de los ganaderos y las medidas a adoptar, tanto el intendente, el fiscal del rey -Sisternes i Feliu- como la Real Conferencia de Física y Agricultura- la futura Academia de las Ciencias- reconocían la importancia del «rompimiento de montes» (entendiéndose aquí carrascales y monte bajo). [46238] La Academia adelantaba una fecha para situar el fenómeno: desde 1720, decía, y gracias a los nuevos mercados, tanto interiores como exteriores, abiertos a la producción agrícola, la proporción de tierras cultivadas no había dejado de crecer. [46239] La Audiencia -el más decidido apoyo de la agricultura- no dudaba en añadir «hasta llegar al estado feliz actual». [46241] La frase contrasta incluso con las habituales lamentaciones de la literatura económica española, aún muy frecuentes por estas fechas. [46242] El período de progreso agrícola en Cataluña ha sido lo suficientemente impresionante como para que exista una conciencia clara de ello en la región. [46243] El Discurso inédito de 1780 recogerá los mismos datos acerca del contraste entre principios y mediados de siglo: [46244] Concluidas las turbaciones y guerras del siglo pasado y las que continuaron en el principio del corriente, dexaron a esta Provincia reducida a la maior miseria; pero la industria y porfiada fatiga de sus naturales, se dedicó con un esfuerzo increíble al cultivo de sus tierras desmontando las fragosas y beneficiando las yermas, con tanta felicidad que a pocos años se miraba a Cataluña con muy diferente aspecto, ya poblada, amena (...). [46245] LA EXTENSIÓN DE LOS CULTIVOS [46246] Tras las devastaciones de los años 1705-1714, y ante la despoblación de las zonas occidentales del Principat, se abría en Cataluña un vasto campo a la extensión de los cultivos. [46247] La repoblación podía ir ligada, en principio, a una especie de reconquista del suelo, de recolonización. [46248] ¿Fue realmente esto lo que ocurrió? A buen seguro podemos responder que sí; y, además, muy ampliamente. [46249] Otra cosa es cifrar, fechar y cartografiar esta extensión. [46251] La encuesta local, efectuada entre los notarios de los más importantes centros comarcales agrícolas o entre los capbreus de los patrimonios señoriales, exigiría una labor de equipo cuyos resultados yuxtapuestos sólo conseguirían cubrir una parte de la región, y a título de simple sondeo. [46252] La diferencia entre lo que podemos decir aquí y lo que haría falta saber, en Cataluña y en España , sobre los problemas agrarios concretos del siglo XVIII, nos hace desear que muchos jóvenes historiadores se orienten hacia estas investigaciones agrícolas localizadas. [46253] Pero recordemos que lo único que nos interesa aquí, de momento, es abordar las complejas cuestiones de economía rural, sólo en la medida en que sirvan para aclarar un tema más amplio como es el de la originalidad social de una región; originalidad adquirida, observada, debilitada o, por el contrario, fortalecida durante las principales fluctuaciones del poderío español y de la economía internacional . [46254] Por todo ello, en el siglo XVIII catalán nos hubiera interesado más la extensión de los cultivos en conjunto que una relación pormenorizada. [46255] Bajo este punto de vista, había un tipo de fuentes que, por su mismo nombre, parecía prometer mucho. [46256] Cataluña, que hasta hace muy pocos años no ha contado con un catastro moderno, tuvo ya en el siglo XVIII su «catastro». [46257] Sin embargo, ésta es una suerte sólo aparente, ya que es poco probable que se haya conservado. [46258] Los papeles de la Intendencia, en la medida en que su clasificación actual permite una afirmación, no incluyen los documentos del famoso impuesto de 1716, tan polémico en sus orígenes. [46259] El «Archivo de Hacienda» provincial, que ha conservado (por casualidad) algunos fragmentos de documentación antigua, no contiene ningún indicio del viejo catastro ni de su base tributaria anual. [46261] Es posible que el incendio de Alcalá, en 1940, sea el responsable de esta laguna archivística, al quedar definitivamente perdidos una gran cantidad de documentos administrativos. [46262] Algunos pueblos han conservado, entre sus documentos municipales, el catastro de 1716. [46263] Muchos han sido utilizados, a pesar de ser datos eminentemente locales y muy fragmentarios. [46264] Además, lo que realmente nos interesaría encontrar sería el catastro «en movimiento», ya que en teoría (e incluso en la práctica, en determinados puntos) los impuestos se modificaban según las rentas. [46265] No obstante, tal vez resultase una fuente decepcionante. [46266] Aunque cualquier petición hecha al rey en favor de una extensión o mejora agrícola ponga de manifiesto una plusvalía que el catastro no dejaría de consignar, lo cual nos permitiría buscar el movimiento de la renta agrícola por medio del catastro, sabemos no obstante que los ministros ilustrados consideraron el mantenimiento de éste en una tasa módica como el mejor estímulo para dichas extensiones y mejoras: Las tierras peores, que en algún tiempo se creyeron incapaces de cultura, retribuyen en muchas partes tanto como las de primera suerte, de las tres en que las divide el cathastro porque los labradores han puesto mayor empeño en lograr utilidades en aquellas en que se consiguen menos gravámenes del tributo; y la justa equidad de los intendentes y del ministerio de Hacienda se desentienden de estos aumentos para no desalentarlos con el recargo de contribuciones. [46267] ¡Valiente cosa para consolarnos por la falta del catastro entre nuestros instrumentos de medición! [46268] Además, el texto citado quizá no sea más que una interpretación benevolente de la rutina fiscal. [46269] Ya que, según parece, el catastro permaneció invariable a lo largo de todo el siglo, resultando que el impuesto que en 1716 parecía tan gravoso, setenta y cinco años más tarde era bastante suave; cuando las circunstancias exigían unos ingresos de Estado superiores, se limitaban a añadir un porcentaje fijo a las tarifas tradicionales referentes a personas y tierras. [46271] Una vez descartado el catastro, tal vez podríamos recurrir a algunas encuestas oficiales. [46272] Tanto en España como en Francia, el rey se preocupó, en ciertas ocasiones, de comprobar «el estado de las roturaciones» y los resultados de las medidas adoptadas para fomentarlas. [46273] Estas encuestas fueron efectuadas en Cataluña, ya que encontramos en los archivos de la Audiencia los documentos en los que está ordenado. [46274] Tampoco aquí pudimos descubrir sus resultados, probablemente centralizados en Madrid. [46275] Seguidamente valoraremos la importancia de dicha pérdida con respecto a la del catastro. [46276] La primera encuesta data de 1737; es una fecha temprana, por lo que no responde exactamente a lo que buscamos. [46277] Sólo podría informarnos por deducción. [46278] Se trata de la inclusión en su «Patrimonio», por parte del rey, de tierras que, en principio, no tengan dueño y que hayan sido cultivadas, sin autorización especial, por particulares o comunidades. [46279] La encuesta no incluye todas las roturaciones. [46281] Ahora bien, tenemos pocos detalles y sólo sabemos que el fisco se muestra minucioso, que las investigaciones duran diez años, que acarrean vivas protestas y que el asunto se zanjó definitivamente en 1747 con la confirmación de todos los particulares en las tierras vacantes que habían cultivado. [46282] En principio, deberíamos encontrar indicios de estos reconocimientos en los libros del Patrimonio Real, que sí se conservan. [46283] Pero mientras hemos observado en estos libros la insistencia del fisco real por ratificar sus derechos sobre aguas, molinos, posadas, sobre la construcción de puentes o la explotación de chalanas y barcas, no sucede lo mismo con los resultados referentes a la tierra, durante los años abarcados por la encuesta; la agrupación cronológica de las concesiones de tierras vírgenes parece ser independiente de la investigación de 1737. [46284] O bien ésta fue un episodio aparte, con registros especiales, o no tuvo ninguna eficacia. [46285] En 1749 aparece una medida más característica. [46286] El rey obtuvo del papa una cesión de la plusvalía de los diezmos sobre toda tierra roturada o mejorada. [46287] Se sirvió de ello para fomentar la progresión de los cultivos. [46288] Además, para la rigurosa aplicación de este favor, una orden en catalán prevé la declaración pormenorizada de las tierras recién cultivadas y regadas, ya sea por particulares en sus propias tierras o bien por la concesión especial de tierras reales o comunales. [46289] Poseer las respuestas periódicas a este cuestionario sería fundamental para nuestros propósitos. [46291] En cuanto al aumento de las rentas de este Patrimonio entre 1750 y fines de siglo, depende de otras muchas cosas, además de la plusvalía del diezmo incluido en la concesión pontificia. [46292] Para calibrar, en esta subida, el alza de los precios y de los perfeccionamientos de la explotación, deberíamos disponer de todos los justificantes exigibles de los adjudicatarios de cada arrendamiento, y no sólo de la cifra global de cada adjudicación. [46293] Estos papeles son de difícil utilización y exigirían una severa crítica; a priori , su sinceridad es dudosa. [46294] Ante estas dificultades nos conformaremos con los testimonios de los textos a propósito de la extensión de los cultivos y del carácter general y espontáneo de dicho fenómeno. [46295] Como ejemplos concretos tenemos los pormenores de las roturaciones sistemáticas sancionadas por privilegios reales y las concesiones del Patrimonio Real para la explotación de tierras recién formadas (aunque habría que preguntarse si por concesión se ha de entender explotación efectiva). [46296] Algunos sondeos en archivos notariales y privados nos confirmarán determinadas características de la reconquista del suelo, ya destacadas por los observadores contemporáneos. [46297] Y la insistencia de éstos sobre las causas y las consecuencias de la roturación nos demostrarán que, de todos modos, fue uno de los rasgos más señalados del siglo XVIII. [46298] Esto nos hace lamentar más aún si cabe el no haber podido medir y cartografiar la extensión agrícola. [46299] En este punto deseamos a los demás (o tal vez, un día, a nosotros mismos) más tiempo y mejor suerte. [46301] Resulta chocante la concordancia de los testimonios a propósito del fenómeno de la roturación y su alcance. [46302] En 1766, el rector de Sant Pere de Vilamajor, en el Vallès, con motivo de solicitar al rey, sin duda en nombre de un grupo de ganaderos, medidas proteccionistas para la ganadería catalana, señalaba el incesante aumento del cultivo de los cereales en detrimento de los pastos. [46303] Fue éste el momento de tres informes oficiales, cuyas observaciones son recogidas por la Audiencia en 1770. [46304] Aun sin ponerse de acuerdo sobre las preocupaciones de los ganaderos y las medidas a adoptar, tanto el intendente, el fiscal del rey -Sisternes i Feliu- como la Real Conferencia de Física y Agricultura- la futura Academia de las Ciencias- reconocían la importancia del «rompimiento de montes» (entendiéndose aquí carrascales y monte bajo). [46305] La Academia adelantaba una fecha para situar el fenómeno: desde 1720, decía, y gracias a los nuevos mercados, tanto interiores como exteriores, abiertos a la producción agrícola, la proporción de tierras cultivadas no había dejado de crecer. [46306] La Audiencia -el más decidido apoyo de la agricultura- no dudaba en añadir «hasta llegar al estado feliz actual». [46307] Sorprende este optimismo ya que, al decir de la misma Audiencia y posteriormente de Young, aún quedaba mucho por hacer. [46308] La frase contrasta incluso con las habituales lamentaciones de la literatura económica española, aún muy frecuentes por estas fechas. [46309] El período de progreso agrícola en Cataluña ha sido lo suficientemente impresionante como para que exista una conciencia clara de ello en la región. [46311] Concluidas las turbaciones y guerras del siglo pasado y las que continuaron en el principio del corriente, dexaron a esta Provincia reducida a la maior miseria; pero la industria y porfiada fatiga de sus naturales, se dedicó con un esfuerzo increíble al cultivo de sus tierras desmontando las fragosas y beneficiando las yermas, con tanta felicidad que a pocos años se miraba a Cataluña con muy diferente aspecto, ya poblada, amena y deliciosa. [46312] Además, el Discurso titulaba así una de sus exposiciones: «Discurso en que se aumentan algunas reflexiones sobre la importancia de la Agricultura y en que se expresan los motivos de las ventaxas que actualmente experimenta Cataluña respecto al estado en que se hallava a principios de este siglo y del que tuvo antes de los tres anteriores» . [46313] Quizá fueron éstas unas frases de economistas de Academia o de agrónomos aficionados, pero ya hemos visto que los administradores -intendente o fiscal- eran también de parecida opinión. [46314] Al mismo Sisternes i Feliu le gustaba recordar en todos sus informes los resultados agrícolas ya conseguidos, incluso cuando quería evidenciar algunos aspectos aún preocupantes, como la falta de trabajo o el vagabundeo: [46315] Los catalanes -escribía en 1774- son de suyo laboriosos e inclinados a toda suerte de trabajos, y llevados de esta inclinación adelantan incesantemente la agricultura abriendo los terrenos que parecen más eriales y hasta los montes más escabrosos. [46316] Este administrador podía apoyarse en las opiniones de las autoridades locales de la provincia; en el este, era el consejo municipal de La Bisbal quien escribía: El Principat tiene como preocupación prioritaria «la abundancia de trigo y vino para el natural sustento del hombre, rompiendo por esto tantos montes y haciendo con su don y arte que produzcan trigo las peñas». [46317] En el oeste, llegaba de Lérida una comprobación análoga, subrayando el contraste entre las ricas llanuras de regadío, donde nunca se contaba con suficientes brazos para asegurar el cultivo, y esas partes desheredadas de Cataluña donde la «sola circunstancia de la muchedumbre de gente hace experimentar falta de terreno para los que quieren aplicarse a labrarle, viéndose obligados los industriosos y aplicados a romper hasta los más duros peñascos y a entresacar jugo de los más secos arenales» El mismo Young, quien a primera vista ha captado mal el carácter geográfico e ineluctable de la alternancia mediterránea entre vergeles y desiertos, reconoce bastante a menudo la minuciosidad de la ocupación del suelo. [46318] Y todos los demás viajeros -españoles o extranjeros- notan, al ver los cultivos en terraza o la invasión de la roca viva por las viñas, hasta qué punto es manifiesto el nuevo afán de tierras de los catalanes. [46319] Ponz nos dice: «Da mucho gusto ver crecer las plantas en lo vivo de las peñas, tal es el genio de los catalanes». [46321] Además, el Discurso titulaba así una de sus exposiciones: [46322] «Discurso en que se aumentan algunas reflexiones sobre la importancia de la Agricultura y en que se expresan los motivos de las ventaxas que actualmente experimenta Cataluña respecto al estado en que se hallava a principios de este siglo y del que tuvo antes de los tres anteriores» . [46323] Quizá fueron éstas unas frases de economistas de Academia o de agrónomos aficionados, pero ya hemos visto que los administradores -intendente o fiscal- eran también de parecida opinión. [46324] Al mismo Sisternes i Feliu le gustaba recordar en todos sus informes los resultados agrícolas ya conseguidos, incluso cuando quería evidenciar algunos aspectos aún preocupantes, como la falta de trabajo o el vagabundeo: [46325] Los catalanes -escribía en 1774- son de suyo laboriosos e inclinados a toda suerte de trabajos, y llevados de esta inclinación adelantan incesantemente la agricultura abriendo los terrenos que parecen más eriales y hasta los montes más escabrosos. [46326] Este administrador podía apoyarse en las opiniones de las autoridades locales de la provincia; en el este, era el consejo municipal de La Bisbal quien escribía: El Principat tiene como preocupación prioritaria «la abundancia de trigo y vino para el natural sustento del hombre, rompiendo por esto tantos montes y haciendo con su don y arte que produzcan trigo las peñas». [46327] En el oeste, llegaba de Lérida una comprobación análoga, subrayando el contraste entre las ricas llanuras de regadío, donde nunca se contaba con suficientes brazos para asegurar el cultivo, y esas partes desheredadas de Cataluña donde la «sola circunstancia de la muchedumbre de gente hace experimentar falta de terreno para los que quieren aplicarse a labrarle, viéndose obligados los industriosos y aplicados a romper hasta los más duros peñascos y a entresacar jugo de los más secos arenales» El mismo Young, quien a primera vista ha captado mal el carácter geográfico e ineluctable de la alternancia mediterránea entre vergeles y desiertos, reconoce bastante a menudo la minuciosidad de la ocupación del suelo. [46328] Y todos los demás viajeros -españoles o extranjeros- notan, al ver los cultivos en terraza o la invasión de la roca viva por las viñas, hasta qué punto es manifiesto el nuevo afán de tierras de los catalanes. [46329] Ponz nos dice: «Da mucho gusto ver crecer las plantas en lo vivo de las peñas, tal es el genio de los catalanes». [46331] LA INTENSIFICACIÓN DE LOS CULTIVOS [46332] A decir verdad, a veces resulta difícil distinguir en los documentos de la época lo que es intensificación de lo que es extensión de la agricultura. [46333] Así, cuando se habla de plantar viñas y olivos, no sabemos a ciencia cierta si sustituyen anteriores cultivos permanentes , cultivos temporales o verdaderas roturaciones ; si se trata de solicitar un permiso de riego, ignoramos si es con objeto de ampliar o de transformar una explotación, o, finalmente, si en numerosos lugares se produce un aprovechamiento completo y continuo de la tierra, no sabemos si hay que considerarlo reciente o remontarlo a una época muy anterior en la historia. [46334] De todas formas, pocas veces queda lugar para la duda. [46335] La vinculación, bastante evidente, de la intensificación agrícola a las condiciones económicas y demográficas del siglo XVIII hace posible y útil aquí el esbozo de un cuadro. [46336] 1. EL RIEGO [46337] El esfuerzo hecho para conseguir el riego es con mucho uno de los temas más accesibles a nuestra investigación, por haber acaparado la atención de los contemporáneos y estar sometido al permanente control de las autorizaciones reales. [46338] Todo cambia ahora de aspecto -dice Young al llegar por vez primera ante lo que él llama-: una escena extraordinaria de cultivos regados, y que debe de haberle dado a la provincia su reputación general. [46339] Veo lo suficiente del país -añade más adelante- para comprobar que el agua lo es todo. -Y sigue diciendo-: En este clima el suelo es lo de menos; el sol y el agua lo hacen todo. [46341] Y si éstos no son muy abundantes en el Diario de Zamora es porque éste redactó una colección aparte, Colección de los Riegos de Cataluña , prueba de la importancia concedida al riego artificial que por desgracia no hemos podido encontrar. [46342] No obstante, disponemos de una fuente aún más valiosa. [46343] Al igual que sucede con las tierras recién formadas, el Patrimonio Real tiene dominio eminente sobre todas las aguas. [46344] En principio, ni «un dedo de agua», ni una acequia junto a una carretera pueden ser utilizadas sin que el usuario de las mismas haya sido «establecido» por el rey, mediante el pago de un «censo» anual y la habitual «entrada». [46345] Esto ha permitido que, de 1723 a 1808, los registros del Patrimonio pudieran conservar hasta la actualidad 2.175 documentos, tan sólo referidos a concesiones de aguas destinadas a uso agrícola. [46346] Con ello tenemos sobrado material para juzgar el papel económico desempeñado por el riego. [46347] No vamos a intentar ocultar las lagunas e inexactitudes de esta fuente, aparentemente exhaustiva. [46348] En primer lugar, gran número de concesiones son simplemente «nuevos establecimientos», «precarios», o sea, confirmaciones de derechos a veces muy antiguos; hay que distinguirlos de las verdaderas creaciones, cosa que resulta relativamente fácil a fines de siglo, por las clasificaciones de los propios registros, y mucho más difícil en la primera mitad. [46349] A la inversa, estas concesiones retroactivas son prueba de que bastantes riegos se libraban de las obligaciones fiscales, a veces durante muchísimo tiempo. [46351] Además, los «establecimientos» no siempre especifican la superficie que se piensa regar y, mucho menos, como es lógico, el riego efectivo . [46352] Y tampoco podemos, sólo con el número de los «establecimientos», trazar a la perfección la semblanza de la utilización hidráulica en el tiempo ni su distribución en el espacio, ya que la concesión de un canal de desagüe en el huerto de un cura no puede ponerse al mismo nivel que la de un gran canal o un gran embalse. [46353] Además, este último tipo de obras no siempre está sujeto al régimen normal de concesiones hidráulicas. [46354] Por último, existen miles de explotaciones de regadío que, al no sufrir modificaciones técnicas y pagar regularmente lo debido, no quedan consignadas en los registros de las concesiones. [46355] La costumbre de pagar el uso del agua a la vez que se adquiere la propiedad de la tierra -costumbre que se deduce de todos los capbreus y actas de transmisión de herencia- hace que muchas utilizaciones hidráulicas se inserten en el marco de antiquísimos derechos, pagados sin distinción. [46356] Por ello no es completa la documentación del Patrimonio. [46357] En cambio, sí es concreta y llena de vida e incluye para cada concesión una breve descripción de lo que se ha concedido y, en cuanto se trata de algún caso importante o controvertido, añade un informe del funcionario local especializado, el batlle d'aigües ; en el caso de Barcelona y para grandes obras, el informador fue, durante treinta años, ya a fines de siglo, el famoso arquitecto real Soler i Faneca; antes de 1764 lo había sido el mestre d'obres Josep Martí; en otros lugares, al experto en riego se le llama «zelador» y no batlle d'aigües , lo cual implica otro matiz; por último, a menudo, y sobre todo a principios de siglo, se trata de simples campesinos a quienes se cita para dar su opinión o su testimonio, resultando así los textos más pintorescos y más próximos a la realidad. [46358] De este modo aparecen ante nosotros las necesidades de agua de cada nuevo cultivo, la búsqueda paciente de este agua por el campesino y la situación de cada tierra ante las posibilidades hidráulicas, unido a la codicia y desconfianza que despiertan. [46359] Resultan interesantes por si solas muchas simples ratificaciones de antiguos derechos: además de especificar siempre hechos existentes, en la mayoría de los casos se deben bien a una dura polémica en torno a derechos y obligaciones, a alguna modificación técnica que haya llamado la atención del fisco o a la intención de ampliar la utilización del agua de modo que requiera una consolidación jurídica de los derechos de uso. [46361] Dejando al margen los documentos del Patrimonio Real de los que nos consta que no aportan nada realmente nuevo, siguen quedando aún más de 1.500 en los que aparece una voluntad de extender el riego o de intensificarlo. [46362] Con ayuda de estos documentos, y teniendo en cuenta las reservas anteriormente indicadas acerca de sus deficiencias, hemos trazado el mapa de las concesiones otorgadas, como primera aproximación respecto a la distribución geográfica de los progresos agrícolas debidos al regadío (véase Apéndice, fig. 4). [46363] Distribución geográfica de los progresos del riego [46364] Barcelona, la Marina, el Vallès. [46365] Del mapa se deduce un hecho evidente: la zona en la que triunfa el riego, encabezando cualquier transformación de la agricultura, es la periferia barcelonesa -deltas y montañas- y la parte indirectamente influenciada por la capital, es decir, la Marina de Levante hasta la desembocadura del Tordera, con un completo aprovechamiento de las aguas de la Serralada, por un lado, y, por otro, el Vallès, desde el Tordera hasta el valle del Llobregat, que constituye, cuando se llega del interior, una especie de antecámara de Barcelona. [46366] En este marco regional perfectamente delimitado, que no representa ni el 8 por 100 de la superficie del Principat, se hallan agrupadas 940 concesiones de un total de 1.554 consideradas, o sea, más del 60 por 100. [46367] El Pla de Barcelona y los pueblos d' hort i vinyet , en el anfiteatro de Collserola, que empieza ya a denominarse «el Tibidabo», ocupan el primer lugar en cuanto al número de concesiones: tenemos primero Barcelona; en torno a Montjuïc, en las hortes de Sant Bertran, hacia Valdonzella o La Llacuna, se cuentan 54 concesiones; el más rico, con diferencia, es el delta del Besos, en donde se extiende la red del viejo Rec Comtal ; Sant Martí de Provençals, con 62 concesiones; Sant Anedreu del Palomar, 43; Badalona, 31; Sant Adrià del Besòs, 10, y Santa Coloma de Gramanet, 7. [46368] Al lado de estas cifras, puede parecer pobre el valle del Llobregat: 13 concesiones en Sants, 7 en Hospitalet, 4 en Sant Boi de Llobregat, 2 en Sant Feliu, 2 en Sant Climent, 2 en Corbera y 4 en Sant Andreu de la Barca; pero aquí la red es más dispersa, distribuyéndose en la línea de fuentes del pie de las montañas: en Les Corts, en Esplugues, Sant Joan Despí, Sant Just Desvern, Papiol, Santa Creu d'Olorda, en la margen izquierda del valle, y en Cervelló, Vallirana, Viladecans, Torrelles, en la margen derecha. [46369] No obstante, es en los barrancos y pendientes que dominan la ciudad donde se concentra la actividad de los minaires , buscadores de aguas subterráneas y constructores de canales: 39 concesiones en Sarrià, 22 en Horta, 6 en Gràcia y 5 en Sant Genis dels Agudells. [46371] Pese a ello, no se trata de un fenómeno local: en toda la costa, desde Montgat hasta Blanes, ya no es Barcelona la que rige el desarrollo económico general; la Marina progresa por sus propios medios; la aparición de un rosario de ciudades y pueblos, creados, desdoblados o ampliados -Alella, Teià, Tiana, Caldetes, Argentona, Llavaneres, Mataró- va seguida de una línea continua de concesiones hidráulicas: de 25 a 30 concesiones para cada uno de los lugares anteriormente citados, a las que hay que añadir las de los pueblos interiores de la Serralada litoral y de sus masías aisladas, tan empeñadas en la obtención de agua como las explotaciones de las aglomeraciones costeras. [46372] Por último, destaca en la creación de nuevos riegos -tal vez por ser un hecho más imprevisto- la firme participación del Vallès central, en torno a Granollers, Terrassa y Sabadell (aunque esta última, de modo menos decidido). [46373] Como es lógico, se trata tan sólo de la reanudación de una tradición, la del rec molnar de los monjes de Sant Llorenç de Munt que, según algunos, se remonta al siglo x; alrededor de Ripollet y de Montcada i Reixac, el regadío estuvo permanentemente asociado a la utilización de todo tipo de molinos: molinos de paño, de papel y harineros; asimismo, en Terrassa, industria y agricultura impulsaron siempre conjuntamente la utilización del agua. [46374] Sin embargo, en torno a Granollers, Cardedeu, Martorelles, La Moguda, Caldes de Montbui y Sant Feliu de Codines, parece darse un desarrollo autónomo de la agricultura en sí misma, vinculada de todas formas a las fortunas hechas en la capital, aunque sin relación local directa con una industrialización. [46375] Desde el punto de vista de la intensificación agrícola propiamente dicha, este caso resulta quizá más significativo que el de las torres de los alrededores de Barcelona, cuyo carácter artificial podría constituir una objeción, o que otros casos, dominados de forma demasiado clara por fenómenos no agrícolas, como son el comercio lejano en la Marina o el éxito de la industria papelera en el Anoia. [46376] El Vallès agrícola nos ofrece el ejemplo de masías aisladas y pueblos dispersos- en la actualidad algunos han dejado de ser municipios- para quienes la intensificación del riego es el signo característico y único de los avances del siglo. [46377] De todos modos, será en la agrupación Vallès-Marina-Barcelona en donde tendremos que buscar algunas descripciones típicas de lo que fue en el siglo XVIII el cultivo intensivo de regadío; en este sentido, nuestro mapa viene a ratificar las localizaciones observadas por los viajeros, señalando el fuerte contraste entre la Cataluña del interior y las zonas del litoral y del sublitoral bien comunicadas con la capital. [46378] Esto no significa que las demás comarcas de Cataluña fuesen absolutamente pasivas, no intentando nada en cuanto al regadío. [46379] En el mapa se observan solicitudes de concesiones prácticamente en toda la superficie del territorio, y sabemos que aquél es incompleto. [46381] Al margen de la agrupación litoral, el número máximo de concesiones otorgadas a una sola localidad es de 15 -en Vic- y en ningún otro sitio alcanza las 10. [46382] En cambio, resulta bastante sorprendente la abundancia de concesiones aisladas, localizadas por el nombre de un pueblo, una aldea, una «cuadra» o una simple masía, poniéndose así de manifiesto el carácter individualista del esfuerzo del siglo XVIII en cuanto a perfeccionamientos agrícolas. [46383] Queda claro, en especial, que la búsqueda de agua corresponde más a la capacidad de empresa manifestada por los agricultores de cada zona que a obligaciones impuestas por las necesidades del clima. [46384] b) Gerona, el Empordà, Olot . [46385] En efecto, inmediatamente detrás del área más importante viene a situarse, en cuanto a la actividad hidráulica consignada por las concesiones, la zona de Gerona, el Empordà y Olot, con 213 concesiones, notoriamente dispersas. [46386] Pero ya sabemos que nos encontramos aquí en la Cataluña húmeda, que no tiene -ni mucho menos- un interés tan grande en el riego continuo como la Cataluña central u occidental. [46387] En este aspecto, el Empordà se opone incluso al Rosselló, siendo más favorable al policultivo que a la huerta, y creemos, discrepando en este punto con M. Sorre, que en esto influye mucho el régimen pluviométrico. [46388] Aquí, regar un huerto, derivar un río mediante sus recientes aiguadeixos o asegurar el cultivo por medio de sèquies más que necesidades generales son tentaciones localizadas en el caso de explotaciones menores que, a veces, para propietarios más importantes, suponen verdaderas especulaciones acerca del rendimiento económico de un determinado cultivo; eso es lo que sucede cuando el Baix Empordà diversifica la red de sus antiguas sèquies , para las que el conde de Perelada y otros importantes personajes nobles o burgueses sacrifican grandes sumas; o también cuando se perfila en el mapa de las nuevas utilizaciones, bajo la influencia de muy humildes campesinos, la línea de fuentes en la ladera de las Gavarres: Monells, Cruïlles, La Bisbal, Fonteta, Torrent y Regencós. [46389] No se trata de una profunda revolución agrícola mediante el agua en una zona en la que los cultivos tradicionales no requieren el riego, sino que tanto en lo que se refiere a éste como al desecamiento, la centuria se muestra favorable a las iniciativas y progresos espontáneos; mucho más, según parece, de lo que sucedió en el Rosselló, en donde la horta no llegará a presentar su actual fisonomía hasta bien entrado el siglo XIX, tal vez, según podemos creer, bajo la influencia -atenuada- de la prosperidad barcelonesa y comercial. [46391] La intensidad de la producción agrícola se halla vinculada, y en continua interacción, a la intensidad de los intercambios. [46392] El movimiento se inicia a partir del despertar económico de los años 1680-1708. [46393] La remuneradora venta del vino, así como la exportación del aguardiente, habían provocado el éxito del viñedo en todas las colinas del litoral. [46394] Sin embargo, tras la guerra de Sucesión, se produjo una moderación bastante prolongada de estas tendencias a la especialización, a causa del relativo estancamiento demográfico y de la pobreza del comercio. [46395] En cambio, hacia 1780, la economía catalana parece ya dominada por un activo sistema de intercambios internos a cortas distancias y por la influencia de algunas exportaciones importantes. [46396] En efecto, por estas fechas, el Discurso insiste, al hablar de la agricultura, el comercio y la producción de las diversas áreas catalanas, en las necesidades alimentarias y el grado de especialización de cada una de ellas; en conjunto, subraya la recíproca dependencia entre las comarcas, que no son autosuficientes por estar ya algunas de ellas especializadas; el progreso de la industria y del comercio lejano conlleva una importante circulación de los productos agrícolas regionales. [46397] Intercambios internos [46398] Al dedicarse el conjunto del corregimiento de Tarragona, a partir de entonces, a los cultivos mediterráneos de exportación -vino, aguardiente y frutos secos- tiene que importar casi todos los cereales. [46399] El partido de Espluga de Francolí podría autoabastecerse de hortalizas, pero sigue siendo ante todo vitícola; poblado e industrial, se ve obligado a comprar sus cereales en Aragón y en el Urgell. [46401] A los trigos propiamente aragoneses se les unen los de las zonas limítrofes catalanas de la Llitera, el Segrià y las «riberas» de los afluentes del Segre. [46402] En el corregimiento de Lérida, sólo la montaña del Montsec carece de trigo y cubre sus necesidades en el mercado de Balaguer, gracias a las cosechas del Urgell; pero los excedentes de trigo de toda la zona occidental se concentran en Lérida y Tàrrega, siendo desde allí vendidos a Barcelona o bien redistribuidos por los mercados secundarios de Cornudella, Montblanc y Valls: «siendo continuo para estos lugares el acarreo y también para embarcarlo en Torredembarra y otros pueblos de la marina». [46403] La circunscripción de Lérida podría autoabastecerse de cereales menores y hortalizas, pero el rápido crecimiento de la población parece provocar una crisis. [46404] Hacia 1780 se planteaba la duda de hasta cuándo permitiría la población, que se alimentaba de trigos inferiores, que se dejaran para la exportación tan importantes excedentes de trigos de buena calidad. [46405] Pero en esta zona de Lérida existían otros productos que podían enriquecer al campesino propietario: el aceite era excedentario en la horta , las Garrigues, el Montsec y el Urgell occidental. [46406] El cáñamo, muy abundante en Lérida, Balaguer y en todas las «riberas», era enviado a todo el Principat: a Vic, Cardona, Cervera y Vilafranca del Penedès; la semilla del cáñamo, de reconocida calidad, llegaba hasta las villas más alejadas y al mismo reino de Valencia. [46407] Los pueblos especializados en esta valiosa producción eran Castelló de Farfanya, la Ribera de Sió, Bellpuig, Sant Martí y Preixana. [46408] Las altiplanicies existentes entre Solsona y Cardona, de población escasa y dispersa, y cuya tierra está en manos de «labradores hacendados con casas y términos propios y redondos», producen sobre todo para alimentar a estos pequeños núcleos familiares y, al parecer, lo cumplen con creces, contando con la ayuda de unos gallineros particularmente prósperos. [46409] Sin embargo, no estamos ante una economía realmente cerrada ya que, como hemos visto, los sembrados avanzan hacia los bosques a causa de la demanda exterior de cereales. [46411] El Discurso especifica los nombres de los pueblos, aldeas y «quadras» que, en toda esta montaña media catalana, responden a las condiciones así definidas; esto garantiza una información bastante concreta y directa; otros detalles nos indican el número de ocasiones de venta exterior aprovechadas: por ejemplo, es vendido en Barcelona el producto de la abundante caza de esta zona. [46412] Acerquémonos a Cardona, situada en una de las laderas más soleadas del valle interior del Cardoner. [46413] Una nueva lista pormenorizada nos señala la expansión de otro tipo de economía. [46414] Exactamente la inversa. [46415] Aquí predominan la viña y el olivo; sólo hay cereales para seis meses de consumo; esta compra se compensa con la venta de vino. [46416] El mismo término municipal de Cardona, casi por entero cultivado en terrazas, con olivos, viñas y huertos, no puede abastecer de cereales a la ciudad por más de tres meses, y no tiene ni prados ni ganado; su abastecimiento depende del Urgell, para los cereales, y de la Cerdanya, para la carne. [46417] El territorio municipal de Súria no es mucho más rico que el anterior en productos agrícolas de primera necesidad. [46418] Pero tiene excedentes de vino y fabrica aguardiente. [46419] De esta forma se compensan los «seis meses de cereales» que faltan. [46421] No hay nada menos cerrado que la economía de estas dos pequeñas ciudades. [46422] Es análogo el caso de Berga. [46423] Tiene una población numerosa, y también allí existen muchos carreteros. [46424] Localmente, la ciudad dispone de bellas hortes , buenos huertos de árboles frutales e incluso fértiles campos. [46425] Pero el terreno es abrupto y limitado. [46426] Como sólo se alcanza a cubrir la mitad de las necesidades de trigo y al resultar imposible, dada la altitud, producir mucho vino o aceite, se trabaja el cáñamo. [46427] A pesar del mal estado de las carreteras, se intenta incrementar la exportación de la madera. [46428] En realidad, la solución estribará en la actividad artesanal y, más tarde, en la industrial. [46429] Todo el conjunto del corregimiento de Manresa, aun contando con los regadíos que rodean su capital y las buenas tierras del Pla de Bages, participa de las condiciones descritas para Cardona, Súria o Berga. [46431] Algunas de ellas son vecinas, como el Lluçanès, una llanura pobre que se limita a consumir cereales inferiores, producir más comuña que trigo y exportar el trigo de buena calidad. [46432] Pero hay que venderlo más lejos: en el Urgell o la Segarra, lo cual rebasa ya el intercambio de ámbito puramente local. [46433] Por el contrario, en la Plana de Vic se produce trigo en abundancia. [46434] En cambio, es necesario ir hasta el Urgell a buscar la avena. [46435] Quizá por esta razón se desarrollaron, en la Plana, a finales de siglo, los prados artificiales. [46436] De todas formas, se observa un cambio crucial en la evolución agrícola: las masías organizan su economía sobre la triple producción trigo-ganado-cáñamo, en la que dos de dichos elementos son excedentarios. [46437] La viña, en cambio, desaparece. [46438] Es el principio de los sucesivos retrocesos de la viña hacia el sur y el llano. [46439] Se señala, en el siglo XVIII, que a causa de la intensificación de las relaciones con la Marina, ésta, que recibe el trigo de Vic, exorta allí su vino. [46441] El campo es autosuficiente en productos alimenticios, siendo lo más corriente que queden excedentes para la venta. [46442] Ya dimos ejemplos de este tipo al hablar del policultivo en las masías. [46443] Globalmente, el Empordà surte a Barcelona de madera, maíz, arroz, hortalizas y carne de calidad. [46444] Además, exporta sus vinos más generosos al extranjero. [46445] Por último, existen entre el Empordà y la montaña pirenaica unas formas de asociación pastoral más modernas y productivas que la simple trashumancia temporal de los corderos. [46446] Un ejemplo de ello es la división del trabajo en la cría de los animales jóvenes, por una parte, y el engorde de los ejemplares de matadero, por otra, tal y como podemos encontrarlo hoy en torno al Macizo Central francés. [46447] La ganadería es el recurso fundamental en la montaña y en los valles altos, como el de Ribes; aquí el ganado se cambia por vino y trigo. [46448] Por último, las comarques que tienen un contacto más directo con Barcelona o el mar son las más accesibles a las influencias de las actividades de intercambio. [46449] A pesar de la afluencia de población a que dieron lugar sus realizaciones industriales, la Conca d'Òdena se abastece de cereales y exporta vino, buenas cantidades de aguardiente, corderos y caballos. [46451] Afluye el trigo, por tierra, del interior del Principat (del Empordà y de Vic), y en mayor proporción por mar, desde el Urgell, Aragón o Levante, a través de los puertos de Tortosa y Torredembarra. [46452] También llega del extranjero «del norte», hacia donde salen, en compensación, el vino, las naranjas y el aguardiente. [46453] Aquí el comercio exterior aventaja en influencia al comercio regional. [46454] Lógicamente, esta situación se puede hacer extensiva tanto a Barcelona como a sus alrededores más inmediatos. [46455] Bien es cierto que el papel de foco de atracción de la producción agrícola del Principat que posee Barcelona sigue siendo importante: la procesión de carretas que se plantan incesantemente ante las puertas de la ciudad, los miles de barcos de cabotaje que, desde los navíos de gran tonelaje, depositan en las playas los productos alimenticios que serán rápidamente recogidos por los revendedores y sujetos a las dietas y a los derechos de cops , así como el crecimiento del producto de dichos derechos y la ampliación del área de mercado barcelonés, que se aprecia en las cuentas del hospital, son factores que nos dan la medida del grado de estímulo económico debido al impulso de la capital, siendo éste uno de los fenómenos mejor recogidos por los contemporáneos. [46456] A pesar de su avanzada tecnología agrícola, el partido de Barcelona sólo podía abastecer a la ciudad de cereales y forraje durante dos meses. [46457] Pero vende el cáñamo en el exterior. [46458] El comercio intrarregional pocas veces es unilateral, y se infiltra por todas partes. [46459] Intercambios exteriores y producción agrícola [46461] A principios de siglo, antes de la guerra de Sucesión, está ya en marcha la exportación de algunas especialidades, sobre todo el aguardiente. [46462] Pero el Principat, poco poblado, casi se autoabastece, un año por otro, de trigo; sus importaciones alimentarias más importantes son las de pescado salado. [46463] Casi no varía la situación hasta mediados de siglo, disminuyendo incluso las necesidades durante algún tiempo, debido a la guerra de Sucesión. [46464] En 1770, el informe elaborado por Sisternes para la Audiencia avanza algunas cifras, sobre los cálculos de la Intendencia, de los cinco últimos años. [46465] El Principat debía de importar una media de 100.000 cuarteras al año, por un valor de 250.000 pesos; si a esto le añadimos las importaciones de carne, el déficit alimentario debía ascender a 325.000 pesos. [46466] Sisternes añade, aunque sin dar cifras, las compras de pescado salado, que siguen siendo importantes. [46467] Opina que este déficit queda ampliamente compensado cada año sólo con las exportaciones de vino y aguardiente. [46468] Si nos situamos ahora en el decenio 1785-1795, los niveles han cambiado por completo. [46469] No hay año en el que el Principat no importe, al menos, 350.000 cuarteras de trigo; las compras de carne alcanzan desde 1787 un mínimo de 200.000 pesos; las exportaciones de vino son del orden de 50.000 pipas y las de aguardiente de 40.000, lo que representa, a los precios más bajos obtenidos en el decenio unos 3.200.000 pesos Cataluña está decididamente situada dentro del gran tráfico comercial internacional. [46471] Ni tampoco la abrumadora superioridad de la vía marítima (en la que el cabotaje equilibra el gran comercio) debe hacernos olvidar la importancia del acarreo hacia Aragón y Castilla, ni en los Pirineos el transporte y la circulación pastoril. [46472] La vía pirenaica es usada, en especial, por los rebaños comprados en Francia (uno de los mayores negocios de aquel tiempo), aunque también pueda darse la circulación de ganado en ambos sentidos. [46473] La posición del Principat provoca que ciertas zonas fronterizas tengan interés en vender a Francia sus productos agrícolas y forestales, a poco que éstos les sean solicitados. [46474] De forma que, no sólo el Vall d'Aran, especializado, a causa de su clima, en productos procedentes de bosques y prados, se vuelve, económicamente hablando, hacia Francia, sino también el Vall d'Àneu, en la vertiente mediterránea, envía su madera de construcción hacia el Garona y Burdeos y no hacia Barcelona, que, sin embargo, importa madera del norte. [46475] Se trata de un simple problema de gastos de circulación. [46476] En este caso ha sido la atracción francesa la que ha salvado ciertas zonas montañosas del aislamiento y les ha permitido participar en el impulso del siglo. [46477] La explotación forestal de la Albera y las Gavarres respondió a dos estímulos simultáneos: la expansión de la industria local del tapón y la demanda extranjera de corcho en bruto; y aunque los poderes públicos intentaran proteger la primera frente a la segunda, la exportación del corcho en tablas por Le Pertus o por el mar no ceso de crecer. [46478] En el otro extremo del litoral catalán, creemos que fue también (por lo menos al principio) la demanda de las jabonerías marsellesas, antes que la de las jabonerías catalanas, la que fomentó la explotación de la hierba barrilla en la desembocadura del Ebro. [46479] EL MOVIMIENTO DE LOS PRECIOS AGRÍCOLAS [46481] Para el historiador, la reconstrucción de un movimiento de precios nunca es un fin en sí mismo. [46482] Nosotros la consideramos tan sólo como un medio. [46483] Un medio para especificar, en primer lugar, y en especial en lo que a la cronología se refiere, las influencias coyunturales sobre el movimiento de la producción que los textos descriptivos permiten captar sólo de forma muy vaga; a la vez que un medio para preparar, seguidamente, tanto el estudio de las rentas , verdaderos factores de la formación económica del capital, como el de su distribución , en la que se perfilar, socialmente, las nuevas estructuras. [46484] En estas condiciones, no nos detendremos mucho en consideraciones técnicas y metodológicas de mera historia de precios. [46485] En los aspectos generales, nos arriesgaríamos a incurrir en repeticiones o en alejarnos en exceso de los límites del caso que nos ocupa. [46486] En cuanto a la critica de nuestras fuentes particulares y a la historia de las modificaciones monetarias, indispensable en la interpretación de los precios catalanes, a la que se refieren bastantes capítulos de esta obra, daremos los datos necesarios que convengan a su debido tiempo. [46487] Ahora, y en lo que respecta a los precios agrícolas, nos limitaremos a recordar algunas observaciones. [46488] Es preciso delimitar hasta qué punto las fuentes que nos han permitido hallar estos precios pueden cubrir el ancho campo en el que se mueven nuestras observaciones actuales, y preguntarnos si en este caso deberíamos hablar de Cataluña o sólo de su capital. [46489] Primero . [46491] Este establecimiento es un importante consumidor de los productos fundamentales de la agricultura catalana -trigo, aceite, vinos, carne, aves de corral, huevos, arroz, carbón y lena- y puede ayudarnos en el análisis que hemos iniciado a propósito de dicha agricultura. [46492] A lo largo del siglo XVIII, y en lo que a la mayoría de estos productos se refiere, el hospital permanece fiel al mercado regional . [46493] Sin embargo, hay excepciones. [46494] El arroz se adquiere principalmente en Italia y en Valencia. [46495] La carne es distribuida por una administración municipal, que se abastece del grueso de su ganado en Francia. [46496] Por último, y sobre todo el trigo, que se compraba a principios de siglo en los alrededores de Barcelona, en el Urgell i el Empordà, ocasionalmente en Narbona, y de forma excepcional en Cerdeña y Berbería, pasa, a finales de siglo, a ser solicitado en cantidades cada vez más considerables a las alejadísimas ciudades «del norte» y de América: Arkhangelsk, Riga o Filadelfia. [46497] Estas tendencias a ensanchar los horizontes comerciales tienen la ventaja de ser muy características de la evolución económica regional entre 1720-1730 y 1800-1808. [46498] Pero, en cambio, nos hacen albergar el temor de malinterpretar, mediante las cuentas del hospital, el movimiento en la cotización del trigo tal y como efectivamente lo experimentan, en la Cataluña del interior , el propietario, o, en su caso, el arrendatario. [46499] En efecto, no disponemos de ninguna «mercurial» local que nos revele el verdadero «precio en producción», el único que debería interesarnos de momento. [46501] Habremos de tener en cuenta estas disparidades, aunque lamentamos no haber podido fijar -si es que existe- una ley continua acerca de las mismas. [46502] Cierto es que, en contrapartida, otros datos -que no parecen menos justificados- ponen de manifiesto una decisiva presión de las cotizaciones barcelonesas sobre la tónica habitual de los precios regionales. [46503] Esto no resulta tan contradictorio como parece respecto a las disparidades geográficas observadas de forma aislada. [46504] Significa tan sólo que las transacciones locales nunca resisten mucho tiempo los fuertes embates de la coyuntura internacional que Barcelona se encarga de transmitir. [46505] Nuestras series barcelonesas no miden el nivel de los precios del trigo en los mercados interiores; nos informan, con mínimas diferencias, acerca de su variación . [46506] Resulta más molesto no poder seguir el precio de los demás cereales en la documentación hospitalaria barcelonesa. [46507] Poseemos datos discontinuos acerca de algunas hortalizas y lo poquísimo que sabemos acerca de la cebada, la avena o el centeno no nos permite tener más que una impresión superficial. [46508] Recordemos que no sucedía lo mismo entre 1674-1705. [46509] De ahí que podamos deducir (y no es algo intrascendente) que, a medida que avanzaba el siglo XVIII, el hospital utilizó cada vez más la harina de trigo candeal para la panificación. [46511] Además, en una visión de conjunto, el trigo ocupa un lugar más preponderante en el consumo popular español que el francés. [46512] En este aspecto y en lo que al Principat catalán se refiere, resultan sorprendentes por su unanimidad las respuestas a la encuesta de Zamora, en 1788-1790. [46513] Ni siquiera la comuña ( mestall ) es de uso corriente. [46514] El papel de la importación ha repercutido en los hábitos alimentarios. [46515] No obstante, es posible, e incluso probable, que dicha tendencia se halle relacionada también con los elevados precios relativos de la cebada y del centeno en el monte catalán, que sigue consumiéndolos durante más tiempo. [46516] Aunque por ello lamentemos profundamente el carecer de datos concretos y comparaciones, la verdad es que el trigo ejerce un papel tan preponderante que no supone mayor inconveniente el hecho de conocer mal los precios de los demás cereales. [46517] En cuanto a los del arroz, para los que existen buenas series y en los que predominan, por lo general, las cotizaciones catalanas sobre las del arroz importado, el interés es ante todo local; la calidad incluye; ya pudimos apreciar anteriormente algunas de sus consecuencias económicas. [46518] La carne ni aparece de modo regular en los libros de cuentas del hospital hasta 1728, siendo las tarifas anotadas tarifas de adjudicación, lo cual, en principio, debe inducirnos a mirar con desconfianza su variación. [46519] De todas formas, cambian sin cesar los precios consignados, no sólo en cada renovación anual del contrato, sino también, y con harta frecuencia, a lo largo del año, al menor síntoma de fiebre económica. [46521] El que rige los precios del abastecimiento en carne de Barcelona es un mercado internacional. [46522] Al fijar los precios de compra del momento, la parte de abastecimiento que los adjudicatarios obtienen del ganado de Tortosa, de los confines aragoneses y de la Cerdanya española, sufre sin duda la influencia directa y rápida de las cotizaciones francesas. [46523] Por lo tanto, la curva de las tarifas aplicadas a la carne del hospital nos informa, en amplia medida, acerca de las condiciones económicas impuestas por la competencia exterior a la ganadería regional, ganadería cuyas deficiencias y atrasos tanto preocuparon a los economistas. [46524] Por otra parte, estamos lejos de haber podido utilizar la enorme cantidad de documentos que representan los archivos de la adjudicación municipal de carnes. [46525] Por último, quedan por ver los productos alimenticios adquiridos exclusivamente en el mercado regional. [46526] Las cifras del hospital referidas a éstos reflejan de un modo más directo las realidades agrícolas. [46527] Por ejemplo, en cuanto a los huevos, excepto muy a finales de siglo, creemos que la curva de precios, establecida a partir de cotizaciones semanales completamente regulares, describe con toda exactitud el estado del mercado en la periferia barcelonesa, en donde se abastece el hospital. [46528] Asimismo, el aceite se sigue comprando puntualmente en dos o tres mercados habituales, en las comarques productoras más típicas. [46529] Los precios de la leña, el carbón y el vino resultan más difíciles de deducir, debido a las numerosas trampas que nos tienden las diferencias de calidad y la incidencia de los gastos de transporte. [46531] En resumen, respecto a las producciones agrícolas fundamentales que parecían, anteriormente, plantearnos algunos problemas -trigo, vino, aceite, ganado, productos forestales-, sin que sea satisfactoria en todos los aspectos, la documentación del hospital sirve a nuestros propósitos. [46532] Segundo . [46533] Su mérito principal es el de la continuidad . [46534] Para algunos productos disponemos de cotizaciones semanales y, para otros, de cotizaciones mensuales prácticamente continuas. [46535] En lo que al vino, trigo y aceite se refiere, el número de trimestres sin cotización es lo bastante reducido como para que no exista riesgo alguno de interpolación. [46536] En cuanto al vino, hay tres años inseguros (1722 y 1724, con un solo trimestre evaluado, y 1747, con dos), y falta un año (1746). [46537] Respecto al aceite, tan sólo un año (1771) no aparece en el cuadro. [46538] La lista de los precios de la carne no empieza hasta 1728. [46539] Por último, en lo que al trigo se refiere, las compras del hospital no presentan discontinuidad alguna en los libros de contabilidad aunque, entre 1741 y 1746, parezca haberse concedido a un gran negociante e importador una especie de adjudicación, por la que quedaba garantizado el suministro de la institución a un precio estable. [46541] Era sin duda alguna poco aconsejable comprometer la homogeneidad de nuestras listas, intentando llenar esta laguna con una fuente de otra naturaleza, pero nos preguntamos si debíamos aceptar este vacío de cinco años. [46542] Todas las comparaciones nos indican que, en caso de fuerte incremento de los precios, se modifican los contratos. [46543] Aunque la estabilidad de las condiciones ofrecidas al hospital entre 1741 y 1746 encubra ciertamente una de las variaciones cíclicas del precio del trigo, se trata de una de las más leves. [46544] Por lo tanto, aceptamos que figuraran dentro de nuestras curvas -y dentro del cálculo de nuestras medias variables- esos cinco años de estabilidad, siendo ésta la mayor imperfección incluida en la gráfica del movimiento de los precios, debido a la plena aceptación de nuestra fuente homogénea. [46545] Tiene la ventaja de mantener todo el sentido de dicha aceptación: nunca nos atreveríamos a pretender que lo que hemos reconstruido constituye «la variación de los precios barceloneses», y menos aún «la variación de los precios catalanes», pero sí, en cambio, con toda exactitud, el movimiento de los precios pagados por un comprador mayorista, en el mercado barcelonés, entre 1720 y 1806, por seis productos básicos, agrícolas y forestales . [46546] Dicha variación, tal como la enunciamos, comparada con la de los precios de los mismos productos en Francia y Castilla la Nueva y cotejada con los fenómenos que ya hemos esbozado, pone de relieve bastantes hechos instructivos que impiden que pueda ponerse en duda su valor econométrico. [46547] En el ámbito de un mercado dominante, nuestras curvas trazan perfectamente la coyuntura del siglo, aunque, como es lógico, no se les pueda exigir más. [46548] Por ejemplo, es probable que el efecto de las grandes sequías de 1752-1753 en la Cataluña interior y en especial en el Urgell, se vea reflejado mejor en la brutal curva de precios castellanos que en la de los precios barceloneses, moderada por la importación. [46549] Pero al faltar las quince o dieciséis «mercuriales» que hubiesen sido necesarias para un trabajo localizado, el fenómeno catalán -más mediterráneo que continental - se halla más acertadamente resumido en una curva barcelonesa. [46551] Respecto a los precios agrícolas poco tendremos que añadir acerca de la influencia de los hechos monetarios, exceptuando la inflación-papel de los años 1794-1808, que acarrea una verdadera tormenta en el conjunto de los precios. [46552] En efecto, de 1726-1728 a 1793, la moneda catalana sufre exactamente las mismas modificaciones que la moneda castellana. [46553] En 1737 desaparecen algunos vestigios de las antiguas distinciones, ya mencionadas anteriormente. Éstos no bastan para hacer variar el hecho fundamental de que, a partir de ahora, se da una situación que nunca se había producido antes del siglo XVIII; existe una moneda «española», aunque la expresión de las cuentas siga siendo distinta en cada uno de los antiguos reinos. [46554] Resultarán así más fáciles las comparaciones con Castilla, Valencia y Andalucía, ampliamente estudiadas por E. Hamilton. [46555] En cuanto a las comparaciones con otros países de Europa y en especial con Francia, hay que tener en cuenta que, dados los cambios de 1726-1728, 1737, 1772 y 1786, la moneda del reino de España en modo alguno presenta la misma estabilidad oficial absoluta de otras monedas europeas del siglo XVIII, como por ejemplo la moneda francesa entre 1726 y el episodio de «los asignados». [46556] Así pues, hemos confeccionado un cuadro que permite calcular los precios-plata según las equivalencias legales y, siempre que nos ha parecido necesario, hemos yuxtapuesto a las curvas de precios nominales, las curvas de precios-plata. [46557] De hecho, la disminución del contenido-metal de la moneda imaginaria catalana no es demasiado importante ni se alcanza de modo excesivamente brusco ninguno de sus estadios como para provocar una alteración real de los fenómenos más característicos del siglo XVIII - alza de larga duración y ritmo del movimiento cíclico. [46558] En cambio, pudieron ser levemente corregidos (acelerados o frenados) por las modificaciones en el valor legal de la moneda efectiva. [46559] Un trabajo comparativo no puede ignorar esto, aunque seguramente sería del todo inútil pretender reconstruir las complejas relaciones entre hecho económico y hecho monetario, ateniéndose al estudio de las equivalencias legales . [46561] Para saber qué cantidad realmente desplazada representa una determinada expresión en moneda imaginaria, habría que conocer el juego cotidiano de las primas obtenidas o pagadas por las diversas especias, así como comprender, cuando se trata de letras de cambio, el sentido de las variaciones del cambio internacional que, en el siglo XVIII, es en realidad un cambio de plaza a plaza . [46562] Pero éste, el apartado de los precios agrícolas, no es el lugar apropiado para dichas consideraciones. [46563] Dentro del análisis cronológico, nos veremos obligados a comentar determinados hechos monetarios o fenómenos de cambio, en la medida en que puedan explicar alguna variación apreciable en las tarifas de la carne o los precios del trigo, como por ejemplo el intento de Cabarrús de controlar las salidas de plata, o las particularidades de la depreciación de los vales reales en los grandes puertos marítimos. [46564] Al margen de esto, lo que nos parece realmente significativo es la variación de los precios nominales . [46565] A través de los precios nominales - sous, lliures, diners catalanes- nuestros agricultores, viticultores y ganaderos percibieron la imagen de la coyuntura económica de la centuria. [46566] Las tarifas de las «piastras» o de los «escuditos», la posible ganancia o pérdida en una letra de cambio, eran sólo preocupaciones de negociantes. [46567] No puede negarse su repercusión en los precios, desde el momento en que hay mercado internacional; pero el productor lo único que sabe es que una cuartera de su trigo, una carga de su vino o un cuartán de su aceite se le pagan este año a tantos sueldos y dineros más o menos que el año anterior, que hace dos años o que en tiempos de su padre. [46568] Y el obrero que desplanta el arroz o poda la vid exige diez sueldos cuando hasta hace poco se conformaba con siete. [46569] V. EL ALZA DE LAS RENTAS DE LA TIERRA Y LA FORMACIÓN DE CAPITALES [46571] Para una tierra determinada, cuyas condiciones de cultivo sólo hayan experimentado durante el siglo unas mínimas modificaciones, los beneficios a repartir entre el cultivador y el propietario (si no son la misma persona) tienen todas las probabilidades de haber aumentado. [46572] Para saber si este aumento es proporcional al alza de los precios, tendríamos que tener en cuenta también los gastos de cultivo. [46573] De todos modos, el conformarse con semejante comprobación, puramente deductiva y no basada en cifras concretas, sería insuficiente y hasta peligroso. [46574] Pero lo que aquí nos interesa sobre todo es, en un principio, la eventual acumulación global de las rentas de la tierra, a fin de poder juzgar la capacidad de transformación de una economía regional, junto a su propensión a nuevas creaciones. [46575] A continuación, sólo nos quedará preguntarnos qué categorías sociales y qué tipo de individuos participaron en esta acumulación, así como en las empresas a que dio origen. [46576] Ahora bien, si examinamos el conjunto de la economía agrícola catalana es imposible no tener en cuenta nuestras primeras observaciones: la agricultura a se ha extendido y se ha intensificado . [46577] Por consiguiente, los beneficios regionales de origen agrícola han experimentado seguramente un crecimiento superior al indicado por la simple alza de los precios. [46578] Pero para verificarlo, no bastará con seguir la variación aislada de un arrendamiento cualquiera de una explotación, o de cierto producto originario de un pedazo de tierra determinada, sino la de aquellas entradas correspondientes a una hacienda que sea lo bastante extensa como para abarcar, geográfica y técnicamente, los fenómenos conjugados de la extensión y la intensificación agrícolas y el alza de los precios . [46579] LAS RENTAS DE TIPO SEÑORIAL: LOS ARRENDAMIENTOS DEL PATRIMONIO REAL EN CATALUÑA: 1715-1808 [46581] En los registros del Patrimonio Real, en el Archivo de la Corona de Aragón, encontramos cuidadosamente reproducidos, de tres en tres años o de cinco en cinco, según los casos, los debates de adjudicación, en pública subasta, del arrendamiento de los derechos reales. [46582] No se trata en modo alguno de una adjudicación de conjunto. [46583] Los derechos más dispares son arrendados separadamente. [46584] Desde humildes alquileres de casas y tiendas barcelonesas, puestos bajo el patrimonio real a la antigua «leude» (lezda, lleuda ) de los puertos de mar; de los antiguos derechos municipales, ahora reales, del peso y medida de los cereales a los Cops sobre productos de consumo y los peajes fluviales de Sant Boi, de Benifallet, de Flix y La Palma; desde los ingresos de una explotación aislada como Calders -con valor de simple sondeo- a las rentas globales de los derechos del rey sobre las haciendas de Agramunt, Bellcaire, Castellbò, Lérida, Llívia, Madrona, Merola, Mataró, Moià, Pals, Puigcerdà, Talarn, Tortosa, Vilafranca o el propio Vall d'Aran. [46585] ¿De qué derechos se trata? [46586] ¿Será necesario entrar aquí en un análisis pormenorizado de su origen histórico y su alcance jurídico? [46587] La extrema complejidad de dichos orígenes, unida a la extravagante diversidad existente en la aplicación del derecho (y del vocabulario) privarían al análisis de cualquier alcance general. [46588] Nos limitaremos con dar aquí breves indicaciones. [46589] Hemos de señalar, naturalmente, que en este caso no se trata de impuestos reales, ya que los archivos consultados son los del Patrimonio, es decir, las rentas del rey no como soberano sino como señor o propietario de diversas haciendas particulares. [46591] Existen otros impuestos indirectos; en Cataluña, el rey, o bien los hereda a menudo de la antigua Generalitat, como por ejemplo la bolla sobre el textil, o añade otros nuevos («guerra», «nueva ampra», etcétera); ya los hemos visto, o los veremos a su debido tiempo. [46592] Sin embargo, en lo que se refiere al Patrimonio, el rey arrienda sus propias rentas, rara vez alodiales o dominicales, y en su gran mayoría señoriales. [46593] No obstante, no se menciona el término «señorial»; los textos dan cuenta de «derechos reales», siempre que fuera el rey quien los cobrara, los cediera a un señor o volviera a confiscarlos; y aluden a derechos feudales y enfitéuticos -«feudales y enfiteuticarios»-, tal como lo hacían ya en el siglo XV. [46594] Esta larga tradición terminológica nos desaconseja el aceptar sin reservas la ya clásica distinción de los historiadores franceses, entre feudal y señorial. [46595] Sería sin duda interesante llegar hasta las más remotas fuentes de cada pueblo, castellanía, baronía, o de cada uno de los derechos parciales, a fin de discernir lo que dimana de los diversos grados del derecho jurisdiccional, de lo que es simple derecho útil Descubriríamos una diversidad de casos muy reveladora. [46596] En lo que se refiere a los derechos reales sobre los aguadejos fluviales, aguas pluviales y ríos, ya vimos cómo en Cataluña se reservaba e] rey el derecho de «establecerlos»; además -al inscribir esto en los registros del Patrimonio- lo hacía, no tanto como rey de España, sino en su calidad de conde de Barcelona. [46597] Esta generalización del derecho de establecimiento fue contestada, sin demasiado éxito, por algún que otro señor catalán. [46598] Ocurre que muchos de los derechos y propiedades, en un principio en manos de los condes de Barcelona, se habían ido enajenando a lo largo de los siglos precedentes. [46599] Y a la inversa: sucede que -v esto será lo que confiera notable importancia a los registros del siglo XVIII- el rey de España se había hecho cargo, en 1716, de los diversos señoríos y derechos señoriales pertenecientes a personajes y organismos rebeldes, los de la ciudad de Barcelona eran importantes, y no fueron restituidos jamás; éstos constituyen los hitos más relevantes de la serie estudiada. [46601] Por ello, una aplicación inmediata de la tentativa que hemos enunciado será la de proceder, siempre que sea posible, al análisis «microscópico» de un tipo particular de rentas, preocupándonos, sobre todo, por establecer correctamente la extensión y el valor característico del tipo de renta elegida. [46602] Visto esto, sería más importante saber a qué forma jurídica de renta correspondían los ingresos reales, sacados periódicamente a subasta. [46603] A pesar de la advertencia hecha a propósito del vocabulario, es al calificarlos de señoriales, en el sentido francés del término, cuando parece que quedan éstos más exactamente delimitados. [46604] Pero cabría preguntarse en qué medida la senyoria catalana del siglo XVIII se asemeja a la seigneurie francesa, o a lo que quedaba de ella, en esta misma época. [46605] La comparación con los vestigios señoriales detenidamente estudiados por Émile Appolis en la región del Lodévois, demuestran que entre el Midi francés y la Cataluña española existen semejanzas que alcanzan a menudo la identidad. [46606] Resulta curioso incluso descubrir a veces, bajo el afrancesamiento de términos propios del Languedoc y la castellanización de términos catalanes, las mismas palabras aplicadas a los mismos derechos, que se remontan a una muy Alta Edad Media. [46607] Y se advierte asimismo que el mejor trabajo, aunque por desgracia meramente descriptivo y jurídico, y por ello muy poco realista, sobre el régimen señorial catalán en el siglo XVIII bien podría encontrarse en un libro sobre el Midi francés. [46608] Aunque las obras generales acerca de la España de aquella época -desde Altamira y Desdevises du Dézert a Domínguez Ortiz- señalen muy bien los contrastes entre los diversos derechos provinciales y las diferentes prácticas regionales en el reino de España, no especifican demasiado la exacta supervivencia, en especial en Cataluña, de los privilegios jurisdiccionales de la nobleza, grande o pequeña, antigua o reciente, y de los derechos reales que ésta deducía de los ingresos del campesino. [46609] No es que Domínguez Ortiz se equivocara al afirmar, en un juicio somero pero justo, que el régimen señorial catalán no debía de ser ni particularmente duro para las personas, ni sensiblemente gravoso para la economía, cuando los diputados catalanes en las Cortes de Cádiz fueron los que menos se empeñaron en condenar las antiguas cargas, e incluso las defendieron. [46611] Lo mismo ocurre con otra afirmación de Domínguez Ortiz, según la cual esta relativa ligereza de las cargas señoriales en Cataluña provenía de la Sentencia de Guadalupe. [46612] No es ni del todo falso ni completamente exacto. [46613] En efecto, la Sentencia de Guadalupe dio la libertad personal al campesino y suprimió los «malos usos». [46614] Pero esta supresión sólo fue total en los seis «malos usos» clásicamente denunciados: remença personal, intestia, cugucia, xorquia, arcia e firma de spoli violenta , como dice la Sentencia. [46615] Respecto a los innumerables «usos» entendidos en el sentido estricto señalado por E. Appolis al referirse al Lodévois, es decir, respecto a los privilegios personales del señor (del tipo «albergue»), a las guardias en el castillo a los cánones estacionales por la más mínima entrada de productos animales o vegetales, a las faenas, también de temporada (o su equivalente en dinero ), todos estos usos no fueron suprimidos por la Sentencia de Guadalupe sino en la medida en que el señor no pudiera prevalerse de un capbreu , es decir, de un reconocimiento por parte del colono arrendatario, o cuando dicho colono pudiera probar la introducción abusiva de dichos «usos». [46616] En muchos casos se mantienen pues estos «usos», y encontramos, en efecto, vestigios de los mismos: aún se menciona más de uno en el Tratado de la capbrevación (reconocimientos e inventarios), reeditado en 1826, de Jayme Tos, abogado de la dinastía notarial de los Tos, encargado de los intereses señoriales de los duques de Cardona. [46617] Sin embargo, Tos reconoce que, a la hora de definir este tipo de «usos», «es muy difícil enumerarlos todos, y muchos que sólo son conocidos en cortos vecindarios, que ha introducido la costumbre y particulares convenciones; pero se aplican algunos de los más corrientes». [46618] Y reconoce también que -únicamente a través de los archivos pudo obtener la definición de algunos de ellos; lo cual no impide, dice Tos, que en el siglo XVIII, derechos como los de trajinería, de trilla, de llosol derecho que percibía el señor por el acerado de los arados en sus fraguas) fueran a menudo admitidos (capbreuats ), que el jornal de bueyes, conocido con el nombre de jova , estuviera fijado en diez sueldos, y que los duques de Cardona hubieran obligado judicialmente, en 1688, a todo el condado del Pallars, a pagarles un escudo de oro por «fuego y puerta», como «fogaje». [46619] A pesar de todo, los verdaderos derechos señoriales generalizados son aquellos cuya permanencia queda perfectamente expresada en la Sentencia de Guadalupe: diezmos, primicias, censos, tascas, quintos, cuartos y otros derechos reales que sean acostumbrados pagar por razón y causa de los mases, tierras y possessiones que possehen y possehirán ... [46621] Los censos son la característica más típica de la propiedad eminente, y en los «establecimientos» enfitéuticos recientes ocurre bastante a menudo que aquéllos sean percibidos en especies, y por esta misma razón no despreciables. [46622] La tasca se asemeja al «onzavo», la onceava parte de las cosechas, en gavilla o grano, tras la deducción del diezmo; el agrario es la sexta o quinta parte, y el braçatge , la veinteava. [46623] Estas «partes de frutos» recuerdan a los champarts franceses. [46624] Tos recomienda a los señores que conserven cuidadosamente, en las fórmulas de aprobación, las palabras «y otros derechos» (dominicales o reales), ya que no hay que dejar caducar ninguna de estas percepciones tan heterogéneas. [46625] También existen las «banalidades» -banalités , en francés- (hornos, prensas, molinos de aceite y harina y, a veces, pozos), aunque aparezcan, de forma muy ocasional, en Cataluña. [46626] Por el contrario, son percibidos con mucha frecuencia los peajes pasos y derechos de mercado, herederos directos de derechos soberanos antes que dominicales. [46627] Sin embargo, el rey -aunque siempre a título «patrimonial» y no de impuesto- se reserva el derecho de «establecer» a todo lo ancho del Principat los mesones de los caminos, las panaderías y las tabernas. [46628] Mucho más importantes, aunque casuales, son los laudemios (lluïsmes , en catalán), puesto que, como los censos, representan el verdadero reconocimiento de la propiedad eminente; son éstos, derechos de sucesión y transmisión de herencias, que pueden alcanzar hasta el tercio del valor de la tierra (o de la casa), a lo que hay que añadir el rescate del derecho de prelación del señor (o fadiga ). [46629] Puede suceder, ciertamente, que el señor renuncie graciosamente a todos o a parte de estos derechos. [46631] LA UTILIZACIÓN DE LAS RENTAS DE TIPO SEÑORIAL: SEÑORES Y ARRENDATARIOS [46632] Intentaremos ver seguidamente en qué se emplearon estas rentas señoriales, la mayor parte de las cuales protagonizó los considerables progresos que acabamos de ver. [46633] Cuando se trata del rey, o de grandes personajes como los herederos de la casa de Cardona (de ahora en adelante, son los Medinaceli), y más comúnmente, de casas de antiquísima nobleza, estas rentas se añaden a las de otras propiedades dispersas por toda España; nada nos impide pensar que algunas fueran reutilizadas in situ para el perfeccionamiento de la agricultura -ya vimos los casos en que grandes señores como los Medinaceli o los Perelada contribuían a la desecación de lagunas o al mantenimiento de los molinos y obras de riego más importantes-; pero ya señalamos al mismo tiempo que más bien escasearon las iniciativas de este tipo, y que la gran mayoría de mejoras agrícolas se debieron a pequeños y medianos agricultores. [46634] En cuanto a las iniciativas comerciales o industriales, dentro del marco regional, nada deben sin duda a este tipo de capitales. [46635] Pero entre los beneficiarios de la renta señorial bajo todas sus formas, hemos encontrado a adquiridores más o menos recientes de señorías «jurisdiccionales», cuya condición de hombres de negocios no puede pasarnos desapercibida. [46636] Cuando los Pongem, Alabau, Guàrdia, Pujol, Puig, Duran (los de Barcelona y los de Cervera), el heredero de los Alegre convertido en barón de Castellet, uno de los Canals convertido en barón de la Vallroja, obtienen de sus castellanías o baronías beneficios acrecentados, éstos van a engrosar los otros -más importantes aunque también más inseguros-procedentes de sus negocios comerciales, volviendo a emplearlos además en estos últimos. [46637] Así es como actúan los Pongem. [46638] Se podría objetar, en especial respecto a la primera mitad del siglo, que los ingresos de dichas señorías jurisdiccionales fueron reducidos, de entre los cuales los arrendamientos reales parecen ofrecernos un tipo medio: unos cientos de libras al año. [46639] ¿Se puede con ello mantener o lanzar una empresa capitalista, por modesta que ésta sea? Pese a ello, ya veremos cómo el desarrollo del capitalismo catalán, en el siglo XVIII, no irá mucho más allá de la yuxtaposición de empresas de muy reducida envergadura, en las que, incluso en los negocios organizados de forma individual, las aportaciones de fondos son precisamente de unos cientos de libras. [46641] Se pueden colocar algunos doblones sólo «por riesgo de mal» en las embarcaciones de la costa, o en calidad de «compañero» de una pequeña sociedad, o incluso como simple obligacionista. [46642] Y lo mismo ocurrirá en el caso de los molinos de papel o de las primeras fábricas de indianas. [46643] Así pues, la escasez de las sumas percibidas a título señorial no es una razón para negar su papel dentro de un sistema de financiamiento tan fragmentado. [46644] Tenemos ejemplos concretos de personajes de cierta nobleza urbana, hacendados que, participando en los crecientes beneficios del cultivo del suelo, colocan en la industria papelera cantidades modestas, procedentes de sus rentas de propietario, pero que son suficientes para situarlos entre los creadores de dicha industria; éste es el caso, por ejemplo, del marqués de Llió o de los Argemir. [46645] Pese a ello, es seguramente muy reducido el número de auténticos señores «jurisdiccionales» que hayan participado de modo directo en los negocios. [46646] Junto a algunos de los señores que acabamos de citar, o a los Milans, cuyos derechos rurales parecen anteriores a la actividad actual, la gran mayoría de casos nos ofrece el ejemplo inverso: títulos de naturaleza feudal adquiridos tardíamente gracias al enriquecimiento comercial; con lo cual, en este caso, difícilmente podrá atribuirse el origen de la empresa capitalista al incremento de las rentas señoriales. [46647] Recordemos ahora que estas rentas señoriales no enriquecen sólo al señor, sino también a su o sus arrendatarios. [46648] Y en el caso de estos últimos, advertimos vínculos más modestos, pero más concretos, entre la acumulación del capital procedente de la tierra y la empresa comercial o industrial. [46649] Cabe preguntarse, en efecto, quiénes fueron estos arrendatarios de los derechos reales o señoriales. [46651] Podemos redondear hasta mil el número de datos seguros recogidos sobre las profesiones de los adjudicatarios, sus fiadores y competidores, entre 1715 y 1808, con respecto a los arrendamientos de rentas reales. [46652] De entre ellos, 239 -algo menos de una cuarta parte- son «labradores», o sea, campesinos acomodados y propietarios; 263 -algo más de una cuarta parte- tienen profesiones comerciales más o menos brillantes, o sea, según el orden de jerarquía del siglo XVIII: 10 agentes de cambio y bolsa, 74 «negociantes», 141 «comerciantes», 19 «vendedores de tejidos» (aquellos botiguers de draps, botiguers de teles , tan a menudo citados, desde los Julians del siglo XVII hasta el senyor Esteve de Rusiñol, como símbolos de la pequeña burguesía mercantil catalana), 7 son «revendedores» (término menospreciado que se procura abandonar tan pronto como se pueda); por último hay 2 «empleados» (se trata pues de un caso poco frecuente, aunque en el comercio catalán el empleado sea a menudo el futuro amo, el hijo menor en situación de aprendizaje; no obstante, como para la adjudicación se requieren garantías inmobiliarias, no suele declararse el grado de «empleado»). [46653] Así pues, la mitad de los participantes en las subastas de los arrendamientos reales -502 sobre 1.000- se compone de campesinos y comerciantes para quienes la codiciada operación será un complemento, nada despreciable, de explotaciones agrícolas o empresas mercantiles, en su mayoría modestas. [46654] La otra mitad queda repartida entre 10 personajes dotados únicamente de un título honorífico o administrativo, 74 miembros profesionales liberales y, por último, más de 400 artesanos, urbanos o rurales, pertenecientes tanto a los gremios más brillantes -«droguistas» o «joyeros»- como a los más humildes: «posaderos» o «carreteros». [46655] Así queda patente la tradicional importancia, dentro de la sociedad catalana, de la estructura artesanal, herencia de un lejano pasado, y con tanta fuerza en el mundo rural como en la economía de la capital. [46656] Beneficios de los arrendamientos y actividad rural [46657] En lugar de establecer distinciones entre labradores, comerciantes o artesanos, resulta más interesante diferenciar aquí los beneficios de los arrendamientos probablemente reutilizados en la economía rural de aquellos que van a engrosar el capital barcelonés, en un medio propicio a especulaciones de mayor envergadura. [46658] Quede claro que los labradores (pagesos ) siguen siendo el elemento fundamental, creador de la economía rural. [46659] Su papel en el arrendamiento de los derechos nos corrobora la existencia de un campesinado acomodado e independiente, la pagesia catalana, y en especial la de las masías, que gracias a la variedad de sus recursos consiguen mantenerse al margen de las vicisitudes del ciclo agrícola y que, viviendo con bastante holgura, perciben además algún suplemento en dinero con el cual lanzar a los hijos menores -fadrins - a la batalla económica, o especular directamente, llegado el caso. [46661] Sin embargo, encontramos arrendatarios o fiadores para dichas adjudicaciones entre los pagesos de Agramunt, Puigvert, Seró, Segur, en el arrendamiento de Agramunt; de La Guàrdia, Talarn, Àger, Peramea, Tremp, en el arrendamiento de Talarn; de Organyà, Nives de Cerdanya, Castellbò, Llerona, la Seu, Bagà, Estamariu, La Guardia, Tremp, en el arrendamiento de Castellbò; de Ger, Bellver, Guils, Sanavastre, Bolvir, Alp, Llívia, Sant Julià d'Uixols, Puigcerdà, en el arrendamiento de Llívia, y de las mismas localidades (más Das) en el de Puigcerdà; de Flix, Riba-roja, Alforja, la Fatarella, Cabassers, en Flix-La Palma; de Bellcaire, Pineda, Verges, Pals, en Bellcaire y Pals. [46662] Para quien tenga cierto conocimiento de la geografía del Principat- sobre todo en lo que se refiere a las tierras altas occidentales y septentrionales- estos primeros datos demuestran que no sólo de las villas importantes, sino también de los pueblos y aldeas, proceden los labradores lo bastante emprendedores como para asociarse a los beneficios de las adjudicaciones. [46663] En algunos casos, podemos llegar a saber de qué tipo es su modesta, aunque sólida fortuna; cuando se pide un certificado de solvencia a determinados fiadores de las adjudicaciones (cosa que debe de ocurrírles sólo a los menos ricos), se elabora un cuadro de sus bienes: en 1734, es presentado como fiador, para el arrendamiento de Castellbò, Agustí Ubach, prototipo de aquellos labradores (probablemente hijos menores de otra familia) que todo lo deben al matrimonio con la heredera de una masía -la pubilla del derecho civil catalán-; en efecto, el hombre no posee ningún bien; precisamente por eso el fisco exige garantías; de hecho, aquél adoptó el nombre de la masía de su mujer («Agustí Ubach, alias Viñoles, labrador del manso de Viñoles, lugares de Ges y Serchs, baylía y término de La Bastida»); pero su mujer es «dueña y señora legítima» de la propiedad, valorada en 6.000 o 7.000 libras por lo menos, más 400 corderos, 18 vacas o bueyes y 160 cabras, reduciéndose las cargas que gravan la «masada» a 10 libras anuales. [46664] El otro fiador ofrecido es de Bescaran, otra aldea de la Cerdanya; es menos rico, valorándose sus bienes sólo en 3.000 libras, no obstante, se le atribuyen además 11 bueyes o vacas, 20 cabras y 100 corderos, cosas todas ellas que el fisco no considera suficientes para garantizar las 3.230 libras prometidas en el arrendamiento. [46665] El adjudicatario presenta entonces a un tercer fiador, Joan Vidal i Batlló, que, además de sus bienes raíces evaluados en 3.500 libras, posee 200 corderos o cabras y 6 cabezas de ganado mayor, estos bienes están gravados por antiguas hipotecas, aunque también en este caso sólo suponen unas diez libras anuales. [46666] Dadas las exigencias y los recelos del fisco, parece que nos hallemos realmente ante el mínimo de bienes exigido a un campesino para poder asociarse a una adjudicación media (3.230 libras para 3 años). [46667] Ahora bien -tan sólo por el número de ganado que poseen- se trata de campesinos acomodados. [46668] Seguramente lo son más aún la mayoría de participantes en las subastas de arrendamientos reales. [46669] Pero en nuestro extracto de localidades en donde se mencionaba a campesinos-adjudicatarios, omitimos voluntariamente los casos en que dichos labradores vivían en pequeñas ciudades, cabezas de partido, interesándose de modo sistemático por la especulación sobre la percepción de rentas. [46671] Se trata entonces de un verdadero negocio. [46672] Resulta especialmente ilustrativo el caso de los Gironella, en Berga, entre 1716 y 1745: la familia aparece nombrada 48 veces en las listas que hemos elaborado e interviene al mismo tiempo en las adjudicaciones de Agramunt, Talarn, Castellbò, Madrona, Moià e, incluso, en 1726, de Bellcaire- un círculo bastante amplio, como vemos, en torno al lugar de origen de los Gironella-. [46673] No se plantea duda alguna acerca de la solvencia de la familia, tan extensamente comprometida, aunque se trate, sin posibilidad de error, de una familia de campesinos; el cabeza de familia es Joan Gironella «labrador de Berga», al que siempre se menciona en primer lugar. [46674] Nos hallamos pues ante un ejemplo, por parte de la riqueza territorial plebeya, del inicio de una especulación sobre la percepción de los derechos señoriales, cuyos beneficios crecientes irá acumulando. [46675] No es éste el único caso. [46676] Hacia mediados de siglo, uno de los más encarnizados licitadores, Esteve Anglada, bachiller y más tarde doctor en leyes, es hijo de un labrador de la Cerdanya, de Llívia, que se ofrece como fiador, contando primero, antes de hacerse independiente, con la ayuda de los conocimientos jurídicos del hijo en la discusión de las «tabas»; no cabe duda alguna acerca del origen rural de los primeros fondos; los Anglada intervienen en Talarn, Castellbò, Llívia, Pals y Mataró, el padre desde Llívia y el hijo desde Barcelona. [46677] Durante el último decenio del siglo, un campesino aislado, Benet Campà, instalado tanto en Llívia, en la Cerdanya, como en Bagà, del otro lado de los Prepirineos, arrienda o intenta arrendar los derechos reales no sólo en su comarca de origen -la Cerdanya o el vizcondado de Castellbò- sino también hasta en Bellcaire, cuyo arrendamiento está en su poder en el momento álgido de la adjudicación (6.300 libras); tiene como fiadores a otros dos labradores de Bagà, siendo uno de ellos Josep Campà. [46678] Intervino asimismo en la adjudicación del Vall d'Aran. [46679] Berga, Llívia, Bagà: resulta significativo que lugares alejados, en la montaña, puedan ser cuna de familias campesinas como éstas, capaces de emprender lejos la recaudación de los diezmos, e incluso de tener agentes en Barcelona que defiendan sus intereses ante el fisco. [46681] Aunque tengan bastantes otras oportunidades para invertir sus fondos, también los labradores de los alrededores de Barcelona, rica zona de regadío, forman compañías arrendatarias para la recaudación de las rentas reales: en Sant Boi de Llobregat, L'Hospitalet, Cornellà, Sant Andreu del Palomar, Santa Coloma de Gramenet, Sant Martí de Provençals. [46682] Debemos repetir, por último, que los arrendamientos reales son arrendamientos reducidos y pobres al lado de los de algunos señores; en el caso de los Cardona, se adjudica el arrendamiento sobre la Segarra, que supone 30.000 libras, a un labrador de Torà, que parece valerse como fiador. [46683] Tales son los recursos de la pagesia catalana. [46684] Pese a ello, la pagesia no condensa en sí misma toda la economía rural. [46685] En las pequeñas capitales comarcales, artesanado y comercio tienen una vida intensa. [46686] No vamos a estudiarlos ahora en concreto, ya que constituyen una de las formas de la actividad de producción e intercambios que analizaremos en otros capítulos. pero nos interesa subrayar el estrecho vínculo entre el desarrollo del artesanado y del comercio local con el sistema agrario. [46687] La costumbre del heredero único obliga a los hijos menores de las familias de labradores a ganarse independientemente la vida. [46688] Muchos se esfuerzan en hacerlo sin romper por completo la solidaridad familiar, alquilando, no lejos de la masía o en la villa paterna, un batán, un molino de papel, o bien instalando una cordelería, o abriendo una tienda. [46689] PROPIEDAD Y EXPLOTACIÓN [46691] A decir verdad, ni las deducciones feudales ni el diezmo representan una forma de propiedad. [46692] Recuerdan la antigua jerarquía social. [46693] Pero un noble con poderes jurisdiccionales es, en el sentido estricto del término, tan sólo propietario del mansus indominicatus de antaño, los domenges de la topografía catalana. [46694] Así, en Cataluña, los duques de Híjar son señores de la ciudad y del condado de Vallfogona. [46695] En calidad de señores, perciben, por el sistema de arrendamiento que ya hemos definido, los diezmos y rentas de dicha ciudad y condado. [46696] Pero en el sentido moderno de la palabra, no son propietarios más que del castillo, de un molino de harina que depende de él, de un hostal y de siete explotaciones agrícolas: seis heretats - Llestanosa, Puigvassall, Pladefalgars, Angelats, Massica, Milany y Xixa- y una masía, lo mas Reig . [46697] Por otro lado, incluso dentro de los límites del Principat, ésta no es sino una pequeña parte de sus propiedades y dominios. [46698] Se trata, sin embargo, de un caso bien característico; en las otras grandes casas nobles cuyos registros notariales o archivos privados nos han permitido reconstruir grosso modo sus posesiones rurales en el siglo XVIII -los Cardona, Dalmases, Esponellà, Barberà- se mantiene siempre la misma estructura: grandes territorios sin parcelar sujetos al antiguo derecho feudal, pero propiedad parcelada en numerosísimas unidades de cultivo. [46699] Existe una propiedad aristocrática muy extensa, cuyas rentas -especies o dinero- vienen a añadirse a las deducciones señoriales arrendadas. [46701] Al analizar los progresos del regadío, Vimos, en personajes de menor categoría, algunas iniciativas agrícolas de cierta envergadura, como el pantano de don Antoni de Duran o los arrozales de don Salvador de Caraman. [46702] Pero las tierras más extensas sin parcelar, mencionadas en la vasta documentación de las «concesiones» reales son de 200 jornales de siembra y de 100 jornales si se trata de viñas. [46703] La formación de una importante propiedad rural como la de los Guarro se consigue mediante compras sucesivas de «masadas» y heretats de reducida extensión. [46704] Tanto si consultamos los registros reales de los laudemios deducidos en el momento de las transmisiones de herencias («firmas de señoría»), como los capbreus (reconocimientos e inventarios) cuyo estudio sistemático resultaría difícil aunque revelador, o incluso los pleitos por la utilización de determinado sistema de riego, en todos los casos sacamos siempre la misma impresión de división extrema de las posesiones, de intrincada red en la que se hallan juntos los más grandes nombres catalanes al lado de los más humildes campesinos y artesanos, en parcelas de reducida extensión todas, estableciéndose tan sólo por el número la diferencia entre las fortunas. [46705] Lógicamente, debe de ser relativo el concepto de «reducida extensión»: en las tierras intensivamente explotadas del Pla de Barcelona o del Maresme, se refiere a menos de diez «mojadas» de campos, o menos de veinte jornales de viña (de «cavadura de hombre»); en las mesetas de la Segarra o del Solsonès, un campo de treinta «cuarteras» de simiente no representa un valor más alto; por último, cuando se pone a la venta un mas , una heretat , no se indica su superficie, por tener poca importancia, dada la variedad de la explotación. [46706] Pero incluso en las postrimerías del siglo, el valor de una buena heretat de los alrededores de Barcelona, o del conjunto de bienes raíces de la familia Pongem, oscila entre las 20 y 25.000 libras, y sin embargo se trata de buenas propiedades, no de propiedades corrientes; vemos, por lo tanto, que su valor sigue siendo módico. [46707] Así pues, Young no iba desencaminado en su encuesta cuando llegó a la conclusión de que, en Cataluña, no existían gentlemen propietarios-residentes, y de que predominaba la pequeña propiedad o, cuando menos, la pequeña explotación; se trataba, por lo demás, de una opinión generalizada. [46708] Pero antes de deducir, como hizo Young, que había una escasez muy grande de capitales disponibles y, por consiguiente, de iniciativas económicas del mundo rural catalán, deberían de concretarse numerosos aspectos, tal y como nos lo sugiriera ya el estudio de las adjudicaciones de arrendamientos. [46709] Puede ser importante, en efecto, distinguir entre cultivador propietario y cultivador no propietario, una vez admitida la existencia generalizada de pequeñas y medianas explotaciones. [46711] Sin embargo, ¡qué diferencia con el arrendatario, el cual, sujeto a la mayor parte de idénticas obligaciones tiene que pagar una cantidad que puede parecernos hoy reducida -la mayoría de arrendamientos se sitúan entre las 50 y 200 libras a principios de siglo y entre 200 y 400 a finales- pero que representaba entonces los ingresos anuales de un buen artesano, un buen empleado o un buen funcionario! Existe una gran diferencia también con el aparcero, quien tenía que entregar, de su cosecha, una parte casi equivalente a la mitad, sin contar las multiples obligaciones secundarias. [46712] Resultaría útil por lo tanto, poder valorar ahora en cifras la proporción de explotadores directos y la de arrendatarios del suelo. [46713] El censo de 1797, citado casi siempre a partir de Canga Argüelles, menciona a 21.139 labradores propietarios, 26.396 arrendatarios y 60.322 jornaleros, de un total de 171.764 «familias» censadas. [46714] Hay que aclarar que, pese a su valor orientativo, dichas cifras no nos satisfacen; no vemos catalogados a los enfiteutas antiguos o recientes, a los roturadores a rabassa ni a los masovers con partes de frutos. [46715] Además ¿en qué encuesta pormenorizada se basan dichos datos globales? [46716] En el único censo - el de Floridablanca- cuya relación pormenorizada poseemos, gracias a los manuscritos del Palacio Real, no se hacen las mismas distinciones ya desde la fuente; no aparecen los arrendatarios a los labradores no se les denomina necesariamente propietarios aunque en la zona de Vic, por ejemplo sean seguramente cultivadores perpetuos, pero no propietarios del suelo. [46717] La acusada proporción de jornaleros indica, por lo tanto, que no siempre se ha establecido la distinción entre obrero agrícola y pequeño cultivador; en efecto en la mayoría de zonas: la división de las posesiones nos hace pensar que predomina el trabajo directo, dejando poco margen a la mano de obra asalariada (excepto para trabajos temporales). [46718] Ahora bien, según creemos, el censo de 1797 se basa en los datos de Floridablanca. [46719] Todo esto no ayuda a esclarecer el problema de las condiciones agrarias; y tampoco lo consiguen los textos; veamos lo que dice el Diario de Barcelona : «En este Principado pocos son los labradores y jornaleros que no tengan alguna porción de tierra propia; lo que contribuye más a aumentar la población». [46721] En este texto, nos parece que se pone de relieve un hecho en especial el de que nada hay más confuso, durante el Antiguo Régimen catalán, que el concepto de propiedad; aún hoy quedan vestigios de ello (en este sentido, la sociedad catalana sigue siendo algo feudal). [46722] La causa se halla en esta extensión del régimen señorial debido a lo cual la inmensa mayoría de tierras está sujeta a una propiedad eminente, mientras que, por el contrario, mediante el sistema del «establecimiento» a censo fijo y del «precario», una masa considerable de campesinos no propietarios se encuentran tan asentados en la tierra que cultivan que llegan a considerarla, de hecho, como cosa propia. [46723] Existe poca propiedad absoluta, «alodial», pero existe una cuasi propiedad extendida por doquier. [46724] Debemos añadir que el siglo XVIII todavía favorece más su extensión. [46725] Ya vimos, al referirnos a las roturaciones, cómo en este siglo se bate el record de las concesiones a censo fijo en los papeles de la familia Dalmases; y, además de esta actitud de los grandes señores, las propias masías, que a menudo provienen también de un «establecimiento» enfitéutico, no dejan de subestablecer. [46726] Resulta curioso encontrar en los economistas catalanes, empapados no obstante de las doctrinas de Young y de literatura fisiocrática y, más tarde, liberal, la constante alabanza de esta propiedad mitigada, cargada de obligaciones, dividida y, en resumen, tan poco conforme con la gran propiedad ideal de la nueva agricultura». [46727] b) La cuasi propiedad el establecimiento enfitéutico [46728] Existe una absoluta unanimidad en los elogios. [46729] Tanto si lo atribuimos a Capmany como a Caresmar, el Discurso de 1780 representa la postura común a estos historiadores-economistas-sociólogos reverenciados a la vez, y no sin razón, por el pensamiento ilustrado del lugar, por los buenos administradores y por los viajeros-investigadores extranjeros no demasiado presurosos de irse, como Townsend o Laborde. [46731] Estos establecimientos han producido en Cataluña efectos los más ventajosos para el aumento de la población y beneficio común de todos sus havitadores, porque en virtud de reales Determinaciones se han otorgado por los bayles, aora Intendentes, en el dilatado transcurso de más de tres siglos, un sin número a favor y utilidad de varias ciudades, villas y lugares en que actualmente hacen parte de sus propios; otros han sido concedidos a favor de los señores baronales, con facultad de establecer a censo de nuda percepción y otros a particulares vecinos o terratenientes de los pueblos. [46732] Estos establecimientos que también se hacen por los señores baronales y por los demás poseedores ricos en sus respectivos territorios, son un manantial de los más fecundos para la población de Cataluña a que también contribuye en gran parte el que sus haciendas estén repartidas en pequeñas porciones, porque así son mas bien beneficiadas y cultivadas, como lo acredita la experiencia, viéndose labradores que con una limitada extensión de terreno áspero y casi inaccesible por su naturaleza, viven a expensas de su indefensa fatiga, bien alimentados y que acomodan y facilitan un honesto modo de subsistir a sus hixos. [46733] Una cierta distribución agraria por medio de los establecimientos, hace que cada vecino posee una cierta porción de tierra en propiedad como ya se ha insignuado, y cultivadas prolixamente y con amor que induce ser todos los adelantamientos en beneficio propio producen fructos que de otro modo no pudieran esperarse. [46734] Ya vemos cómo no se hace prácticamente distinción entre «establecimiento» y pequeña propiedad. [46735] En efecto, el censo es reducido, y si el propietario se conforma con tan limitado beneficio, es porque no podría contar con otros medios para roturar, en un momento en que la proliferación demográfica impone una extensión de la agricultura. [46736] El Discurso no olvida tampoco las demás categorías de «establecimientos»: los de las aguas, las minas, los molinos y los hostales; parece atríbuirles de buen grado el impulso económico e incluso la industrialización. [46737] Hemos elegido el Discurso porque es el más explícito. [46738] Tanto Barba, abogado y agrónomo, como Tos, notario y especialista en la «capbrevación»: así como Zamora, administrador y encuestador, han emitido acerca del «establecimiento» análogas opiniones. [46739] El inglés Towsend, que además sacó de ellos sus informaciones -ya que reproduce un ejemplo citado por Tos-, adopta la opinión general acerca de las consecuencias favorables de la cuasi propiedad enfitéutica. [46741] Ya sabemos que, en 1799, al inducir las necesidades financieras a la aplicación de las ideas del siglo, el gobierno de Godoy ordenó la venta de una importante cantidad de bienes eclesiásticos, la recompra de las hipotecas y los censos mediante «vales» reales totalmente desacreditados, a la vez que la limitación de los «mayorazgos»: una serie de medidas éstas cuya aplicación a fondo podía suponer, en una región más rica que Castilla, el inicio de la liquidación del antiguo latifundio en provecho de una propiedad burguesa o campesina, mediana o pequeña. [46742] También sabemos que este primer intento de reforma agraria fue un fracaso. [46743] En Cataluña, en donde el sistema centralizado pretendía aplicar sin modificación alguna las mismas medidas, las órdenes reales fueron duramente criticadas por los organismos oficiales. [46744] Como es lógico, dichos organismos representan de hecho la mentalidad de los propietarios: su reacción no significa que una recompra fácil de las cargas que gravan a los colonos no haya supuesto para éstos una auténtica ganga. [46745] La protesta del municipio barcelonés demuestra precisamente que se llevó a cabo en efecto la operación de la recompra. [46746] Muchos de los que se hallaban sujetos a censos y censales realizaron el capital necesario en «vales», comprándolos, según nos dice el texto, con primas del 60 o 70 por 100 a favor de la moneda metálica. [46747] Por el contrario, la recompra del censo se pagaba obligatoriamente según el valor nominal del papel. [46748] De todas formas, para que se produjese esta operación, los colonos no podían carecer de piastras, doblones ni «escuditos». [46749] En Casilla, debió de ser sin duda la pobreza general la que restó toda eficacia a la reforma. [46751] Además, su utilización para la compra de los censos pudo atenuar su caída. [46752] En todo caso, los informes al Consejo Supremo del Municipio y de la Audiencia no dejan ninguna duda acerca de la importancia otorgada por dichas administraciones al mantenimiento del sistema enfitéutico. [46753] La Memoria Municipal de 1801 recoge las ideas de Tos, de Barba, Zamora y del Discurso : «el establecimiento» brotó de la propia naturaleza del suelo catalán, pobre y de roturación difícil gracias a él existe un contraste entre Cataluña, densamente poblada pese a su esterilidad natural, y los desiertos castellanos; en virtud del mismo contrato, la propiedad muy extendida en su origen, se hizo mediana y, por último, pequeña, en especial el viñedo, que se desarrolló recientemente en detrimento de los territorios «vinculados y de mano muerta». [46754] En otras palabras: la reforma agraria deseada en Castilla se había producido en Cataluña de modo espontáneo, por el simple ejercicio del derecho regional. [46755] A la recompra prescrita desde Madrid, que consumía el dinero disponible en la provincia, el Municipio oponía la situación anterior, en la que cualquier hombre (aunque se tratase de un humilde jornalero) podía ser «establecido» en una tierra, mejorándola y construyendo en ella su casa gracias a módicos préstamos, avalados por la propia explotación. [46756] Al suponer la recompra en vales la ruina del propietario, éste iba a dejar de establecer «a censo» y de prestar «a censal». [46757] Herido de muerte el sistema enfitéutico, se desmoronarían la agricultura y con ella, toda la economía del Principat.