[49001] Hasta ahora hemos analizado el aumento de las fuerzas productivas en Cataluña, así como el de la propia producción y el de los distintos tipos de ingresos, aunque limitado todo ello al ámbito agrícola. [49002] En nuestra opinión, han podido apreciarse ya signos relevantes de una profunda transformación de la sociedad, puesto que un número cada vez más elevado de agricultores considera el producto de la tierra como una «mercancía» propiamente dicha, obtenida con vistas a un «mercado», a cambio de una «ganancia», en el seno de una explotación digna de ser denominada a menudo «empresa». [49003] Sin embargo, sigue siendo excesiva la parte de dichos ingresos deducida mediante apremio jurídico señorial, y demasiado reducida la que se basa en la explotación de la mano de obra asalariada, para que podamos hablar realmente de agricultura «capitalista». [49004] ¿Cómo poder hacerlo en el siglo XVIII y en una región en la que, aún a mediados del siglo XX, la vitalidad de la enfiteusis y de la rabassa sigue denotando un marcado carácter feudal? [49005] Sólo en la medida en que una gran parte de los ingresos agrícolas, en lugar de engrosar las arcas del señor o asegurar la vida del campesino parcelario, tenga probabilidades de verse invertida en las modernas iniciativas, capaces de superar los límites de la antigua vida artesanal y gremial, sólo entonces quedará abierto el camino para el futuro capitalista de la sociedad. [49006] Pero antes de emprender el estudio de la «industrialización» -por más que ésta sea realmente la única etapa decisiva-, se impone el análisis de otro factor. [49007] En los orígenes de toda «revolución industrial» es típica la intervención del «capital comercial». [49008] Es preciso, por lo tanto, definir con cuidado en qué consiste dicha intervención y el modo en que conviene interpretarla. [49009] Función y límites del capital comercial [49011] Esto sólo se conseguirá estableciendo una cierta distancia entre el valor creado por los productores y el que éstos consumen. [49012] Cierto es que el «mercader», por humilde que sea, se queda siempre con una parte de dicha acumulación. [49013] En la Edad Media, la deduce tanto del campesino como del señor, mientras que en una sociedad capitalista la deduce del beneficio de empresa. [49014] Pero precisamente, cuanto más se desarrolla la circulación interna, cuanto más competitiva se hace, más tiende a quedar fijado el «precio» local y momentáneo de las mercancías en torno a un «valor» más ampliamente establecido (el «precio natural» de los clásicos y, para nosotros, el precio de larga duración) y más escasean las oportunidades de ganancias especulativas típicas de la Edad Media, tales como usuras, almacenamientos, monopolios y especulaciones debidas a la escasez. [49015] De hecho, al encaminarse hacia un régimen capitalista pleno, la sociedad va reduciendo cada vez más el beneficio mercantil a la retribución regularizada de un simple servicio distribuidor. [49016] El movimiento comercial interno [49017] De poco nos serviría, pues, para informarnos del avance de la transformación que está en camino de producirse, evaluar el progreso global del comercio interior en la región que estamos estudiando. [49018] Determinados índices de tipo fiscal, referentes al consumo y a la circulación, nos permitirán afirmar que en la Cataluña del siglo XVIII dicho progreso, relativo a los intercambios internos, fue rapidísimo. [49019] Esto puede considerarse lógico en una época en que el número de consumidores se duplicaba con creces, los hombres se concentraban en las aglomeraciones, crecían aún con mayor rapidez los precios, los beneficios y las rentas, a la vez que aumentaba el índice de salarios, y más aún su masa. [49021] A decir verdad, dicha evaluación resultará sin duda más que proporcional a este incremento, en el caso hipotético y plausible en que se encuentre comercializada una parte, en constante crecimiento, de los productos obtenidos. [49022] Pero también, tal como hemos señalado anteriormente, en igual medida en que se produce el aumento de la masa de productos en circulación y del número de comerciantes y transportadores, escasean cada vez más las oportunidades de beneficios especulativos . [49023] De ahí que la nueva distribución de la plusvalía global entre rentas señoriales que siguen deduciéndose, beneficios de empresas en formación y beneficios de intermediarios, dependa de una dinámica particularmente compleja, por lo que sería utópico, aun disfrutando de las mejores condiciones de observación estadística, pretender obtener una reconstitución exacta de la misma. [49024] Ahora bien, si lo que nos interesa es tan sólo desentrañar algunos tipos de mecanismos económicos y de comportamientos sociales, nos quedará la posibilidad de conformarnos con análisis parciales y descriptivos. [49025] Y, pese a estas imperfecciones, resultará de cierta utilidad intentar dar respuesta a algunas preguntas. [49026] Se plantean algunos interrogantes, como por ejemplo, el saber qué se hizo, en el transcurso de la centuria, de aquellos adjudicatarios de derechos feudales, aquellos «comerciantes-labradores» que seguían tan estrechamente vinculados a la sociedad y economía antiguas, y qué tipo de «clase mercantil» llegaron a constituir poco a poco. [49027] Cabe preguntarse también en qué medida los excedentes de población rural -y en especial los hijos menores ( fadrins ) de la masia - contribuyen a la proliferación de carreteros y tenderos exigida por el crecimiento del intercambio interno, y en qué proporción pasan a engrosar las tropas de reserva que componen los asalariados. [49028] Interesa saber, asimismo, en qué medida los ambientes modestos de comerciantes surgidos espontáneamente de la vida rural pasan a ser reclutados para el «gran comercio», urbano, marítimo y colonial, siendo éste, como veremos,de carácter distinto. [49029] Y por último, dónde, cuándo,cómo y mediante qué lento proceso o qué crisis pasajeras las preferencias del hombre emprendedor fueron distanciándose de la iniciativa comercial para centrarse en la iniciativa industrial, pasando de la operación especulativa a la inversión productiva. [49031] El movimiento comercial externo [49032] El «gran comercio» plantea otros interrogantes. [49033] O mejor dicho, el comercio exterior , y muy en particular, el comercio colonial . [49034] No especialmente porque éstos sean de otro nivel - en Cataluña, por lo menos,dejan margen a iniciativas muy modestas-, sino más bien por tener otro carácter . [49035] Sabemos que, incluso en las postrimerías del siglo XVIII, ponen en contacto mercados en los que son tan diferentes las condiciones de producción y venta, y con cantidades tan limitadas de mercancías, que en modo alguno puede considerarse ya la operación comercial como un intercambio a «precios mundiales», en un «mercado mundial», sino que sigue siendo una «aventura» especulativa, tal y como se recoge en el léxico del préstamo marítimo y como lo demuestren los tipos de interés que éste aplica. [49036] Dicho de otra forma: durante todo el período estudiado, se mantiene, en algunas plazas catalanas que se dedican al gran comercio marítimo y colonial, un «capital comercial» en el sentido casi medieval de dicha expresión, cuyas ganancias, basadas, tanto en situaciones de lejanos desequilibrios y monopolios, como en el riesgo para la navegación, no proceden fundamentalmente del sistema de producción regional. [49037] Por eso mismo, no hay que esperar que la observación del desarrollo de tales beneficios vaya a revelarnos el asentamiento en el territorio que nos ocupa de una «sociedad capitalista» propiamente dicha, es decir, de una sociedad cuyo motor principal sean las relaciones capital-trabajo; aunque, como es lógico, el incremento de los beneficios mercantiles ayude a preparar la instauración de dicha sociedad. [49038] Nuestro problema consistirá en averiguar cuándo y cómo. [49039] Durante el siglo XVIII, van acumulándose importantes disponibilidades financieras en manos de «negociantes». [49041] No obstante, hay que señalar que en nuestro territorio -Cataluña en general, e incluso la importante plaza de Barcelona- el papel que ejerce la banca es excepcionalmente reducido, mientras, en la base, la norma sigue siendo la extrema división del capital mercantil aventurero. [49042] No sólo sería fácil reunir a escala individual el valor de las modestas barcas fletadas en las playas de Levante para el comercio de altura - equipo y carga-, sino que de hecho siempre se obtuvo mediante el sistema de parts , de unas decenas de libras cada una. [49043] Hay que reconocer que este sistema permite que algunos personajes o compañías relativamente poderosas estén «interesados» a la vez por gran número de expediciones, pero también que capitalistas muy modestos puedan tentar la suerte del «gran comercio». [49044] El estudio de la posterior inversión de los eventuales beneficios deberá tener en cuenta dicha estructura del capital mercantil. [49045] Se observará entonces que no existe contradicción alguna entre la dispersión social de dicho capital y el éxito, o cuando menos la importancia, de las iniciativas industriales. [49046] No obstante, nada puede asegurarnos que los tipos de inversión hubieran sido idénticos, si la estructura de las fortunas mercantiles hubiera sido de carácter más concentrado. [49047] De todas formas, diseminada o no, se produjo en el territorio catalán una acumulación de capital-dinero, cuyo origen debe buscarse en el exterior y que, por consiguiente, en relación a futuros incrementos, merece la denominación de acumulación «primitiva», o mejor «previa». [49048] Aunque provenga, como en otros tiempos, de oportunidades momentáneas y desequilibrios ocasionales, a medida que avanza el siglo XVIII se nutre cada vez más de la fuente más regular que le garantiza -pese al poco respeto de que goza- el monopolio comercial. [49049] Se intercambian los productos catalanes por cantidades crecientes de productos coloniales en general, y en especial de plata mexicana . [49051] Si se debe a una mejora en los métodos mineros, a una mayor explotación del hombre o a ambas cosas a la vez, las primeras explicaciones habría que ir a buscarlas en las minas mexicanas. [49052] Quede claro que Cataluña, asociada en esta ocasión a los beneficios del sistema colonial español, puede esperar acumular en Barcelona o Reus, Blanes o Sant Feliu, capitales de formación «exógena». [49053] LA COYUNTURA COMERCIAL DEL SIGLO [49054] En primer lugar, centraremos nuestro esfuerzo en poner de relieve los rasgos fundamentales de la coyuntura comercial del siglo. [49055] Al no existir ningún sector aislado en economía, nuestro estudio agrícola nos dio ya la oportunidad de analizar determinados elementos relacionados con dicha coyuntura comercial: el abastecimiento del Prinipado (en especial de Barcelona) en trigo y carne, la exportación de vinos y aguardientes, la influencia de los precios exteriores en los mercados catalanes, así como el carácter complementario de la producción comarcal , justificativo de las necesidades continuas de intercambios. [49056] Que entre los hechos de 1714 y los de 1808 - límites que nos hemos fijado en nuestro estudio- el volumen de todo tipo de comercio experimentara un vigoroso incremento, es algo que prácticamente no requiere demostración alguna. [49057] Pero como es lógico, será mejor medirlo , intentando pormenorizar incluso las diferencias locales y las vicisitudes cronológicas. [49058] No siempre dispondremos para ello de tantas series de datos cuantificables, continuos y de distribución regular, como desearíamos; de ahí que iniciemos nuestro trabajo con una apreciación crítica acerca del valor de nuestras fuentes. [49059] No obstante, cotejando éstas con las curvas de precios ya establecidas, con los fenómenos internacionales vecinos más significativos y, por último, con los signos exteriores y testimonios, contamos poder dar de la coyuntura del siglo, en Cataluña, una idea relativamente concreta y realista. [49061] 1. FUENTES DEL MOVIMIENTO COMERCIAL: SU MEDIOCRIDAD, VARIEDAD Y CONCORDANCIAS [49062] Las dificultades que hemos hallado al intentar reconstruir índices bastante continuos del movimiento comercial se deben, tanto a las condiciones generales, como a las condiciones peculiares del estudio. [49063] Generales, porque aunque existen, para el siglo XVIII, fuentes aceptables referentes al comercio exterior de determinados estados o al movimiento de buques de determinados puertos , pocas estadísticas fiables conocemos, de esta misma época, referidas al tonelaje de mercancías intercambiadas y casi nunca tenemos cifras acerca de los intercambios internos . [49064] Por otra parte, las dificultades propias de nuestro estudio radican en que éste no se refiere a un Estado (que puede tener sus estadísticas aduaneras), a una ciudad o un puerto (que puede tener datos locales), sino a una región . [49065] Aun cuando Barcelona como urbe y España como Estado nos proporcionasen -y por desgracia no es éste el caso- buenas estadísticas comerciales, no podríamos identificar íntegramente Cataluña con su capital, ni aislar cómodamente la parte correspondiente a Cataluña dentro del comercio exterior y colonial español. [49066] Y aún más incómodo resultaría distinguir esta parte dentro del comercio interior de la Península, con el mercado nacional en vías de formación. [49067] Distintos sondeos y casos nos demostrarán que Cataluña distribuye, cada vez más, productos manufacturados y artículos importados a las restantes provincias. [49068] Cierto es que dicho movimiento de mercancías podría haber sido recogido, en los límites de demarcación de la provincia, por las aduanas interiores o «puertos secos», pero en el siglo XVIII los «puertos secos» están en franca desintegración. [49069] En teoría y en la práctica, sufren demasiados ataques para funcionar con continuidad. [49071] Fundadas en viejos aranceles, a las aduanas del interior se les escapaba sin duda lo esencial del nuevo tráfico comercial. [49072] Así pues, no podemos contar con ninguna evaluación directa, global y en volumen de las relaciones comerciales de la región con España y con el mundo. [49073] Esto tiene seguramente menor importancia que en el caso de una observación económica de tiempos más modernos en que la circulación de determinadas materias pesadas -carbón, minerales- se ha convertido en un índice fundamental. [49074] Sin embargo, como se trata precisamente de saber en qué medida existen ya tendencias a esta circulación masiva, sería importante conocer algunas cifras de tonelaje (por ejemplo, las de trigos, vinos o aguardientes) y algunas cifras de valor (por ejemplo, las de las indianas). [49075] Tenemos datos interesantes acerca de dichos puntos, pero no estadísticas continuas que abarquen un gran número de años. [49076] Al igual que sucede con las cifras globales, tampoco podremos basar nuestros razonamientos en las de algunas materias particulares. [49077] Para evaluar el movimiento continuo del desarrollo comercial, nos quedan las cifras de rendimiento de cierto número de impuestos a la circulación . [49078] Estas fuentes presentan algunos inconvenientes, pero también tienen algunas ventajas que les confieren un alcance nada despreciable. [49079] Los inconvenientes son, fundamentalmente, los propios de cualquier fuente fiscal . [49081] Es el problema del contrabando, del fraude y de la exactitud en las recaudaciones. [49082] Para estar seguros de la proporcionalidad entre un movimiento comercial y el del impuesto que lo grava cabría poder afirmar no sólo que la tasa del impuesto ha sido constante, sino que igualmente lo fueron la parte de contrabando, los impuestos concertados, así como el descuido o el empeño de los organismos fiscales. [49083] Y eso es mucho pedir. [49084] No obstante, en este caso hay una afirmación válida, aplicable asimismo a cualquier observación económica efectuada a partir de datos fiscales: aunque sin duda alguna aparezca de forma inexacta el nivel del fenómeno observado, su movimiento está seguramente mejor reflejado. [49085] No veríamos dispararse durante largo tiempo el rendimiento de un impuesto sobre consumo o circulación si se produjese un estancamiento o caída en el nivel de la materia gravada. [49086] Dicho nivel no subiría sin provocar de inmediato el incremento de la recaudación de impuestos. [49087] Tal vez no haya que esperar que ésta constituya, por sí sola, una medida , pero es cuando menos un signo cuyo valor y exactitud, en el caso de cada especie, están por evaluar. [49088] Por ejemplo, un impuesto que gravase de modo uniforme y proporcional el volumen o el valor de cualquier transacción, interna y externa, sería hondamente significativo, aun sin tener acceso a la justificación pormenorizada de su recaudación. [49089] Pero resulta difícil imaginar semejante simplicidad fiscal durante el antiguo régimen. [49091] Como la bolla , derecho catalán por excelencia, que se aplica a todo el conjunto del Principado, pero únicamente a los antiguos productos textiles -lana y seda- que constituían su tradicional riqueza. [49092] Por el contrario, el periatge , impuesto no menos venerable del Consulado marítimo, grava todas las mercancías, pero sólo a su llegada por mar y, en el siglo XVIII, únicamente en el puerto de Barcelona . [49093] Añadiremos a eso que la bolla quedó suprimida durante el último tercio del siglo y que el periatge , eliminado en el Consulado en 1716, no se restableció hasta 1758. [49094] Asimismo, tampoco nos ofrece continuidad el impuesto de «puertas», el único impuesto percibido en las puertas de Barcelona capaz de medir el nivel global de consumo de la capital. [49095] Gran número de impuestos parciales -sobre los cereales, el vino de las tabernas, la casca de las curtidurías, el pescado fresco o salazones- son objeto de adjudicaciones seguidas, interesantes todas ellas, aunque no todas de igual regularidad. [49096] Pese a lo reducidísimo de su tasa, la lleuda («lezda»), recaudada sobre el comercio general - entradas y salidas- de todos los puertos marítimos de importancia del Principado es, sin lugar a dudas, el impuesto más significativo sobre el comercio catalán exterior. [49097] Pero lógicamente, deja en la penumbra todo lo que no sea comercio marítimo, como la parte de la frontera de los Pirineos o los intercambios con la España del interior. [49098] Además, hasta 1751 no consta en los registros del Patrimonio. [49099] Otro inconveniente de estas series es que, salvo excepción, no permiten extraer de ellas un elemento económico puro. [49101] Del periatge , resulta difícil saber si, entre las barcas de pequeño cabotaje (que ignora) y los navíos extranjeros (que seguramente registra), grava el gran cabotaje que une Barcelona a los demás puertos españoles. [49102] En cuanto a la bolla , se da un hecho más grave: se aplica a todas las transacciones (al por mayor y al por menor), lo cual puede ser excelente, pero los tejidos importados no están sujetos al mismo impuesto que los tejidos catalanes; éstos, en cambio, se ven gravados, a la salida del telar, con un auténtico «impuesto a la producción», distinto de la bolla , aunque prácticamente confundidos en la recaudación. [49103] Por último, mientras determinadas series reconstruidas son índices del volumen de los intercambios -la lezda, el pes del rei- otras se refieren a valores , lo cual obliga a tener en cuenta el movimiento de los precios; pero al no tratarse de los mismos impuestos, no es posible el control recíproco; como tampoco lo es la ponderación de las diversas mercancías gravadas ad valorem (y cuyos precios varían de forma desigual). [49104] Así, en las fuentes a las que hemos tenido acceso, se entremezclan con excesiva frecuencia elementos que el análisis debería diferenciar, tales como: tráfico marítimo y circulación terrestre, comercio interior y exterior, «pequeño» y «gran» comercio, valor y volumen. [49105] Cada una de estas reconstrucciones es interesante, aunque siga teniendo un sentido limitado. [49106] Por último, hay que estudiar de modo crítico la relación a establecer entre las cifras efectivas de nuestras estadísticas y el comercio que deseamos observar. [49107] En principio, resulta fácil pasar del movimiento fiscal al movimiento comercial, siempre que dispongamos del importe real de la recaudación, y de la tasa (continua y correctamente aplicada) del impuesto. [49108] Pero rara vez son tan sencillas las cosas. [49109] A este respecto, es representativo el extracto directo del derecho de periatge. [49111] Recordemos, sin embargo, que en el transcurso de los siglos nunca fueron constantes la extensión y la tasa del impuesto; en especial, la subida de la tasa, que sirvió a menudo para compensar una disminución del comercio. [49112] Lo hemos tenido en cuenta al utilizar las estadísticas de R. S. Smith. [49113] Cabe preguntarse si las cifras referentes al siglo XVIII, extraídas del archivo barcelonés de la Junta de Comercio, nos permiten verificar con suficientes garantías la estabilidad de las condiciones de recaudación. [49114] Cifras que, citadas en estado bruto por varios autores, no dejan de tener cierta utilidad en una aproximación inicial, pero que a nuestro entender requerían un análisis más crítico. [49115] Están a veces en contradicción con otras cifras citadas por la misma fuente comercial, hecho que parece explicarse por recaudaciones atrasadas, remitidas en unos casos, y en otros no, al año válido. [49116] Cuando, prácticamente finalizado el período, logramos tener referentes a los años que van de 1806 a 1809) listas mensuales de recaudación del derecho, unidas a las de otros impuestos proporcionales a la circulación comercial, así como un movimiento pormenorizado de la actividad portuaria (con una evaluación de los valores que transporta cada navío), tampoco entonces hallamos entre las series de cifras las correspondencias que podrían tranquilizarnos. [49117] Otra cosa a señalar es que el periatge no mantuvo su valor constante en dos dineros. [49118] En varias ocasiones, y de forma continua a finales de siglo, se le permitió a la Junta recaudar un dinero de más para financiar las obras del Puerto. [49119] Aunque ciertamente, en principio, este dinero suplementario se consigna aparte, o bien se especifica en las listas de recaudación sí se trata de un periatge de dos o de tres dineros, no es una regla absoluta. [49121] Así pues, pese a todos los retoques efectuados con la esperanza de reconstruir una serie fiable del periatge , la ofrecemos con todas las reservas a mero título de índice coyuntural. [49122] Por esa misma razón, el movimiento de determinados impuestos arrendados según las cifras de las adjudicaciones sucesivas nos parece establecido de un modo más firme que la recopilación fiscal directa del periatge . [49123] Naturalmente, la imagen no es tan nítida. [49124] En lugar de un registro mensual o anual, referido a sumas efectivamente deducidas, las adjudicaciones ofrecen una cifra global que expresa, cada tres o cuatro años, la previsión de un grupo de hombres de negocios acerca del rendimiento esperado del impuesto durante los años venideros. [49125] Curva-reflejo más que curva-hecho. [49126] Pero tratándose de coyuntura, ¿acaso puede pedirse algo más significativo que el hecho de que el reflejo de la actividad real en la psicología económica pueda ser calculado por la competencia? [49127] A la menor duda ante el valor de un registro directo, las preferencias pueden, y deben, orientarse hacia el signo de la adjudicación. [49128] Tomando, claro está, las precauciones que entraña la naturaleza del signo. [49129] La previsión de los adjudicatarios se deriva de un juicio ex post -sobre la actividad comercial reciente- y de un juicio ex ante -sobre la esperada- de los elementos circunstanciales que puedan intervenir en este último juicio, como la inminencia de una guerra o la próxima puesta en servicio de un puente. [49131] Otra precaución a adoptar, en el uso de las series de adjudicaciones, es la referente a la elección de las cifras a tener en cuenta dentro de las subastas. [49132] Evidentemente, es la última cifra, la más elevada. [49133] Pero lo que aquí nos interesa -en contra de lo que habíamos recomendado cuando se trataba de evaluar la renta señorial efectivamente cobrada - no es la suma «líquida» que queda en manos del fisco, sino la cantidad más elevada que el adjudicatario haya aceptado pagar ; hay que incluir en ella el importe de las primas eixaus y mitges dites - que no corresponden al administrador, pero que al ser abonadas por el adjudicatario, deben formar parte de la recaudación mínima que espera obtener, si no quiere trabajar con pérdidas. [49134] De hecho, ya sabemos que un asentista siempre espera percibir mucho más que este mínimo, y que nunca llegaremos a conocer sus ingresos reales. [49135] Lo esencial es que no se produzca ningún desfase excesivo entre el movimiento de lo que recauda y el movimiento de lo que se compromete a abonar en el momento en que se adjudica la subasta. [49136] Eso, quien puede garantizárnoslo es fundamentalmente la competencia . [49137] Sólo volveremos a mencionar brevemente las condiciones, ya descritas, que nos permiten comprobar, en los documentos del Patrimonio Real, el funcionamiento de dicha competencia: amplia publicidad del pliego de condiciones, solemne subasta, aporte de los pormenores relativos a la afluencia de participantes; en caso de marasmo, esfuerzo de la administración por conseguir la adjudicación más favorable (con aplazamiento, si ha lugar, del día de la subasta) y posteriormente, retirada progresiva hacia condiciones menos buenas si el número de candidatos sigue siendo poco elevado; grandes disputas, en cambio, de los hombres de negocios o de sus portavoces con motivo de los booms económicos más relevantes. [49138] A veces, se da el caso- como cuando la adjudicación de la lezda de 1787- de que propuestas administrativas, que no habían tenido eco alguno a principios de enero, provoquen una enconada batalla a finales de febrero; con lo cual queda concretada la cronología de un profundo cambio coyuntural, cuando menos en la mente de un grupo de hombres -aunque de un grupo de hombres sin duda competentes. [49139] Recordemos también que, tal y como sucedió con los cóps , en el caso en que una coalición acertada parece mantener durante un tiempo la adjudicación en un nivel anormalmente bajo, siempre le queda al fisco el recurso a la «entrada en administración»; ésta reactiva el mecanismo, comprobando si los medios administrativos permitirían explotar mejor o no el impuesto -ofreciéndosenos la oportunidad de valorar el nivel de una recaudación directa. [49141] En resumen, con las reservas anteriormente señaladas, podemos llegar a la conclusión de que las adjudicaciones periódicas de impuestos sobre el consumo y la circulación constituyen índices nada despreciables de determinados movimientos de intercambios. [49142] Además, pese a no existir gran número de ellos, dichos índices tienen la ventaja de ser variados , lo cual les permite proporcionarnos información conjunta acerca de varios aspectos importantes de la coyuntura comercial. [49143] Resulta significativo, por ejemplo, el que dispongamos, por un lado, de series referidas al conjunto del comercio exterior del Principado, o a alguna de sus importantes vías de circulación, y por otro, de series en las que sólo se consignan impuestos sobre el consumo o las importaciones barcelonesas , ya que la concentración de intercambios hacia la capital se medirá precisamente por la diferencia de ritmo entre el desarrollo del comercio global catalán y el del comercio particular de la capital. [49144] Ahora bien, la circulación interna de bienes, que tiene su importancia bajo todos los puntos de vista, se hace evidentemente mucho más activa cuanto más compaginados estén, por la atracción de un centro importante, la multiplicidad de focos de producción dentro del territorio regional. [49145] Hemos recogido, pues, por su especial significación, a la vez que por su mayor continuidad y por estar más firmemente establecidos: [49146] 1. º El movimiento de la lezda del Principado, a partir del de sus adjudicaciones sucesivas, como signo del nivel del volumen de materias intercambiadas por mar entre el conjunto de puertos catalanes y el exterior de la provincia (tanto España como el extranjero). [49147] 2. º El movimiento del derecho de periatge , facilitado directamente (con todas las reservas críticas anteriormente expresadas) por el Archivo de la Junta particular de Comercio barcelonesa, como signo de las importaciones por mar con destino a la capital . [49148] Por desgracia, ambas series no abarcan más que la segunda mitad del siglo XVIII -aunque sin duda la más significativa con mucho, respecto al incremento del comercio-. [49149] Habrá, pues, que fundarse en otros datos para evaluar el movimiento en su conjunto, a partir de los míseros años posteriores a la Guerra de Sucesión. [49151] Es el antiguo derecho de medición (la coupelle , el copage franceses) que, recaudado en grano, debe aumentar a la par que el volumen consumido y el precio de los cereales. [49152] 4. º El movimiento de la contrata de recaudación del pes del rei nos informa acerca del volumen de determinadas mercancías llegadas también al casco urbano para el consumo y sujetas al peso real. [49153] Es una lista heterogénea, pero constante a lo largo de la centuria. [49154] Se trata tanto de productos de consumo popular como de forraje para los animales, o de materias industriales. [49155] 5. º El movimiento del peaje denominado barca de Sant Boi registra variaciones concretas en la circulación, al ser éstas proporcionales al número de viajeros, animales y carruajes que utilizan la barca del Llobregat en una de las principales carreteras que van de Barcelona a Tarragona, Valencia y secundariamente a Zaragoza y Madrid. [49156] Las concordancias de estas distintas curvas (movimiento de larga duración, principales impulsos, crisis coyunturales o circunstanciales) nos permitirán evidenciar los rasgos más firmes del movimiento comercial. [49157] Si queremos que desaparezcan las dudas acerca de la validez de estas fuentes, las divergencias deberán justificarse por las diferencias en la naturaleza de los cinco impuestos. [49158] Lógicamente, no estará de más buscar la confirmación de los hechos mencionados en series parciales o datos aislados que, no pudiendo ser utilizados por sí mismos, sirven sin embargo como controles. [49159] Por último, será en especial la confrontación del progreso comercial catalán con movimientos vecinos conocidos (intercambios exteriores franceses e ingleses, ventas en Beaucaire) lo que nos permita observar si el ritmo de desarrollo que estamos estudiando es, comparativamente, lento o impetuoso, regular o discontinuo, independiente o claramente vinculado a la coyuntura general. [49161] MOVIMIENTO DE LA LEZDA DEL PRINCIPADO. EL COMERCIO MARÍTIMO CATALÁN DE 1751 A 1805 [49162] La lezda, que aparece en 1751 en los registros del Patrimonio Real (antigua «bailía»), es la heredera de las antiguas lleudes (lezdas) marítimas y feudales, denominadas de Tortosa, de Mediona y de Collioure, que gravaban las mercancías arribadas, respectivamente, a la costa de «Poniente», a Barcelona y a la costa de «Levante». [49163] De hecho, durante el período moderno, dichas lezdas habían acabado recaudándose sobre todo en Barcelona, y la de «Mediona», arrendada por los herederos de los señoríos beneficiarios, había dado lugar a interminables polémicas. [49164] El «Comercio» barcelonés, que la hacía responsable de su relativa decadencia y del éxito de los pequeños puertos en que se eludía su cobro (Mataró), había obtenido la «exención» de la misma, ligada a la organización del «puerto franco», y en vísperas de la Guerra de Sucesión. [49165] Durante la reorganización que se produjo tras el drama de 1714, Patiño, teniendo en cuenta los intereses del «Comercio», se negó en principio a restablecerla. [49166] Pero siguieron pagando la lezda de Tortosa las mercancías llegadas de Poniente, tanto en Tortosa como en Barcelona; los libros de cuentas de los años 1717-1735 reflejan los quebraderos de cabeza que representaron para los comerciantes estas supervivencias parciales de los viejos impuestos. [49167] Lo que aparece, en 1751, bajo la antigua denominación de «lezda» es, en realidad, algo nuevo y muy diferente. [49168] Es un derecho uniforme y reducido, pero aplicado a todas las mercancías, tanto importadas como exportadas, en tránsito, nacionales o extranjeras. [49169] En reiteradas ocasiones, la «taba» o pliego de condiciones de la adjudicación hace hincapié en este carácter tan general, basándose en ordenanzas de 1749 Y 1753 del marqués de la Ensenada, gran reformador del sistema aduanero español. [49171] En efecto, pese a la persistencia de la denominación, ésta no puede confundirse con el sistema de recaudación de las tres antiguas lezdas, más gravosas, más fragmentadas, más irregulares, más cargadas de franquicias y privilegios, y cuya tormentosa historia -en especial a partir de mediados del siglo XVII- deja pocas esperanzas para una utilización estadística. [49172] En cambio, la lezda de 1751, aplicada al conjunto del comercio, demasiado reducida pata suscitar un intenso contrabando, percibida por adjudicatarios atentos sin duda a sus intereses, cuyos derechos y deberes se hallan establecidos en los pliegos de condiciones de Roses, L'Escala, Palamós, Sant Feliu, Blanes, Mataró, Sitges, Vilanova, Cambrils, Salou, Torredembarra, Tortosa -toda la costa, en suma, ya que las pocas playas no mencionadas se hallaban bajo la vigilancia de Barcelona- puede convertirse en un excelente índice del nivel del volumen de los intercambios marítimos, puesto que se aplica, en conjunto, a las cantidades de mercancía. [49173] Seguidamente presentamos el aumento del número efectivo de adjudicaciones sucesivas (la cantidad que en cada una de las fechas el adjudicatario se compromete a abonar para los tres futuros años de recaudación). [49174] Los índices correspondientes no son calculados a partir de la primera adjudicación, todavía no centralizada, sino sobre el conjunto de las cinco primeras, lo cual proporciona una base de quince años, sin duda suficientemente amplia. [49175] Debemos añadir que en los años 1781, 1793, 1799, 1802 y 1805, están previstas dos cifras de adjudicación, una en caso de paz y otra en caso de guerra (para 1805 se ha añadido un caso de bloqueo). [49176] Pese a que la mayor parte de los años citados hayan inaugurado períodos de guerra, las cifras propuestas en caso de paz siguen teniendo su importancia, al demostrar que los hechos no siempre comprometen las perspectivas optimistas de los adjudicatarios. [49177] Los rendimientos de los años de guerra superaban sin duda las previsiones. [49178] Ya veremos cómo la actividad del puerto de Barcelona durante los años 1802-1805 justifica este optimismo. [49179] La curva sólo se vio realmente afectada por la crisis de 1799. [49181] El objetivo inicial es comprobar el contraste existente entre dos partes del período estudiado: al principio, el volumen del comercio aumenta de un modo más rápido que los precios, pero más tarde, lo hace con mucha menor rapidez. [49182] No obstante, incluso en un período breve, se observan sorprendentes concomitancias entre las dos curvas. [49183] La comparación de estos resultados con determinados movimientos de impuestos ad valorem resultará de utilidad para interpretar el sentido de la coyuntura. [49184] De 1751 a 1772, la lezda experimenta un aumento rápido, aunque no perfectamente continuo. [49185] Con respecto a los años 1751 - 1765 = 100, el índice de la adjudicación de 1772 está en 224. [49186] De 1773 a 1781, año marcado por la guerra, el avance parece más titubeante. [49187] Se reanuda luego, con menor ímpetu pero mayor continuidad, hasta 1790. [49188] En esta fecha - tan sólo cuarenta años después del inicio de las observaciones-, la oferta de los adjudicatarios es cuatro veces y media más fuerte que en 1751 y casi tres veces más fuerte que la media de las ofertas de los años 1751 - 1765. [49189] Los quince últimos años son ciertamente más confusos. [49191] A partir de 1787, el movimiento de los precios parece obedecer a una creciente ola inflacionista, cuyo carácter monetario artificial es indiscutible a partir de 1795. [49192] Sin embargo, no será hasta 1799, con la amenaza de la guerra, cuando la lezda vuelva a bajar hasta el nivel anterior a 1772; se trata de un año catastrófico bajo todos los puntos de vista. [49193] Resulta aleccionador, en cambio, comprobar que a partir de 1802, vuelve a subir la oferta de los adjudicatarios de la lezda, aun cuando esté prevista la reanudación en firme de las hostilidades. [49194] Y en 1805, dicha oferta, en caso de guerra , va a ser igual a la de 1790, año de plenitud; en cuanto a la oferta en caso de paz , es buena muestra del singular optimismo reinante, ya que sobrepasa el quíntuple de la media de los años 1751 - 1765. [49195] En los pormenores, esta evolución queda muy claramente ilustrada por el carácter de las sucesivas sesiones de subasta. [49196] En 1751, las más importantes lezdas parciales (Barcelona, Tortosa, Mataró) se encuentran en manos de arrendatarios, de entre los cuales varios ejercen, o ejercerán, un brillante papel dentro de la nueva economía; personajes tales como Gualba, agente de cambio y bolsa, y los hermanos Canaleta -uno de ellos «maestro vidriero» y el otro tejedor de sedas-, futuros grandes creadores de la industria de indianas. [49197] En 1754, la fusión de las lezdas en una sola da lugar a la intervención de hombres nuevos y, además, de un tipo social muy similar: como los Pujadas, padre e hijo, denominados indistintamente «comerciantes» o «maestros zapateros», asociados a negociantes más ricos tomo los Pujol, «drogueros». [49198] Al impulsar la adjudicación de la lezda, en el momento de su unificación, de 15.500 a 24.500 libras, este grupo elimina a los antiguos arrendatarios. [49199] Pero para conseguirlo, tuvieron que alcanzar sin duda el techo del rendimiento del impuesto, ya que, en 1757, no hubo nadie que mejorara la oferta. [49201] En 1760, surgieron ofertas exteriores. [49202] Al aumentar los Pujadas la suya hasta 28.000 libras (de las cuales 500 eran de eixaus para el competidor descartado), dan suficiente muestra de satisfacción y prueba de que el arrendamiento es productivo. [49203] Tan rentable es que, en 1763, el fisco llega a mostrarse exigente, rechazando una puja de 31.000 libras. [49204] En la segunda sesión, los Pujadas alcanzarán las 32.300. [49205] Así pues, en la quinta adjudicación, la cifra de 1751 se ve más que duplicada, gracias a un impulso inicial, seguido de una fuerte y regular progresión. [49206] Esto viene a confirmar el dinamismo del movimiento comercial estudiado, a la vez que el valor, como base de comparación, de la adjudicación media calculada sobre estos quince años: 25.000 libras, cantidad muy próxima al techo que se fijó a los licitadores en 1754 y 1757. [49207] En 1766 se produjo el segundo enfrentamiento importante entre competidores, que determinó un nuevo avance de la curva. [49208] De entrada, un artesano, probable portavoz de una compañía, ofrece 2.000 libras más que el importe de la última adjudicación, y Josep Gualba, antiguo asentista de la lezda de Salou, entra en acción pujando a su vez con 2.000 libras. [49209] A mata candela, la puesta de las mitges dites se eleva hasta las 5.550 libras, cifra única en los anales de la Intendencia, y que supone una lucha encarnizada por un arrendamiento. [49211] No dudan en comprometerse por 42.000 libras -cantidad superior en un 30 por 100 a la que habían ofrecido tres años antes. [49212] Tal vez fuese un empeño mal calculado, puesto que en 1769 los Pujadas aparentan estar decepcionados. [49213] No toman parte en las primeras subastas, todas ellas prudentes e inferiores al arrendamiento anterior. [49214] La maniobra les da buen resultado: durante la puja, y gracias a una módica mitja dita , ganan por 37.350 libras. [49215] Vacilamos en interpretar como signo coyuntural este ligero retroceso, acaso debido simplemente a la habilidad de los titulares del arrendamiento, escarmentados por la disputa de 1766, que debió de restringir sin duda sus habituales ganancias. [49216] No obstante, si el margen de dichos beneficios hubiese experimentado, de 1766 a 1769, un sustancial incremento, gracias a un rápido crecimiento de la materia imponible, la batalla de la subasta de 1769 no habría resultado, pese a todo, tan malograda. [49217] De todas formas, observamos que en la siguiente adjudicación, en 1772, el fisco puede pasar a la ofensiva, rechazando las ofertas inferiores a las 44.000 libras. [49218] Pero le sale un licitador por 54.000, y en esta ocasión, en las mitges dites , los Pujadas se dejarán arrebatar el arrendamiento por un tal Josep Canyadó, portavoz de una compañía, numerosa y heterogénea, de artesanos. [49219] Esta adjudicación de 56.000 libras (índice 224 sobre la base 1751 - 1765) sitúa el nuevo punto de la curva en la prolongación de la rápida subida de los años 1751 - 1765. [49221] Hasta ahora, incluso en un breve período de tiempo, los precios y la adjudicación de la lezda han ido variando en idéntico sentido y, al no tratarse de un impuesto ad valorem , nos encontramos ante dos signos diferenciados (aunque evidentemente relacionados) de la coyuntura. [49222] De 1773 a 1781, la relación se hace menos clara. [49223] Pese a que, en el transcurso de estos nueve años, el alza de los precios y el aumento de la lezda experimenten ambos alguna que otra fluctuación, éstos no siguen ahora el mismo ritmo. [49224] Así, mientras que en 1775, una brillante coyuntura barcelonesa se ve coronada con un máximo en el movimiento de los precios, los competidores habituales se mantienen al margen de la subasta y dejan que Josep Canyadó y Martí Creus consigan la administración del arrendamiento por 8.000 libras menos que tres años antes. [49225] Aunque en 1778 la lezda haya vuelto a subir a la par que los precios, la valoración de la misma apenas llegará a superar la de 1772 y, si nos fijamos en la competición, vemos que el fisco ha ido aplazando la sesión de un día para otro, sin encontrar a nadie que elevara la adjudicación por encima de lo que ofrecían los poseedores del arrendamiento. [49226] Ahora bien, tres años más tarde, en 1781, estallará la guerra. [49227] La subasta se iniciará con dificultades. [49228] Al principio, se ofrecerán cantidades tan reducidas como 20.000 libras en caso de guerra y 40.000 en caso de paz. [49229] Cierto es que con el aplazamiento de la subasta del 20 al 22, y posteriormente al 26 de marzo, el intendente observa que «cada vez acude más gente», y renace la esperanza. [49231] Cuando tuvieron lugar las subastas de 1778, aún no había sido adoptada esta medida, aunque debía de estar prevista. [49232] Era lógico esperar que, en 1781, una vez lograda la paz, dicha medida provocara un fuerte impulso en el comercio. [49233] Pero ni en una fecha ni en otra se observa disputa alguna en torno a la lezda. [49234] Hay que destacar, pues, como punto importante que el gran auge del comercio se sitúa en los años anteriores. [49235] En sentido opuesto, la curva de la lezda no sufre inflexión en 1787, cuando se produce la crisis de los negocios, rápida pero dura, de la cual hallamos testimonio en los textos y el movimiento de los precios. [49236] Pero también ahora, la observación del desarrollo de las subastas va a servirnos, una vez más, para explicar las cifras. [49237] En enero, la apertura tiene lugar en una atmósfera de crisis: poca gente, una primera oferta de tan sólo 30.000 libras, y suspensión de la sesión final. [49238] Pero, de pronto, el 2 de febrero, se señala la presencia de «mucha gente»; la oferta inicial parte de 60.000 y, tras una acalorada disputa (3.501 libras de mitges dites ), consigue ganar la compañía de comercio de Carles Ribas, poseedora del arrendamiento. [49239] Según se comenta en el pliego, desde 1784, no disminuyó la fortuna de sus fiadores, «antes al contrario». [49241] En 1790, a fortiori , el desarrollo del mercado (en especial el mercado vinícola) hace prever una fuerte riña. [49242] En efecto, la primera oferta supera las 66.000 libras, a las cuales se suman pronto otras 5.000. [49243] El fisco, con motivos suficientes para mostrarse goloso, aplazó la sesión pese a la elevada cifra ya alcanzada. [49244] Pero en esta ocasión, sucedió lo contrario de 1787, ya que esta segunda sesión se caracterizó por la prudencia: 700 libras de mitges dites bastaron para que quedara atribuida la adjudicación. [49245] No obstante, esta fecha representa un punto máximo y viene a ser la culminación de un desarrollo continuado. [49246] En 1793, la subasta tiene lugar en los mismos días en que se produce la declaración de guerra (20 de marzo - 6 de abril). [49247] Pese a que una guerra contra Francia supone sólo una amenaza secundaria para el comercio marítimo, existen grandes temores. [49248] La sala permanece vacía dos veces consecutivas. [49249] Pero cuando el intendente propone dividir la oferta -una en caso de guerra y otra en caso de paz-, los comerciantes insisten en proponer una sola cifra. [49251] El intendente exige la doble adjudicación, pero incluso en el supuesto de paz», no obtiene más que una cifra inferior a la de 1790, lo cual indica el fin del gran impulso coyuntural de los años 1767-1792. [49252] En 1796, la adjudicación se lleva a cabo bajo la influencia de la Paz de Basilea, como indica la revalorización provisional de la cotización de los «vales ». [49253] La oferta récord de 80.000 libras que sitúa el arrendamiento en el índice 316, siendo para 1751 - 1765 = 100, confirma realmente que nos hallamos ante uno de los puntos máximos de la «onda» favorable del siglo XVIII. [49254] Si se tratase de un impuesto ad valorem , dicho máximo, al coincidir con la cúpula de los precios más elevados, quedaría explicado fundamentalmente por estos mismos, e incluso podría corresponder a un descenso en el comercio, dada la extrema similitud de ambas curvas. [49255] Al ser percibida la lezda sobre las cantidades intercambiadas, resulta que éstas siguen aumentando, aunque mucho menos aprisa, ciertamente, que los precios. [49256] De momento, nos conformaremos con retener esta observación. [49257] En 1799 -año en que se aúnan guerra y crisis- se produce un retroceso absoluto. [49258] El fisco no recibe ninguna oferta para la adjudicación de la lezda y se levantan varias sesiones de subasta sin resultado alguno. [49259] Finalmente, por agotamiento, se aceptan las cifras de J. Batlle: 65.000 libras si se restablece la paz y 48.000 si perdura la guerra. [49261] En cambio, resulta impresionante el resurgimiento de los negocios (o cuando menos de las previsiones) en 1802. [49262] Se discute sólo acerca de la alternativa de paz (en caso de guerra se admite una cuarta parte menos ). [49263] Se sobrepasa la cifra de 1796. [49264] En 1805, prosigue la misma situación. [49265] El índice de la lezda gana prácticamente 100 puntos con respecto a 1799, en caso de guerra, y 260 en caso de paz. [49266] Comenzada la puja con una oferta de 87.000 libras, en las mitges dites se sumaron a esta cantidad 42.753 libras más. [49267] CONFIRMACIONES EN SERIES PARCIALES Y TESTIMONIOS. A LARGO Y CORTO PLAZO [49268] Hasta ahora tan sólo hemos citado las series cifradas que, por el grado de continuidad que presentaban, posibilitaban una reconstrucción gráfica del movimiento de intercambios. [49269] Sus resultados concordantes nos permiten ahora cotejarlas con datos sueltos, series parciales y testimonios que confirman, en orden de magnitud, el incremento comprobado a medio o largo plazo, o bien corroboran, a corto plazo, la cronología de las expansiones y de las crisis. [49271] Recaudado por la Generalitat, órgano financiero de la Diputació de las Corts Catalanes, el antiguo impuesto denominado bolla debía de ofrecer sin duda, antes de 1714, la posibilidad de una reconstitución pormenorizada de la actividad comercial catalana en algunos sectores textiles (producción, importaciones, ventas al por menor). [49272] Pero cuando las finanzas de la Generalitat pasan al Patrimonio Real, ya no se puede acceder a la documentación pormenorizada (para mejor proveer) referente a la recaudación del derecho de bolla . [49273] En cambio, en los registros del Patrimonio, disponemos de dos adjudicaciones consecutivas de dicho impuesto a unas compañías arrendatarias: las de 17231726 Y las de 1726-1729. [49274] Por alguna razón que desconocemos -tal vez por el paso a la administración directa o la constitución de registros especializados-, a partir de esta fecha ya no vuelve a aparecer en los pliegos de condiciones del Patrimonio el importe de la renta de la bolla . [49275] No obstante, la contribución seguía recaudándose; es el impuesto catalán que más vivas discusiones suscitó en el siglo XVIII. [49276] Precisamente, gracias a la polémica en torno a su supresión, entre los años 1760 Y 1778, volvemos a hallar datos concretos sobre su rendimiento anual; como es lógico suponer, son datos menos fiables que los documentos fiscales directamente conservados, aunque bastante «objetivos», puesto que fueron utilizados, en 1774-1778, como base del impuesto recaudado en sustitución de la bolla , cuando ésta desapareció. [49277] ¿Qué nos aporta la comparación entre las primeras cifras y las últimas? [49278] En julio de 1723, el derecho había sido adjudicado por el fisco al tomador quien había prometido un pago «líquido» de 87.833 libras 6 sueldos 8 dineros al año. [49279] En 1726, fue adjudicado, para el trienio 1726-1729, por la suma, casi equivalente, de 88.000 libras. [49281] Además, aunque sin dar cifra concreta con respecto a la anterior adjudicación, los comentarios del registro de 1723 señalan que para el fisco había sido infinitamente menos ventajosa. [49282] Esto confiere verosimilitud a la valoración -hecha por Uztáriz- de 71.000 libras para el rendimiento anual de la bolla inmediatamente posterior a los hechos de 1714 Y en tiempos de la instauración del «catastro». [49283] Pero en 1760, los primeros informes acerca de los inconvenientes del impuesto y de su eventual supresión evalúan en 219.500 libras la cantidad que el rey saca anualmente de esta contribución. [49284] En 1767, la cifra seria de 239.500 libras. [49285] Durante los años 1774-1778, el equivalente a obtener se fijó en 243.074 libras catalanas al año. [49286] Así pues, decir en líneas generales que el rendimiento anual de la bolla se ha triplicado en cincuenta años (entre los años 1716-1725 y los años 1766-1775) sería, a nuestro entender, la expresión de la aproximación más aceptable. [49287] Era la que adoptaban los contemporáneos, aunque para extraer, eso sí, conclusiones diversas e incluso opuestas. [49288] Según unos, el impuesto se había hecho cada vez más gravoso; según otros, no había impedido el desarrollo de la actividad textil, ya que su propio rendimiento denota transacciones triplicadas. [49289] Hay que reconocer que, a largo plazo, esta interpretación optimista del dato fiscal parece justificada por el incremento evidente de la materia imponible en su conjunto: aumento de la población, de los ingresos agrícolas, mejora general de la indumentaria y, por último, elevación de todos los demás impuestos ya estudiados. [49291] Lógicamente, no podemos inferir de ello que la bolla no presentaba inconveniente alguno, ni tampoco que constituía un fiel reflejo de las transacciones que pretendía gravar. [49292] No hay duda de que era gravosa: un 15 por 100 a la producción, repetido, en principio, en cada transacción, del por mayor al por menor, y lo mismo para cada pieza importada. [49293] Uztáriz afirma que los encargados de la recaudación todavía exigían más, prácticamente un 25 por 100. [49294] Resulta fácil imaginar cuál debió ser la reacción del público y realmente difícil saber quién salió ganando, si el fisco o el defraudador. [49295] En este sentido, la bolla es un índice menos seguro que otras contribuciones, como el pes del rei o el periatge , que por su moderación no fomentaban el fraude. [49296] Y no obstante, sería de gran interés el poder seguir la evolución de un impuesto aplicado al circuito global de circulación, del productor o del importador al consumidor, en un sector importante como el textil. [49297] Por desgracia, cuando se trata de instituciones muy tradicionales, raras veces resulta posible extraer un hecho «puro». [49298] La contribución textil va acompañada por la que grava los juegos de cartas, secundaria pero no insignificante, y por la que afecta a la sombrerería, importante producción catalana, aunque relativamente próxima a la actividad textil. [49299] En cuanto a los tejidos, la bolla se aplica sólo a los de lana y seda, prescindiendo de la lencería y las cotonadas, o sea de los elementos de mayor dinamismo en las transformaciones del siglo XVIII. [49301] Una vez más, el hecho manifestado por el índice fiscal es parcial y complejo a la vez, ya que obedece a influencias contradictorias. [49302] Por ello, resulta aún más interesante comprobar que el rendimiento de la bolla se ha triplicado prácticamente antes de 1760, es decir, antes del decisivo arranque del importante movimiento experimentado por los precios y el comercio exterior, debido a un consumo masivo, aunque abocado a una próxima decadencia. [49303] No puede ser un hecho fortuito el que dicho incremento sea casi exactamente igual al del derecho del pes del rei , tan distinto en carácter y recaudación. [49304] El movimiento comercial del siglo XVIII, anterior al impulso final en el que intervienen factores exógenos, responde en principio al incremento interno y espontáneo de la producción y consumo catalanes. [49305] EL EJEMPLO DE LA LEZDA DE PUIGCERDÀ: RECUPERACIÓN DEL RENDIMIENTO DE UN DERECHO ARANCELARIO PIRENAICO: 1720-1736; ÍNDICES DE ESTANCAMIENTO: 1736-1751 [49306] Recordemos las conclusiones globales extraídas de nuestro gráfico comparativo: entre el período inmediatamente posterior a la derrota catalana de 1714 Y mediados del siglo XVIII, nos ha parecido advertir en el comercio interno del Principado dos fases sucesivas, que guardaban cierta relación con la coyuntura internacional: 1715-1735, una fase de resurgimiento relativamente rápido, seguida por una fase de estancamiento (1736-1755), en un nivel todavía pobre. [49307] La lezda de Puigcerdà, impuesto arancelario en la frontera pirenaica -del que ya dimos, a título indicativo, las cifras de adjudicación, junto a las de diversas formas de derechos señoriales recaudados por el rey- pasó de 442 libras al año en 1720 a 966 en 1736 (tomando aquí la cantidad desembolsada por el arrendatario, no la que percibió el fisco, ya que se trata de evaluar el rendimiento previsto para el cobro del impuesto). [49308] Cierto es que por medio de la adjudicación de 1739 nos enteramos que en 1736 los licitadores calcularon mal; se dejaron atrapar por el juego («los contrahentes se picaron») y su compañía está en déficit, debido sobre todo al último año. [49309] Una vez hecha esta observación, hay que agregar que entre los años malos de 1715 a 1721 (posguerra, pestes) y 1735, la aduana de Puigcerdà, sencillo testimonio del comercio franco-español en la frontera pirenaica, consigue una recaudación cuyo incremento es exactamente del mismo tipo que el de la recaudación del pes del rei barcelonés. [49311] Durante la segunda mitad del siglo, una controversia, largo tiempo mantenida, nos advierte que han sido disminuidos los derechos de la lezda de Puigcerdà y que el mineral de hierro francés tiene franquicia de aranceles de importación, situación que brinda la oportunidad a una coalición de intereses locales de estabilizar casi por completo la adjudicación. [49312] Con ello, la lezda pierde, de ahora en adelante, el valor de comparación y de confirmación que le habíamos otorgado con respecto a la primera mitad del siglo. [49313] EL EJEMPLO DE LA LEZDA DEL VALL D'ARAN: OTRO TESTIMONIO DEL COMERCIO PIRENAICO; EL IMPULSO DE LOS AÑOS 1760-1773 [49314] La lezda del Vall d'Aran no constituye un índice meramente comercial, puesto que en su recaudación están mezclados derechos secundarios sobre el ganado. [49315] Fue incorporada al Patrimonio Real en 1756 y la primera adjudicación que poseemos es de 1761. [49316] En 1761, consiguen ganarla por una suma global (para tres años) de 2.154 libras, cantidad algo elevada sin duda, ya que, en la adjudicación siguiente, queda reducida, sin debate, a 1.800. [49317] Pero a partir de entonces, la vemos subir en las subastas de 1764, 1767, 1770 y 1773, hasta alcanzar las sucesivas cantidades de 2.085 libras, 4.105 (de éstas, unas 1.000 son de prima para los licitadores) y por último, 4.280 libras. [49318] Este impulso excepcionalmente rápido corresponde al denominado arranque casi fulminante del comercio exterior catalán y del fenómeno urbano barcelonés. [49319] No puede extrañarnos si nos remitimos al movimiento de los precios de la carne de cordero, vinculado éste al consumo barcelonés de corderos pirenaicos y franceses. [49321] En cambio, la Revolución francesa debió de alterar de modo singular las relaciones comerciales pirenaicas, vistas las dificultades que se ponen de manifiesto entre 1791 y 1800, tanto para la lezda de Puigcerdà como para la del Vall d'Aran. [49322] Sin embargo, sabemos que, por lo menos hasta 1796, el comercio general del Principado se vio más favorecido que perturbado por las circunstancias políticas de allende los Pirineos. [49323] Precisamente, cabe la posibilidad de que buena parte de la actividad asegurada poco ha por vía terrestre y por el intermediario francés se volviera, durante el período de agitación, hacia otros intercambios internacionales y utilizara la vía marítima. [49324] En efecto, según sabemos, el incremento del comercio propiamente barcelonés, así como el de la actividad de los puertos de Levante, es mucho más acusado durante este período que el del comercio en conjunto. [49325] 4. EL EJEMPLO DEL DERECHO SOBRE EL «VINO DE LAS TABERNAS»: INCREMENTO DEL CONSUMO URBANO (1783-1795) [49326] Asimismo, durante estos años de excepcional dinamismo barcelonés, una brevísima aunque muy típica serie de adjudicaciones nos permite comprobar los ritmos ya evaluados del crecimiento demográfico y de los progresos del consumo. [49327] Entre 1783 y 1795, disponemos de cuatro cifras de adjudicación de los derechos sobre el vino de las tabernas. [49328] Pasan de 26.000 a 38.000 libras, lo que supone una subida del 46 por 100. [49329] Pero el aumento de la población, entre estas dos fechas, puede estimarse en un 22 por 100 (de 89.000 a 110.000 habitantes) Vemos que el incremento del derecho, mucho más que proporcional, denota un fuerte aumento del consumo en las tabernas, al tratarse de un derecho por carga de vino consumido y al no intervenir el alza de los precios. [49331] Como instrumento del comercio, la red de carreteras no experimentó grandes mejoras en el transcurso del período. [49332] Pero quisiéramos señalar aquí, como signos de desarrollo del comercio y de su cronología, otro tipo de datos que el Patrimonio Real fue registrando a lo largo del siglo XVIII. [49333] Se trata de las autorizaciones concedidas para la instalación de «mesones» en las carreteras (acompañados a veces por tiendas de comestibles y tahonas). [49334] No podemos otorgar a esta fuente un crédito sin reserva, puesto que ignoramos hasta qué punto era respetada la obligación de solicitar al rey, mediante carta «precaria», el derecho de regentar un mesón público; por otra parte, dichas peticiones eran a menudo solicitudes de renovación o confirmación, que no siempre permiten pronunciarse con certeza acerca de la novedad de la instalación, o fijar mejor la fecha de la misma. [49335] No obstante, estudiando una relación de dichos documentos entre 1717 y 1808, resultan bastante sorprendentes la cronología y distribución geográfica de las solicitudes. [49336] Hasta 1750, tan sólo se producen ocho peticiones, de las cuales dos son de confirmación o renovación, mientras que entre 1753 y 1807 (inclusive) aparecen ciento cincuenta y cinco solicitudes, de entre las cuales sólo mantenemos dudas acerca de la fecha de instalación de un tercio. [49337] Los períodos con numerosas peticiones - 1756-1760,1766-1775 corresponden a las fases importantes del impulso comercial. [49338] Se plantea, sin embargo, un problema y es que de 1799 a 1807, en un período confuso e inestable, se multiplican los mesones. [49339] Pero nos consta que durante determinados años se albergaron grandes esperanzas (como lo prueba, en 1805, la disputa por la lezda general); la creación de industrias será también una muestra del rápido florecimiento de estos mismos años, que presentan una tendencia a la descentralización de las actividades, favorable a los valles montañeses y a las vías de circulación terrestre en dirección a Castilla y Valencia. [49341] Luego, van animándose poco a poco los grandes caminos hacia el interior de España, a lo largo de la importante vía tarraconense. [49342] Finalmente, en las postrimerías del siglo XVIII, la recuperación demográfica y agrícola del Oeste se traduce en una proliferación de mesones en las carreteras del Urgell, de la Noguera, del Segrià y de Les Garrigues, a la que se unen, por último, entre 1806 y 1807, instalaciones aún más numerosas en los valles medios del Ter y del Llobregat, en relación sin duda alguna con la repentina atracción ejercida por la fuerza hidráulica en la industria textil. [49343] Hemos trazado tres croquis (véase Apéndice, fig. 6) en los que situamos las autorizaciones para abrir un mesón, según períodos de treinta años: 1718-1747, 1748-1777 y 1778-1807. [49344] Nos permiten observar conjuntamente, en igual espacio de tiempo, tanto el crecimiento del número de instalaciones como sus nuevas orientaciones geográficas. [49345] En sentido contrario a lo que ocurre en la economía francesa, en que nos sentimos tentados de atribuir las acrecentadas facilidades del comercio a la constitución de una admirable red de carreteras, podemos decir que en Cataluña la pésima coordinación de las responsabilidades reales y locales, en lo referente a red de comunicaciones, no permite elaborar un balance concreto de la actividad del siglo XVIII en este sector, ni creer en la importancia determinante de resultados positivos. [49346] Podemos afirmar con toda certeza que, en este caso, el órgano no creó la función, ya que existen innumerables testimonios del entorpecimiento que supuso para la expansión comercial el mal estado de las carreteras y caminos. (Véase Apéndice, fig. 7.) [49347] En cambio, las necesidades comerciales, así como el enriquecimiento de las colectividades locales y de los particulares, dieron origen a numerosas obras, desgraciadamente dispersas, para la mejora o construcción, por ejemplo, de puentes y barcazas. [49348] Esto es lo que nos permite incluir entre los signos coyunturales -en calidad de índices y no como causas del incremento de los intercambios- iniciativas florecientes, como las creaciones de mesones, o los progresos (aunque de difícil evaluación) en el poder gremial de los carreteros, en el precio de los transportes, en los esfuerzos de industriales y comerciantes por atender ellos mismos los servicios de correspondencia y porte a los que no eran capaces de hacer frente ni los gremios existentes ni el esfuerzo del Estado. [49349] La historia de los gremis catalanes, que se repartían los transportes pesados (descargadores barceloneses, carreteros, arrendadores de mulas) es pródiga, en el siglo XVIII, en capítulos significativos. [49351] A mediados de siglo, consiguió oponerse durante largo tiempo a la creación de un correo regular, diario, entre Barcelona y Mataró, propuesto por un particular desde 1741, en este itinerario de treinta kilómetros que un siglo más tarde, en 1848, será el del primer ferrocarril español. [49352] Pero no pudo impedir la instalación, en 1753, del correo postal bisemanal Barcelona-Francia por Gerona, con enlace hacia Madrid a partir de 1760. [49353] El correo que salía de Madrid el miércoles por la noche llegaba a Barcelona el martes siguiente por la mañana. [49354] No obstante, durante el período siguiente, los correos regulares no bastarán en modo alguno para responder a las crecientes necesidades de correspondencia de Sos hombres de negocios barceloneses. [49355] Pese a los esfuerzos de Floridablanca, superintendente general de Correos, para que todo corresponsal pagase el sello, son fundamentalmente los propios interesados, o sus «recaderos», quienes aseguran las comunicaciones-bastante caras por otra parte. [49356] Igual sucede, pese a las nuevas «Ordenanzas» corporativas, con los carreteros barceloneses, quienes, a partir de 1760, no logran mantener su monopolio frente a las libres iniciativas. [49357] Después de abastecer la capital, los campesinos de los alrededores cargan también sus carretas en el viaje de vuelta; son imitados por carreteros independientes, que se instalan en las villas cercanas con el fin de establecer un servicio de comunicaciones. [49358] En largos recorridos, los servicios regulares creados fuera del marco corporativo se hacen pasar por servicios privados de tal o cual empresa, recogiendo encargos un poco por doquier. [49359] Las disputas corporativas ponen, pues, de manifiesto el incremento de la circulación. [49361] Pero son muchas las veces en que, a riesgo de perder ventas, tienen que esperar las indianas antes de conseguir llegar a Madrid o Andalucía. [49362] En estas condiciones, es segura el alza de los precios de los transportes. [49363] Aunque seria nuestro deseo reconstituirla para compararla a la de los demás precios, no existe ninguna serie lo bastante continua y coherente que nos lo permita. [49364] Y no hay que fiarse de los intentos basados en las listas oficiales de precios, como nos lo demuestra, en 1769, una polémica en torno a dichas tarifas. [49365] En esta fecha, el gremio de carreteros barceloneses llegó a ser tan exigente que revendedores y carpinteros se quejaban, tanto de lo caro que resultaba el transporte, como de no poder organizarlo libremente. [49366] En su investigación sobre el caso, la Audiencia y el Municipio nos permiten criticar los datos de las tarifas, a la vez que conocer, en interpretación de los contemporáneos, cuál era la situación de dos períodos fuertemente contrastados: según se nos dice, es cierto que existió una elevada tarifa en 1727, pero concedida precisamente a causa de la escasa circulación existente en aquel momento; nadie parece creer que aquélla llegara a aplicarse. [49367] Pero a partir de entonces, el tráfico fue multiplicándose, «y con él las ganancias ». [49368] Ya se habían producido varias alzas y, aunque sin volver a las cifras de 1727, se operó un nuevo reajuste, sin muchas esperanzas sobre su probable duración. [49369] Todo ello, al igual que la correspondencia de nuestros fabricantes, viene a confirmar el carácter de los años 1760-1769, período de tráfico ascendente y de disputas por los medios de transporte. [49371] En las postrimerías del siglo se producirán alzas espectaculares en los transportes. [49372] Basta con recordar la serie corta e imperfecta, pero característica, que nos ofrece la explotación vitícola de Martorell: entre 1779 y 1796, en menos de quince años, el precio de las mulas, asnos y carretas para los trabajos se ha más que duplicado. [49373] El carretero y el arriero catalanes han ido adquiriendo en el transcurso de la centuria la reputación recogida por Townsend, quien les atribuye resistencia al cansancio, capacidad de recorrer cuarenta millas y a veces sesenta en un día, añadiendo que son excelentes guías, solicitados en España entera debido a su integridad. [49374] Es cierto que cruzan los Albères, los Pirineos o las sierras andaluzas transportando ingentes cantidades de oro y plata, confiadas por los particulares o el Estado. ¡Qué contraste con el siglo XVI! [49375] Resulta fácil adivinar las consecuencias que se derivaron de dicha especialización profesional: [49376] La industria de los catalanes se ha extendido por todo el continente, merced a un considerable tráfico de carretas y tiros de mulas, con tiendas de comercio en todo el litoral y en las principales ciudades del reino de modo que el número de catalanes dispersados va en aumento; venden encajes, medias y quincallería, que llevan a cuestas; y también están los que se dedican a administrar mesones, postas y tabernas. [49377] IV. CONCLUSIÓN: ALGUNAS PRECISIONES SOBRE EL MOVIMIENTO MARÍTIMO DEL PUERTO DE BARCELONA EN LAS POSTRIMERÍAS DEL SIGLO [49378] La documentación primaria que nos permitiría reconstruir el movimiento del puerto de Barcelona, incluso en un período tardío, probablemente se ha extraviado; o por lo menos, no ha sido descubierta hasta la fecha. [49379] De las listas parciales publicadas a partir de 1762, en el primer intento del Diario , puede deducirse que, a partir de los años 1760, existía la posibilidad de obtener, en una administración portuaria responsable, la lista de las más pequeñas embarcaciones arribadas al puerto, con datos concretos acerca de su tonelaje, su puerto de matrícula, su cargamento, procedencia, destino y tiempo de navegación desde la última escala. [49381] Por desgracia, no disponemos de ella, sino sólo de extractos heterogéneos, realizados con intenciones y ánimo muy variados y, por consiguiente, en los que no coinciden las características y detalles recogidos. [49382] No podemos, pues, esperar reconstruir, con la ayuda de dichos fragmentos, series homogéneas y continuas. [49383] Así, a partir de 1762, el primer Diario barcelonés con pretensiones económicas prácticas parece dispuesto a cumplir su promesa de publicar una relación exhaustiva de las embarcaciones que entran o salen, a diario, del puerto de Barcelona. [49384] Pero al cabo de diez días, la tarea debía de parecerles ya tan pesada que las listas del Diario dejaron de recoger el movimiento íntegro, acogiéndose a la siguiente fórmula final: «y muchos otros patrones de la costa, con vino y carbón» (o, según los días, madera, alubias, habas, algarrobas, arroz, aceite, etc.). [49385] Como podemos comprobar, lo que quedaba incluido en este resumen global y mal definido era el cabotaje catalán , que se realizaba en las dos «costas» (Levante y Poniente), dentro de los límites del Principado, entre el río Sènia y el cabo Cerbère. [49386] De todas formas, en 1762, no parece regir todavía un criterio absoluto, ya que en las listas consta la relación pormenorizada de algunos cargamentos importantes destinados a Cataluña o procedentes de allí. [49387] En cambio, en todas las relaciones y fragmentos estadísticos posteriores que conocemos se ha eliminado por completo este cabotaje catalán. [49388] Es el caso de las listas del Diario de 1772, en donde figuran numerosas embarcaciones procedentes de las costas españolas, valencianas o baleares, pero en las que no hallamos prácticamente ninguna que venga del litoral catalán. [49389] Cabe preguntarse si se trata de la mera distinción entre «cabotaje mayor» y «cabotaje menor», o si el Principado catalán, al considerarse una circunscripción marítima perfectamente definida, y consciente siempre de su unidad económica, enjuicia cualquier intercambio fuera de sus fronteras como un comercio ya «exterior». [49391] En efecto, los intercambios por mar entre la costa catalana y su capital presentan un volumen que sería importante poder evaluar en cifras, so pena de correr el riesgo de subestimarlo, en particular en su etapa de rápido crecimiento. [49392] Sin lugar a dudas, desde el punto de vista económico, Barcelona está mejor comunicada por vía marítima que por vía terrestre; esto es cierto sobre todo en lo que se refiere al abastecimiento de víveres, forraje, vinos, materias primas y en especial madera y carbones. [49393] El puerto barcelonés representa un nudo de comunicación entre la «costa de Levante» y la «costa de Poniente», de mucha mayor importancia sin duda que cualquier nudo de comunicaciones por carretera en el interior del país. [49394] Este puerto es, tanto el instrumento del comercio interior del Principado, como el de su comercio exterior. [49395] Como es lógico, los centenares de barques, llauts, llondros, canaris , que no traspasan habitualmente las fronteras catalanas, son embarcaciones de poco tonelaje, con cargamentos de escaso valor. [49396] Pero también es cierto que su velocidad de rotación supera la de los buques del comercio al por mayor. [49397] Para miles de catalanes del litoral, representan, de todos modos, el instrumento de una actividad remuneradora. [49398] Siempre que consultemos cifras en las que sólo se refleje el comercio «exterior» del puerto, interesa, pues, no olvidar nunca que dichas cifras distan mucho de medir toda la actividad comercial por vía marítima. [49399] Por lo menos, es muy característico el intenso y rápido ajetreo de la circulación litoral de corta distancia. [49401] Pese a todo, y teniendo en cuenta esta observación, nos conformaríamos con una distinción que, al eliminar el cabotaje regional, consiguiera delimitar realmente el «gran comercio» de Barcelona. [49402] Pero hay dudas de que esto sea así. [49403] En todas las listas que hemos conservado, a partir de 1772, la inmensa mayoría (en constante crecimiento) de los barcos denominados «españoles» y «venidos de España» está constituida por embarcaciones de escaso tonelaje, procedentes del litoral valenciano y balear , cuyos patrones también son valencianos, baleares o catalanes. [49404] De todas formas, una circulación como ésta no es sustancialmente distinta del cabotaje que se dedica al comercio interno del Principado. [49405] Tanto si el vino, las algarrobas o la leña proceden de Torredembarra o de Tortosa, en Cataluña, o bien de Vinaroz y Burriana, en el «reino» de Valencia, se trata evidentemente del mismo movimiento de atracción, determinado por las necesidades de la aglomeración barcelonesa en los mercados del litoral, y en especial de sus productos agrícolas. [49406] Aunque resulta interesante, claro está, saber que dicha atracción fue ejerciéndose de modo creciente más allá de los limites del «Principado», el incremento del número de barcos dedicados a este tipo de relaciones tiene exactamente idéntico alcance, procedan de un lado u otro de los citados límites. [49407] El cabotaje valenciano-balear sólo debería ser estudiado en relación con el cabotaje catalán propiamente dicho; pero éste no consta en nuestras listas. [49408] No existiría mayor inconveniente si el cabotaje valenciano-balear al servicio del abastecimiento de Barcelona pudiera, por lo menos, ser disociado de otras formas de comercio totalmente distintas. [49409] Resulta posible dicha disociación, a base de paciencia y siempre que dispongamos de listas diarias en las que se especifique el tipo de cargamento. [49411] Hacia mediados del siglo XVIII, un barco que entra en Barcelona procedente de Cádiz, o incluso de Cartagena o de Málaga, es casi, sin duda alguna, un instrumento del comercio colonial americano. [49412] Alicante es un caso intermedio, ya que Barcelona puede solicitarle, tanto mercancías para su abastecimiento cotidiano, como valiosos productos exóticos. [49413] Un barco procedente de Ayamonte o de Galicia está al servicio de esta combinación entre pesca a gran escala y comercio internacional, a la que nos hemos referido al estudiar el tema de los catalanes en Beaucaire. [49414] Pero a finales de siglo, semejante actividad pasa a ser secundaria (o ya no utiliza Barcelona como intermediaria); por otra parte, el comercio colonial catalán se efectúa cada vez más por vía directa, con lo cual puede disminuir el número de barcos procedentes de Cartagena, Alicante, Málaga o Cádiz; pero dicha disminución no queda reflejada en la cantidad global de barcos «venidos de España», cada vez más incrementada por el cabotaje llegado de los pequeños puertos valencianos. [49415] Se hacen evidentes los riesgos de confusión que se ciernen sobre toda interpretación de cifras no pormenorizadas. [49416] Excluyendo de las relaciones barcelonesas dignas de mención los pequeños puertos de la costa catalana, los fragmentos de «movimiento del puerto» que conocemos conllevan aún otro riesgo de confusión. [49417] Estos pequeños puertos eran muy a menudo escalas, en las que recalaban grandes buques para realizar cargas o descargas parciales. [49418] Ahora bien, ateniéndose a lo escrito, todo buque procedente o en dirección a Mataró, por ejemplo, corría el riesgo de ser considerado un barco de cabotaje y como tal menospreciado, incluso si su destino o procedencia era Hamburgo, Amsterdam o América. [49419] Sin duda, a veces se había evitado el error, puesto que encontramos un redactado de datos del tipo: «Hamburgo por Mataró», o «Mataró, y luego Hamburgo». [49421] Si muchos de los barcos llegados al puerto parecen no salir de él es porque, habiendo salido en lastre o con destino a una escala cercana, no han sido objeto del registro de una exportación. [49422] Esto resulta fácilmente comprobable durante los años en que el cónsul de Francia elaboró listas de entradas y salidas para los barcos de comercio francés : en ellas, aparecen barcos que, no pudiendo vender su cargamento en la capital, vuelven a salir de ella en dirección a Salou, Palamós u otros puertos catalanes; aparecen en cambio otros que, tras la venta de su cargamento en la capital y no hallando flete de retorno, se dirigen a los mismos pequeños puertos no para vender, sino para comprar allí mercancía. [49423] Las listas del movimiento del puerto pueden haber menospreciado, con razón, este tipo de «salidas», ya que no dan lugar a una exportación efectiva . [49424] Pero en lo referente a las importaciones, tendría que pasar lo mismo con los cargamentos no vendidos . [49425] De hecho, deberíamos disponer, como en las estadísticas modernas: primero, del tonelaje de arqueo de los buques que han frecuentado el puerto a menudo; segundo, del tonelaje-mercancía de las operaciones comerciales efectuadas. [49426] Pudo quedar constancia de ambas cifras en la documentación primaria. [49427] En fragmentos estadísticos referidos a los años 1774-1778, aparecen datos acerca del tonelaje-arqueo -fijando como criterio para el censo de los buques un tonelaje mínimo-. [49428] Por otra parte, a partir de 1762 se nos ofrece la pormenorización -en pesos y valores- de determinados cargamentos importantes. [49429] En los años que van de 1784 a 1786, se citan cifras globales muy concretas de valores intercambiados, referentes al comercio con el extranjero y con la América colonial; se trata, con toda probabilidad, de cifras arancelarias, referidas a varios grandes puertos españoles. [49431] La existencia de dichos fragmentos hace que lamentemos aún más el hecho de no tener acceso a las series continuas que aportan datos concretos de tanta utilidad. [49432] Durante los años 1804-1805-1806, los cuadros del comercio exterior barcelonés elaborados por el cónsul de Francia ofrecen para nosotros el gran interés de evaluar dicho comercio en los últimos años que abarca nuestro estudio. [49433] Por desgracia, esta evaluación es difícil de comparar con las cifras de las listas anteriores. [49434] Las apreciaciones expresadas en cifras redondas - además de que desconocemos sus fuentes- no parecen ser tan concretas como las estimaciones aduaneras; el comercio francés -además de restringido- es analizado aparte, en francos. [49435] El resto está expresado en reales de vellón, siendo la paridad (1 real = 0,29 francos) la única base dada para la reducción de los reales a francos, lo cual amenaza con llevarnos a engaño en unos años en que culmina en España la inflación monetaria, que hace variar constantemente la cotización de los cambios. [49436] Resultan evidentes las numerosas y poderosas razones que nos han llevado a renunciar a la inclusión de un «movimiento del puerto» directamente medido, en nuestro intento de representación continua de la coyuntura comercial. [49437] Pese a sus defectos, las variaciones de los derechos de lezda y de periatge han reflejado dicho movimiento mejor de como puedan hacerlo las cifras directas, excesivamente fragmentarias y heterogéneas. [49438] No obstante, estas cifras no pueden ser completamente despreciadas. [49439] EL FRAGMENTO DE 1762 [49441] El gran fallo que presenta este fragmento de documentación reside en el hecho de estar situada, cronológicamente, en plena contienda española contra Inglaterra, o lo que es peor, en los inicios de dicha contienda -se origina la ruptura el 15 de diciembre de 1761-, momento en el que existe indecisión en toda la navegación ante los hechos que se prevén. [49442] Si a eso le añadimos que nos hallamos en mala época del año -en enero y febrero son bastante frecuentes los días en que el mal tiempo impide la llegada de cualquier embarcación al puerto-, estaremos de acuerdo en reconocer que es imposible considerar estos cuatro meses como característicos y que el movimiento marítimo registrado debe de estar por debajo de lo normal de la época. [49443] A decir verdad, lo que debe verse como totalmente excepcional a lo largo de estos cuatro meses es la reducidísima proporción, dentro del movimiento general, de navíos extranjeros, y en especial de barcos procedentes del Atlántico. [49444] Ni uno inglés, por supuesto; pero también menos de diez «nórdicos» (holandeses, daneses, suecos). [49445] A pesar de la alianza, no son mucho más numerosos los barcos franceses, aunque se mantengan constantes las relaciones con Narbona, Agde, Sète y Marsella. [49446] En cambio, los genoveses, napolitanos y malteses siguen llegando a Barcelona, sobre todo en el mes de enero. [49447] Pero esto no consigue elevar por encima del 10 por 100 la proporción de barcos extranjeros en el censo de las entradas. [49448] Como es lógico, la proporción sería mayor en tonelaje, ya que los grandes pingües genoveses o napolitanos transportan 10.000 quintales, los navíos holandeses o suecos 7.500 u 8.000, mientras que las embarcaciones catalanas más grandes (pingües y saetías) oscilan entre los 1.600 y 3.000 quintales y los barcos catalanes medianos ( llondros y canaris ), entre 500 y 1.000. [49449] Debemos agregar que a partir de febrero, se ofrecen datos acerca del tonelaje, pero referidos sólo a un tercio de las embarcaciones; las otras dos terceras partes están constituidas por pequeñas embarcaciones catalanas, probablemente inferiores todas ellas a los 500 quintales. [49451] Por tanto, durante el período observado, quienes garantizan el comercio barcelonés, en una proporción del 85 al 90 por 100, son los patronos «de la costa», que no son barceloneses (Barcelona arma todavía muy poco), sino vinculados a Palamós, Begur, Sant Feliu, Tossa, Blanes, Malgrat, Canet, Mataró, Sitges, Vilanova, Torredembarra, Tarragona o Cambrils por citar sólo las «playas» más a menudo mencionadas. [49452] Ya está dispuesta la pequeña flota catalana, que pronto se dedicará a los grandes recorridos. [49453] De momento, sigue frecuentando sólo sus viejos mercados ibéricos y mediterráneos. [49454] En estas relaciones mediterráneas, Génova y Marsella ocupan el primer puesto y Nápoles, Niza, Malta, Sète y Agde, un lugar secundario. [49455] En el lado ibérico, podemos distinguir tres grupos de relaciones: el Levante, de Vinaroz a Alicante, la costa más frecuentada con mucho por los patronos catalanes; le sigue el grupo Ayamonte-Galicia, caracterizado por la pesca de la sardina y la anchoa; y, por último, Cádiz (y, en segundo lugar, Jerez, Sanlúcar y Málaga), etapa del comercio América. [49456] Las mercancías importadas de fuera del Principado son, en su aplastante mayoría- si no en valor, por lo menos en cantidad- productos alimenticios: bastante poco trigo -aunque no es la época de las importaciones-; mayor cantidad de arroz, habas y también de algarrobas (para la alimentación de mulas y caballos), el vino y el aceite ocupan un lugar importante; entre los demás productos mencionados en más de tres cargamentos, hay que señalar la cebada, las alubias, los garbanzos, la harina y las pastas alimenticias, las castañas, el ajo y la cebolla, las uvas pasas y los higos, las almendras y las avellanas. [49457] De entre estos artículos, habría que poder distinguir los que Barcelona consume, de los destinados a una reexportación (sin duda buena parte de los vinos y frutos secos). [49458] Parece considerable la importación de sardinas -en enero, dieciséis cargamentos procedentes de Ayamonte-, pero tal vez se deba a que sustituyó, ocasionalmente, al bacalao y a las diversas clases de salazones de pescado, traídas habitualmente por los navíos del «Norte». [49459] Quienes cubren el consumo barcelonés de «productos diversos» y «mercancías generales» son, sobre todo, los puertos italianos, provenzales y languedocianos; cuando se ofrece una pormenorización de los cargamentos, podemos comprobar que consisten en sedas y lencería, papel, espirituosos varios, perfumes («agua de la reina de Hungría») y, por último, «drogas». [49461] Lo mismo sucede con los productos coloniales, cuya parte esencial llega también a través de Cádiz: azúcar, cacao y grana componen las principales partidas; únicamente el paquebote Virgen del Pilar representa el comercio directo con América, pero su cargamento, venido de Santo Domingo, no parece especialmente valioso. [49462] También nos parece pobre por la cantidad -aunque no insignificante- la importación barcelonesa de materias primas industriales; seda y algodón crudos, cáñamo y esparto, zumaque para la curtiduría, duelas para la tonelería, cueros, hierro, cobre, hojalata y, finalmente, «drogas» y productos tintóreos. [49463] 1. DE LA «BOTIGA» A LA «COMPAÑÍA» [49464] La documentación sobre fondos de quiebras del archivo judicial barcelonés (hoy conservados en el Archivo municipal) nos proporciona numerosos libros de contabilidad de botigues catalanas, en estado puro, referidos al período que abarca las postrimerías del siglo XVII y la primera mitad del siglo XVIII. [49465] Ni la colección es lo bastante masiva, ni las series lo bastante continuas, como para que podamos aspirar a reconstruir, mediante comparación, a partir de esta documentación primaria, el perfil de la coyuntura del siglo, ni tan siquiera los mecanismos precisos de los beneficios comerciales elementales del botiguer . [49466] En cambio, nos permite averiguar con cierta facilidad - además de una serie bastante larga de precios industriales y de importación- cuáles eran los negocios generalmente tratados en los diversos tipos de botiga , barcelonesa o provincial, cuáles eran sus sistemas de administración y explotación y, por último, qué papel desempeñaba, eventualmente, la botiga en el inicio de negocios de mayor envergadura. [49467] En primer lugar, vamos a especificar algunos aspectos aparecidos en una primera visión de conjunto sobre la documentación disponible. [49468] a) Geográficamente, la botiga no es un fenómeno limitado a las ciudades más importantes: las grandes villas, las capitales de comarques, así como los núcleos de vida rural activa y próspera, pueden tener tiendas con un tipo de negocios -aunque no el volumen- bastante parecido al de las importantes casas barcelonesas de la misma clase. [49469] b) Jerárquicamente, por más que el vocabulario y la psicología popular y gremial establezcan una clara diferencia entre tienda al por menor y comercio al por mayor, estas distinciones se desvanecen en la práctica, ya que puede darse el caso de que el minorista amplíe o especialice su negocio, mientras que el botiguer , vinculado corporativamente al comercio al por menor, efectúe en realidad operaciones de «gran comercio». [49471] El «droguero», que importa casi toda su mercancía, ocupa, como ya hemos visto, el lugar más preciado. [49472] Pero también el botiguer de teles es un hombre de bastante amplitud de horizontes. [49473] En efecto, hasta finales de siglo -y el cambio tendrá un importante significado- el comercio de los paños, telas y sedas será en su mayor parte un comercio de importación de tejidos. [49474] d) No obstante, sea cual fuere el tipo de botiga , parece que la evolución normal seguida por la empresa era la que describimos a continuación: se inicia con la presencia de un explotador bastante humilde, cuya actividad de centra únicamente en la botiga ; más adelante, una vez que se han incrementado los capitales reunidos, el botiguer -que sigue manteniendo a veces su título, probablemente por razones de organización gremial-se aventura en operaciones de mayor envergadura. [49475] En este momento, confía la botiga propiamente dicha a un «administrador», que a menudo resulta ser un antiguo empleado, y en muchos casos un pariente, con quien firma un contrato de «compañía»; la botiga pasa a ser entonces para él una más de las numerosas especulaciones en las que invierte sus capitales; en esta operación, no está necesariamente solo; para ampliar la base de los negocios, suele recurrir-a veces, ya desde el principio-al simple prestamista, al «capitalista» puro. [49476] Con ello, el negocio comercial es objeto de una verdadera «sociedad». [49477] De hecho, el «empresario» es el explotador real, representado en primer lugar por el propio botiguer y, más tarde, por su «administrador». [49478] Este último, que continúa pagando su parte de beneficio a los poseedores de parts , a la vez que disfruta de las ganancias de su propia part y de la renta (fija o variable) como administrador, se convierte un buen día en el verdadero amo de la botiga ; después llegará el día en que, si el negocio va bien, él mismo lo conservará sólo en calidad de socio y buscará un «administrador», y así sucesivamente. [49479] Este mismo esquema lo habíamos encontrado ya, a principios de siglo, en las relaciones entre la Companyia Nova de Gibraltar y sus miembros, entre los cuales se halla un botiguer de teles . [49481] Podemos seguirlo con detalle a través de los archivos privados que han llegado hasta nosotros, como son, por un lado, el de los Alegre, que abarca la primera mitad del siglo y, por otro, el de los Amat, que abarca la segunda mitad. [49482] En 1717, Miquel Alegre, botiguer de tall , ha dejado ya su botiga barcelonesa en manos de un «administrador»: Francesc Puget. [49483] Ha aceptado además, como tercer asociado en la «compañía» formada con Puget para explotar la tienda, al tutor de los «pupilos Golorons», huérfanos de un pariente que era, a su vez, botiguer . [49484] La «compañía» tiene como capital la cantidad tres veces repetida de 12.000 libras, respectivamente abonadas por Puget, Alegre y los herederos Golorons. [49485] De 1717 a 1735, nos queda constancia de las parts de beneficis consignadas en el «borrador» de Alegre, según los balances anuales de la «compañía». [49486] Los porcentajes de estos beneficios deben ser calculados sobre su parte (12.000 libras), tanto de 1717 a 1729, como de 1730 a 1736, tras la renovación -aunque exactamente sobre las mismas bases- de los estatutos de la «compañía». [49487] Los porcentajes de beneficio correspondientes a los diversos ejercicios son muy variables: del simple al triple. [49488] La media aritmética de estos diecinueve años es del 10,7 por 100. [49489] Sólo aparecen tres años por debajo del 7 y dos superiores al 15, pero la mayoría de los porcentajes observados (11 de 19) rebasa el 11,50 por 100. [49491] Ignoramos si aún controla la administración de la misma; y no se ha tenido en cuenta su papel fundador. [49492] Los porcentajes están calculados sobre su parte de capital, considerada fija: las 12.000 libras catalanas, según las propias indicaciones del «borrador». [49493] Es posible que el beneficio global sea superior a la remuneración del capital nominal de 36.000 libras; desconocemos la remuneración personal de Puget como administrador de la botiga (aunque sí sabemos que se trata de una remuneración variable y no de un salario); tampoco disponemos de los balances anuales en los que aparecería el activo de la compañía (valor de los artículos almacenados, créditos, etc.). [49494] Ahora bien, observamos que los beneficios anuales acumulados por Alegre como simple proveedor de fondos, sobrepasan en diecinueve años las 24.000 libras ascendiendo exactamente a 24.422 libras 19 sueldos y 2 dineros. [49495] Todos estos beneficios fueron retirados , efectivamente, por Alegre que no volvió a invertir ninguno de ellos en la botiga , aunque pudo invertirlos -y sin duda lo hizo- en otras operaciones. [49496] Así pues, Alegre, en calidad de capitalista, sin «administrar» personalmente el negocio y sin volver a invertir siquiera una mínima parte de su beneficio, vio triplicado su capital en menos de veinte años. [49497] Huelga decir que este «interés» de 12.000 libras producido por la botiga , en torno a 1735, suponía para él algo relativamente secundario, aunque dista mucho de ser despreciado como elemento de acumulación. [49498] En su condición de administrador, Puget debió de percibir más beneficios y, en caso de que empleara sus ingresos-como solía suceder- en ampliar la botiga e incrementar su capital en ésta, debió convertirse a su vez en un buen negociante. [49499] Respecto a la segunda mitad del siglo, contamos con un ejemplo típico más fácil de observar. [49501] Los libros de cuentas están complementados por los de la botiga y los de algunos otros negocios que recayeron en manos de Joan Amat, hijo de Bartomeu, hasta el período napoleónico y aun más tarde. [49502] Los datos biográficos se ven ampliados en la interesantísima obra que Félix Torres Amat, sobrino del citado comerciante, dedica a otro tío suyo, el obispo Félix Amat, confesor de Carlos IV; hecho que ensancha el horizonte -menos humilde de lo que parece en sus orígenes- de estos pagesos y botiguers de Terrassa y Sabadell, de donde proviene la familia. [49503] Una vez considerados los ejemplos de tipo social que nos ofrece este caso, nos limitaremos ahora al mero análisis del desarrollo y de los beneficios de una tienda de tejidos barcelonesa entre 1765 y finales de siglo. [49504] Bartomeu nace en 1739 y es el segundo varón de una familia de ocho hijos cuyo padre, Joan Amat, posee un «módico patrimonio», así como un «pequeño comercio» en Sabadell. [49505] Su madre proviene de una «antiquísima casa» de Terrassa. [49506] Su abuela materna es una Augirot, detalle de interés, ya que será en una tienda de los Augirot en donde seguirá Bartomeu su aprendizaje y, posteriormente, la carrera; de ahí la importancia de los vínculos familiares. [49507] Sabemos además que, a partir de 1760, Antoni, el mayor de los hermanos de Bartomeu, se había instalado en Barcelona, disfrutando de una buena reputación de calculador hombre de negocios, y cuidando de sus hermanos menores. [49508] Desde la edad de catorce años, «tras haber aprendido a leer, escribir y contar» -por la redacción del Manual se adivina, en efecto, un nivel medio de instrucción primaria-, Bartomeu está colocado como aprenent botiguer de teles en Barcelona, en la tienda de Joan Crusats, en donde sólo permanece un año, viviendo después en casa de Anton Gispert, personaje del «comercio» barcelonés, a quien tendremos oportunidad de encontrar muy a menudo. [49509] Debe de existir un remoto parentesco entre Gispert y la madre de Bartomeu, puesto que ésta es una Augirot por línea materna y Gispert será un día el heredero de los intereses de Francesc Augirot en la botiga administrada por éste y en la que entra como empleado, a los quince años, Bartomeu Amat. [49511] lo Sor Francisco Augirot y lo Sor dn Joaquin de Bassols y de Colomer, dueños dels efectes de la botiga me donaren la administració de aquella ab los pactes corrents erz las demes botigas. [49512] Esta frase, en un catalán mediocre, nos permite reconstruir, en el preciso momento en que se inicia la responsabilidad de Amat, los elementos que habíamos mencionado anteriormente como clásicos en la estructura de una botiga barcelonesa; podemos complementarla con los largos títulos dados al propio Manual , junto con el primer balance, efectuado el día 24 de diciembre de 1764. [49513] En un principio, la botiga consta como perteneciente a Francesc Bassols i Rafart, pero en la fecha en que se realiza el balance, el único interés que mueve al «Señor don Joaquín de Bassols y de Colomer» en el negocio es el de ser heredero de sus padres. [49514] Se hace tanto hincapié en el «don» -que en 1764, posee todavía un importante significado- y en las fórmulas de tratamiento - «Mi Señora Doña Francescha Bassols y de Colomer»- que la categoría social de los Bassols se nos revela sensiblemente superior a la de los Augirot, para quienes nunca se utiliza el «don» y no siempre el «Señor». [49515] Augirot fue administrador efectivo de la botiga hasta el 24 de diciembre de 1764, y ya venía siéndolo desde 1749 por lo menos, fecha del último balance (lo cual supone una administración menos atenta que la que correrá a cargo de Bartomeu Amat). [49516] Augirot deja la administración, bien por encontrarse viejo, bien por atender negocios más importantes; al igual que ha sucedido con los Bassols, pasa a ser un simple proveedor de fondos de la empresa, que deja de llamarse botiga Augirot para denominarse la botiga Atnat (ello nos da idea del papel preponderante que el mundo exterior reconoce al «administrador» efectivo) . [49517] Sin embargo, en los inicios, Amat no aporta nada . [49518] Será tan sólo a partir de 1771 y de su boda cuando, combinando la módica dote de su esposa con los primeros beneficios en la botiga , le veamos emprender otros negocios de cierta envergadura. [49519] Ahora nos encontramos, pues, midiendo una acumulación que comienza con la función de «administrador», sin capital inicial. [49521] Cada año, del beneficio obtenido (o para ser más exactos, mediante deducción directa en los efectos o en la caja de la botiga ), los dos socios retiran cantidades de importancia variable. [49522] En lo que respecta a los Bassols-y en especial a Jaume Bassols, heredero de Joaquín-, se trata sobre todo de bienes de consumo y muy a menudo de tejidos de lujo comprados a la botiga . [49523] En cuanto a Augirot, y más tarde a Gispert, la irregularidad de las deducciones hace pensar que éstas responden a veces a las necesidades de una financiación exterior o de inversiones en otros negocios. [49524] Pero en todos estos casos, salvo excepciones, dichas deducciones son inferiores al beneficio del ejercicio, con lo cual el capital de cada socio va incrementándose de año en año, por lo menos en forma contable. [49525] Durante los últimos años de Bartomeu Amat y los de la administración de su hijo, los apuros económicos obligarán en más de una ocasión a colocar considerables créditos en el apartado de pérdidas, con lo que disminuirá el capital de la botiga . [49526] No obstante, nunca volverá a caer por debajo de las cifras iniciales. [49527] También el propio Amat retira fondos, efectuando unos «gastos» por cuenta de la botiga , destinados durante los primeros años a su «mantenimiento» personal y a gastos de administración (durante los últimos años, incluirán la remuneración de otros empleados). [49528] Tras esta observación, hay que señalar que, desde el primer año, Amat deja sus ingresos como administrador, una vez descontados dichos gastos, en concepto de participación en el negocio. [49529] Lo mismo hará al segundo año, al igual que con los beneficios correspondientes a este pequeño capital inicial. [49531] De modo excepcional, el balance del 24 de diciembre de 1772 abarca dos años y el del 31 de marzo de 1780 - año en que se cambia la fecha del balance- quince meses; el del 31 de marzo de 1789 se anula y traslada al 31 de marzo de 1792, año en el que se hacen las cuentas de los tres años; el 15 de octubre de 1793, el balance-inventario corresponde al de la muerte de Bartomeu Amat, con nueva evaluación del capital de la compañía; los inventarios siguientes se llevan a cabo el 28 de febrero de 1795,1796,1797 y 1799. [49532] La presentación de los balances no está hecha siguiendo la forma clásica del «debe» y del «haber». [49533] No siempre aparecen recogidos con regularidad el «importe de mercancías vendidas» en el activo, o las deudas de la botiga en el pasivo; pero los resultados del ejercicio son muy claros, tanto en lo referente a las retiradas de fondos efectuadas por cada uno de los socios, como en lo que respecta al capital que le corresponde a cada uno, finalizado el balance. [49534] Resulta fácil, pues, comprobar lo que ha producido globalmente el negocio, así como el beneficio que ha supuesto personalmente para los Bassols, Augirot o Gispert y los Amat. [49535] El inventario de los valores almacenados da una idea del desarrollo de la botiga , a la vez que el movimiento de los créditos y de las deudas nos la da de las facilidades de pago en el transcurso del ejercicio. [49536] Puede seguirse el movimiento del capital, y en las notas se exponen las razones de las amputaciones finales (créditos que se suponen incobrables). [49537] Al principio, el 24 de diciembre de 1764, los Bassols se hallan en posesión de un capital de 74.047 libras 11 sueldos 1 dinero, y Augirot de un capital de 41.258 libras 3 sueldos 3 dineros, o sea que en total, disponen de un capital inicial de 115.305 libras 14 sueldos 4 dineros. [49538] Si dicho capital -y más aún la proporción correspondiente a cada uno de los asociados- constituyera la parte esencial de una fortuna individual, podría considerarse mediocre; pero como sabemos, para sus proveedores de fondos, la botiga no es, por regla general, más que uno de los elementos de entre otros muchos que componen la estructura de la fortuna o de los negocios tratados. Éste es seguramente el caso de los Bassols, en cuanto a la fortuna, y de Gispert, heredero de Augirot en 1774, en cuanto a los negocios tratados. [49539] No disponemos de documentación complementaria respecto al propio Augirot. [49541] Como es lógico, deben de existir sin duda establecimientos de mayor relevancia en el sector del comercio de cereales, vinos y aguardientes, eso sin mencionar naturalmente los seguros. [49542] Pero un capital del orden de las 115.000 libras catalanas, en la fecha en que se inicia la observación -en 1764-podría permitir equipar, en los astilleros de Levante, cinco o seis navíos medios para el comercio con las Indias y, con él, podría comprarse una de las cargas más considerables para el viaje de vuelta de América. [49543] Las fábricas de indianas, que tendremos que estudiar más adelante, movilizan todas ellas un capital muy inferior. [49544] Queremos indicar con ello que, teniendo en cuenta la época y el lugar, la botiga de tejidos elegida como prototipo no es, pese a lo mediano de su capital, una «pequeña empresa»; además, ¿no supone acaso este capital el triple del de la botiga Alegre durante la primera mitad del siglo? Y para 1764, el botiguer de tall Alegre se ha convertido ya en un importante negociante-fabricante. [49545] Por otra parte, se nos plantea el problema de saber a cuál de los tres socios podemos considerar como «amo» característico de la empresa: ¿a Amat, pequeño empleado, cuya talla y ambiciones modestas en los inicios quedan reflejadas en el diario? ¿A Augirot o Gispert, gente de negocios ya situada o, por último, a Bassols, quien, menospreciando el comercio, aspira a la nobleza y al lujo? La botiga , célula económica elemental, depende de una asociación socialmente inestable y compleja. [49546] Veremos cómo, a pesar de la irregularidad en las ganancias, consigue un incremento bastante bueno de su capital inicial, durante el período observado. [49547] LA BARCA [49548] Para el análisis de esta empresa elemental, procederemos del mismo modo que para la botiga. [49549] Algunos documentos privados nos permitirán una descripción de los mecanismos concretos, a nivel «microscópico». [49551] Los EJEMPLOS [49552] a) La barca «San Jazinto».1744-1758 [49553] El primero de los libros de cuentas de barcas que se conserva en el Archivo municipal barcelonés en el fondo de archivos privados de origen judicial, y referido al siglo XVIII, es el de la barca denominada San Jazinto , del patrón Pau Llobet, de Barcelona. [49554] Se inicia con una cuenta del 28 de agosto de 1744, por un viaje efectuado entre el 20 de junio y el 21 de julio del mismo año. [49555] Prosigue de modo continuo durante catorce años, correspondiendo la firma de la última cuenta al 6 de agosto de 1758. [49556] Por desgracia, nada se nos dice acerca de la construcción e ignoramos si se trata de una embarcación nueva. [49557] Pero gracias al informe de las reparticiones y a las firmas demostrando la conformidad, llegamos a conocer a los propietarios de las parts suscritas en el momento de su construcción. [49558] Según una tradición extendida por doquier, pero particularmente característica de Barcelona, estas parts son setzens (decimosextas partes). [49559] Cuatro de estos setzers (la cuarta parte del navío) pertenecen a don Jazinto, marqués de Arizón, principal comandatario puesto que la barca lleva el nombre de su santo patrón. [49561] Entre los signatarios figuran otros dos personajes distinguidos, cuya letra elegante contrasta con la de los demás socios: se trata de don Francisco Gaudencio Puig y don Luis de Carbonell, quien, a partir de 1755, firma como «barón de Guía Real» y, en 1758, «marqués de la Quadra». [49562] Arizón y Carbonell, colmados de títulos honoríficos por el rey en esta misma época, son organizadores de la marina real, durante una guerra que perdura; lo cual no dejará de tener repercusión en el destino de la «barca». [49563] Nos resulta más difícil situar a otro de los suscriptores -de dos setzens - Anton Casas y Virgili; la ausencia del «don» ante su nombre no permite confundir su caso con los anteriores. [49564] Pero el hecho de que Francesc Pi firme a menudo por él, a la vez que por el marqués de Arizón, nos induce a pensar que se trata de un personaje del mismo círculo de cortesanos y funcionarios. [49565] Hay que situar, junto a este primer tipo de firmantes, a los representantes del «comercio» de Barcelona: tres setzens pertenecen a Esteve Matas, Francesc Puget y Joan Puget. [49566] Los dos primeros aparecerán, en 1758, entre los miembros fundadores del «Cuerpo de Comercio»; el tercero conseguirá inscribirse algo más tarde; sabemos que Joan Puget es hijo de Francesc y que éste fue, en un principio, botiguer de tall . [49567] Según una costumbre generalizada, los tres últimos setzens corresponden, por una parte, al patrón de la barca, Pau Llobet, que se reserva dos de ellos, y, por otra, al maestro herrero, Joan Closas, a quien le gusta adquirir parts sobre las barcas, en cuya construcción participa, así, tanto financiera como técnicamente. [49568] Este conjunto de nobles, oficiales, negociantes, maestros artesanos y patrones de barca, caracteriza con bastante fidelidad la curiosa síntesis social que siempre representa - según podremos comprobar constantemente- una lista de «interesados» en la construcción de un navío. [49569] Y en este caso, la de la barca San Jazinto es reducida; en efecto, diez personas para una barca de 145 a 178 toneladas (de 3.400 a 4.200 quintales de carga), puede considerarse relativamente poco. [49571] El libro es el medio que se utiliza como testimonio, entre patrón y socios, para el reparto de las ganancias. [49572] En una primera parte, se consigna, de cada viaje, el beneficio bruto conseguido y los gastos de travesía (mantenimiento de la tripulación, impuestos portuarios y gastos de cambio), cuya diferencia da el beneficio net per barca i gent . [49573] La barca se refiere a los socios; y la gent , a los hombres de la tripulación. [49574] Entre barca y gent , el reparto es a medias. [49575] Pero la conservación del barco corre a cargo de los propietarios. [49576] En una segunda parte del libro se justifican, con todo lujo de detalles, los gastos que supone dicha construcción. [49577] En cada viaje, a la hora del reparto de beneficios, se deducen los de la parte de la barca . [49578] Barca y gent comparten tan sólo la compra de un artículo, modesto: el sebo. [49579] Queda siempre fiel constancia de la mitat del seu junto a la mitja part de patronia , que consiste en una bonificación pagada al patrón por los propietarios de la embarcación. [49581] Veremos cómo estos 50 por 100 de bonificación le aseguran al patrón un salario doble del de un marinero; pero los patrones continúan siendo parcialmente propietarios de su navío, lo cual les supone una segunda fuente de ingresos. [49582] A veces, según los tipos de flete, disfrutan aún de otras ventajas. [49583] Respecto a la San Jazinto (y en general), tenemos información sobre los beneficios de los proveedores de fondos; estamos bastante bien informados acerca de los ingresos del patrón y menos (debido a la falta de listas nominativas) acerca de la distribución en salarios individuales de las parts de la tripulación. [49584] Cabe preguntarse qué viajes (y qué tipos de viajes) efectúa la barca San Jazinto en el transcurso de los catorce años de actividad observable. [49585] Entre 1744 y 1758, no nos hallamos todavía en la época de las grandes travesías hacia América o el Báltico. [49586] Algunos desplazamientos no superan los límites del cabotaje regional (Sant Feliu de Guíxols) o del Levante español (Blanes-Cartagena-Almería); otros recuerdan los tradicionales recorridos medievales de la barca de mitjana catalana: Mallorca-Mahón-Marsella-Niza-Villefranche -Savona-GénovaLiorna-Nápoles-Orán-Ceuta . [49587] Pero asistimos también a la aparición del gran cabotaje peninsular: más allá de Gibraltar, son frecuentadas Lisboa, El Ferrol y La Coruña, llegándose en una ocasión hasta Santander y Bilbao y, del lado marroquí, hasta Mazagán, en el litoral oceánico. [49588] En total, durante catorce años, suman veintidós viajes (veintiséis, si contamos aparte -como lo hace el libro- los distintos fletes del último viaje circular). [49589] El libro de cuentas reconstruye estos viajes en sus principales etapas, al indicar el lugar de cada uno de los gastos; pero no siempre se especifica la fecha en que se producen dichos gastos y pueden haber etapas en las que no se efectúe gasto alguno para la conservación de la barca. [49591] A partir de esto, es posible hacer ya una observación importante. [49592] Del 20 de junio de 1744, fecha de la primera salida, al 8 de agosto de 1758, en que se liquidan las cuentas, transcurren 5.157 días. [49593] De este total, 1.363 días (el tercio, tres meses al año como término medio) son de tiempo muerto. [49594] Sin embargo, no se trata de interrupciones estacionales; éstas probablemente se produzcan, aunque durante los períodos de flete (que pueden iniciarse, según lo atestigua el libro, en cualquier momento del año). [49595] Al no existir, por otra parte, ninguna relación perceptible entre las largas interrupciones y las importantes reparaciones del navío, hay que pensar en tiempos muertos de origen más económico que técnico, en un empleo discontinuo de los barcos y, por lo tanto, de los marinos; en efecto, una vez de vuelta, éstos dejan de ser mantenidos, a excepción de uno o dos hombres que permanecen «de guardia en la playa». [49596] EL marinero se alquila, pues, por el tiempo de una campaña y su suerte depende de la regularidad de la contratación, sin que ello signifique que su paro sea estacional. [49597] Hay que recordar, no obstante, que en el siglo XVIII, un empleo que dure nueve meses de doce se considera ventajoso en todas las profesiones. [49598] Ahora bien, como la observación de la San Jazinto es a bastante largo plazo, y no aislada, parece representativa. [49599] Es mayor la irregularidad en las ganancias . [49601] Sigue luego un período de seis años, en el que las pérdidas casi equilibran los beneficios. [49602] Finalmente, los cuatro últimos años son de rendimiento medio. [49603] De un «viaje» a otro -es decir, de un flete a otro-, los contrastes entre los rendimientos económicos son todavía más acusados. [49604] Cierto es que, para los socios, aquéllos dependen de las necesidades planteadas por el navío en reparaciones y conservación, necesidades distribuidas de forma irregular en el tiempo y sin relación con el tipo de flete o la coyuntura general. [49605] No obstante, el beneficio obtenido por la barca depende también -y el beneficio obtenido por la tripulación depende en exclusiva- de las condiciones ofrecidas al navío en el momento de alquilarlo, es decir, del precio del flete y sus modalidades, de los eventuales beneficios anexos, de las «estadías» (gastos de dieta en los diversos puertos) y de cualquier otra particularidad que hubiera sido fijada en el contrato. [49606] Analizándolo bajo este aspecto, el cuadro resumido de los sucesivos «viajes» de la San Jazinto que hemos elaborado pone de manifiesto contrastes que, en un principio, nos sentimos tentados de explicar por las modalidades de flete -alquiler por tonelaje- mes, primero, y, posteriormente, flete por peso o volumen -o incluso, por la condición de los fletadores: al principio, el «rey», luego la Marina real y, por último, algunos particulares. [49607] Cuando lo observamos con mayor detenimiento -calculando, para cada viaje, la ganancia neta de la tripulación por día de desplazamiento- advertimos que los fletes más remuneradores pueden corresponder, tanto a un contrato privado como a un contrato real, tanto a un alquiler por peso como a uno por tonelaje-tiempo. [49608] Por el contrario, la cronología establece una clara oposición entre los años de guerra y los años de paz ; y no se trata sólo de las guerras en las que España está directamente implicada, es decir, de necesidades militares inmediatas, sino, según parece, más bien de las consecuencias que acarrea sobre el nivel de los precios del transporte marítimo cualquier guerra entre grandes potencias; así, los años 1744-1748 y 1756-1758, períodos de elevada tarifa de los fletes, envuelven una época de bajas tarifas, poco remuneradora para la barca. [49609] Cierto es que dicho período de bajas tarifas corresponde también a una coyuntura barcelonesa particular, caracterizada por una situación meteorológica, agrícola y alimentaria catastrófica, aunque con signos de resurgimiento comercial, así como afluencia de navíos en el puerto. ¿Es debido a esto que las tarifas sean bajas? Tampoco entendemos por qué razón el patrón (que transporta a unos «vagabundos») desaprovecha la oportunidad de ir en busca de cereales a los puertos mediterráneos u oceánicos: ¿acaso por encontrarse comprometido previamente con la Marina? [49611] En un principio, predomina el flete por tonelaje-mes, sobre la base de 145 toneladas en el primer viaje y 146 3/4 toneladas en los siguientes. [49612] La tarifa de los años 1744-1750 es de 2 1/2 pesos, es decir de 3 libras 10 sueldos en moneda catalana, por tonelada alquilada por un mes. [49613] Este contrato se firma una sola vez con particulares y varias veces con la administración real. [49614] Pero ésta practica también un flete a tanto alzado, en que las estadías son pagadas « a raó de tonelades ». [49615] Por ello, las largas esperas en los puertos, al servicio del rey, reciben así una excelente remuneración. [49616] Además, en cuanto hay transporte de tropas, a la remuneración por el transporte vienen a sumarse los beneficios sobre las raciones, desapareciendo el mantenimiento de la tripulación ( gastos de menjar ) de los gastos de travesía, al comer los marinos con los soldados. [49617] De este modo se explican los sustanciosos beneficios del período de guerra, que abarca de 1744 a 1748. [49618] Determinados viajes proporcionan más de 12 1/2 libras por día a la tripulación (a repartir en metálico), o sea más del doble de la media de los catorce años (que es de 6 libras 2 sueldos). [49619] Los fletes de los particulares, calculados al peso, con tarifas distintas para cada mercancía, proporcionan resultados muy heterogéneos, que pueden ir de 1 libra 16 sueldos por día para la tripulación a 12 libras 13 sueldos según los viajes. [49621] Tan sólo una expedición se paga a tanto alzado por tonelaje, en lugar de serlo por mes. [49622] Se firma el contrato sobre la base de 178 toneladas y no de 145 o 146 3/4. [49623] La tarifa es de 4 1/3 pesos para ir hasta El Ferrol y volver; pero como el viaje dura dos meses y medio, la ganancia de la barca es mucho menor que en los contratos por tiempo, por más que se hayan autorizado cargas complementarias, pagadas al peso. [49624] En realidad, los más numerosos son los fletes mixtos, mezcla de contrato militar y contrato privado, de flete por tonelaje y flete al peso. [49625] No son los que dan mejores resultados, aunque hay que reconocer que corresponden al período de paz, de bajas tarifas y, sin duda, de coyuntura baja. [49626] En el caso de seis de entre ellos, se trata de un contrato con el tratante que suministra las maderas de arboladura de Marina real, Pablo Robledo, «asentista de la arboladura». [49627] Fue éste el primero en acceder a un cálculo de tonelaje muy ventajoso para Pau Llobet: 178 toneladas en lugar de las 146 3/4. [49628] Pero también en este caso, tanto si se paga por tiempo como si se hace por volumen de madera transportada (por codos), siguen sin tenerse en cuenta las estadías; los hombres transportados no son lo bastante numerosos para poder especular con sus raciones (son personas aisladas, reclutas y vagabundos) y, por último' ni siquiera la carga de mercancías complementarias (en especial el flete de retorno Cartagena-Barcelona) llega a compensar las ventajas de los contratos más claros y masivos. [49629] Los viajes al servicio de Pablo Robledo producen, a duras penas, la mitad de la media de los catorce años. [49631] Los rasgos que nos sorprenden en este estudio inicial de la «barca» son: la heterogeneidad de los contratos y de las operaciones de transporte, así como la irregularidad de los resultados; a los que podríamos añadir también: el carácter modesto y trivial de esta navegación, unido a la pobreza de las operaciones comerciales que abarca. [49632] Pero de momento, nos limitamos aquí al estudio de la barca como instrumento de transporte , dejando para más adelante el análisis de las operaciones comerciales de los fletadores. [49633] Cabe preguntarse cuánto gana, como persona dedicada al transporte , el patrón, cuánto los socios, como propietarios de la barca, y cuánto los marinos, como mano le obra . [49634] Empezaremos por estos últimos, respecto a los cuales sólo podemos proceder mediante comparación y aproximación. [49635] No disponemos del número de miembros de la embarcación, pero todas las comparaciones nos obligan a situarlo en torno a los 15, con un mínimo de 12 y un máximo de 18, dadas la época y las dimensiones de la embarcación. [49636] Tampoco disponemos de indicación explícita referente a la modalidad de remuneración de dicha tripulación, pero todo el léxico, parecido al de otros libros que estudiaremos más adelante, no sólo sugiere, sino que establece, que los marinos de la San Jacinto no son «asalariados» en el sentido estricto del término, puesto que participan, en su modesta condición, de las posibilidades y riesgos de la empresa. [49637] Se les paga a la part , antigua tradición catalana ampliamente comentada por el Consolat de Mar. [49638] En cada viaje, la part de la gent , igual a la part de la barca , se divide teóricamente en un gran número de pequeños cortans , de los que cualquier miembro de la tripulación -del grumete al patrón (sin olvidar la cofradía de Sant Telm)- deduce una proporción fijada de antemano. [49639] Los jefes de tripulación -incluido el patrón-perciben cuatro cortans , los marinos comunes tres, los principiantes dos o dos y medio y los grumetes uno o dos. [49641] No obstante, podemos efectuar algunos cálculos y comparaciones. [49642] Recordemos que la «ración» de un soldado a bordo (es decir, el sustento cotidiano) se paga a 60 maravedíes , equivalentes en moneda catalana a unos tres sueldos y medio. [49643] En Barcelona, durante el mismo período 1745-1755-la parte de salario correspondiente al mantenimiento de un obrero alimentado, ya sea cualificado o bracero, se estima siempre en cuatro sueldos . [49644] Así pues, la remuneración en especies de los marinos en el transcurso del viaje puede cuantificarse dentro de unos límites bastante concretos. [49645] Por otra parte, en el margen de tiempo observado, el salario diario del bracero barcelonés no alimentado se mantiene, de forma perfectamente estable, en siete sueldos . [49646] Bastaría con que la part de la gent -que ya conocemos- hubiese permitido, en cada desplazamiento, repartir más de tres sueldos o tres sueldos y medio, como término medio , a los miembros de la tripulación, para poder equiparar el salario del marino medio al del bracero barcelonés . [49647] Pero esto no siempre fue posible. [49648] En el caso de los viajes más desafortunados, sólo se habrían podido conceder tres sueldos a unas siete personas como máximo y tres sueldos y medio únicamente a seis. [49649] Ahora bien, la tripulación se compone por lo menos de doce hombres y tal vez de diecisiete o dieciocho, que, por supuesto, reciben una paga desigual. [49651] Unas veces, el patrón es el único en ejercer el mando; otras, hay tres o cuatro jefes de tripulación; a veces, los grumetes o principiantes están en número de uno o dos y otras veces, de seis o siete. [49652] «COMPAÑÍAS Y GRAN COMERCIO, SOCIEDADES DE CAPITALES Y SOCIEDADES DE PERSONAS [49653] Según hemos dicho en este mismo libro, y en nuestra edición del Manual de la Compañía nova de Gibraltar , publicada simultáneamente, la «compañía» era, desde el largo período de la Edad Media, la forma fundamental, el marco casi universal de toda la actividad económica catalana (exceptuando, naturalmente, la simple producción agrícola); también hemos visto cómo, en los confines de los siglos XVII y XVIII, un tal Narcís Feliu de la Penya había soñado con insertar toda la economía del Principado en una única y poderosa «Compañía», mientras que sus creaciones efectivas y las de su familia se realizaban en una compleja red de compañías modestas y efímeras, cada una de las cuales se parecía menos a una «empresa» que a una rama de contabilidad dentro de las iniciativas y asociaciones múltiples del «empresario». [49654] Hemos encontrado además, a lo largo de este libro, ejemplos muy diversos de otras «compañías». [49655] Son «compañías», no individuos que arriendan los derechos señoriales, los impuestos reales o municipales. «Compañías» proyectadas en cuanto se trata de emprender importantes obras. [49656] Las botigues son «compañías» elementales entre prestamista -capitalista, comerciante y administrador- empleado. [49657] Las «barcas» son construidas y explotadas por «compañías» de constructores-armadores, y su tripulación, aun cuando funciona a la part , es una especie de «compañía». [49658] El gran comercio catalán del siglo XVIII -podríamos denominarlo el «comercio» a secas ya que, constituido en «Cuerpo», elimina la simple botiga - se ejerce, igualmente, a través de «compañías». [49659] Vamos a observar una vez más, con ejemplos concretos, a escala microscópica, cómo la actividad de los negociantes catalanes se desarrolló bajo esta forma clásica de participación multilateral en «compañías» minúsculas de breve duración, meras «sociedades de personas» con fines diversos y limitados. [49661] Ahora bien, ser precisamente durante los veinte años de mediados de siglo -1741-1760- cuando se multipliquen, en toda España, las «compañías» privilegiadas, con objetivos especializados aunque ambiciosos, «sociedades de capitales» constituidas casi siempre gracias a la confluencia entre proyectos mercantilistas oficiales y aspiraciones económicas regionales apoyadas en intereses m s o menos fuertes. [49662] Las obligaciones impuestas todavía, hacia 1750, al comercio colonial, forzaron a los negociantes catalanes a recurrir, para dicho comercio, a la fórmula de las «compañías» reales. [49663] Pero lejos de contentarse con este monopolio, no cesaron de exigir mayor libertad y, una vez conquistado el libre comercio, en 1778, la «compañía» privilegiada fue abandonada a su decadencia, mientras que las iniciativas individuales y las «compañías» familiares de múltiples vínculos triunfaban en todos los mercados: regional, español y colonial. [49664] Sin embargo, en algunos sectores, como en el de los seguros, y en otras circunstancias en las que intervenía necesariamente el privilegio real, algunas «sociedades de capitales» y «compañías» especializadas siguieron jugando un papel durante la segunda mitad del siglo. [49665] En cierto sentido, la abundancia de las m s modestas «sociedades de personas» caracteriza mejor el capitalismo en sus orígenes que la prosperidad de grandes sociedades corporativas o estatales. [49666] Sin embargo, si se piensa en las formidables acumulaciones realizadas en otros lugares por las grandes «compañías de comercio» a la holandesa, a la inglesa o a la francesa, la insuficiente concentración de los capitales, en la Cataluña del siglo XVIII, puede aparecer como una deficiencia. [49667] 1. ACTIVIDADES Y VÍNCULOS DE UN «BOTIGUER-NEGOCIANT» EN LA PRIMERA PARTE DEL SIGLO: MIQUEL ALEGRE. 1714-1736 [49668] Disponemos de una abundante documentación sobre una empresa comercial, la de la casa Alegre, desde los años críticos en torno a 1714, hasta la invasión de 1808. [49669] No se trata de «fondos de quiebras», sino de todos los papeles conservados en el siglo XVIII por la familia Alegre y legados por el último de sus descendientes, el barón de Castellet, al Hospital General, que administraba. [49671] Se han conservado los libros de cuentas esenciales y la mayor parte de la correspondencia. [49672] Por desgracia, esto no significa que las llibretes y borradors de los primeros años, cuando la casa todavía no era de envergadura, sean modelos de contabilidad y de claridad. [49673] De ellos se deducen, sin embargo, rasgos interesantes. [49674] Ya nos hemos referido anteriormente a Miquel Alegre como botiguer de tall , aunque fue para comprobar que a partir de 1717, es decir desde el principio de la época que observamos, Miquel Alegre había dejado de «administrar» su botiga . [49675] No era m s que el proveedor de fondos, con un capital considerado como fijo. [49676] La administración de la tienda se había transferido a Francesc Puget. [49677] Lo encontramos, en 1758, entre los fundadores del «Cuerpo de Comercio», lo cual nos indica que se salió rápidamente, a su vez, del estado de botiguer . [49678] Con ello vemos de inmediato que los papeles de los Alegre permiten situar, en fechas concretas y abarcando un círculo mucho m s amplio que el familiar, a un buen número de socios, colaboradores, empleados, corresponsales y clientes, cuyo destino, según todo parece indicar, guarda gran similitud con el del propio jefe de la empresa, aunque por supuesto con matices y desfases. [49679] Pero con ello resulta ampliado el testimonio de nuestros documentos. [49681] a) Arriendos de derechos [49682] Tras haber estudiado bajo diversos aspectos los arriendos de derechos, no debe extrañarnos el que los hallemos como una de las especulaciones familiares de un negociante barcelonés. [49683] Pero en este caso, gracias a los papeles de Miquel Alegre, vamos a especificar las modalidades de su financiación. [49684] La primera llibreta de Alegre permite comprobar que el intendente Josep Patiño, el 17 de diciembre de 1714, tres meses después de la caída de Barcelona, adjudicó el arrendamiento de los derechos antiguamente recaudados por la Generalidad y la Ciudad y en lo sucesivo por el rey -derechos «del General», «de Guerra», «del 10 por 100», de portes , de bolla -, a Pau Furet, colchonero, asiduo de las grandes subastas de este tipo (sin duda, además, como testaferro). [49685] Si se tratara de recaudarlos en todo el territorio del Principado, sería un arrendamiento enorme. [49686] Antes de 1714, estos diversos derechos eran o bien directamente administrados, o arrendados por separado. [49687] Lo serán de nuevo a partir de 1717. [49688] Pero Patiño, quizás al no poder encontrar, después de la catástrofe de 1714, fiadores seguros para arriendos del orden de las 200.000 libras, como habíamos visto recientemente, prefirió reunir los derechos y proceder a adjudicaciones locales. [49689] La conseguida por Pau Furet sólo concierne a la ciudad de Barcelona y en el momento de su decadencia más trágica. [49691] Ahora bien, Furet había hablado sin duda en nombre de numerosas «compañías». [49692] En efecto, el arrendamiento está dividido en quarts de 7.500 libras. [49693] Naturalmente, la llibreta sólo nos informa del quart suscrito por Alegre, quien dista mucho de comprometerse solo. [49694] En primer lugar, funciona a medias con su asociado más habitual, Sebastià Vidal, botiguer con ambiciones de negociante, como él. [49695] Por otra parte, ambos socios dividen las 7.500 libras en 21 parts ; cada uno de ellos suscribe diez partes y media. [49696] La part es de 360 libras, suma aparentemente módica. [49697] No olvidemos sin embargo que representa m s de tres años de los ingresos medios de un bracero barcelonés y que, por estas fechas, pocos son los. burgueses catalanes que alcancen esta cantidad como ingreso anual. [49698] Ahora bien, Miquel Alegre se hace cargo de tres partes y media, que incluso abonadas en tres veces a lo largo de veintiocho meses supone una gran inversión. [49699] Las parts más corrientes para la construcción de navíos, a mediados de siglo, serán generalmente muy inferiores a las 360 libras. [49701] Ninguno de ellos -y casi ninguno de los que figuran por las mismas fechas en las llibretes de Alegre- forma parte de aquel grupo de grandes mercaderes que, entre 1709 y 1712, aparecían en las cuentas de la Cía. nova de Gibraltar . [49702] Varias explicaciones son posibles y compatibles sin duda. [49703] Las distintas capas de la sociedad mercantil pueden separarse claramente; y los modestos negocios de Alegre, en especial las adjudicaciones de derechos, pueden ser desdeñados por los Mata y Margarit, los Grasses y Gralla, los Soldevila y Masdeu, los Dalmau y Capssi, los Feliu de la Penya, especialistas del gran comercio exterior y menos caracterizados, por otra parte, por la potencia del volumen de sus negocios que por su situación semiaristocrática de ciutadans honrats . [49704] Pero también podemos pensar que la derrota de 1714, ya sea por razones políticas (para los Feliu, por ejemplo), ya sea por el retroceso del gran comercio y la vuelta de Barcelona al estado de pequeña ciudad, arruinó y eliminó a los dirigentes de esta fase inicial de resurgimiento que hemos situado entre 1680 y 1710. [49705] En este caso, al quedar el puesto libre, se brinda el relevo a un nuevo estrato de hombres de negocios que tardar n todavía unas cuantas decenas de años en reconstruir un «cuerpo» mercantil con pretensiones sociales firmes. [49706] Lo que refuerza esta hipótesis es que en ningún momento, a lo largo del siglo, cualesquiera que sean los documentos consultados, veremos aparecer de nuevo los nombres que ilustraban el «comercio» anterior a 1714, mientras que los suscriptores reunidos por Alegre y Vidal en torno a la adjudicación de Patiño cuentan entre ellos con fundadores de dinastías de negocios destinadas a alcanzar su apogeo a mediados de siglo: como Pere Pau Canals, futuro creador de la industria de indianas, padre de Joan Pau, que ser inspector de las tintorerías del Reino, o «Melsior Guardia», abuelo de Melcior Guardia y Matas, que figurar a los veinticinco años, en 1758, entre los fundadores del «Cuerpo de Comercio», invirtiendo en 1773, 176.000 libras en la repoblación de Almacelles; a raíz de ello se le conceder la nobleza, y tendrá por hijo al último «Melcior de Guardia», alcalde de Barcelona bajo la ocupación napoleónica. [49707] En 1714-1717, Pere Pau Canals continúa siendo todavía un simple maestro tejedor de seda (veler) y Melcior Guardia, un botiguer de tall. [49708] Ambos, naturalmente, se dedican a otros negocios. [49709] Como Alegre (oficialmente, botiguer de tall) y como Vidal (que adquiere una parte de la adjudicación a su propio nombre y otra a nombre de su botiga ). [49711] Estruch, Pujol, Vendranas, Mandri, con toda seguridad comerciantes, probablemente botiguers , Francisco Vidal, veler como Canals, Pau Furet, matelasser . [49712] Es posible que «Pau Burras», último nombrado de la lista, sea Joan Pau Borràs, corredor d'orella antes de 1714. [49713] A Diego Golorons se le denomina mercader y su hermano Salvador es notario. [49714] No obstante, ni los dos Golorons ni Borràs reciben distinto tratamiento al de los botiguers , asociados familiares de Alegre. [49715] Se les denomina únicamente por su nombre de pila y su apellido, sin señor ni don , distinción, como sabemos, todavía muy significativa y reservada aquí a tres personajes entre diecisiete: don Francisco Busquets, don Gregori y don Salvador Matas. [49716] Busquets, en 1758, figurar en la segunda lista de los fundadores del «Cuerpo de Comercio», bajo el título: «don Francisco de Busquets y Ponza, noble, 73 años, natural de Barcelona». [49717] Los Matas son una importante familia, de la que por lo menos cuatro miembros están en relaciones constantes con Alegre; don Gregori y don Salvador representan a la antigua generación; Esteve Matas, mercader de Mataró , el más activo en la primera mitad del siglo XVIII, dar a su hija en matrimonio al heredero de Melcior Guardia, en 1731. [49718] Así pues, tanto estas listas de suscriptores a parts de los arrendamientos fiscales, como las de suscriptores a parts de barcos, matizan nuestro conocimiento de la jerarquía social catalana y de su evolución. [49719] En efecto, si bien nos ha parecido brusca la ruptura entre la sociedad mercantil de 1700 y la de 1750, vemos que, hacia 17141717, se mantenía un distanciamiento suficiente entre algunas familias de negociantes como los Matas o los Busquets, y los mercaders como Golorons o los botiguers como Alegre, como para que el matrimonio con una Matas pudiese significar, hacia 1730, una etapa en el ascenso de los Guardia hacia la aristocracia barcelonesa. [49721] Naturalmente, nos sería de suma utilidad saber, por una parte, la proporción que representaba en una actividad media de negociante barcelonés la especulación con los diversos arriendos de derechos, y por otra, el orden de magnitud de las tasas de beneficios en esta rama, útil complemento de lo que sabemos sobre la subida absoluta de los derechos en el transcurso del siglo. [49722] Por desgracia, las llibretes son, a la vez, incompletas y confusas. [49723] Sin duda existían cuadernos especiales para cada adjudicación, los pliegos de condiciones lo preveían y tenemos fragmentos de algunos de ellos en los fondos de los Alegre. [49724] Nos han parecido poco utilizables y por ello hemos buscado los pagos, reembolsos y repartos efectuados en concepto de los arrendamientos y partes de arrendamientos, sobre todo a partir de los deu y haver de los corresponsales de Alegre. [49725] Se trata en especial de anticipos ( bestretes ), mensualidades ( mesades ) y de cantidades a cuenta . [49726] Solamente los pagos finales ( defiricions ) permiten, y por desgracia pocas veces, reconstruir el papel global, en un período determinado, del capital adelantado y de los beneficios obtenidos. [49727] ¿«Capital», «beneficios»? Acaso puede hablarse en estos términos? Se trata de una operación muy particular. [49728] La pequeña «compañía» adelanta al fisco los fondos que espera obtener del derecho arrendado y recauda, por sus propios medios, dicho impuesto. [49729] Pero el adelanto se hace por entregas periódicas y el reembolso a los prestamistas, por cantidades a cuenta a medida que se van efectuando las realizaciones. [49731] Existe, ciertamente, un grupo de capitalistas-prestamistas y una administración de empresa, con sus gastos y sus riesgos. [49732] Pero el préstamo no es a interés fijo y nos cuesta mucho distinguir si, al margen de los fondos redistribuidos, han sido deducidas sumas importantes por cuenta de los administradores (gastos, beneficios, salarios). [49733] A nivel de las cuentas de Alegre, resulta difícil reconstruir este mecanismo exacto. [49734] A nivel global de todos los arrendamientos, o de grandes arriendos de tipo francés, tendría un interés estadístico evidente. [49735] En Cataluña, como de costumbre, observamos el fenómeno a una escala «liliputiense». [49736] Pero tiene el mismo sentido teórico en ambos casos. [49737] Cabe preguntarse cuál es este sentido. [49738] Se trata de una acumulación privada resultante de una exacción pública sobre el producto social global . [49739] Estos fenómenos han desaparecido del Estado moderno (al menos bajo esta forma). [49741] Así como la exacción señorial se presentaba repartida entre señores y arrendatarios de todas las categorías, así también la exacción fiscal, por su modo de percepción, es por un lado mucho más elevada de lo que indican las cifras de recaudación fiscal en el presupuesto público, y por otro, se dirige en gran parte hacia las cajas de negociantes, de artesanos y de hombres de negocios de todo tipo. [49742] Entre las cantidades pagadas por la masa de la población y los ingresos públicos existe un margen que puede considerarse como una de las formas, generalmente desdeñada, de «acumulación primitiva del capital». [49743] Este modo de acumulación ocupó en el siglo XVIII un lugar más o menos importante según los países y las regiones. [49744] La enorme fiscalidad francesa, en tiempos de la «Ferme Générale», parece atribuir un papel económico creciente al juego exacción fiscal-ganancia de los arrendatarios. [49745] Pero cabe preguntarse si dicho crecimiento es más que proporcional al de la materia imponible. [49746] Es posible en Francia, poco probable en Cataluña. [49747] Los propios papeles de Alegre, a medida que vaya reconstituyéndose el gran comercio y a medida que triunfe el comercio colonial, indicarán que en la expansión de una casa comercial importante la participación en los arrendamientos fiscales pierde constantemente su valor relativo . [49748] Pero resulta significativo que, entre 1714 y 1735, en el punto m s bajo de la actividad económica regional, la casa Alegre haya mantenido unos buenos beneficios -promesa de futuro desarrollo - gracias a una participación sistemática, y bien estudiada, en los arrendamientos fiscales. [49749] En efecto, tras la adjudicación de Patiño, en 1714, participó en la del pes del rei en la ciudad de Reus, en la de las bollas regionales de Cervera, en la del Camp de Tarragona (llamada también «de Tarragona y Montblanc»), en las de las bollas del Principado reunificadas, en 1720, 1723, 1726, representando estas últimas, por tres años, sumas del orden de 200.000 a 270.000 libras. [49751] 2. 1737-1754. DIFICULTADES COYUNTURALES Y APERTURA HACIA AMÉRICA [49752] El período 1737-1754 aparece en los papeles de Alegre como una fase perfectamente clara y definida. [49753] Para el conjunto de la economía catalana, en la medida en que nos han permitido valorarla algunos signos, por desgracia parciales, dicho período no parece haber sido especialmente favorable al desarrollo del tráfico comercial. [49754] Antes al contrario, tras la vigorosa reconstrucción regional de los años 1721-1736, los índices del movimiento de las transacciones interiores señalan una prolongada fluctuación. [49755] El avance de los precios agrícolas regionales no se precisará hasta poco antes de 1750. [49756] Se debe al hecho de que, para el negociante catalán, las circunstancias externas -sea cual fuere además la complejidad de sus relaciones de causa efecto con las observaciones anteriores- no fueron favorables, sobre todo de 1739 a 1748, a la expansión recién iniciada de las relaciones internacionales. [49757] En efecto, en el transcurso de estos diez años, la guerra con Inglaterra -la más temible siempre para la economía barcelonesa -truncó uno de los principales circuitos que habían asegurado la recuperación regional: el intercambio aguardiente-bacalao. [49758] También entorpeció notablemente la circulación, tanto en las rutas del Norte, como en las de América. [49759] Por otra parte, la caída global del comercio con España afectó tan gravemente al conjunto del tráfico exterior inglés como al tráfico catalán, paralelismo que ya hablamos señalado anteriormente. [49761] A escala microscópica, la empresa Alegre -de ahora en adelante Alegre «y Gibert»- permite observar un ejemplo de adaptación individual a dicho movimiento de conjunto. [49762] Aunque sigue manteniendo sus antiguas actividades, pese a que proporcionen resultados muy irregulares y mediocres, que vienen a confirmar las dificultades del período, la firma Alegre - todavía constituida por una compleja red de «compañías»- descubrirá, impulsada por un hombre nuevo, mucho menos sencillo y mucho más ambicioso que su fundador, que el único medio de escapar a la mediocridad regional será entregándose de lleno al gran juego del comercio americano, un juego en el que habrá que intervenir directamente y arriesgar mucho, si realmente se quieren franquear las puertas del «gran comercio». [49763] Si conviene, habrá que dedicarse a recaudar capitales en círculos mucho más alejados que el de los «compañeros» habituales. [49764] De ahí que Agustí Gibert i Xurrich, segundo yerno de Miquel Alegre y administrador de su principal «compañía», adopte, incluso antes de la inversión de la coyuntura, algunas iniciativas que, a mediados de siglo, situarán su casa como una de las más notables de la ciudad de Barcelona y en un puesto honorable dentro del comercio español, aun cuando los primeros años de su gestión podían parecer decepcionantes. [49765] a) Las antiguas fórmulas y los años iniciales. 1737-1749 [49766] Al hojear los borradors de la «Compañía», que informan de modo más completo acerca de sus diversas actividades -aunque no abarquen todas aquellas a las que está vinculada la casa Alegre-, encontramos de nuevo, a partir de 1737, las principales rúbricas que solemos hallar habitualmente en las llibretes . [49767] No siempre se nos especifican de forma clara los resultados económicos, particulares de cada una de ellas. [49768] Pero en lo sucesivo disponemos de una serie de balances de la «compañía», elaborados para diferenciar con mayor esmero los intereses de Maria «Alegre y Guix», viuda del fundador y usufructuaria de sus bienes, de los de su yerno y «administrador» Agustí Gibert. [49769] Por desgracia, dichos balances no presentan una regularidad anual, lo cual dificulta su confrontación con la coyuntura. [49771] 1. Los arriendos y suministros nunca fueron abandonados entre las operaciones tradicionales de la «compañía»; no obstante, las antiguas características se diluyeron. [49772] Puede afirmarse que, en torno a 1720, el botiguer Alegre se hallaba entre los adjudicatarios activos de los arriendos de derechos, pequeños y grandes. [49773] Se adivinaba su mano detrás de los licitadores de las primeras sesiones realmente reñidas. [49774] Además, desempeñaba el papel de negociante intermediario, con remuneración especial, en el arrendament de carns , negocio de abastecimiento público. [49775] A su muerte, los arriendos y suministros parecen haber quedado entre las formas más rutinarias y pasivas de inversión financiera de la compañía. [49776] En los borradors , se produce incluso la desaparición pura y simple de los arrendamientos de derechos públicos. [49777] Pero en 1748, vemos cómo aparece una inversión cuantiosa -3.189 libras- en el sector de los derechos señoriales : la compañía adquiere «dos décimas partes de interés» en la recaudación de los derechos del duque de Cardona sobre su vegueria de Segarra . [49778] De hecho, sólo se trata de actualizar la participación en los negocios dirigidos, en vísperas de su muerte, por Francesc Roig Vives, quien había obtenido de don Francisco Gaudencio Puig este importante arrendamiento señorial. [49779] Además, éste será el motivo por el que ignoremos el resultado económico exacto de dicha inversión, al igual que sucede en tantos otros casos en los que se han conjugado de forma inextricable los «intereses» recíprocos de Roig y Alegre. [49781] Cada año, desde el día de «Pascua de Resurrección» hasta el último día de la Cuaresma del año siguiente, Roig Vives obtenía la mitad del abastecimiento de carne para Barcelona, en tanto que la compañía Alegre le aportaba -desde ahora, mediante pura participación capitalista- una fracción de los fondos necesarios. [49782] No obstante, dicha fracción fue variando según los años. [49783] En 1742-1743, parecen tender al reembolso de los fondos adelantados, mientras que, con anterioridad, sólo retiraba los beneficios mediante cantidades a cuenta. [49784] En cambio, en 1746-1747, la compañía percibe unos eixaus en las subastas de la adjudicación e invierte nuevos capitales; pero todo se liquidará en 1749, una vez desaparecido Roig. [49785] Asimismo, la participación en el arriendo del suministro barcelonés de pan, importante aunque menos duradero, no fue más que una actividad aneja de las iniciativas de Roig. [49786] Ya señalamos anteriormente cómo los demás «suministros» -militares y marítimos en especial- sólo constan en los borradors como parts modestas, ya que en este terreno la iniciativa partía de otros personajes. [49787] Sin embargo, se impone una observación, relativa al período que nos ocupa. [49788] Si bien las cantidades invertidas por «Alegre y Gibert» en el comercio de jarcias para la marina -«asiento de jarcias»- fueron módicas, más que en ningún otro caso, sabemos luego, a través del borrador de 1746, que dicho «asiento», en calidad de ente jurídico, acaba de convertirse en propietario, por quince setzens de un pingüe de 11.200 libras (el último setzè ha quedado para el patrón). [49789] En aquel entonces, el «director» del asiento es Puiguriguer y Clarina y el pingüe será destinado a la «carrera de Indias». [49791] Veremos cómo no dudará en participar de modo todavía más directo en la misma. [49792] Pero desde la asociación con Roig Vives para la organización de los arriendos de derechos y los suministros municipales, típica de la época de Miquel Alegre, hasta la asociación con Puiguriguer para negocios relacionados con la navegación de altura, se ha producido un cambio en la calidad y el carácter de las iniciativas. [49793] Éste es uno de los puntos que queríamos destacar. [49794] Según observaremos, el cambio, ya claramente iniciado a partir de los años 1744-1745, precede a la paz y la recuperación de la coyuntura. [49795] 2. Lo que mejor caracteriza el hundimiento de esta última es la interrupción , ocasionada por la ruptura con Inglaterra, de las importaciones de salazones de pescado . [49796] En 1737, el negoci de bacallà acusaba un débito -es decir, un valor de compras efectivas o de anticipos de capitales- de 5.543 libras 13 sueldos 1 dinero, débito que, en 1738, ascendía a 7.355 libras 8 sueldos 1 dinero. [49797] Por el contrario, en 1739, las cuentas sólo registraban «haberes», o sea ventas y liquidaciones, sin compra alguna o anticipo en contrapartida. [49798] En 1740, lo negoci de pescas (que ya no se denomina sólo «de bacalao» es prácticamente insignificante. [49799] Desaparece luego por completo y la aparición del pescado salado en las cuentas de los intermediarios se dará sólo de forma esporádica; lo cual no significa, naturalmente, que la región no consuma más. [49801] En cuanto a la importación de bacalao y arenque, se reanudará, durante la segunda mitad del siglo, a través de casas especializadas, en relación con la aparición masiva de buques escandinavos. [49802] Lo que desapareció en 1739, con motivo de la guerra con Inglaterra, fue aquel intercambio directo aguardiente-bacalao en barcos ingleses, que había asegurado, a partir de 1714, la reanudación de la economía vitícola y mercantil catalana. [49803] 3. En efecto, la irregularidad de las exportaciones de aguardiente y otros productos del Camp caracteriza, al igual que la suspensión del negoci de bacallà , los años 1739-1749. [49804] No se trata en este caso de una brusca interrupción, sino de fuertes variaciones en el volumen de negocios, de una «laguna» casi absoluta para los años 1744-1749, seguida posteriormente, en 1752-1754, de una recuperación extraordinariamente vigorosa. [49805] Esta observación es válida, sobre todo, para los aguardientes, ya que la exportación de vinos se hace insignificante y la del aceite va desapareciendo cada vez más con el crecimiento de la población; en cambio, las avellanas y almendras siguen figurando, en bastante buen lugar, en los cargamentos destinados «al Norte», y su demanda y circulación experimenta aproximadamente las mismas vicisitudes que las de los aguardientes. [49806] En los borradors de Alegre y Gibert, constan estas exportaciones de productos del Camp bajo rúbricas especializadas: lo negoci de ayguardent, lo negoci de vi blanch, lo negoci de ametlla, lo negoci de avellana y (excepcionalmente en lo sucesivo) lo negoci de oli . [49807] Dichos negocis se emprenden siempre en participación con otros personajes o «compañías». [49808] Como, por otra parte, las compras (a la casa Carnisser de Reus, Mir de Cambrils o Josep Alegre) y las ventas (a la casa Prats de Cádiz y a Palau de Amsterdam) se efectúan globalmente, mientras que el transporte aparece a menudo fraccionado, podemos entrever la presentación complicada de las cuentas. [49809] Se da el caso de que una compra de 50 botas (o pipas ) de aguardiente esté dividida en cuatro o cinco cargas; sobre cada una de ellas, la «compañía» Alegre tiene sólo un «interés» de la mitad, de la cuarta o de la octava parte; además, la «compañía» no tiene la totalidad de dicho «interés», ya que una cuarta parte está reservada al «administrador» Agustí Gibert y una pequeña fracción (una doceava o un setzè ) al empleado Joan Bou. [49811] Algunos negocios tratados aparte, así como algunas participaciones en operaciones no dirigidas por la «compañía», que también hacen referencia a productos del Camp, demuestran que éstos tienen un papel más amplio que el indicado por el contenido estricto de las rúbricas especiales. [49812] A pesar de todo, dichas rúbricas siguen siendo representativas, puesto que registran de forma adecuada el conjunto del movimiento. [49813] Por otra parte, en relación con el período que observamos, encontramos años en los que las exportaciones clásicas desaparecen simultáneamente de todas las rúbricas. [49814] No cabe, entonces, riesgo alguno de olvido o de doble empleo.