[33001] LOS POSTULADOS DE LA ECONOMÍA CLÁSICA [33002] La mayor parte de los tratados sobre la teoría del valor y de la producción se refieren, en primer término, a la distribución de un volumen dado de recursos empleados en diferentes usos, y a las condiciones que, supuesta la ocupación de esta cantidad de recursos, determinen su remuneración relativa y el relativo valor de sus productos [33003] También se ha sujetado con frecuencia a un procedimiento descriptivo lo relativo al monto de los recursos disponibles (entendiendo por tales el volumen de población susceptible de tomar empleo), los límites de la riqueza natural y el equipo de producción acumulado; pero rara vez se ha examinado detenidamente en la teoría pura, la explicación de lo que determina la ocupación real de los recursos disponibles. [33004] Decir que no se ha considerado en absoluto, seria absurdo, por supuesto; porque todo estudio sobre los altibajos de la ocupación, que han sido muchos, ha tenido que ver con el tema. [33005] No quiero decir que se haya pasado por alto, sino que la teoría fundamental en que descansa se ha creído tan sencilla y evidente que casi no había para qué mencionarla [33006] A mi modo de ver, la teoría clásica de la ocupación -que se supone sencilla y fácil- descansa en dos postulados fundamentales, que casi no se han discutido y son los siguientes: [33007] El salario es igual al producto marginal del trabajo. [33008] Esto es, el salario real de una persona ocupada es igual al valor que se perdería si la ocupación se redujera en una unidad (después de deducir cualquier otro costo que se evitará con esta rebaja de la producción), sujeto, sin embargo, al requisito de que la igualdad puede ser perturbada, de acuerdo con ciertos principios, si la competencia y los mercados son imperfectos. [33009] La utilidad del salario, cuando se usa determinado volumen de trabajo, es igual a la desutilidad marginal de ese mismo volumen de ocupación. [33011] Por desutilidad* debe entenderse cualquier motivo que induzca a un hombre o a un grupo de hombres a abstenerse de trabajar antes que aceptar un salario que represente para ellos una utilidad inferior a cierto limite. [33012] Este postulado es compatible con lo que podría llamarse desocupación "friccional" (o debida a resistencia), porque una interpretación realista del mismo admite legítimamente varios desajustes que se oponen a un estado de ocupación total continua; por ejemplo, la desocupación debida a un desequilibrio temporal de las cantidades relativas de recursos especializados, a causa de cálculos erróneos o de intermitencias en la demanda; o bien de retardos debidos a cambios imprevistos o a que la transferencia de hombres de una ocupación a otra no pueda efectuarse sin cierta dilación, de manera que en una sociedad dinámica siempre habrá algunos recursos no empleados por hallarse "entre oficios sucesivos" ( between jobs ). [33013] El postulado es también compatible, además de con la desocupación "friccional", con la desocupación "voluntaria" que resulta de la negativa o incapacidad de una unidad de trabajo para aceptar una remuneración correspondiente al valor del producto atribuible a su productividad marginal, a causa de la legislación o las prácticas sociales, del agrupamiento para la contratación colectiva, de la lentitud para adaptarse a los cambios económicos, o simplemente a consecuencia de la obstinación humana. [33014] Estas dos clases de desocupación son inteligibles, pero los postulados clásicos no admiten la posibilidad de una tercera, que definiré como "involuntaria". [33015] Hechas estas salvedades, el volumen de recursos ocupados está claramente determinado, conforme a la teoría clásica, por los dos postulados. [33016] El primero nos da la curva de demanda de ocupación y el segundo la de oferta; el volumen de ocupación se fija donde la utilidad marginal del producto compensa la desutilidad de la ocupación marginal. [33017] De esto se deduciría que sólo hay cuatro posibilidades de aumentar la ocupación: [33018] a) un mejoramiento en la organización o en la previsión, que disminuya la desocupación "friccional"; [33019] b) una reducción de la desutilidad marginal del trabajo, expresada por el salario real para el que todavía existe trabajo disponible, de manera que baje la desocupación "voluntaria"; [33021] d) un aumento en el precio de los artículos para no-asalariados, relativamente al de los que si lo son; acompañado por un desplazamiento de los gastos de quienes no ganan salarios, de los artículos para asalariados a los otros artículos. [33022] Ésta es, según mi leal saber y entender, la esencia de la Teoría de la desocupación del profesor Pigou -la única descripción detallada que existe de la teoría clásica de la ocupación. [33023] ¿Es cierto que las categorías anteriores son inteligibles debido a que la población rara vez desarrolla la cantidad de trabajo que desearía con el salario corriente? [33024] Porque debe reconocerse que, por regla general, si se solicitara, se contaría con más mano de obra al nivel existente de salario nominal. [33025] La escuela clásica reconcilia este fenómeno con su segundo postulado aduciendo que, mientras la demanda de mano de obra al nivel existente de salario nominal puede satisfacerse antes de que todos los que deseen trabajar con estos salarios estén ocupados, tal situación se debe a un acuerdo tácito o expreso entre los trabajadores para no trabajar por menos, y que si todos los trabajadores admitieran una reducción de los salarios nominales aumentaría la ocupación. [33026] De ser así, tal desocupación, aunque aparentemente involuntaria, no lo sería en sentido estricto, y debería incluirse en la clase de la desocupación "voluntaria", causada por los efectos de la contratación colectiva, etc. [33027] Esto exige dos observaciones, la primera de las cuales, que se refiere a la actitud de los trabajadores hacia los salarios reales y a los nominales, respectivamente, no es teóricamente fundamental, pero la segunda sí lo es. [33028] Supongamos, por el momento, que los obreros no están dispuestos a trabajar por un salario nominal menor y que una reducción del nivel existente de salarios nominales conduciría, mediante huelgas o por cualquier otro medio, a que parte de la mano de obra realmente ocupada se retirara del mercado. [33029] ¿Se deduce de esto que el nivel presente de salarios reales mide con precisión la desutilidad marginal del trabajo? [33031] En otras palabras, puede suceder que, dentro de ciertos límites, lo que los obreros reclaman sea un mínimo de salario nominal y no de salario real. [33032] La escuela clásica ha supuesto tácitamente que esto no significa una variación importante en su teoría; pero no es así, porque si la oferta de mano de obra no es función del salario real como su única variable, su argumento se derrumba enteramente y deja el problema de que la ocupación será muy indeterminada. 5 Los autores de esta escuela no parecen haberse dado cuenta de que su curva de oferta de mano de obra se desplazará con cada movimiento de los precios, a menos que tal oferta sea función dependiente sólo del salario real. [33033] De este modo, su método está supeditado a sus particulares suposiciones y no puede adaptarse para examinar el caso más general. [33034] Ahora bien, la experiencia diaria nos dice, sin dejar lugar a duda, que, lejos de ser mera posibilidad aquella situación en que los trabajadores estipulan (dentro de ciertos límites) un salario nominal y no real, es el caso normal. [33035] Si bien los trabajadores suelen resistirse a una reducción de su salario nominal, no acostumbran abandonar el trabajo cuando suben los precios de las mercancías para asalariados. [33036] Se dice algunas veces que sería ilógico por parte de la mano de obra resistir a una rebaja del salario nominal y no a otra del salario real. [33037] Por razones que damos más adelante (p. 97), y afortunadamente, como veremos después, esto puede no estar tan falto de lógica como parece a primera vista; pero lógica o ilógica, ésta es la conducta real de los obreros. [33038] Más aún, el aserto de que la falta de ocupación que caracteriza una depresión se debe a la negativa de los obreros a aceptar una rebaja en el salario nominal, no se apoya en hechos. [33039] No es muy exacto decir que la desocupación en Estados Unidos en 1939 se debió a la obstinada negativa del trabajo a aceptar una rebaja en los salarios nominales o a la tenaz demanda de un salario real superior al que consentía la productividad del sistema económico. [33041] Los obreros no son -ni mucho menos- más obstinados en la depresión que en el auge, ni flaquea su productividad física. [33042] Estos hechos de la experiencia son, prima facie , un motivo para poner en tela de juicio la propiedad del análisis clásico. [33043] Sería interesante observar los resultados de una investigación estadística acerca de las verdaderas relaciones entre los cambios del salario nominal y los del real. [33044] En el caso de una modificación privativa de una industria dada uno podría esperar que el cambio en los salarios reales ocurriera en el mismo sentido que en los nominales; pero cuando hay alteraciones en el nivel general de los salarios, se encontrará, según creo, que la modificación de los reales que va unida a la de los nominales, lejos de presentarse normalmente en el mismo sentido, ocurrirá casi siempre en el contrario. [33045] Es decir, que cuando los salarios nominales se elevan, los salarios reales bajan; y que cuando aquéllos descienden, éstos suben. [33046] Tal cosa se debe a que; en periodo corto, los salarios nominales descendentes y los reales ascendentes son, cada uno de ellos por razones privativas, fenómenos ligados a la baja de la ocupación, pues aunque los obreros están más dispuestos a aceptar reducciones en su remuneración al bajar el empleo, los salarios reales suben inevitablemente, en las mismas circunstancias, debido al mayor rendimiento marginal de un determinado equipo de capital, cuando la producción disminuye. [33047] Si efectivamente fuera cierto que el salario real existente es un mínimo por debajo del cual no pudiera contarse en cualquier circunstancia con más trabajo que el empleado en la actualidad, no existiría la desocupación involuntaria, aparte de la "friccional". [33048] Sin embargo, sería absurdo suponer que siempre es así, porque generalmente hay más mano de obra disponible que la ahora empleada al salario nominal vigente, aun cuando el precio de las mercancías para asalariados esté subiendo y, en consecuencia, el salario real bajando. [33049] Si esto es verdad, la equivalencia de tales mercancías con el salario nominal existente no es una indicación precisa de la desutilidad marginal del trabajo, y el segundo postulado no es válido. [33051] El segundo postulado parte de la idea de que 105 salarios reales de los trabajadores dependen de los contratos que éstos celebran con los empresarios. [33052] Se admite, por supuesto, que esos convenios se realizan de hecho en términos monetarios e incluso que los salarios reales-aceptables por los obreros no son enteramente independientes del correspondiente salario nominal. [33053] Sin embargo, se toma este salario nominal, al que se ha llegado por dicho procedimiento, para determinar el real. [33054] De este modo la teoría clásica supone que los obreros tienen siempre la posibilidad de reducir su salario real, aceptando una rebaja en el nominal. [33055] El postulado de que el salario real tiende a igualarse con la desutilidad marginal del trabajo, claramente supone que los obreros están en posición de fijar por sí mismos su salario real, aunque no el volumen de ocupación que de él se deriva. [33056] La teoría tradicional sostiene, en pocas palabras, que los convenios sobre salarios entre empresarios y trabajadores determinan el salario real , de manera que, suponiendo la libre competencia entre los patrones y ninguna combinación restrictiva entre los trabajadores, éstos pueden, si lo desean, hacer coincidir sus salarios reales con la desutilidad marginal del trabajo resultante del empleo ofrecido por los empresarios con dicho salario. [33057] De no ser cierto esto, no queda razón alguna para esperar que exista tendencia a la igualdad entre el salario real y la desutilidad marginal del trabajo. [33058] No debe olvidarse que las conclusiones clásicas pretenden ser aplicables al trabajo en su totalidad y no quiere decir simplemente que un individuo aislado pueda obtener empleo aceptando una reducción de su salario nominal que sus compañeros reusan. [33059] Se suponen aplicables lo mismo a un sistema cerrado que a otro abierto* y que no depende de las características de un sistema abierto, ni de los efectos de una reducción de los salarios nominales en un solo país sobre su comercio exterior, que está, por supuesto, completamente fuera del campo de este estudio. [33061] Las conclusiones se basan en la creencia de que, en un sistema cerrado, una reducción en el nivel general de los salarios nominales irá acompañada, al menos en periodos cortos, y sujeta sólo a salvedades de poca monta, por cierta reducción de los salarios reales, que no siempre es proporcional. [33062] Ahora bien, el supuesto de que el nivel general de los salarios reales depende de los convenios entre empresarios y trabajadores sobre la base de salarios nominales, no es cierto de manera evidente. [33063] En realidad, es extraño que se hayan hecho tan frágiles intentos para demostrarlo o refutarlo, porque está muy lejos de concordar con el sentido general de la teoría clásica, la cual nos ha enseñado a creer que los precios están determinados por el costo primo marginal, medido en dinero, y que los salarios nominales influyen sustancialmente en dicho costo. [33064] De este modo, si los salarios nominales cambian, debería esperarse que la escuela clásica sostuviera que los precios cambiarían casi en la misma proporción, dejando el nivel de los salarios reales y el de la desocupación prácticamente lo mismo que antes, explicando que cualquier pequeña ganancia o perdida del trabajo, se efectuaría a expensas de las ganancias o de otros elementos del costo marginal, que no han sido tocados. [33065] Parece ser, sin embargo, que los clásicos se han desviado de este punto de vista, en parte a causa de su arraigada convicción de que los obreros están en posibilidad de fijar su propio salario, y en parte, quizá, por la preocupación de que los precios dependen de la cantidad de dinero. [33066] La creencia en el principio de que los obreros están siempre en posibilidad de poder determinar su propio salario real, una vez aceptada, se ha sostenido porque se confunde con la afirmación de que tienen siempre a su disposición los medios para fijar qué salario real corresponderá a la ocupación plena , es decir, al volumen máximo de ocupación compatible con un salario real dado. [33067] Para resumir: existen dos objeciones contra el segundo postulado de la teoría clásica. [33068] La primera hace relación a la conducta real de los obreros; una baja en los salarios reales debida a un alza de los precios, permaneciendo iguales los nominales, no produce, por regla general, una disminución de la oferta de mano de obra disponible al nivel del salario corriente, por debajo del volumen de ocupación anterior al alza de los precios. [33069] Suponer lo contrario equivale a admitir que todos aquellos que por el momento están sin ocupación, aunque deseosos de trabajar al salario corriente, retirarán su oferta de trabajo si el costo de la vida se eleva un poco. [33071] La otra y más importante objeción que desarrollaremos en los capítulos siguientes surge de nuestra inconformidad con el supuesto de que el nivel general de los salarios reales están directamente determinado por el carácter de los convenios sobre salarios. [33072] Al suponer tal cosa, la escuela clásica resbaló, cayendo en una hipótesis ilícita; porque los obreros en su conjunto no pueden disponer de un medio que les permita hacer coincidir el equivalente del nivel general de los salarios nominales en artículos para asalariados, con la desutilidad marginal del volumen de ocupación existente. [33073] Es posible que no exista un procedimiento para que el trabajador pueda reducir su salario real a una cantidad determinada, revisando los convenios monetarios con los empresarios. [33074] Éste será nuestro caballo de batalla y trataremos de demostrar que, en primer término, son otras varias las fuerzas que determinan el nivel general de los salarios reales. [33075] El esfuerzo por dilucidar este problema será una de nuestras mayores preocupaciones. [33076] Vamos a sostener que ha existido una confusión fundamental respecto a la forma en que opera en realidad a este respecto la economía en que vivimos. [33077] Aunque a menudo se cree que la lucha por los salarios monetarios entre individuos y grupos determina el nivel general de los salarios reales, de hecho tiene otra finalidad. [33078] Desde el momento que existe movilidad imperfecta del trabajo y que los salarios no tienden a producir igualdad precisa de ventajas netas para diferentes ocupaciones, cualquier individuo o grupo de individuos que consienta una reducción de sus salarios nominales en relación con otros, sufrirá una disminución relativa de sus salarios reales, cosa que basta para justificar su resistencia a ella. [33079] Por el contrario, sería impracticable oponerse a toda reducción de los salarios reales debida a un cambio en el poder adquisitivo del dinero, que afecta a todos los trabajadores por igual; y, de hecho, por lo general no se opone resistencia a esta clase de fenómenos, a menos que sean extremos. [33081] En otras palabras, la lucha en torno a los salarios nominales afecta primordialmente a la distribución del monto total de salarios reales entre los diferentes grupos de trabajadores y no a su promedio por unidad de ocupación, que depende, como veremos, de un conjunto de fuerzas diferentes. [33082] El efecto de la unión de un grupo de trabajadores consiste en proteger su salario real relativo . [33083] El nivel general de los salarios reales depende de otras fuerzas del sistema económico. [33084] Así, tenemos la suerte de que los trabajadores, bien que inconscientemente, son por instinto economistas mas razonables que la escuela clásica en la medida en que se resisten a permitir reducciones de sus salarios nominales, que nunca o rara vez son de carácter general; aun cuando el equivalente real existente de estos salarios exceda de la desutilidad marginal del volumen de ocupación correspondiente. [33085] Lo mismo que cuando, por otra parte, no se oponen a las disminuciones del salario real que acompañan a los aumentos en el volumen total de ocupación, a menos que lleguen al extremo de amenazar con una reducción del salario real por bajo de la desutilidad marginal del volumen existente de ocupación. [33086] Todo sindicato opondrá cierta resistencia, pero como ninguno pensaría en declarar una huelga cada vez que aumente el costo de la vida, no presentan obstáculos a un aumento en el volumen total de ocupación, como lo pretende la escuela clásica. [33087] Debemos definir ahora la tercera clase de desocupación, la llamada "involuntaria" en sentido estricto, cuya posibilidad de existencia no admite la teoría clásica. [33088] Adviértase que por desocupación "involuntaria" no queremos decir la mera existencia de una capacidad inagotable de trabajo. [33089] Una jornada de ocho horas no significa desocupación aunque no esté más allá de la capacidad humana de trabajar diez; ni tampoco consideraríamos como desocupación "involuntaria" el abandono del trabajo por un grupo de obreros porque les parezca mejor no trabajar que admitir menos de cierta remuneración. [33091] En el capítulo siguiente (p. 38) daremos otra definición que, sin embargo, equivale a lo mismo. [33092] De esta definición se deduce que la igualdad entre el salario real y la desutilidad marginal de la ocupación, presupuesta por el segundo postulado, interpretado de modo realista, corresponde a la ausencia de la desocupación "involuntaria". [33093] Describiremos este estado de cosas como ocupación "plena", con la que son compatibles tanto la desocupación "debida a resistencias" como la "voluntaria". [33094] Esto está de acuerdo, como veremos, con otras características de la escuela clásica, que más bien se considera como una teoría de la distribución en condiciones de ocupación plena. [33095] En la medida en que los postulados clásicos sean válidos, la desocupación, que en el sentido anterior es involuntaria, no puede existir. [33096] La desocupación aparente debe, en consecuencia, ser resultado de una pérdida temporal del trabajo del tipo de "cambio de un trabajo a otro" o de una demanda intermitente de factores altamente especializados, o del efecto de la cláusula de inclusión de un sindicato sobre la ocupación libre. [33097] Por eso los escritores que siguen la tradición clásica; pasado por alto el supuesto especial que cimienta su teoría, han llegado inevitablemente a la conclusión, perfectamente lógica de acuerdo con su hipótesis, de que la desocupación visible (salvo las excepciones admitidas) tiene que ser consecuencia, a fin de cuentas, de que los factores no empleados se nieguen a aceptar una remuneración que corresponda a su productividad marginal. [33098] Un economista clásico puede simpatizar con el obrero cuando éste se niega a aceptar una reducción de su salario monetario, y admitirá que puede no ser inteligente obligarle a sujetarse a condiciones transitorias, pero la integridad científica lo fuerza a declarar que esta negativa es, a pesar de todo, el motivo último de la dificultad. [33099] Evidentemente, sin embargo, si la teoría clásica es aplicable sólo al caso de la ocupación plena, es una falacia aplicarla a los problemas de la desocupación involuntaria -si tal cosa existe (¿quien lo negará?)-. [33101] No obstante, en verdad, no hay más remedio que tirar por la borda el axioma de las paralelas y elaborar una geometría no euclidiana. [33102] Hoy la economía exige algo semejante; necesitamos desechar el segundo postulado de la doctrina clásica y elaborar la teoría del comportamiento de un sistema en el cual sea posible la desocupación involuntaria en su sentido riguroso. [33103] Al recalcar nuestro punto de partida, divergente del sistema clásico, no debemos olvidar una concordancia importante- porque mantendremos el primer postulado como hasta aquí, sujeto únicamente a las mismas correcciones hechas a la teoría clásica, y debemos detenernos un momento a considerar lo que entraña. [33104] Quiere decir que con una determinada organización, equipo v técnica, los salarios reales y el volumen de producción (y por consiguiente de empleo) están relacionados en una sola forma, de tal manera que, en términos generales, un aumento de la ocupación sólo puede ocurrir acompañada de un descenso en la tasa de salarios reales. [33105] Así, pues, no discuto este hecho vital que los economistas clásicos han considerado (con razón) como irrevocable. [33106] En un estado conocido de organización, equipo y técnica, el salario real que gana una unidad de trabajo tiene una correlación única (inversa) con el volumen de ocupación. [33107] Por eso, si esta última aumenta, entonces, en periodos cortos, la remuneración por unidad de trabajo, medida en mercancías para asalariados, debe, por lo general, descender y las ganancias elevarse. [33108] Éste es simplemente el anverso de la proposición familiar de que normalmente la industria trabaja en condiciones de rendimientos decrecientes en periodos cortos, durante los cuales se supone que permanecen constantes el equipo, etc., en tal forma que el producto marginal de las industrias de artículos para asalariados (que determinan el salario real) necesariamente se reduce a medida que crece la ocupación. [33109] Sin duda, en la medida que esta proposición sea válida, cualquier medio de aumentar la ocupación tiene que ocasionar al mismo tiempo una reducción del producto marginal y, en consecuencia, otra de la magnitud de los salarios, medida en dicho producto. [33111] La teoría de los salarios en relación con el empleo, a que nos estamos refiriendo, no puede aclararse por entero hasta llegar al capítulo 19 y su apéndice. [33112] Desde los tiempos de Say y Ricardo los economistas clásicos han enseñado que la oferta crea su propia demanda -queriendo decir con esto de manera señalada, aunque no claramente definida, que el total de los costos de producción debe necesariamente gastarse por completo, directa o indirectamente, en comprar los productos. [33113] En los Principles of Political Economy de J. S. Mill, la doctrina está expresamente expuesta: [33114] Los medios de pago de los bienes son sencillamente otros bienes. [33115] Los medios de que dispone cada persona para pagar la producción de otras consisten en los bienes que posee. [33116] Todos los vendedores son, inevitablemente, y por el sentido mismo de la palabra, compradores. [33117] Si pudiéramos duplicar repentinamente las fuerzas productoras de un país, duplicaríamos por el mismo acto la oferta de bienes en todos los mercados; pero al mismo tiempo duplicaríamos el poder adquisitivo. [33118] Todos ejercerían una demanda y una oferta dobles; todos podrían comprar el doble, porque tendrían dos veces más que ofrecer en cambio. [33119] Como corolario de la misma doctrina, se ha supuesto que cualquier acto individual de abstención de consumir conduce necesariamente a que el trabajo y los bienes retirados así de la provisión del consumo se inviertan en la producción de riqueza en forma de capital y equivale a lo mismo. [33121] El ingreso total de una persona se gasta en la compra de bienes y servicios. [33122] Cierto que generalmente se dice que un hombre gasta parte de su ingreso y ahorra la otra; pero es un axioma económico muy conocido que el hombre compra trabajo y bienes con aquella parte de su ingreso que ahorra, del mismo modo que lo hace con la que gasta. [33123] Se dice que gasta cuando procura obtener satisfacción presente de los bienes y servicios que compra, y que ahorra cuando el trabajo y los bienes que compra los dedica a la producción de riqueza de la cual espera derivar medios de satisfacción en el futuro. [33124] Es verdad que no sería fácil citar párrafos semejantes en los trabajos posteriores de Marshall [33125] o de Edgvworth o del profesor Pigou. [33126] En la actualidad la doctrina no se expone en forma tan cruda, pero, sin embargo, es el soporte de la teoría clásica en conjunto, ya que sin él ésta se derrumbaría. [33127] Los economistas contemporáneos, que podrían titubear en estar de acuerdo con Mill, no vacilan en aceptar conclusiones que requieren su doctrina como premisa. [33128] La versión moderna de la tradición clásica consiste en la convicción, frecuente, por ejemplo, en casi todos los trabajos del profesor Pigou, de que el dinero no trae consigo diferencias reales, excepto las propias de la fricción, y de que la teoría de la producción y la ocupación pueden elaborarse (como la de Mill) como si estuvieran basadas en los cambios "reales", y con el dinero introducido superficialmente en un capítulo posterior. [33129] El pensamiento contemporáneo está todavía profundamente impregnado de la noción de que si la gente no gasta su dinero en una forma lo gastará en otra. [33131] pero no han sacado consecuencias de bastante alcance, ni han modificado su teoría fundamental. [33132] En primer lugar, estas conclusiones pueden haberse aplicado al tipo de economía en que vivimos actualmente por falsa analogía con alguna de trueque, como la de Robinsón Crusoe, en la cual los ingresos que los individuos consumen o retienen como resultado de su actividad productiva son, real y exclusivamente, la producción en especie resultante de dicha actividad. [33133] Pero, fuera de esto, la conclusión de que los costos de producción se cubren siempre globalmente con los productos de las ventas derivadas de la demanda, es muy aceptable, porque resulta difícil distinguirla de otra proposición semejante, que es indudable: la de que el ingreso global percibido por todos los elementos de la comunidad relacionados con una actividad productiva necesariamente tiene un valor igual al valor de la producción. [33134] De manera semejante, es natural suponer que todo acto de un individuo que lo enriquece sin que aparentemente quite nada a algún otro debe también enriquecer a la comunidad en conjunto; de tal modo que (como en el párrafo de Marshall que se acaba de citar) un acto de ahorro individual conduce inevitablemente a otro paralelo, de inversión, porque, una vez más, es indudable que la suma de los incrementos netos de la riqueza de los individuos debe ser exactamente igual al total del incremento neto de riqueza de la comunidad. [33135] Sin embargo, quienes piensan de este modo se engañan, como resultado de una ilusión óptica, que hace a dos actividades esencialmente diversas aparecen iguales. [33136] Caen en una falacia al suponer que existe un eslabón que liga las decisiones de abstenerse del consumo presente con las que proveen al consumo futuro, siendo así que los motivos que determinan las segundas no se relacionan en forma simple con los que determinan las primeras. [33137] Por tanto, el supuesto de la igualdad entre el precio de demanda y el de oferta de la producción total es el que debe considerarse como el "axioma de las paralelas" de la teoría clásica. [33138] Esto admitido, todo lo demás se deduce fácilmente -las ventajas sociales de la frugalidad privada o nacional, la actitud tradicional hacia la tasa de interés, la teoría clásica de la desocupación, la teoría cuantitativa del dinero, las ventajas evidentes del laissez-faire con respecto al comercio exterior y muchas otras cosas que habremos de poner en tela de juicio. [33139] En diversos lugares de este capítulo hemos hecho depender la teoría clásica, sucesivamente, de los siguientes supuestos: [33141] 2) Que no existe eso que se llama desocupación involuntaria en sentido riguroso; [33142] 3) Que la oferta crea su propia demanda en el sentido de que el precio de la demanda global es igual al precio de la oferta global para cualquier nivel de producción y de ocupación. [33143] Estos tres supuestos, no obstante, quieren decir lo mismo, en el sentido de que todos subsisten o se desploman juntos, pues cualquiera de ellos supone lógicamente a los otros dos. [33144] Esto, según la tradición ricardiana; porque Ricardo negó expresamente que tuviera interés el monto de dividendo nacional como hecho independiente de su distribución. [33145] Con esto fijaba correctamente el carácter de su propia teoría, pero sus sucesores, con visión menos clara, han usado la teoría clásica en estudios sobre las causas de la riqueza. [33146] Véase la carta de Ricardo a Malthus de 9 de octubre de 1820: [33147] "Ud. supone que la Economía Política es una investigación de la naturaleza y causas de la riqueza -y yo estimo que debería llamarse investigación de las leyes que determinan el reparto de los productos de la industria entre las clases que concurren a su formación. [33148] No puede enunciarse ninguna ley respecto a cantidades, pero sí con bastante exactitud para las porciones relativas. [33149] Cada día me convenzo más de que la primera investigación es vana e ilusoria y que la segunda es el verdadero objeto de la ciencia." [33151] "A través de esta discusión, excepto cuando se especifique lo contrario, se hace caso omiso de que algunos recursos se encuentren sin empleo contra la voluntad de sus propietarios. [33152] Esto no afecta a la esencia del argumento, en tanto que simplifica su exposición." Así, mientras Ricardo rechazó expresamente cualquier intento de referirse al dividendo nacional como un todo, el profesor Pigou sostiene, en su libro que se ocupa especialmente del problema del dividendo nacional, que tal teoría es válida, tanto en los casos de desocupación involuntaria como el de ocupación plena. [33153] Prebisch, en la Introducción a Keynes (F.C.E., la ed., 1965), traduce "desutility" como "resistencia al trabajo". [33154] Wage-goods, artículos que entran en el presupuesto de los asalariados; los artículos en que se gastan los salarios. [33155] Se refiere a si existen o no las cláusulas de inclusión v exclusión en los contratos colectivos. [33156] A mi modo de ver, este argumento contiene una gran dosis de verdad, aunque los resultados completos de un cambio en los salarios nominales son más complejos, como se verá en el cap. 19. [33157] El argumento se desarrolla de este modo: de n hombres empleados, el enésimo añade un quintal diario a la cosecha y los salarios tienen un poder adquisitivo de un quintal diario. [33158] El enésimo-más-un hombre, sin embargo, añadiría solamente 0.9 de quintal por día y el empleo no puede, por tanto, aumentar a n + 1 hombre, a menos que el precio del grano suba con relación a los salarios hasta que los que se pagan diariamente tengan un poder adquisitivo de 0.9 de quintal. [33159] El total de los salarios montaría entonces a 9/10 (n+l) quintales, en comparación con n quintales a que llegaba previamente. [33161] El señor J. A. Hobson, después de citar el párrafo anterior, de Mill, en su Phisiology of Industry (p. 102), advierte que Marshall hizo el siguiente comentario en una de sus primeras obras, Economics of Industry, p. 154 "Pero aunque los hombres tienen el poder de comprar, pueden decidir no usarlo." [33162] "Sin embargo -continúa el Sehor Hobson-, no parece haber captado la importancia crítica de este hecho y al parecer limita su acción a periodos de crisis." [33163] A mi modo de ver, este comentario es acertado, a la luz de los trabajos posteriores de Marshall. [33164] Cf. Alfred y Mary Marshall, Economics of Industry, p. 17: "No es conveniente para el comercio tener vestidos hechos con material que se acaba pronto; porque si la gente no gastara sus medios de compra en vestidos nuevos, los gastaría en dar empleo al trabajo de alguna otra manera." El lector notará que todavía estoy haciendo citas de los primeros trabajos de Marshall. [33165] El Marshall de los Principios se había hecho lo bastante desconfiado para ser cauto y evasivo; pero las viejas ideas nunca fueron repudiadas o extirpadas de los supuestos básicos de su pensamiento. [33166] Es una virtud del profesor Robbins la de ser casi el único que sigue defendiendo un esquema sólido de pensamiento; concordando recomendaciones prácticas con sus sistema teórico. [33167] EL PRINCIPIO DE LA DEMANDA EFECTIVA [33168] ANTE todo necesitamos adelantar el significado de algunos términos que serán definidos con precisión posteriormente. [33169] Cuando la técnica, los recursos y los costos corresponden a una situación determinada, el empleo de un volumen dado de mano de obra hace incurrir al empresario en dos clases de gastos: en primer lugar, las cantidades que paga a los factores de la producción (excluyendo a los otros empresarios) por sus servicios habituales, a los que denominaremos costo de factores del volumen de ocupación de que se trate; y en segundo lugar, las sumas que paga a otros empresarios por lo que les compra, juntamente con el sacrificio que hace al emplear su equipo en vez de dejarlo inactivo, a lo que llamaremos costo de uso del nivel de ocupación dado. [33171] Por supuesto, el costo de factores es lo mismo que lo que los factores de la producción consideran como su ingreso, pero desde el punto de vista del empresario. [33172] Así, el costo de factores y las ganancias del empresario, juntos,dan lo que definiremos como el ingreso total derivado del empleo proporcionado por el empresario. [33173] Las ganancias del empresario así definidas, deben ser, y son, la cantidad que procura elevar al máximo cuando decide qué volumen de empleo ofrecerá. [33174] Conviene algunas veces, desde el punto de vista del empresario, llamar producto de la ocupación al ingreso global (es decir, costo de factores más ganancias) que resulta de un volumen dado de la misma. [33175] Por otra parte, el precio de la oferta global [33176] de la producción resultante de ese volumen determinado es precisamente la expectativa de los resultados que se espera obtener y que hará costeable a los empresarios conceder dicha ocupación [33177] De esto se deduce que, dados la técnica, los recursos y el costo de factores por unidad de empleo, el monto de éste, tanto para cada firma individual como para la industria en conjunto, depende del producto que los empresarios esperan recibir de la producción correspondiente; [33178] porque éstos se esforzarán por fijar el volumen de ocupación al nivel del cual esperan recibir la diferencia máxima entre el importe del producto y el costo de factores. [33179] Sea Z el precio de oferta global de la producción resultante del empleo de N hombres, y la relación entre ambos símbolos Z = ~P (N), que puede dominarse función de la oferta global. [33181] Ahora bien, si para cierto valor de N el importe que se espera recibir es mayor que el precio de la oferta global, es decir, si D es mayor que Z, habrá un estímulo para los empresarios en el sentido de aumentar la ocupación por encima de N y, si es preciso, elevar los costos compitiendo entre si por los factores de la producción, hasta el valor de N en que Z es igual a D. [33182] Así, el volumen de ocupación está determinado por la intersección de la función de la demanda global y la función de oferta global, porque es en este punto donde las expectativas de ganancia del empresario alcanzan el máximo. [33183] El valor de D en el punto de intersección de la función de demanda global con la función de oferta global se denominará la demanda efectiva . [33184] Como ésta es la esencia de la teoría general de la ocupación, cuya exposición es el objeto que nos proponemos, los capítulos siguientes se ocuparán extensamente de examinar los varios factores de que dependen ambas funciones. [33185] Por otra parte, la doctrina clásica, que se acostumbraba expresar categóricamente con el enunciado "la oferta crea su propia demanda" y el cual sigue siendo el sostén de toda la teoría ortodoxa, implica un supuesto especial respecto a la relación entre estas dos funciones; porque "la oferta crea su propia demanda" debe querer decir que f (N) y ~P (N) son iguales para todos los valores de N, es decir, para cualquier volumen de producción y ocupación; y que cuando hay un aumento en Z (= a (N) correspondiente a otro en N, D (= f (N) crece necesariamente en la misma cantidad que Z. [33186] La teoría clásica supone, en otras palabras, que el precio de la demanda global (o producto de las ventas) siempre se ajusta por sí mismo al precio de la oferta global, en tal forma que cualquiera que sea el valor de N, el producto D adquiere un valor igual al del precio de la oferta global Z que corresponde a N. [33187] Es decir, que la demanda efectiva, en vez de tener un valor de equilibrio único, es una escala infinita de valores, todos ellos igualmente admisibles, y que el volumen de ocupación es indeterminado, salvo en la medida en que la desutilidad del trabajo marque un límite superior. [33188] Si esto fuera cierto, la competencia entre los empresarios conduciría siempre a un aumento de la ocupación hasta el punto en que la oferta en conjunto cesara de ser elástica, es decir, cuando un nuevo aumento en el valor de la demanda efectiva ya no fuera acompañado por un crecimiento de la producción. [33189] Evidentemente esto equivale a la ocupación plena. [33191] De este modo el principio de Say, según el cual el precio de la demanda global de la producción en conjunto es igual al precio de la oferta global para cualquier volumen de producción, equivale a decir que no existe obstáculo para la ocupación plena. [33192] Sin embargo, si ésta no es la verdadera ley respecto de las funciones globales de la demanda y la oferta, hay un capítulo de importancia capital en la teoría económica que todavía no se ha escrito y sin el cual son fútiles todos los estudios relativos al volumen de la ocupación global. [33193] Tal vez un breve resumen de la teoría de la ocupación que se desarrollará en el curso de los siguientes capítulos pueda ayudar al lector en esta etapa, aun cuando quizá no sea completamente inteligible. [33194] Los términos usados se aclararán con mayor cuidado en su oportunidad. [33195] En este resumen supondremos que el salario nominal y el costo de los otros factores son constantes por unidad de trabajo empleado; pero esta simplificación, de la que prescindiremos después, se usa únicamente para facilitar la exposición. [33196] El carácter esencial del argumento es exactamente igual, sin importar que los salarios nominales, etc., sean o no susceptibles de modificarse. [33197] El bosquejo de nuestra teoría puede expresarse como sigue: [33198] cuando aumenta la ocupación aumenta también el ingreso global real de la comunidad; la psicología de ésta, es tal que cuando el ingreso real aumenta, el consumo total crece, pero no tanto como el ingreso. [33199] De aquí que los empresarios resentirían una pérdida si el aumento total de la ocupación se destinara a satisfacer la mayor demanda de artículos de consumo inmediato. [33201] Se desprende, por tanto, que, dado lo que llamaremos la propensión a consumir de la comunidad, el nivel de equilibrio de la ocupación, es decir, el nivel que no induce a los empresarios en conjunto a ampliar o contraer la ocupación, dependerá de la magnitud de la inversión corriente. [33202] El monto de ésta dependerá, a su vez, de lo que llamaremos el incentivo para invertir, que, como después se verá, depende de la relación entre la curva de eficiencia marginal del capital y el complejo de las tasas de interés para préstamos de diversos plazos y riesgos. [33203] Así, dada la propensión a consumir y la tasa de nueva inversión, sólo puede existir un nivel de ocupación compatible con el equilibrio, ya que cualquier otro produciría una desigualdad entre el precio de la oferta global de la producción en conjunto y el precio de su demanda global. [33204] Este nivel no puede ser mayor que el de la ocupación plena, es decir, el salario real no puede ser menor que la desutilidad marginal del trabajo; pero no existe razón, en lo general, para esperar que sea igual a la ocupación plena. [33205] La demanda efectiva que trae consigo la plena ocupación es un caso especial que sólo se realiza cuando la propensión a consumir y el incentivo para invertir se encuentran en una relación mutua particular. [33206] Esta relación particular, que corresponde a los supuestos de la teoría clásica, es, en cierto sentido, una relación óptima; pero sólo puede darse cuando, por accidente o por designio, la inversión corriente provea un volumen de demanda justamente igual al excedente del precio de la oferta global de la producción resultante de la ocupación plena, sobre lo que la comunidad decidirá gastar en consumo cuando la ocupación se encuentre en ese estado. [33207] Esta teoría puede resumirse en las siguientes proposiciones: [33208] 1) En determinada situación de la técnica, los recursos y los costos, el ingreso (tanto monetario como real) depende del volumen de ocupación N. [33209] 2) La relación entre el ingreso de la comunidad y lo que se puede esperar que gaste en consumo, designada por D1, dependerá de las características psicológicas de la comunidad, que llamaremos su propensión a consumir . [33211] 3) El volumen de trabajo N que los empresarios deciden emplear depende de la suma (D) de dos cantidades, es decir, Dl, la suma que se espera gastará la comunidad en consumo, y D2, la que se espera que dedicará a nuevas inversiones. [33212] O es lo que antes hemos llamado demanda efectiva . [33213] 4) Desde el momento que D1 +D2= D= s (N), en donde s es la función de la oferta global, y como, según hemos visto en 2), D1 es función de N, que puede escribirse X (N), dependiendo de la propensión a consumir, se deduce que (N)-X (N) = D2 [33214] 5) De aquí se desprende que, en equilibrio, el volumen de ocupación depende: [33215] a) de la función de la oferta global, [33216] b) de la propensión a consumir, X y [33217] c) del volumen de inversión, D2. [33218] Esta es la esencia de la teoría general de la ocupación. [33219] 6) Para cada valor de N hay una productividad marginal correspondiente de la mano de obra en las industrias de artículos para asalariados, la que determina el salario real. [33221] Esto quiere decir que no todos los cambios en D son compatibles con nuestro supuesto provisional de que los salarios nominales son constantes. [33222] Por esta razón será necesario, para realizar una exposición más completa de nuestra teoría, renunciar a esta hipótesis. [33223] 7) En la teoría clásica, de acuerdo con la cual D = iP (N) para todos los valores de N, el volumen de ocupación está en equilibrio neutral en todos los casos en que N sea inferior al máximo, de manera que puede esperarse que la fuerza de la competencia entre los empresarios lo eleve hasta dicho valor máximo. [33224] Sólo en este punto, según la teoría clásica, puede existir equilibrio estable. [33225] 8) Cuando la ocupación aumenta, D1 hará la propio, pero no tanto como D; va que cuando el ingreso sube, el consumo lo hará también, pero menos. [33226] La clave de nuestro problema práctico se encuentra en esta ley psicológica; porque de aquí se sigue que cuanto mayor sea el volumen de ocupación, más grande será la diferencia entre el precio de la oferta global (Z) de la producción correspondiente y la suma (D1) que los empresarios esperan recuperar con los gastos de los consumidores. [33227] Por tanto, si no ocurren cambios en la propensión a consumir, la ocupación no puede aumentar, a menos que al mismo tiempo D2 crezca en tal forma que llene la diferencia creciente entre Z y D1. [33228] Por consiguiente, el sistema económico puede encontrar en sí mismo un equilibrio estable con N a un nivel inferior a la ocupación completa, es decir, al nivel dado por la intersección de la función de demanda global y la función de oferta global -excepto en los supuestos especiales de la teoría clásica, de acuerdo con los cuales actúa alguna fuerza que, cuando la ocupación aumenta, siempre hace que D2 suba lo suficiente para cubrir la distancia creciente que separa a Z de D1. [33229] El volumen de ocupación no está, pues, fijado por la desutilidad marginal del trabajo, medida en salarios reales, excepto en el caso de que la oferta disponible de mano de obra para una magnitud dada de salarios reales señale un nivel máximo a la ocupación. [33231] Si la propensión a consumir y el coeficiente de inversión nueva se traducen en una insuficiencia de la demanda efectiva, el volumen real de ocupación se reducirá hasta quedar por debajo de la oferta de mano de obra potencialmente disponible al actual salario real, y el salario real de equilibrio será mayor que la desutilidad marginal del nivel de equilibrio de la ocupación. [33232] Este análisis nos proporciona una explicación de la paradoja de la pobreza en medio de la abundancia; porque la simple existencia de una demanda efectiva insuficiente puede, y a menudo hará, que el aumento de ocupación se detenga antes que haya sido alcanzado el nivel de ocupación plena. [33233] La insuficiencia de la demanda efectiva frenará el proceso de la producción aunque el producto marginal de la mano de obra exceda todavía en valor a la desutilidad marginal de la ocupación. [33234] Más aún, cuanto más rica sea la comunidad, mayor tenderá a ser la distancia que separa su producción real de la potencial y, por tanto, más obvios y atroces los defectos del sistema económico; porque una comunidad pobre estará propensa a consumir la mayor parte de su producción, de manera que una inversión modesta será suficiente para lograr la ocupación completa; en tanto que una comunidad rica tendrá que descubrir oportunidades de inversión mucho más amplias para que la propensión a ahorrar de sus miembros más opulentos sea compatible con la ocupación de los más pobres. [33235] Si en una comunidad potencialmente rica el incentivo para invertir es débil, entonces, a pesar de su riqueza potencial, la actuación del principio de la demanda efectiva la empujará a reducir su producción real hasta que a pesar de dicha riqueza potencial, haya llegado a ser tan pobre que sus excedentes sobre el consumo se hayan reducido lo bastante para corresponder a la debilidad de incentivo para invertir. [33236] Pero falta lo peor: no solamente es más débil la propensión marginal a consumir en una comunidad rica, sino que, debido a que su acumulación de capital es ya grande, las oportunidades para nuevas inversiones son menos atractivas, a no ser que la tasa de interés baje lo bastante de prisa, lo cual nos lleva a la teoría del interés y a las razones por las cuales no baja automáticamente al nivel apropiado, de lo que nos ocuparemos en el Libro IV. [33237] En esta forma, el análisis de la propensión a consumir, la definición de eficiencia marginal del capital y la teoría de la tasa de interés son las tres lagunas principales de nuestros conocimientos actuales, que es necesario llenar. [33238] Cuando esto se haya logrado encontraremos que la teoría de los precios ocupa su lugar apropiado como subsidiaria de nuestra teoría general. [33239] Veremos después, sin embargo, que el dinero juega papel esencial en nuestra teoría de la tasa de interés e intentaremos desentrañar las características peculiares del dinero que lo distinguen de otras cosas. [33241] Es verdad que Malthus se opuso con vehemencia a la doctrina de Ricardo de que era imposible una insuficiencia de la demanda efectiva, pero en vano, porque no pudo explicar claramente (fuera de un llamado a la observación común de los hechos) cómo y por qué la demanda efectiva podría ser deficiente o excesiva, no logró dar una construcción alternativa y Ricardo conquistó a Inglaterra de una manera tan cabal como la Santa Inquisición a España. [33242] Su teoría no fue aceptada sólo por la City, los estadistas y el mundo académico, sino que la controversia se detuvo y el punto de vista contrario desapareció completamente y dejó de ser discutida. [33243] El gran enigma de la demanda efectiva, con el que Malthus había luchado, se desvaneció de la literatura económica. [33244] Ni una sola vez puede verse mencionado en cualquiera de los trabajos de Marshall, Edgeworth y el profesor Pigou, de cuyas manos ha recibido su mayor madurez la teoría clásica. [33245] Sólo pudo vivir furtivamente disfrazada, en las regiones del bajo mundo de Carlos Marx, Silvio Gesell y el mayor Douglas. [33246] Lo cabal de la victoria de los ricardianos tiene algo de curiosidad y de misterio; probablemente se debió a un complejo de conformaciones de la doctrina al medio ambiente en que fue proyectada. [33247] Creo que el hecho de haber llegado a conclusiones completamente distintas de las que una persona sin instrucción del tipo medio podría esperar, contribuyó a su prestigio intelectual. [33248] Le dio virtud el hecho de que sus enseñanzas transportadas a la práctica, eran austeras y a veces insípidas; le dio belleza el poderse adaptar a una superestructura lógica consistente; le dio autoridad el hecho de que podía explicar muchas injusticias sociales y aparente crueldad como un incidente inevitable en la marcha del progreso, y que el intento de cambiar estas cosas tenía, en términos generales, más probabilidades de causar daño que beneficio; y, por fin, el proporcionar cierta justificación a la libertad de acción de los capitalistas individuales le atrajo el apoyo de la fuerza social dominante que se hallaba tras la autoridad. [33249] Aunque la doctrina en sí ha permanecido al margen de toda duda para los economistas ortodoxos hasta nuestros días, su completo fracaso en lo que atañe a la posibilidad de predicción científica ha dañado enormemente, al través del tiempo, el prestigio de sus defensores; porque, al parecer, después de Malthus los economistas profesionales permanecieron impasibles ante la falta de concordancia entre los resultados de su teoría y los hechos observados -una discrepancia que el hombre común y corriente no había dejado de observar, con el resultado de una creciente renuencia a conceder a los economistas esta manifestación de respeto que da a otros grupos científicos cuyas conclusiones teóricas son confirmadas por la observación cuando se aplican a los hechos. [33251] Puede suceder muy bien que la teoría clásica represente el camino que nuestra economía debería seguir; pero suponer que en realidad lo hace así es eliminar graciosamente nuestras dificultades. [33252] Tal optimismo es el causante de que se mire a los economistas como Cándidos que, habiéndose apartado de este mundo para cultivar sus jardines, predican que todo pasa del mejor modo en el más perfecto posible de los mundos, a condición de que dejemos las cosas en libertad. [33253] En el cap. 6 se dará una definición precisa del costo de uso. [33254] Que no debe confundirse (vide infra) con el precio de oferta de una unidad de producto en el sentido acostumbrado de este término. [33255] El lector observará que resto el costo de uso tanto del producto como del precio de oferta global de un volumen determinado de producción, en tal forma que ambos términos deben interpretarse como libres del costo de uso; en tanto que las sumas totales pagadas por los compradores incluyen por supuesto, el costo de uso. [33256] Las razones para proceder así se darán en el cap. 6. [33257] Lo esencial es que el importe total del producto y el precio de oferta global, limpios de costo de uso, pueden definirse en una sola forma y sin ambigüedad; en tanto que, como el costo de uso depende evidentemente tanto del grado de integración de la industria como de la extensión de las compras que realizan los empresarios entre si, no puede haber una definición de las sumas globales pagadas por los compradores, incluyendo el costo de uso, el cual es independiente de estos factores. [33258] Una dificultad semejante existe en la definición de preciode oferta en el sentido habitual, para un productor individual; y en el caso del precio de la oferta global de la producción en conjunto, se corre el riesgo de serias dificultades de duplicación, que no siempre se han tomado en cuenta. [33259] Si el término se interpreta incluyendo el costo de uso, los inconvenientes sólo pueden vencerse haciendo supuestos especiales con respecto a la integración de los empresarios en grupos, según que su producción sea de artículos de consumo o de captial, lo que es oscuro y complicado por sí mismo y no corresponde a los hechos. [33261] Se aconseja al lector, sin embargo, que espere el estudio más completo en el cap. 6 y su apéndice. [33262] Un empresario que tiene que tomar una decisión práctica respecto a la escala de su producción, no sustentará, por supuesto, una sola previsión indudable acerca de cuál será el importe de la venta de una producción determinada sino varias previsiones hipotéticas, consideradas según los diversos grados de probabilidad y exactitud. [33263] Por su previsión del importe probable quiero decir, pues, aquella que, si fuese cierta, provocarla la misma conducta que el conjunto de las posibilidades más variadas y vagas que forman su esperanza en el momento que llega a tomar su resolución. [33264] En el cap. 20 se designará con el nombre de función del empleo a una que está íntimamente ligada con la anterior. [33265] LA ELECCIÓN DE UNIDADES [33266] EN ESTE y los tres capítulos siguientes intentaremos aclarar ciertas dudas que no tienen relación peculiar o exclusiva con los problemas cuyo examen nos hemos propuesto analizar de manera especial; por lo que deben considerarse como una digresión que nos apartará momentáneamente de nuestro tema principal. [33267] Sólo se estudian aquí porque no se han tratado en ninguna otra parte en una forma que yo estime conveniente para las necesidades privativas de mi investigación. [33268] Las tres confusiones que más me estorbaron al escribir este libro, y me impidieron expresarme convenientemente hasta que les encontré alguna solución, fueron: en primer lugar, la elección de las unidades cuantitativas apropiadas a los problemas del sistema económico en su conjunto; segundo, el papel desempeñado por las expectativas en el análisis económico; y tercero, la definición de ingreso. [33269] Lo poco satisfactorio de las unidades que emplean los economistas puede ejemplificarse por los conceptos de dividendo nacional, existencia (o acervo) de capital real y nivel general de precios: [33271] Más aún, depende, en cierto sentido, de la producción neta ; es decir, de aquella adición neta a los recursos de la comunidad disponibles para el consumo o para conservarlos en calidad de provisión de capital, que resulta de las actividades económicas y sacrificios de un periodo, después de tener en cuenta el desgaste del capital real que existía al comienzo del mismo. [33272] Sobre estas bases se intenta erigir una ciencia cuantitativa, pero hay una grave objeción a este concepto, aplicado a tal fin, en el hecho de que la producción de mercancías y servicios realizada por la comunidad es un complejo no homogéneo, que no puede medirse, hablando en sentido estricto, excepto en casos especiales, como, por ejemplo, cuando todos los componentes de una producción entran en la misma proporción en otra producción. [33273] La dificultad es mayor todavía cuando, con objeto de calcular la producción neta, tratamos de medir la adición neta al equipo de producción; porque es preciso encontrar alguna base cuantitativa de comparación entre las nuevas partidas del equipo producidas durante el periodo y las viejas que han desaparecido por desgaste. [33274] Con el fin de llegar a la noción de dividendo nacional neto, el profesor Pigou [33275] deduce aquella obsolescencia, etc., "que puede dominarse razonablemente 'normal'; y la prueba práctica de normalidad consiste en que la merma es lo bastante regular para ser prevista, si no en detalle, por lo menos en términos generales". [33276] Pero desde el momento que esta deducción no se hace en unidades monetarias, está ligada a la suposición de que puede ocurrir un cambio en la cantidad física, aunque de hecho no haya habido modificación física alguna; es decir, está introduciendo secretamente cambios en el valor . [33277] Más todavía, no es capaz de idear alguna fórmula satisfactoria para valorizar el equipo nuevo en comparación con el viejo, cuando, debido a cambios en la técnica, los dos dejan de ser idénticos. [33278] Creo que el concepto que apunta el profesor Pigou es el correcto y apropiado para el análisis económico; pero su definición precisa es una tarea imposible hasta que se haya adoptado un sistema satisfactorio de unidades. [33279] El problema de comparar dos producciones reales entre sí y de calcular después la producción neta, compensando con las nuevas partidas del equipo el desgaste de las viejas, origina acertijos que pueden calificarse de insolubles sin temor a equivocarse. [33281] Sin embargo, estas dificultades se consideran correctamente como "acertijos" y son "puramente teóricas" en el sentido de que jamás ocasionan confusión, ni siquiera entran en modo alguno en las decisiones de los negocios y no tienen importancia para la serie causal de los fenómenos económicos, los cuales son claros y determinados, a pesar de la indeterminación cuantitativa de estos conceptos. [33282] Es natural, por tanto, concluir que no solamente carecen de precisión, sino que son innecesarios. [33283] Es evidente que nuestro análisis cuantitativo debe explicarse sin usar ningún término cuantitativamente vago y, en verdad, tan pronto como tal cosa se intenta, se pone en claro, como espero demostrarlo, que puede pasarse mucho mejor sin ellos. [33284] El hecho de que dos grupos inconmensurables de objetos diversos no puedan por sí mismos proporcionar el material para un análisis cuantitativo, no es obstáculo, por supuesto, que nos impida realizar comparaciones estadísticas aproximadas que dependan de elementos amplios de juicio más que de cálculos estrictos que puedan ser válidos y significativos dentro de ciertos límites; pero el lugar propio de conceptos tales como la producción real y neta y el nivel general de precios queda dentro del campo de la descripción estadística e histórica y su objeto debería ser satisfacer la curiosidad histórica o social; propósito para el que no es habitual ni necesaria la precisión perfecta, tal como exige nuestro análisis causal, sea o no completo o exacto nuestro conocimiento de los valores reales de las cantidades de que se trate. [33285] Decir que la producción neta de hoy es mayor que hace diez años o un año, pero el nivel de precios inferior, es una afirmación semejante a la de que la reina Victoria era mejor reina pero no una mujer más feliz que la reina Isabel -aserto que no está desprovisto de significación ni de interés, pero que es inaprovechable para el cálculo diferencial-. [33286] Nuestra precisión sería cómica si tratáramos de usar tales expresiones parcialmente vagas y conceptos no cuantitativos como bases de un análisis cuantitativo. [33287] Debe recordarse que en todos los casos concretos un empresario se interesa por decisiones respecto a la escala en que usará cierto equipo de producción, y cuando afirmamos que la expectativa de una demanda mayor, es decir, un aumento de la función de demanda global, provocará otro en la producción total, lo que realmente queremos decir es que las empresas propietarias del equipo de producción se verán reducidas a asociar con él un total mayor de mano de obra. [33288] En el caso de una firma o industria aisladas que produzcan un bien homogéneo, podemos hablar lícitamente, si queremos, de aumentos y disminuciones de producción; pero cuando sumamos la actividad de todas las empresas, no podemos expresarnos con precisión, excepto en términos de cantidades de ocupación aplicadas a un equipo dado. [33289] Los conceptos de producción total y su nivel de precio no se requieren para este contexto, pues no necesitamos una medida absoluta de la producción total corriente, como la que nos permitiría comparar su monto con el que resultaría de la asociación de un equipo diferente de producción con una cantidad diferente de ocupación. [33291] Al tratar de la teoría de la ocupación me propongo, por tanto, usar solamente dos unidades fundamentales de cantidad, a saber cantidades de valor en dinero y cantidades de ocupación. [33292] La primera es estrictamente homogénea y la segunda puede hacerse que lo sea; pues en la medida en que grados y clases diferentes de trabajo y empleo asalariado disfruten de una remuneración relativa más o menos fija, la magnitud de la ocupación puede definirse bastante bien, para nuestro objeto, tomando una hora de empleo del trabajo ordinario como unidad y ponderando una hora de trabajo especial proporcionalmente a su remuneración, es decir, una hora de trabajo especial remunerada al doble del tipo ordinario se contará por dos. [33293] Denominaremos unidad de trabajo a la unidad en que se mide el volumen de ocupación, y llamaremos unidad de salario al salario nominal de una unidad de trabajo. [33294] Por tanto, si E representa la nómina de salario (y sueldos), S la unidad de salarios y N la cantidad de empleo, E = NS. [33295] Este supuesto de la homogeneidad en la oferta de mano de obra no se altera por el hecho evidente de las grandes diferencias en la habilidad especializada de los trabajadores individuales, y su adecuación para ocupaciones diversas; porque si la remuneración de los trabajadores es proporcional a su eficacia, las diferencias se liquidan si consideramos que los individuos contribuyen a la oferta de mano de obra proporcionalmente a su remuneración, mientras que si, al aumentar la producción, una empresa tiene que ocupar trabajo cada vez menos eficaz para sus fines particulares por unidad de salario pagado, solamente un factor entre otros conduce al rendimiento decreciente del uso del equipo productor, en términos de producción a medida que se emplea más trabajo. [33296] Englobamos, por decirlo así, la no-homogeneidad de las unidades de trabajo de igual remuneración dentro del equipo, que juzgamos cada vez menos adecuado para emplear las unidades de trabajo disponibles según la producción aumente, en vez de considerar que estas unidades de trabajo disponibles se adaptan cada vez menos al empleo de un equipo productor homogéneo. [33297] Por tanto, si no hay excedente de mano de obra especializada o calificada y el uso de la menos adaptable supone mayor costo de trabajo por unidad de producción, esto quiere decir que la proporción en que disminuya el rendimiento del equipo a medida que aumente la ocupación, es más rápida de lo que sería si existiera tal excedente. [33298] Aún en el caso extremo en que las diferentes unidades de trabajo estuvieran tan altamente especializadas que no pudieran sustituirse unas por otras en absoluto, esto no presentaría dificultad porque significaría únicamente que la elasticidad de oferta de la producción de un tipo particular de equipo productor desciende repentinamente a cero cuando todo el trabajo especializado disponible para su uso está ya empleado. [33299] Así, pues, nuestro supuesto de una unidad homogénea de trabajo no comporta dificultades, a menos que haya mucha inestabilidad en la remuneración relativa de las diferentes unidades de trabajo, y aun este obstáculo puede eliminarse, en caso de que aparezca, por medio del supuesto de que existe la posibilidad de un cambio rápido en la oferta de mano de obra y en la forma de la función de oferta global. [33301] para, las ocasiones en que analicemos la producción de las empresas o industrias concretas aisladamente y el uso de conceptos vagos, tales como el volumen de producción total, la cantidad del equipo de capital como un todo 5 el nivel general de precios, para las ocasiones en que tratemos de hacer alguna comparación histórica, que sea, dentro de ciertos límites (quizá bastante amplios), declaradamente imprecisa y aproximada. [33302] De esto se desprende que mediremos los cambios que ocurran en la producción corriente, con referencia al número de hombres empleados (ya sea para satisfacer a los consumidores o para crear nuevo equipo productor) en el equipo productor existente, ponderándose los trabajadores calificados de acuerdo con su retribución. [33303] No se requiere una comparación cuantitativa entre esta producción y la que resultaría de la asociación de diferentes grupos de trabajadores con otro equipo productor. [33304] Para predecir de qué manera los empresarios que poseen cierto equipo reaccionarán ante un desplazamiento en la función de demanda global no es necesario saber qué relación guardarían el volumen de la producción resultante, el nivel de vida y el nivel general de precios con lo que serían en fecha o país diferentes. [33305] Es fácil demostrar que las condiciones de la oferta, tal como se expresan generalmente por su respectiva curva, y la elasticidad de la misma en relación con el precio de los productos, pueden manejarse con nuestras dos unidades escogidas, por medio de la función de oferta global, sin referencia a las cantidades de producción, bien sea que se trate de una firma o industria particular o de la actividad económica en conjunto; porque la función de oferta global para una firma cualquiera (y de modo semejante para determinada industria o para toda ella) está representada por xxx en la que Z, es el rendimiento cuya expectativa motivará un nivel de ocupación N,. [33306] Por tanto, si la relación entre ocupación y producción es tal que una ocupación N, da una producción de 0, en la que 0, = 1F, (N,), se deduce que xxx es la curva normal de oferta. [33307] Por eso, en el caso de cualquier producto homogéneo, para el cual xxx tenga un valor definido, podemos valorizar xxx del modo acostumbrado; pero entonces se pueden sumar las cantidades N, en una forma que no es posible sumar con las 0" porque S0, no es una cantidad numérica. [33308] Más aún, si es lícito suponer que, en determinado medio, cierto volumen total de ocupación será distribuido invariablemente en una forma única entre las industrias de tal manera que N, sea función de N, la simplificación puede llevarse todavía más lejos. [33309] Aunque, como transacción conveniente, el ingreso real que se considera constituye el dividendo nacional se suele limitar a las mercancías y servicios que pueden comprarse con dinero. [33311] Si X representa cualquier cantidad medida en dinero, será a menudo conveniente escribir X para la misma cantidad media en unidades de salario. [33312] Esta es la principal razón por la que el precio de oferta de la producción crece con la demanda ascendente, aun cuando haya todavía un sobrante de equipo de idéntica clase al que se emplea. [33313] Si suponemos que el excedente de oferta de mano de obra forma un depósito igualmente disponible para todos los empresarios y que la empleada para un fin particular se remunera, en parte al menos, por unidad de esfuerzo y no estrictamente con relación a su eficacia en el empleo específico real (que en la mayoría de los casos es la suposición realista que debe hacerse), la eficacia descendente del trabajo empleado es un ejemplo sobresaliente del alza del precio de oferta, cuando crece la producción que no se debe a despilfarros internos. [33314] 7 No puedo decir de qué modo se supone que la curva de oferta, en su forma acostumbrada, sale al encuentro de la anterior dificultad, ya que quienes usan esta curva no han aclarado bastante sus supuestos. [33315] Probablemente parten de la hipótesis de que el trabajo empleado para determinado fin siempre se paga estrictamente de acuerdo con su eficacia particular, pero esto es irreal. [33316] Quizá la razón para considerar la eficacia variable del trabajo como si procediera del equipo reside en el hecho de que en la práctica los sobrantes en aumento, que son consecuencia de la mayor producción, van a dar principalmente a los propietarios del equipo y no a los trabajadores mas eficaces (aunque estos pueden obtener la ventaja de ser empleados con mayor regularidad y de ser ascendidos más pronto): es decir, los hombres de diferente productividad que trabajan en el mismo empleo rara vez son pagados fielmente en proporción a su eficacia. [33317] Sin embargo, cuando se presenta el caso, y en la medida en que aparece, de que a mayor eficacia corresponda mayor pago, mi método lo toma en cuenta, desde el momento en que calcula el número de unidades empleadas ponderando a los trabajadores individuales según su retribución. [33318] Partiendo de mis supuestos, se presentan complicaciones interesantes, como es obvio, cuando se trata de curvas particulares de la oferta, ya que su forma dependerá de la demanda del trabajo disponible para otros fines. [33319] Pasar por alto estas complicaciones nos colocaría fuera de la realidad, como ya se ha dicho, pero no necesitamos tomarlas en cuenta cuando se trata del empleo en conjunto, ya que hemos supuesto que cierto volumen de demanda efectiva se distribuye de modo preciso entre los diferentes productos exclusivamente asociados con ella. [33321] Por ejemplo, un aumento en la demanda efectiva debido a un fortalecimiento de la propensión a consumir podría ser neutralizado por una función de oferta global diferente de aquella que compensaría un aumento igual de la demanda debido a un mayor aliciente de invertir. [33322] Todo esto, por otra parte, pertenece al análisis detallado de las ideas generales aquí apuntadas, que no me propongo explicar ahora. [33323] EL SIGNIFICADO DE AHORRO E INVERSIÓN MÁS AMPLIAMENTE CONSIDERADO [33324] EN EL capítulo anterior se definieron de tal manera los términos ahorro e inversión que necesariamente tienen que resultar iguales en cantidad y, para la comunidad en conjunto, son meros aspectos de una misma cosa. [33325] Algunos escritores contemporáneos (yo mismo en mi Treatise on Money) han dado, sin embargo, definiciones especiales de estos términos según las cuales no son necesariamente iguales. [33326] Otros han escrito, partiendo del supuesto de que pueden ser desiguales, sin preceder sus estudios con definición alguna. [33327] Será conveniente, por ello, clasificar algunos de los variados usos que tienen, con la intención de referir lo anterior a otros estudios. [33328] Que yo sepa, todo el mundo está de acuerdo en que ahorro es el excedente del ingreso sobre lo que se gasta en consumo; y no cabe duda que sería inconveniente y desorientador no darle esta acepción. [33329] Tampoco hay ninguna divergencia importante de opinión sobre lo que se quiere decir por gastos en consumo; de manera que las diferencias de empleo proceden de la definición de inversión o la de ingreso . [33331] En sentido vulgar es corriente referirla a la compra de un activo, viejo o nuevo, por un individuo o por una sociedad. [33332] De vez en cuando el término podría restringirse a la compra de un valor en la bolsa; pero igual hablamos de invertir, por ejemplo, en una casa o una máquina, que en una partida de artículos acabados o no y, en sentido amplio, las nuevas inversiones, a diferencia de las reinversiones, significan la compra, con los ingresos, de un bien de capital de cualquier clase. [33333] Si consideramos la venta de una inversión como inversión negativa, mi propia definición está de acuerdo con la de uso popular, ya que los cambios que se operan en las viejas inversiones necesariamente se cancelan entre sí. [33334] Por supuesto, tenemos que hacer las correcciones del caso con motivo de la creación y la cancelación de deudas (influyendo los cambios en la cantidad de crédito o dinero); pero desde el momento en que, para la comunidad en conjunto, el aumento o la disminución en el monto total de los créditos es siempre exactamente igual al aumento o la disminución del monto total de los débitos, esta complicación se neutraliza también cuando nos referimos a la inversión en conjunto. [33335] Así, pues, suponiendo que la noción popular de ingreso corresponde a la mía de ingreso neto, la inversión total en su sentido popular coincide con mi definición de inversión neta, es decir, con la adición neta a toda clase de equipos de capital, después de tener en cuenta los cambios en el valor del equipo viejo que se consideran al computar el ingreso neto. [33336] La inversión así definida incluye, por tanto, el aumento en el equipo productor, ya sea que consista en capital fijo, capital en giro o capital líquido, y las diferencias entre las definiciones dignas de ser consideradas (aparte de la distinción entre inversión e inversión neta), se deben a la exclusión de una o varias de estas partidas. [33337] Hawtrey, por ejemplo, que atribuye gran importancia a los cambios en el capital líquido, es decir, a aumentos (o disminuciones) involuntarios en la existencia de artículos no vendidos, ha sugerido una posible definición de inversión en la cual se excluyen dichos cambios. [33338] En este caso, un excedente del ahorro sobre la inversión sería lo mismo que un incremento involuntario en la existencia de artículos no vendidos, es decir, como un aumento del capital líquido. [33339] Hawtrey no me ha convencido de que éste sea el factor de peso, porque pone todo el énfasis en la corrección de los cambios que no se previeron al principio, comparados con aquellos que se anticiparon con acierto o sin él. [33341] Sin duda en el caso de los artículos de consumo esto juega papel importante en sus decisiones; pero no veo el objeto de excluir la influencia que tienen sobre sus decisiones otros factores y prefiero, por tanto poner énfasis sobre el cambio total de la demanda efectiva y no solamente sobre aquella parte de las modificaciones de la misma que refleja el aumento o la disminución de las existencias no vendidas en el periodo anterior. [33342] Más aún, en el caso del capital fijo el aumento o la disminución de su capacidad no utilizada corresponde, en sus efectos sobre las decisiones de producir, al crecimiento o disminución de las existencias no vendidas y no veo cómo el método de Hawtrey pueda manejar este factor que es por lo menos tan importante como el otro. [33343] Parece probable que la formación de capital y consumo de capital tal como los considera la escuela austriaca de economistas, no sean idénticos ya sea con la inversión o desinversión como se definieron antes, o con la inversión o desinversión netas. [33344] En especial, se dice que el consumo de capital ocurre en circunstancias tales que claramente no hay disminución neta en el equipo productor, de acuerdo con la definición que antes dimos de él. [33345] Sin embargo, no he podido descubrir referencia alguna a un pasaje donde se explique claramente el significado de estos términos. [33346] Por ejemplo, decir que la formación de capital ocurre cuando se prolonga el periodo productivo no hace adelantar gran cosa el asunto. [33347] Pasamos ahora a las divergencias entre ahorro e inversión debidas a una definición especial de ingreso y, por tanto, del excedente del ingreso sobre el consumo. [33348] El uso que hice de estos términos en mi Treatise on Money es un buen ejemplo; porque, como expliqué en la página 69, la definición de ingreso que allí usé difiere de la que ahora doy en que consideraba como ingreso de los empresarios no las ganancias que realmente han logrado sino (en cierto sentido) su "ganancia normal". [33349] Así, por excedente del ahorro sobre la inversión quería decir que la escala de producción era tal que los empresarios estaban obteniendo una ganancia inferior a la normal como propietarios del equipo de capital; y por un excedente mayor del ahorro sobre la inversión entendía que se estaban reduciendo las ganancias reales de tal manera que los empresarios tendrían motivo para contraer la producción. [33351] El concepto de cambios en el excedente de la inversión sobre el ahorro, que sustenté en mi Treatise on Money, era una forma de manejar los cambios en las ganancias, aunque en ese libro no hice distinción clara entre los resultados previstos y los realizados. [33352] Dije allí que el cambio en el excedente de la inversión sobre el ahorro era la fuerza motora que regia las modificaciones en el volumen de la producción. [33353] De este modo resulta que el nuevo argumento, aunque (según ahora creo) mucho más preciso e instructivo, es esencialmente un desarrollo del anterior. [33354] Expresado en el lenguaje de mi Treatise on Money, diría así: dado el volumen anterior de ocupación y producción, la expectativa de un aumento en el excedente de la inversión sobre el ahorro inducirá a los empresarios a aumentar la magnitud de aquéllas. [33355] La importancia de mis razonamientos anteriores y actuales reside en su intento de mostrar que el volumen de ocupación está determinado por las previsiones de la demanda efectiva hechas por los empresarios, siendo criterio para un aumento en dicha demanda la expectativa de un incremento relativo de la inversión sobre el ahorro, de acuerdo con la definición de estos términos dada en mi Treatise on Money. [33356] Pero mi exposición en este libro es, por supuesto, muy confusa e incompleta a la luz de los desarrollos posteriores aquí expuestos. [33357] D. H. Robertson ha definido el ingreso de hoy como si fuera igual al consumo de ayer , más la inversión; de modo que el ahorro presente, en el sentido que él lo considera, es igual a la inversión de ayer más el exceso de consumo de ayer sobre el consumo de hoy. [33358] En esta definición cabe un excedente del ahorro sobre la inversión, a saber, por haber un excedente en el ingreso de ayer (de acuerdo con el sentido que yo le doy) sobre el de hoy. [33359] Así, pues, cuando Robertson dice que existe un excedente del ahorro sobre la inversión, quiere decir literalmente lo mismo que yo cuando digo que el ingreso está decayendo, y para él el excedente de ahorro es exactamente igual al descenso del ingreso para mí. [33361] En consecuencia, el método de Robertson podría ser considerado como un intento alternativo del mío (siendo, tal vez, una primera aproximación a él) de efectuar la misma distinción, tan vital para el análisis causal, que ya he tratado de hacer por medio del contraste entre la demanda efectiva y el ingreso. [33362] Seguimos ahora con las ideas mucho más vagas relativas a la frase "ahorro forzado". [33363] ¿Tiene algún sentido esta expresión? [33364] En mi Treatise on Money (vol. I, p. 171) di algunos datos sobre el uso primitivo de esta frase y sugerí que tenia cierta afinidad con la diferencia entre inversión y "ahorro" en el sentido en que allí usé este último término, pero ya no confío en la existencia de tal afinidad, como antes supuse. [33365] En todo caso, estoy seguro de que "ahorro forzado" y las frases análogas empleadas más recientemente (por ejemplo, por el profesor Hayek y el profesor Robbins) no tienen relación definida con la diferencia entre inversión y "ahorro" en el sentido expuesto en mi Treatise on Money, porque si bien estos autores no han explicado exactamente lo que quieren decir con dicho término, es claro que para éstos el "ahorro forzado" es un fenómeno que resulta directamente de los cambios en la cantidad de dinero o del crédito bancario y se mide por ellos. [33366] Es evidente que un cambio en el volumen de la producción y de la ocupación ocasionará otro en el ingreso medido en unidades de salarios; también, que una modificación en la unidad de salarios ocasionará una redistribución del ingreso entre prestatarios y prestamistas, así como una alteración en el ingreso total medido en dinero; y que esto, en cualquier caso, hará (o puede hacer) cambiar el monto de lo ahorrado. [33367] Por consiguiente, ya que las variaciones en la cantidad de dinero pueden traducirse en cambios en el volumen y la distribución del ingreso, al través de sus efectos sobre la tasa de interés (como veremos más adelante), tales modificaciones pueden comportar, indirectamente, otras correspondientes en el monto de lo ahorrado. [33368] Pero estos cambios en las cantidades ahorradas no tienen más de "ahorro forzado" que los operados en las cantidades ahorradas con motivo de una variación en las circunstancias; y no hay medio para distinguir entre ambos casos, a menos que especifiquemos el monto ahorrado en ciertas condiciones tomadas como norma o patrón. [33369] Más aún, como veremos después, la magnitud de los cambios en el ahorro total, que resulta de una modificación determinada en la cantidad de dinero, es sumamente variable y depende de muchos otros factores. [33371] Si seleccionamos (como sería razonable) el tipo de ahorro que corresponde a un estado firme de ocupación plena, la definición anterior se expresaría así: "ahorro forzado es el excedente del ahorro real sobre lo que se ahorraría si hubiera ocupación plena en una posición de equilibrio a largo plazo". [33372] Esta definición tendría sentido, pero significaría que un excedente forzado de ahorro sería un fenómeno muy raro e inestable, y una deficiencia forzada de ahorro el estado usual de cosas. [33373] La interesante "Nota sobre el desarrollo de la doctrina del ahorro forzado " del profesor Hayek8 muestra que éste fue de hecho el significado original del término. [33374] "Ahorró forzado" o "frugalidad forzada" era, en primer lugar, un concepto de Bentham, quien afirmó expresamente que se refería a las consecuencias de un aumento en la cantidad de dinero (relativamente a la cantidad de cosas vendibles por dinero) en circunstancias tales que "todos los brazos estuvieran empleados, y esto de la manera más ventajosa posible".4 En tales circunstancias, indica Bentham, el ingreso real no puede aumentarse y, en consecuencia, la inversión adicional que se efectua como resultado de la transición implica frugalidad forzada "a expensas de la comodidad y de la justicia nacionales". [33375] Todos los escritores del siglo XIX que se ocuparon de este asunto tuvieron presente virtualmente la misma idea; pero un intento para ampliar esta noción bien clara a condiciones de menos ocupación que la total, entraña dificultades. [33376] Es cierto, por supuesto (debido al hecho de que el rendimiento decrece cuando se aplica más ocupación a un determinado equipo de capital, que cualquier aumento en la ocupación supone algún sacrificio del ingreso real de aquellos que ya estaban ocupados, pero no es probable que tenga éxito el intento de relacionar esta pérdida con el crecimiento de la inversión que puede acompañar al aumento de ocupación. [33377] De todos modos, yo no sé que los escritores modernos interesados en el "ahorro forzado" hayan hecho ningún intento de ampliar la idea a una situación de ocupación en aumento; y al parecer, por regla general, han descuidado el hecho de que la extensión del concepto benthamiano de la frugalidad forzada a la situación de ocupación menos que total requiere alguna explicación o requisito. [33378] A mi modo de ver, la preponderancia de la idea de que el ahorro y la inversión, considerados en su estricto sentido, pueden diferir uno de otro, sólo se explica por una ilusión óptica debida a que la relación entre un depositante individual y su banco se considera como una operación unilateral, en vez de bilateral, como es en realidad. [33379] Se supone que un depositante y su banco tienen manera de ingeniarse para efectuar una operación mediante la cual los ahorros pueden desaparecer del sistema bancario en tal forma que se pierden para la inversión; o, al contrario, que el sistema bancario puede conseguir que haya una inversión a la que no corresponda ahorro alguno. [33381] En la primera alternativa existe una nueva inversión correspondiente; en la segunda alguien ha de desatesorar una suma igual; porque su pérdida de riqueza tiene que deberse a un excedente de su consumo sobre su ingreso y no a una pérdida de capital por cambio en el valor de un bien capital, desde el momento que no es el caso de que esté resintiendo una pérdida en el valor que su bien tenía antes, el interesado percibe justamente el valor corriente de su bien y, sin embargo, no lo retiene en forma alguna de riqueza, es decir, tiene que gastarlo en el consumo presente en exceso al ingreso que recibe; más aún, si es el sistema bancario el que se desprende de un bien, alguien tiene que desprenderse de efectivo. [33382] De esto se deduce que el ahorro total del primer individuo, sumado al de los demás, debe ser igual; por fuerza, al monto de las nuevas inversiones corrientes. [33383] La idea de que la creación de crédito por el sistema bancario permite que se efectúen nuevas inversiones a las que no corresponda "ningún ahorro genuino", solamente puede ser el resultado de aislar una de las consecuencias del aumento del crédito bancario, con exclusión de las demás. [33384] Si la concesión a un empresario de un crédito bancario adicional sobre los créditos que ya existían previamente le permite añadir algo a su inversión actual, que no hubiera podido hacer de otro modo, los ingresos aumentarán por necesidad, y en una proporción que normalmente excederá la del aumento de inversión. [33385] Todavía más, excepto en estado de ocupación plena, habrá un aumento tanto del ingreso real como del monetario. [33386] El público ejercerá "una libre elección" de las proporciones en que dividirá su aumento de ingresos entre ahorro y gasto; y es imposible que la intención del empresario que ha pedido prestado para aumentar la inversión pueda hacerse efectiva (excepto como sustitución de inversiones de otros empresarios que, de lo contrario, hubieran ocurrido) a velocidad superior a la que el público decide aumentar sus ahorros. [33387] Además, los ahorros que resultan de esta decisión son tan auténticos como cualquier otro ahorro. [33388] No se puede obligar a nadie a poseer el dinero adicional correspondiente al nuevo crédito bancario, a menos que deliberadamente prefiera guardar más en dinero que en otra forma de riqueza. [33389] No obstante, la ocupación, los ingresos y los precios no pueden sustraerse al movimiento que en la nueva situación les imprime el hecho de que alguien prefiera conservar el dinero adicional. [33391] También es cierto que la concesión del crédito bancario pondrá en movimiento tres tendencias: I) aumento de la producción, 2) alza en el valor del producto marginal medido en unidades de salarios (o que, en condiciones de rendimiento decreciente, necesariamente debe acompañar a un aumento de la producción), y 3) alza de la unidad de salarios en términos monetarios (desde el momento en que esto es una concomitancia frecuente de la mejoría en la ocupación); y estas tendencias pueden afectar la distribución del ingreso real entre los diferentes grupos- pero son características de un estado de producción creciente y ocurrirá lo mismo si el aumento de producción se inició en otra forma distinta del crecimiento del crédito bancario. [33392] Solamente pueden evitarse eliminando cualquier actividad capaz de mejorar la ocupación. [33393] Sin embargo, mucho de esto es anticipar el resultado de discusiones a que todavía no hemos llegado. [33394] De este modo, el punto de vista pasado de moda de que el ahorro siempre supone inversión, aunque incompleto y desorientador, es formalmente más sólido que el novedoso según el cual puede haber ahorro sin inversión o inversión sin ahorro "genuino". [33395] El error está en llegar a la justificable inferencia de que, cuando un individuo ahorra, aumenta en igual cantidad la inversión global. [33396] Es verdad que cuando un individuo ahorra aumenta su propia riqueza; pero la conclusión de que también aumenta la riqueza total pasa por alto la posibilidad de que un acto de ahorro individual puede reaccionar sobre los ahorros de alguien más y, en consecuencia, sobre la riqueza de éste. [33397] La reconciliación de la identidad entre el ahorro y la inversión con la aparente "libre voluntad" del individuo para ahorrar lo que quiera, independientemente de lo que otros puedan invertir, depende especialmente de que el ahorro es, como el gasto, un fenómeno doble; porque si bien no es probable que el monto de su ahorro propio tenga alguna influencia notable sobre su ingreso, las reacciones del monto de su consumo sobre los ingresos de los demás hacen imposible que todos los individuos ahorren simultáneamente cualquier suma dada. [33398] Todo intento de ahorrar más, reduciendo el consumo, afectará de tal modo los ingresos que necesariamente se anulará por sí mismo. [33399] Por supuesto que es también imposible para la comunidad ahorrar menos que el monto de la inversión corriente, ya que el intento de hacerlo así aumentará sin remedio los ingresos hasta un nivel en el cual las sumas que los individuos decidan ahorrar den una cifra exacta igual al monto de la inversión. [33401] En este último caso, la igualdad se produce por el hecho de que el volumen de dinero que la gente decide conservar no es independiente de sus ingresos o de los precios de las cosas (primordialmente valores), cuya compra es la disyuntiva natural de la conservación de dinero. [33402] De este modo, los ingresos, lo mismo que los precios, necesariamente cambian hasta que el monto de las sumas totales de dinero que los individuos deciden guardar en el nuevo nivel de ingresos y precios así logrado, llega a ser igual a la suma de dinero creada por el sistema bancario. [33403] Ésta es, en verdad, la proposición fundamental de la teoría monetaria. [33404] Pero estas proposiciones se deducen simplemente del hecho de que no puede haber un comprador sin un vendedor ni un vendedor sin un comprador. [33405] Aunque un individuo cuyas operaciones son pequeñas en relación con el mercado puede, sin peligro, desdeñar el hecho de que la demanda no es una operación unilateral, es una tontería despreciarlo cuando se trata de la demanda total. [33406] Esta es la diferencia vital entre la teoría de la conducta económica del conjunto y la de una unidad individual, para la cual suponemos que los cambios en la demanda del individuo no afectan su ingreso. [33407] Mi método en dicha obra consistía en tomar las ganancias logradas en el presente como determinantes de las expectativas corrientes acerca de las mismas. [33408] LA PROPENSIÓN A CONSUMIR: LOS FACTORES OBJETIVOS [33409] PODEMOS ya volver nuestra atención sobre el tema principal, del que nos apartamos al final del Libro 1 con el fin de ocuparnos de ciertos problemas generales de método y definición. [33411] Ya hemos establecido la conclusión preliminar de que el volumen de ocupación está determinado por el punto de intersección de la función de oferta global con la función de demanda global. [33412] La función de oferta global, sin embargo, que depende principalmente de las condiciones físicas de la oferta, lleva consigo pocas consideraciones que no sean ya familiares. [33413] La forma puede ser poco conocida, pero los factores que hay en el fondo no son nuevos. [33414] Volveremos a ocuparnos de la función de oferta global en el capítulo 20, en el que estudiaremos su recíproca con el nombre de función de ocupación . [33415] Pero, en general, lo que se ha descuidado ha sido la parte correspondiente a la función de demanda global, y a ella dedicaremos los Libros III y IV. [33416] La función de demanda global relaciona cualquier nivel dado de ocupación con los "productos" de ventas que se esperan del mismo. [33417] Los "productos" se forman de la suma de dos cantidades -la que se gastará en consumir cuando la ocupación está a cierto nivel y la que se destinará a la inversión-. [33418] Los factores que determinan estas dos cantidades son muy distintos. [33419] En este Libro estudiamos los primeros, es decir, aquellos que determinan la suma que se gastará en consumo cuando la ocupación está a determinado nivel; y en el Libro IV nos ocuparemos de los que fijan la suma que se empleará en la inversión. [33421] Conviene más, sin embargo, operar con una función algo diferente, es decir, la que liga el consumo, medido en unidades de salario (C.), con el ingreso en términos de unidades de salario Y, correspondiente a un nivel dado de ocupación N. [33422] Esto está sujeto a la objeción de que Y no es función única de N, que es igual en cualquier circunstancia; porque la relación entre Y y N puede depender (aunque probablemente en grado mucho menor) de la naturaleza precisa de la ocupación. [33423] Es decir, dos distribuciones desiguales de una ocupación total determinada (N) entre diferentes ocupaciones (debido a la forma diferente de las funciones de empleo individual -tema que se examinará en el capítulo 20-) podrían conducir a diferentes valores de Y. [33424] En circunstancias concebibles debería hacerse una asignación especial para este factor; pero, en general, es buena aproximación considerar Y, como si estuviera determinado únicamente por N. [33425] Por consiguiente, definiremos lo que hemos llamado la propensión a consumir como la relación funcional X entre Y, un nivel de ingreso dado, medido en unidades de salario, y C, el gasto que para el consumo se toma de dicho nivel de ingreso, de manera que xxx la suma que la comunidad gasta en consumo depende evidentemente, de 1) el monto de su ingreso, 2) otras circunstancias objetivas que lo acompañan, y 3) las necesidades subjetivas y las inclinaciones psicológicas y hábitos de los individuos, así como de los principios según los cuales se divide el ingreso entre ellos (lo que puede sufrir modificaciones según aumenta la producción). [33426] Las razones que impulsan a gastar reaccionan entre sí y un intento de clasificarlas corre el peligro de caer en una falsa división. [33427] Para aclarar ideas, será útil, no obstante, considerarlas separadamente bajo dos títulos diferentes que llamaremos los factores subjetivos y los factores objetivos. [33428] Los primeros, que examinaremos con mayor detalle en el próximo capítulo, incluyen aquellas características psicológicas de la naturaleza humana y aquellas prácticas e instituciones sociales que si bien no son inalterables, no presentan probabilidades de sufrir un cambio sustancial en periodos cortos, excepto en circunstancias anormales o revolucionarias. [33429] En una investigación histórica, o al comparar un sistema social con otro de tipo diferente, es necesario tomar en cuenta la forma en que los cambios en los factores subjetivos puedan afectar la propensión a consumir; pero, en general, supondremos en lo sucesivo que los factores subjetivos se conocen y también que la propensión a consumir depende solamente de los cambios en los factores objetivos. [33431] 1) Un cambio en la unidad de salario . [33432] El consumo (C) es evidentemente más bien una función del ingreso real (en cierto sentido) que del ingreso monetario. [33433] En una situación dada de la técnica, los gustos y las condiciones sociales que determinan la distribución del ingreso, el ingreso real de una persona subirá y bajará con la cantidad de unidades de trabajo de que puede disponer, es decir, con el monto de su ingreso medio en unidades de salario; aunque, cuando el volumen total de producción cambia, su ingreso real subirá menos que proporcionalmente a su ingreso medido en unidades de salario (debido a la influencia de los rendimientos decrecientes). [33434] Por consiguiente, como primera aproximación, podemos suponer razonablemente que, si la unidad de salario varía, el gasto en consumo correspondiente a un nivel dado de ocupación cambiará, como los precios, en la misma proporción; aunque en ciertas circunstancias tal vez tendríamos que tener en cuenta las posibles reacciones que los cambios en la distribución dé un ingreso real dado entre empresarios y rentistas tendrían sobre el consumo total, a resultas de un cambio en la unidad de salario. [33435] Fuera de esto, ya hemos tomado en consideración los cambios en la unidad de salario al definir la propensión a consumir en términos de ingreso, medido en dichas unidades. [33436] 2) Un cambio en la diferencia entre ingreso e ingreso neto . [33437] Hemos visto antes que el monto del consumo depende del ingreso neto más que del ingreso simplemente, ya que,por definición, es el que el hombre tiene a la vista, principalmente, cuando decide la escala en que ha de consumir. [33438] En una situación determinada puede existir cierta relación estable entre los dos, en el sentido de que habrá una función única que relacione los diferentes niveles de ingreso con los correspondientes de ingreso neto. [33439] Sin embargo, si éste no fuera el caso, la parte de cualquier modificación del ingreso que no se refleje en el ingreso neto debe desdeñarse, pues no tendrá efecto sobre el consumo; y de manera semejante debe ser tomada en cuenta la posibilidad de un cambio en el ingreso neto, no manifestado en el ingreso. [33441] Volveremos a tratar más ampliamente los efectos sobre el consumo de la diferencia entre ingreso e ingreso neto en la sección cuarta de este capítulo. [33442] 3) Cambios imprevistos en el valor de los bienes de capital, no considerados al calcular el ingreso neto . [33443] Éstos tienen importancia mayor para modificar la propensión a consumir, desde el momento que no guardan relación estable o regular con el monto del ingreso. [33444] El consumo de las clases propietarias de riqueza puede ser extraordinariamente sensible a cambios imprevistos en el valor monetario de la riqueza. [33445] Esto debería clasificarse entre los factores más importantes susceptibles de ocasionar cambios a la corta en la propensión a consumir. [33446] 4) Cambios en la tasa de descuento del futuro, es decir, en la relación de cambio entre los bienes presentes y los futuros . [33447] Esto no es precisamente lo mismo que la tasa de interés, ya que tiene en cuenta los cambios futuros en el poder adquisitivo del dinero, en la medida en que son previstos. [33448] También se tiene que tomar en cuenta toda clase de riesgos, tales como la probabilidad de no vivir para gozar los bienes futuros o la de una tributación confiscatoria. [33449] En calidad de aproximación, sin embargo, puede identificarse con la tasa de interés. [33451] Para la teoría clásica de la tasa de interés, que se basó en la idea de que la tasa de interés era el factor que ponía en equilibrio la oferta y la demanda de ahorros, era conveniente suponer que el gasto en consumo es, ceteris paribus , negativamente sensible a los cambios en la tasa de interés de manera que cualquier alza de la misma disminuiría perceptiblemente el consumo. [33452] Se ha reconocido desde hace mucho, no obstante, que el efecto total de los cambios en la tasa de interés sobre la inclinación a gastar en consumo presente es compleja e incierta, dependiendo de tendencias en conflicto, ya que algunos de los motivos subjetivos para ahorrar se satisfarán con mayor facilidad si la tasa de interés sube, en tanto que otros se debilitarán. [33453] En un periodo largo, es probable que los cambios sustanciales en la tasa de interés tiendan a modificar los hábitos sociales considerablemente, afectando así la propensión subjetiva a gastar -aunque resulta difícil decir en qué dirección, excepto después de haberlo indicado la experiencia-. [33454] Sin embargo, no es probable que la clase usual de fluctuaciones a corto plazo en la tasa de interés tenga mucha influencia directa sobre los gastos en tal o cual sentido. [33455] No hay mucha gente que altere su modo de vivir porque la tasa de interés baje de 5 a 4 por ciento, si su ingreso global es el mismo de antes; pero, indirectamente, pueden presentarse otros efectos, aunque no todos en la misma dirección. [33456] Quizá la influencia más importante, que opera a través de cambios en la tasa de interés sobre la disposición para gastar fondos procedentes de un ingreso dado, sea el efecto de estos cambios sobre la apreciación o la depreciación de los valores y otros bienes, porque si un hombre disfruta de un aumento inesperado en el valor de su capital, es natural que las razones que lo inducen a gastar actualmente se fortalezcan, aun cuando, desde el punto de vista de su ingreso, dicho capital no sea más valioso que antes; y se debiliten si está sufriendo pérdidas de capital. [33457] Pero ya en el párrafo 3 hemos previsto esta influencia indirecta. [33458] Fuera de esto, la conclusión más importante sugerida por la experiencia es, según creo, que la influencia a corto plazo de la tasa de interés sobre los gastos individuales hechos con un determinado ingreso es secundaria y carece relativamente de importancia, excepto, quizá, cuando se presenten cambios excepcionalmente grandes. [33459] Cuando la tasa de interés baja mucho, el aumento de la proporción entre una renta vitalicia que puede comprarse por una suma dada y el interés anual de esta última puede, sin embargo, proporcionar una fuente importante de ahorro negativo al fortalecer la práctica de prevenirse para la vejez por medio de la compra de una renta vitalicia. [33461] 5) Cambios en la política fiscal . [33462] En la medida en que la propensión del individuo a ahorrar dependa de los futuros rendimientos que espera, es claro que está ligada, no sólo con la tasa de interés, sino con la política fiscal del gobierno. [33463] Los impuestos sobre el ingreso, especialmente cuando gravan al ingreso "no ganado", los impuestos sobre las ganancias del capital, los impuestos sobre herencias y otros similares, son tan importantes como la tasa de interés; en tanto que el alcance de los posibles cambios en la política fiscal puede ser mayor, en las previsiones por lo menos, que el de la tasa misma. [33464] Si la política fiscal se usa como un instrumento deliberado para conseguir la mayor igualdad en la distribución de los ingresos, su efecto sobre el aumento de la propensión a consumir es, por supuesto, tanto mayor. [33465] Debemos también tener en cuenta el efecto sobre la propensión global a consumir, cuando el gobierno reserva fondos de los impuestos ordinarios para el pago de deudas; porque esto representa una especie de ahorro social, de manera que una política que tiende a crear grandes fondos de reserva debe considerarse, en determinadas circunstancias, como reductora de la propensión a consumir. [33466] Esta es la razón por la cual un cambio de frente de la política gubernamental, pasando de la aceptación de deudas a la creación de fondos de reserva (o viceversa), puede ocasionar una severa contracción (o notable ampliación) de la demanda efectiva. [33467] 6) Cambios en las expectativas acerca de la relación entre el nivel presente y el futuro del ingreso . [33468] Debemos catalogar este factor en obsequio a la integridad formal; pero si bien puede afectar considerablemente la propensión a consumir de un individuo, es probable que, para la comunidad en conjunto, se neutralice. [33469] Además, por regla general, es un problema que origina demasiada incertidumbre para que pueda ejercer influencia considerable. [33471] Los cambios imprevistos en el valor de los bienes de capital pueden hacer variar la propensión a consumir, y las modificaciones sustanciales en la tasa de interés y en la política fiscal pueden producir cierta diferencia; pero los otros factores objetivos que pudieran afectarla, si bien no deben depreciarse, no es probable que tengan importancia en circunstancias ordinarias. [33472] El hecho de que, dada la situación económica general, el gasto en consumo en términos de unidades de salario depende principalmente del volumen de la producción y ocupación, justifica que consideremos los otros factores en la función general, "propensión a consumir"; porque mientras los demás pueden variar (y esto no debe olvidarse) el ingreso total medido en unidades de salario es, por regla general, la principal variable de que depende el elemento consumo de la función de demanda global. [33473] Admitido, pues, que la propensión a consumir es una función bastante estable, de tal manera que, por lo general, el monto del consumo, en conjunto, depende principalmente del volumen de ingreso total (ambos medidos en unidades de salario); y considerando los cambios en la propensión misma como de importancia secundaria ¿cuál es la forma normal de esta función? [33474] La ley psicológica fundamental en que podemos basarnos con entera confianza, tanto a priori partiendo de nuestro conocimiento de la naturaleza humana como de la experiencia, consiste en que los hombres están dispuestos, por regla general y en promedio, a aumentar su consumo a medida que su ingreso crece, aunque no tanto como el crecimiento de su ingreso. [33475] Esto quiere decir que si C, es el monto del consumo e Y, el ingreso (ambos medidos en unidades de salario), A C, tiene el mismo signo que A Y, pero es de menor magnitud, es decir, dY es positivo y menor que la unidad. [33476] Esto es así especialmente cuando pensamos en periodos cortos, como en el caso conocido con el nombre de fluctuaciones cíclicas de la ocupación, durante las cuales los hábitos, a diferencia de otras propensiones psicológicas más permanentes, no cuentan con tiempo bastante para adaptarse a los cambios en las circunstancias objetivas; porque la norma de vida habitual de un hombre es generalmente lo que tiene primacía sobre la distribución de su ingreso y puede ahorrar la diferencia que haya entre su ingreso real y los gastos acostumbrados para su nivel de vida; o bien, si ajusta sus gastos a las alteraciones en sus ingresos, lo hará imperfectamente en periodos cortos. [33477] De este modo, un ingreso creciente irá con frecuencia acompañado de un ahorro mayor; y un ingreso en descenso, acompañado de un ahorro menor, en mayor escala al principio que después. [33478] Pero fuera de los cambios de periodo corto en el nivel del ingreso, también es evidente que un nivel absoluto mayor de ingresos se inclinará, por regla general, a ensanchar la brecha que separa al ingreso del consumo; porque la satisfacción de las necesidades primarias inmediatas de un hombre y su familia es, generalmente, un motivo más fuerte que los relativos a la acumulación, que sólo adquieren predominio efectivo cuando se ha alcanzado cierto margen de comodidad. [33479] Estas razones impulsarán casi siempre a ahorrar mayor proporción del ingreso cuando el ingreso real aumenta. [33481] Como veremos después,a la estabilidad del sistema económico depende esencialmente de que esta regla opere en la práctica. [33482] Esto quiere decir, si la ocupación y, por tanto, el ingreso total aumentan, no toda la ocupación adicional se requerirá para satisfacer las necesidades del consumo adicional. [33483] Por otra parte, una disminución del ingreso, debida a un descenso en el nivel de ocupación, si llega lejos, puede incluso ser motivo de que el consumo exceda a los ingresos, no solamente debido a que ciertos individuos o instituciones usen las reservas financieras que hayan acumulado en mejores tiempos, sino también el gobierno, que podrá caer, de buena o mala gana, en un déficit presupuestal o procurará algún alivio a la desocupación, por ejemplo, con dinero prestado. [33484] Así, cuando la ocupación desciende a un nivel bajo, el consumo total decaerá en proporción menor de lo que haya bajado el ingreso real, debido a la conducta habitual de los individuos y también a la política probable de los gobiernos; lo cual explica por qué es a menudo posible alcanzar una nueva posición de equilibrio con una fluctuación de pequeña amplitud. [33485] De no ser así, el descenso en la ocupación y el ingreso, una vez iniciado, podría llegar muy lejos. [33486] Este sencillo principio conduce, como se verá, a la misma conclusión que antes, a saber, que la ocupación solamente puede aumentar pari passu con un crecimiento de la inversión, a menos, desde luego, que ocurra un cambio en la propensión a consumir; porque desde el momento en que los consumidores van a gastar menos de lo que importa el alza en el precio de oferta total cuando la ocupación es mayor, el aumento de ésta dejará de ser costeable, excepto si hay aumento en la inversión para llenar la brecha. [33487] No debemos subestimar la importancia del hecho ya mencionado antes de que, mientras la ocupación es función del consumo y la inversión previstos, el consumo es, ceteris paribus , función del ingreso neto , es decir, la inversión neta (siendo el ingreso neto igual al consumo más la inversión neta). [33488] En otras palabras, cuanto mayor sea la reserva financiera que se crea necesario apartar antes de considerar el ingreso neto, tanto menos favorable será para el consumo y, por tanto, para la ocupación, un nivel determinado de inversión. [33489] Cuando toda esta reserva financiera (o costo suplementario) se gasta de hecho en la conservación del equipo productor existente, no es probable que esto se olvide; pero cuando excede al gasto real de conservación, los resultados prácticos, por lo que respecta a sus efectos sobre la ocupación, no siempre se aprecian; porque el monto de este excedente ni da origen de modo directo a una inversión corriente ni se encuentra disponible para dedicarlo al consumo. [33491] Todavía más, las mismas consideraciones se aplican, en gran parte, a la partida relativa a desgaste incluida en el costo de uso, en la medida en que aquél no se enmiende en realidad. [33492] Pensemos, por ejemplo, en una casa que sigue siendo habitable hasta que es demolida o abandonada. [33493] Si de la renta anual pagada por los inquilinos se descuenta cierta suma de su valor, que el propietario no gasta en su conservación ni considera como ingreso neto disponible para el consumo, esta reserva, ya forme parte de U o de V, constituye una traba para la ocupación durante todo el tiempo que dure la casa, que desaparece de pronto cuando esta tiene que ser reconstruida. [33494] En una economía estacionaria quizá no valiera la pena mencionar todo esto, ya que en cada año los márgenes de tolerancia para la depreciación, con respecto a las casas viejas, quedarían compensados exactamente por las casas nuevas que se construyeran en sustitución de las que llegan al fin de su vida cada año; pero tales factores pueden ser de mucha importancia en una economía no estática, especialmente durante el periodo que sigue de inmediato a un vigoroso brote de inversión de capital a largo plazo; porque en tales circunstancias gran parte de las nuevas partidas de inversión puede ser absorbida por las mayores reservas financieras que hacen los empresarios para reparar y renovar el equipo de producción existente, el cual, aunque se desgasta con el tiempo, todavía no ha llegado a la fecha en que deben hacerse gastos que puedan aproximarse al total de la reserva financiera que se aparta; con la consecuencia de que los ingresos no pueden subir por encima de un nivel lo bastante bajo para corresponder a un total pequeño de inversión neta. [33495] De este modo, los fondos de amortización, etc., pueden restar a los consumidores poder para gastar mucho antes de que entre en juego la demanda de gastos de reposición (que dichas reservas anticipan); es decir, hacen disminuir la demanda efectiva corriente y sólo la aumentan en el año en que se hace la reposición. [33496] Si los efectos de esto se agravan con la "prudencia financiera", es decir, con el hecho de pensarse que es aconsejable "amortizar" el costo inicial con mayor rapidez que el desgaste real del equipo, el resultado acumulativo puede ser muy serio. [33497] En Estados Unidos, por ejemplo, hacia 1929, la rápida expansión de capital en los cinco años anteriores había conducido acumulativamente a erigir fondos de amortización y márgenes de depreciación en tan grande escala, con relación al equipo que no necesitaba ser renovado, que se requirió un volumen enorme de inversiones completamente nuevas sólo para absorber estas reservas financieras; y llegó a ser casi imposible encontrar todavía más inversiones nuevas en suficiente escala para absorber el ahorro nuevo que una sociedad rica y con ocupación plena hubiera estado dispuesta a realizar. [33498] Este solo factor bastó probablemente para ocasionar una depresión y, más aún, como la "prudencia financiera" de esta clase continuó ejerciéndose a través de la presión por aquellas grandes sociedades que estaban todavía en posibilidad de soportarla, el hecho ofreció un obstáculo serio para la pronta recuperación. [33499] También en Gran Bretaña en la actualidad (1935) el gran volumen de la edificación y otras nuevas inversiones que han tenido lugar a partir de la guerra han llevado a un volumen de fondos de amortización muy por encima de las necesidades presentes para los gastos en reparaciones y renovaciones, tendencia que se ha fortalecido cuando las inversiones se han hecho por las autoridades locales y juntas públicas, de acuerdo con los principios de finanzas "sanas" que frecuentemente requieren fondos de amortización suficientes para recuperar el costo inicial algún tiempo antes de que la reposición se haga necesaria; con la consecuencia de que aunque los individuos estuvieran dispuestos a gastar el total de sus ingresos netos, resultaría una tarea muy difícil restaurar la ocupación plena con este volumen opresivo de reservas establecidas por las autoridades públicas y semipúblicas, enteramente disociadas de cualquier inversión nueva correspondiente. [33501] los fondos de amortización de las autoridades locales alcanzan una cifra anual de más de la mitad de la suma que estas autoridades están gastando en todas sus nuevas mejoras. [33502] Sin embargo, no es seguro que el Ministerio de Salubridad haya advertido, cuando insiste en que las autoridades locales amorticen rápidamente sus gastos, cuánto puede estar agravando el problema de la desocupación. [33503] En el caso de anticipos por parte de las Sociedades Constructoras Mutualistas para ayudar a un individuo a construir su propia casa, el deseo de liberarse del débito más rápidamente de lo que la casa se deteriora en realidad, puede estimular al propietario a guardar más de lo que en otra forma ahorraría; aunque quizá debiera considerarse que este factor reduce directamente la propensión a consumir más que a través de sus efectos sobre el ingreso neto. [33504] Según las cifras reales, los reintegros de las hipotecas financiadas por las Sociedades Constructoras Mutualistas, que llegaban a £24.000,000 en 1925, habían subido a £68.000,000 en 1933, en comparación con nuevos anticipos de £103.000,000; y hoy los reintegros son probablemente todavía mayores. [33505] El hecho de que sea la inversion más bien que la inversión neta la que surja de las estadísticas de la producción se desprende en forma concluyente y natural de la obra National Income, 1924- 1931 de Colin Clark. [33506] También muestra la gran proporción que guardan normalmente la depreciación, etc., con respecto al valor de la inversión. [33507] Por ejemplo, calcula que en Gran Bretaña, durante los años de 1928 a 1931,6 la inversión y la inversión neta fueron como sigue (aunque la inversión bruta para él es probablemente algo mayor que la inversión para mi, ya que puede incluir parte del costo de uso y no está claro hasta qué punto su "inversión neta" coincide con mi definición de este término): [33508] Kuznets ha llegado a una conclusión muy parecida al compilar las estadísticas de la Formación Bruta del Capital (Gross Capital Formation) -como él llama a lo que yo considero inversión- en Estados Unidos, en 1910-1933. [33509] El hecho físico, que es al que corresponden las estadísticas de la producción, es inevitablemente la inversión bruta y no la neta. [33511] "La dificultad -escribe- de pasar de la formación bruta de capital a la neta, esto es, la dificultad de hacer correcciones al consumo de los bienes durables existentes no es únicamente la falta de datos. [33512] El mero concepto del consumo anual de bienes que duran cierto número de años adolece de ambigüedades." [33513] Vuelve, por tanto, "al supuesto de que la partida de depreciación y agotamiento en los libros de las empresas describe correctamente el volumen del consumo de los artículos durables, terminados y en existencia, usados por ellas". [33514] Por otra parte, no intenta hacer deducción alguna con respecto a las casas y otros bienes durables en manos de los individuos. [33515] Sus interesantes resultados para Estados Unidos pueden resumirse en la forma siguiente: [33516] De este cuadro se destacan varios hechos. [33517] La formación neta de capital fue muy firme en el quinquenio 1925-1929, con sólo un aumento de 10 por ciento en la última etapa del movimiento ascendente. [33518] Las deducciones por los gastos que el empresario hace en reparaciones, sostenimiento, depreciación y agotamiento, se mantuvieron en una cifra alta aun en lo peor de la depresión. [33519] Pero el método de Kuznets seguramente debe llevar a una estimación demasiado baja del aumento anual en la depreciación, etc., porque calcula la última en menos del 11/2 por ciento anual de la nueva formación neta de capital. [33521] Lo anterior es, hasta cierto punto, una digresión; pero importa hacer resaltar la magnitud de la deducción que tiene que hacerse del ingreso de una sociedad que ya posee gran existencia de capital, antes de llegar al ingreso neto que generalmente está disponible para el consumo; porque si pasamos esto por alto podemos subestimar la pesada rémora que existe sobre la propensión a consumir, aun en condiciones en que el público esté dispuesto a consumir gran parte de su ingreso neto. [33522] Puede mencionarse, de paso, que el efecto de la política fiscal sobre el aumento de riqueza ha sido motivo de importante confusión, que, sin embargo no podemos examinar adecuadamente sin el auxilio de la teoría de la tasa de interés que se dará en el Libro IV. [33523] Las cifras reales consideran tan poco importantes que se publican con dos años o más de atraso. [33524] En el año que terminó en 31 de marzo de 1930, las autoridades locales gastaron £ 87.000,000 en bienes de capital, de los cuales £ 37.000,000 fueron proporcionados por los fondos de amortización, etc., de los gastos previos del mismo género: en el año que finalizó en 31 de marzo de 1933, las cifras respectivas fueron £ 81.000,000 y £ 46.000,000. [33525] Estas referencias están tomadas de un boletín (nº 52) del National Bureau of Economic Research, en el que se dan los resultados preliminares del libro en preparación del señor Kuznets. [33526] EL ESTADO DE LAS EXPECTATIVAS A LARGO PLAZO [33527] Hemos visto en el capítulo anterior que la escala de inversión depende de la relación entre, la tasa de interés y la curva de eficiencia marginal del capital correspondiente a diversas escalas de inversión corriente, en tanto que la eficiencia marginal del capital depende de la relación entre el precio de oferta de un bien de capital y su rendimiento probable. [33528] En este capítulo consideraremos con mayor detalle algunos de los factores que determinan dicho rendimiento. [33529] Las consideraciones en que se basan las expectativas sobre los rendimientos probables son, por una parte, los hechos que podemos dar por conocidos con más o menos certeza y, por otra, los acontecimientos futuros que sólo pueden preverse con relativa seguridad. [33531] Entre los últimos se cuentan los cambios futuros en la clase y cantidad de las existencias de bienes de capital y en los gustos de los consumidores; la fuerza de la demanda efectiva en diversos periodos, mientras dura la inversión de referencia, y los cambios en la unidad de salarios, en términos de dinero, que pueden ocurrir durante el mismo periodo. [33532] Podemos resumir la situación de las expectativas psicológicas sobre estos últimos puntos diciendo que es el estado de las expectativas a largo plazo , distinguiéndolas de las expectativas a corto plazo en que se basa el productor para estimar lo que podrá obtener de un producto cuando esté terminado, en el supuesto de que se decida a iniciar su producción en la actualidad con el equipo existente, lo que ya examinamos en el capítulo 5. [33533] Al planear nuestras expectativas seria torpe atribuir gran influencia a motivos que sean muy inciertos. [33534] Por tanto, es razonable dejarse guiar principalmente por los hechos que nos inspiren cierta confianza, aunque tengan una importancia menos decisiva para nuestros fines, que por otros pocos y vagamente conocidos. [33535] Por este motivo, los hechos propios de la situación presente entran, desproporcionadamente en cierto sentido, en la formación de nuestras expectativas a largo plazo, siendo nuestra costumbre fijarnos en la situación actual, para proyectarla en el futuro, modificándola únicamente según los motivos más o menos definidos que tengamos para esperar una variación. [33536] El estado de expectativa a largo plazo que sirve de base a nuestras decisiones, depende, por tanto, no sólo de los pronósticos más probables que podamos realizar, sino también de la confianza con que hagamos la previsión -de qué magnitud estimamos la probabilidad de que nuestro mejor pronóstico sea por completo equivocado-. [33537] Si esperamos grandes modificaciones pero estamos muy inseguros sobre la forma precisa en que ocurrirán, entonces nuestra confianza será débil. [33538] El estado de confianza , como se le llama, es un asunto al que los hombres prácticos conceden la atención más estrecha y preocupada. [33539] Pero los economistas no lo han analizado cuidadosamente y se han conformado como regla con estudiarlo en términos generales. [33541] Ni son dos factores separados, que afectan la tasa de inversión, es decir, la curva de la eficiencia marginal del capital y el estado de la confianza. [33542] El estado de la confianza tiene importancia porque es uno de los principales entre los factores que determinan la eficiencia marginal del capital, que es igual que la curva de demanda de inversión. [33543] Sin embargo, no hay mucho que decir a priori sobre el estado de la confianza. [33544] Nuestras conclusiones deben depender, esencialmente, de la observación real de los mercados y de la psicología de los negocios. [33545] Por este motivo la digresión siguiente se encuentra en un plano de abstracción distinto al de la mayor parte de este libro. [33546] Por motivos de conveniencia en la exposición supondremos en el estudio que vamos a iniciar sobre el estado de la confianza, que la tasa de interés no se altera; y procederemos en las secciones siguientes como si los cambios en el valor de las inversiones fueran consecuencia solamente de cambios de la expectativa de sus rendimientos probables y de ninguna manera de modificaciones en la tasa de interés a que se capitalizan dichos rendimientos. [33547] El efecto de las variaciones en dicha tasa se sobrepone fácilmente, sin embargo, al efecto de los cambios en el estado de la confianza. [33548] El hecho más destacado es lo extremadamente precario de las bases de conocimiento en que han de basarse nuestros cálculos de los rendimientos probables. [33549] Nuestro conocimiento de los sectores que regirán el rendimiento de una inversión en los años venideros próximos es frecuentemente muy ligero y a menudo desdeñable. [33551] De hecho, quienes intentan en serio realizar semejante estimación se encuentran en tal minoría que su conducta no gobierna el mercado. [33552] En otros tiempos, cuando casi todas las empresas eran propiedad de los empresarios o de sus amigos y asociados, la inversión dependía de que hubiera suficientes individuos de temperamento sanguíneo e impulsos constructivos, que emprendieran negocios como una forma de vivir, sin basarse en cálculos precisos acerca de las ganancias probables. [33553] El asunto era en parte una lotería, aunque el resultado final dependía mucho de si la habilidad y el carácter de los directores estaban por encima o por debajo del promedio. [33554] Algunos fracasarían y otros tendrían éxito; pero aún después de los acontecimientos nadie sabría si el promedio de los resultados, medido en las sumas de inversión, había excedido, igualado o quedado corto en relación con la tasa predominante de interés; aunque, si excluimos la explotación de los recursos naturales y los monopolios, es probable que el promedio de los resultados de las inversiones, aun en periodos de progreso y prosperidad, haya defraudado las esperanzas que indujeron a invertir. [33555] Los hombres de negocios jugaban un juego que era una mezcla de habilidad y suerte, cuyo resultado medio para los jugadores es desconocido para quienes participan en él. [33556] Si la naturaleza humana no sintiera la tentación de probar suerte, ni satisfacción (abstracción hecha de la ganancia) en construir una fábrica, un ferrocarril, una mina o una hacienda, no habría mucha inversión como resultado simplemente de cálculos fríos. [33557] Sin embargo, las decisiones de invertir en negocios privados del viejo tipo eran, en gran parte, irrevocables no solo para la comunidad en conjunto, sino también para los individuos. [33558] Con la separación entre la propiedad y la dirección que priva hoy, y con el desarrollo de mercados de inversión organizados, ha entrado en juego un nuevo factor de gran importancia, que algunas veces facilita la inversión, pero también contribuye a veces a aumentar mucho la inestabilidad del sistema. [33559] Cuando faltan los mercados de valores no tiene objeto intentar revaluar con frecuencia una inversión en la cual nos hemos comprometido. [33561] Es como si un agricultor, habiendo observado su barómetro después del desayuno, decidiera retirar su capital del negocio agrícola entre diez y once de la mañana y reconsiderar si debía volver a él posteriormente durante la semana. [33562] Pero las revaluaciones diarias de la bolsa de valores, aunque se hacen con el objeto principal de facilitar traspasos entre individuos de inversiones pasadas, ejercen inevitablemente influencia decisiva sobre la tasa de las inversiones corrientes; porque no tiene sentido crear una nueva empresa incurriendo en un gasto mayor que aquel a que se puede comprar otra igual ya existente, mientras que hay un incentivo para gastar en un nuevo proyecto lo que podría parecer una suma extravagante; si puede venderse en la bolsa de valores con una ganancia inmediata. [33563] Por eso ciertas clases de inversiones se rigen por el promedio de las expectativas de quienes trafican en la bolsa de valores, tal como se manifiesta en el precio de las acciones, más bien que por las expectativas genuinas del empresario profesional. [33564] ¿Cómo se manejan, entonces, en la práctica, estas revaluaciones tan importantes de las inversiones existentes que se realizan cada día y aun cada hora? [33565] En la práctica hemos convenido tácitamente, por regla general, en referirnos a lo que en realidad es una convención . [33566] La esencia de ésta -aunque desde luego no funciona con tanta sencillez- está en suponer que la situación existente en los negocios continuará por tiempo indefinido, excepto cuando tengamos razones concretas para esperar una modificación. [33567] Esto no quiere decir que en realidad creamos en la duración indefinida del estado actual de los negocios. [33568] Sabemos por experiencia repetida que esto es lo más improbable. [33569] Los resultados efectivos de una inversión a largo número de años rara vez coinciden con las expectativas originales. [33571] En efecto, estamos suponiendo que la valuación existente en el mercado, independientemente de cómo se ha llegado a ella, es correcta únicamente en relación con nuestro conocimiento actual de los hechos que influirán sobre el rendimiento de la inversión; y que sólo cambiará en proporción a las variaciones en dicho conocimiento; aunque, filosóficamente hablando, no puede ser del todo correcto desde el momento que nuestro conocimiento actual no nos da bases suficientes para una expectativa matemática calculada. [33572] En realidad, en las valoraciones del mercado entran consideraciones de todas clases que de ninguna manera se relacionan con el rendimiento probable. [33573] No obstante, el método convencional de calcular antes mencionado será compatible con una considerable permanencia y estabilidad en nuestros asuntos, mientras podamos confiar en la continuidad de la convención . [33574] Porque si existen mercados organizados para la invasión y si podemos confiar en que el convenio no variará, un inversionista puede legítimamente animarse con la idea de que el único riesgo que corre es el de un cambio real en las condiciones del futuro inmediato , sobre cuya probabilidad puede intentar formarse un juicio propio, y que no es probable que el cambio sea muy grande; pues suponiendo que la convención siga en pie, estos cambios son los únicos que pueden afectar el valor de su inversión y no necesita perder el sueño por el simple hecho de no tener idea de lo que podrá valer diez años más tarde. [33575] Así la inversión se vuelve razonablemente "segura" para el inversionista individual en periodos cotos, y, en consecuencia, en una sucesión de los mismos, no importa cuantos, si puede confiar razonablemente en que no se quebrantará la convención y en que, por tanto, tendrá oportunidad para revisar sus conclusiones y modificar la inversión antes de que haya tiempo suficiente para que ocurran grandes alteraciones. [33576] De este modo, las inversiones que son "fijas" para la comunidad se vuelven "líquidas" para el individuo. [33577] Estoy seguro de que nuestros principales mercados de inversión se han desarrollado siguiendo lineamientos parecidos; pero no debemos sorprendernos de que una convención tan arbitraria desde un punto de vista absoluto tenga sus puntos débiles. [33578] El que sea precario es lo que crea una parte no pequeña de nuestro problema contemporáneo de lograr un volumen suficiente de inversión. [33579] Pueden mencionarse brevemente algunos de los factores que aumentan esta debilidad. [33581] Las fluctuaciones diarias de las ganancias de las inversiones existentes, que son a todas luces de carácter efímero y poco importante, tienden en, conjunto a tener una influencia excesiva y aun absurda sobre el mercado. [33582] Se dice, por ejemplo, que las acciones de las compañías manufactureras de hielo norteamericanas tienden a venderse a un precio más alto en verano, cuando sus dividendos son estacionalmente elevados, que en invierno, cuando nadie quiere ese producto. [33583] La repetición de los días de fiesta oficiales puede elevar la valoración del mercado del sistema ferrocarrilero británico en varios millones de libras esterlinas. [33584] Una valoración convencional que se establece como resultado de la psicología de más de gran número de individuos ignorantes está sujeta a modificaciones violentas debidas a un cambio violento en la opinión como consecuencia de factores que en realidad no significan gran cosa para el rendimiento probable, ya que no habrá motivos de convicción fuertemente arraigados para mantenerla con firmeza. [33585] En tiempo anormales, particularmente cuando la hipótesis de una continuación indefinida del estado actual de los negocios es menos probable que de ordinario, aun cuando no existan motivos expresos pata anticipar un cambio definido, el mercado estará sujeto a oleadas de sentimientos optimistas o pesimistas, que son irrazonables y sin embargo legítimos, en cierto sentido, cuando no hay bases sólidas para un cálculo razonable. [33586] Pero hay un rasgo distintivo que merece nuestra atención. [33587] Podría haberse supuesto que la competencia entre los profesionales expertos, que ponen más juicio y conocimiento que el inversionista privado medio, corregiría las extravagancias del individuo ignorante abandonado a sí mismo. [33588] Sucede, sin embargo, que las energías y la habilidad del inversionista profesional y del especulador están ocupadas principalmente en otra parte. [33589] Porque la mayoría de estas personas no está, de hecho, dedicada en primer término, a realizar previsiones superiores a largo plazo respecto al rendimiento probable de una inversión por todo el tiempo que dure, sino a prever cambios en las bases convencionales de valuación con un poco más de anticipación que el público en general. [33591] Más aún, esta conducta no es resultado de una inclinación disparatada. [33592] Es consecuencia inevitable de un mercado de inversión organizado de acuerdo con las normas descritas; porque no es sensato pagar 25 por una inversión cuyo rendimiento probable se cree que justifica un valor de 30, si al mismo tiempo se supone que el mercado lo estimará en 20 tres meses después. [33593] De este modo, el inversionista profesional se ve forzado a estar alerta para anticipar esos cambios inminentes, en las noticias o en la atmósfera, que, según la experiencia demuestra, tienen más influencia sobre la psicología de masa del mercado. [33594] Éste es el resultado inevitable de los mercados de inversión que se organizan para lograr lo que se llama "liquidez". [33595] Entre las máximas de la finanza ortodoxa, ninguna, seguramente, es más antisocial que el fetiche de la liquidez, la doctrina según la cual es una virtud positiva de las instituciones de inversión concentrar sus recursos en la posesión de valores "líquidos". [33596] Olvida que las inversiones no pueden ser líquidas para la comunidad como un todo.